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Trump y Putin en su mano a mano en Anchorage, donde Trump tendió la alfombra al ruso, que deja de ser un pararia internacional, como lo ha sido durante tres años. Foto Reuters. Fuente BBC.
Hace más de tres años me atreví a avanzar los elementos que podrían ser negociados para conseguir una paz en Ucrania. No ha habido un vencedor claro. Putin no logró conquistar Kiev en su «operaciónmilitarespecial«, pero está ganando la guerra de desgaste en el este del país, con superioridad de soldados y armamento. En esta situación de empatetáctico, Trump se ha rendido a Putin con la esperanza de lograr cualquier acuerdo que pudiera avanzar pasos hacia su anhelado premio Nobel de la Paz.
Por lo que sabemos parece que a Zelenski, se le va a hacer (en el estilo mafioso de Trump) una oferta que no va a «poder rechazar», so pena de dejar recibir armas de Washington, ignorando que si así lo hace violaría la Constitución de Ucrania y se convertiría en traidor y quedaría en una muy difícil situación interna (quizá uno de los puntos secretos del acuerdo es sustituir a Zelensky por un gobierno prorruso ) Lo que sabemos de ese acuerdo, que los europeos quieren moderar :
**Ucrania entrega Crimea, invadida subrepticiamente y sin disparar un tiro en 2014. Una región históricamente rusa que Jhruchesv entregó a Ucrania en 1959, pero que forma parte de las fronteras reconocidas internacionalmente de Ucrania. En una verdadera negociación se podría haber intercambiado la entrega permanente a Rusia del puerto de Sebastopol, sede de la flota rusa, a cambio de un referendum limpio y justo sobre la soberanía de la península. Otras partes del acuerdo Putin-Trump:
**Después de una guerra, en la que Ucrania ha puesto los muertos y un país destrozado, los europeos han impuesto unas sanciones que ha dañado sus economías, todo eso para reconocer a Rusia todas sus reivindicaciones máximas, sin ni siquiera negociar.
**Rusia unilateralmente declaró constitucionalmente parte de la federación rusa a las repúblicas de Lugans y Donetsk, cuyos territorios Rusia ocupa completamente, pero también Jerson y Jarkov y Zaporiya, que solo ocupa parcialmente. Es la única concesión que parece dispuesto a hacer Putin es congelar la líneas de frente, renunciando a incorporar a la Federación rusa esos territorios.
**Ucrania no podría ingresar en la OTAN (algo que la alianza tampoco creo que desee sinceramente), pero recibiría garantías de seguridad, semejantes al art. 5 del Tratado del art. del Tratado del Atlántico Norte) esto es,»formalmente» un grupo de estados europeos, con armas compradas a EEUU y con su coordinación se comprometen a defenderla si fuera atacada.
**Rusia no quiere un alto el fuego, sino una negociación global, que afronte las «causas profundas del conflicto», esto es el derecho de Ucrania a existir fuera de la esfera imperial de Rusia. En cualquier caso, la congelación de las líneas del frente (única concesión rusa) no sería más que una pausa, puesto que como el acuerdo no es satisfactorio para las pretensiones de ninguna de las dos partes, en cuanto se recuperaran volverían los combates.
Estamos ante un nuevoYalta. Sin que Putin haya ganado ninguna guerra, Trump reconoce a Rusia implícitamente su propia área de influencia (todos los países que formaron parte de la URSS o del imperio de los zares, especialmente los ortodoxos). Seguramente Trump habrá reservado para EEUU el aprovechamiento de los recursos de Ucrania y para sus empresas inmobiliarias el negocio de la reconstrucción.
Desde que el Tratado de Westfalia de 1648, declarara las fronteras intangibles y cada vez que una potencia las ha violado Europa ha entrado en un ciclo de guerras. Entregando Ucrania a Rusia, Putin amenaza directamente a Moldavia, Georgia, Estonia, Polonia y Finlandia (por algo el país nórdico con una eficaz defensa propia habrá ingresado en la OTAN).
Además es echar fuego en un continente donde abundan las reivindicacionesterritoriales y los irredentismos étnicos, sin que sea exhaustiva y sin ordenar, aquí la lista de estos posibles conflictos:
**Húngaros/rumanos
**Húngaros/eslovacos
**Croatas/eslovenos
**Polacos/alemanes
**Italianos/austriacos
Serbia/Kosovo
**Macedonia del Norte/Grecia
**Kosovo/Albania
**Macedonia del Norte/Albania
**Bulgaria/Macedonia del Norte
**Serbia/Hungría
Si el mal ejemplo prende, Trump volcado en su rivalidad con China dirá que ese es un conflicto que tienen que resolver los europeos, con su solución mágica, comprar armas a sus industrias de armamento.
Captura del ominoso vídeo «Riviera Gaza» Netanyahu y Trump en un supuesto resort Trump Gaza. Realizado con Inteligencia Artificial. Un ejemplo de un «deep fake» para construir una burbuja de posverdad.
Sumario
Como la entrada ha quedado muy larga incluyo aquí un pequeño sumario.
En las esferas de la posverdad, verdad o mentira son irrelevantes, de lo que se trata es de compartir experiencias emocionales que refuerzan nuestra adhesión a los nuestro/los nuestros. El llamado periodismo ciudadano no ha democratizado la comunicación, pero ha contribuido a debilitar al periodismo profesional. Las redes sociales han fragmentado más la esfera pública y al almacenar nuestros datos han hecho posible ataques para manipular nuestra conducta con fines políticos . La única solución es la alfabetización mediática.
(Por favor leed la entrada, aunque sea en diagonal)
La posverdad
La realidad ya no existe. No se trata del «cristal con que se mire», sino de crear hechos alternativos. No se pretende que creamos que son verdad; su objetivo es reforzar mediante experiencias emocionales la adhesión a una causa o a un personaje público.
Las redes sociales y las esferas de posverdad fragmentan la esfera pública comunicativa, de modo que cada vez es más difícil mantener un espacio de reflexión social compartido en el que se construya la opinión pública. Las esferas de posverdad se construyen en torno a fracturas sociales.
Con el vídeo «deep fake» (realizado con Inteligencia Artificial) Riviera Gaza no se pretende tanto mostrar un programa inmobiliario en el que las empresa de Trump ganarían millones, como deshumanizar a los palestinos (danzarinas barbudas) y masas a las que se apacigua lanzando desde el aire billetes. El objetivo último es legitimar la expulsión de la población, un elemento más en el proceso del genocidio contra los palestinos.
Cuando Trump dice que los refugiados haitianos se comen las mascotas en la pequeña ciudad de Sprinfield no pretendía que nadie creyera un bulo tan evidente, sino encuadrar la campaña en el tema de inmigrantes y refugiados. Kamala Harris entró al trapo, lo que no favoreció su campaña porque tuvo que jugar en un campo delimitado por su rival. De paso, el bulo hizo la vida más difícil a los haitianos de Sprinfield.
Medios y organizaciones han creado sistemas de verificación para combatir a los bulos: pero de nada valen porque no se trata de conocer la verdad o la mentira sino de adherirnos a causas y personajes y desahogar frustraciones o anhelos. Ya se puede recomendar que no se reenvié ninguna información de la que no conste su verificación. Daremos al botón de compartir siempre que refuerce nuestras ideas o intereses.
Para que una sociedad se divida en burbujas de posverdad es necesario que esa sociedad esté profundamente fracturada y que personajes públicos (políticos, empresarios, líderes religiosos) quieran explotar esas fracturas.
De nada valen las normas restrictivas. La única solución es la alfabetización mediática. George Lakoff, el padre la teoría del encuadre, propone neutralizar las mentiras de Trump simplemente dejando de discutir sobre él.
La falsa promesa del periodismo ciudadano
Muchas veces los que hemos trabajado en televisión fuimos recibido en una cobertura al grito de «Televisión manipulación». Más allá del rechazo de un medio concreto, el grito reflejaba la desconfianza de cierto sectores a los medios profesionales.
La alternativa ofrecida a partir de 2005 era el llamado periodismo ciudadano. En el marco de un movimiento más amplio de rechazo a las mediaciones sociales (periodistas, profesores, políticos y, en mucho menor medida, sanitarios, porque con las cosas serias no se juega) se piensa que con los nuevos medios tecnológicos, cualquier persona puede contar en Internet lo que ve: incluso mostrarlo visualmente, usando primero cámaras sencillas y luego los llamados teléfonos inteligentes, con dispositivos de fotos y vídeos más potentes que los profesionales.
«El periodismo ha muerto» se proclamó. Todavía me duele que mis alumnos que teóricamente querían ser periodistas profesionales. de un día para otro, decúan que lo que ellos querían era citizen journalists. Es cierto que en algunos casos testigos presentes hacen notables coberturas, donde no hay medios profesionales. El caso más temprano que ahora recuerdo es el ataque terrorista contra los hoteles de Bombay en 2008. El periodismo ciudadano no ha tenido nunca los requisitos de calidad del periodismo profesional, ni desde el contenido, ni desde la forma y menos desde las exigencias éticas.
Muchas coberturas que se presentan como periodismo ciudadano son en realidad relatos de parte, como ocurrió en la guerra de Siria, en la que los grupos yihadistas usaban sus vídeos como propaganda., mostrando decapitaciones y obligando a sus cautivos. algunos de ellos periodistas a repetir consignas e incluso a compartir sus crímenes. A Siria era imposible ir porque los periodistas eran objetivo principal de los yihadistas.
Quizá el caso más noble de periodismo ciudadano ha sido la cobertura realizada por periodistas y vecinos locales en la guerra de Gaza, puesto que Israel prohibió la entrada en la Franja a los medios internacionales. Ellas han sido los testigos del genocidio y nuestros ojos en la Franja.
Ahora Musk enardece a las bases republicanas invitándoles a utilizar X y diciéndoles que ellos son los medios, mientras la masa abuchea a los periodistas. Trump ha señalado repetidamente como el enemigo a los medios (el único contrapeso, ahora que domina todas las instituciones).
Cuando nos encerramos en una burbuja de posverdad, la esfera pública se fragmenta y el diálogo social es imposible. Internet prometía una esfera pública sin límites de tiempo ni espacio, ni censuras ni públicas ni privadas. El primer síntoma de que esta utopía comunicativa no funcionaba fue el abuso de los comentarios que todos los medios añadieron a sus informaciones y que pronto se convirtieron en espacios de insultos y desahogos personales que nada tenían que ver con el asunto de la información.
Las redes sociales
Nacidas teóricamente para comunicarnos con contactos conocidos a lo largo de la vida (y con sus contactos, que, en teoría pueden conectarnos con cualquier habitante de la tierra en tres saltos) pronto se convierten en un vehículo de información con trascendencia política y social, aunque no necesariamente se presenten como tales.
El objetivo confesado de las redes es obtener beneficios vendiendo publicidad y para ello buscan el mayor número posible de clics y para eso el tráfico está dirigido por algoritmos opacos. Cuanto más emotiva o más ofensiva sea la información más posibilidades de ser remitida será.
El algoritmo nos conoce y nos enviará la información que más acorde esté con nuestras ideas y personalidad. En realidad el negocio más potente es almacenar nuestros datos y venderlos perfilados para manipular nuestro comportamiento.
Estas eran la reglas de las redes desde su nacimiento. Pronto profesionales del marketing comercial y político crean falsos perfiles (bots) que interactúan automáticamente fingiendo ser personas. Los bots fueron esenciales en las campañas de intromisión rusa en las elecciones norteamericanas y en el referéndum del Brexit (caso Cambridge Analytica, al final de esta entrada hay un vídeo incrustado sobre este caso).
Los mensajes de las redes son cortos, lo que no favorece la reflexión, sino la confrontación. Como dan prioridad a los mensajes polarizadores y cuestionadores del sistema, son un terreno propicio para el cuestionamiento de la democracia (como sistema establecido) por la extrema derecha.
Los jóvenes viven en un universo de pantallas, en el que juegan, se divierten y se relacionan. Según algún estudio entre los 25 y 34 años hasta un 65% se informan exclusivamente por las redes sociales. De modo que, la fragmentación de la esfera pública no solo es ideológica, sino muy señaladamente generacional.
La Inteligencia Artificial nos ofrece la posibilidad de crear falsos vídeos («deep fake») lo que hace más fácil hacer pasar por verdad los «hechos alternativos» y denigrar o ridiculizar al adversario. El espacio digital es cada vez más un espacio para la guerrilla y la confrontación y menos apto para la interacción civilizada.
Los «deep fake» ya han llegado a la política española, lo que no augura nada bueno para la convivencia democrática.
La burbuja de Putin
Putin ha roto la esfera pública persiguiendo la libertad de expresión. El relato oficial es que Rusia sigue siendo la «nueva Roma» que preserva la civilización occidental del desorden democrático y de la degeneración de la «teoría de género» y la extensión de la homosexualidad.
Rusia es el faro de Eurasia y su destino es reagrupar bajo su liderazgo a los pueblos que formaron parte del Imperio de los zares o de la URSS. Disentir de tal relato puede llevar a la cárcel o las nuevas formas de Gulag.
El país solo puede ser gobernado por un «hombre fuerte», apoyado en el «aparato de seguridad». Rusia está rodeada de enemigos, que quieren imponerla el desorden de la democracia y reducir su esfera de influencia. De cortejar a la UE y a la OTAN como socios, se pasó a considerarlos enemigos (sin perjuicio de que como explica Jeremy Sachs Occidente ninguneara a Rusia)
Ya hemos citado las interferencias rusas en las elecciones norteamericanas y su lanzamiento de bulos como el pizzagate (que Hillary Clinton dirigía una red de pederastas desde una pizzería de Washington). En el caso del apoyo a Trump parece claro que se buscaba un presidente más dócil; pero en la posible intervención en el Brexit solo se buscaba crear división; sería también el caso de Cataluña; o el de convocar en las redes sociales a través de bots una manifestación supremacista blanca y otra contra el racismo.
La burbuja de Trump
El relato de Trump es bien conocido «Hagamos Grande de Nuevo a América» (MAGA, en sus siglas en inglés.
Las líneas de fractura son históricas. La más importante la racial, de donde derivan las demás. Recomiendo la lectura del ensayo «La gran fractura americana» de Cristina Olea (corresponsal de TVE en Washington). No hay que olvidar que los negros no consiguieron sus derechos civiles hasta los años 60 del pasado siglo, tras un gran movimiento cívico. En las cárceles sigue habiendo un porcentaje desproporcionado de afroamericanos.
Además está la fractura entre la ciudad y el campo. Y más decisivo entre las élites cultivadas y las clases populares, víctimas de la globalización. Trump encarna como nadie esa brecha, magnate inmobiliario tosco e inculto; estrella mediática que pone es espectáculo sobre todo y que gobierna como si se tratara de un reality show…
Y que tiene una relación especial con otro hombre fuerte, Putin. Está dispuesto a conducir las relaciones internacionales con el regreso a un imperialismo con métodos mafiosos. Por cierto, Martin Barron (que fue director del Washington Post en su libro «Collision of powers» sugiere que los servicios secretos rusos tienen del presidente de Estados Unidos lo que en Rusia llaman un kompromat un dosier comprometedor que mostraría alguna perversión sexual, que podría estar sirviendo a Putin para hacer chantaje a Trump.
La burbuja nacional
Me cuesta entrar en este tema. España ha sido un país dividido, al menos desde la Ilustración. Todas estas fracturas condujeron a la Guerra Civil, propiciada por militares que dieron un golpe fallido contra la república democrática. Siguieron 40 años de una dictadura que pulverizó nuestros derechos, con épocas más crueles y otras más débiles.
A la muerte del dictador, todos enterraron las ofensas y después de una transición que no se hizo en los reservados de los restaurantes, sino gracias a la presión de las fuerzas populares en la calle, lo que les costó a estas fuerzas decenas de muertos.
Finalmente en 1978 pactamos una Constitución, en la que todos cedieron y parecía que a todos nos albergaba. Creo que fue un Constitución progresista difícil de conseguir hoy. Pero quedaron flecos sin cerrar.
Se olvidó que miles de represaliados por el franquismo yacían todavía en las cunetas y que merecían reparación. Y que a la amplísima autonomía reconocida a las comunidades históricas, muchos de sus dirigentes aspiraban lisa y llanamente a la independencia, con el chantaje en el País Vasco del terrorismo de ETA, espada que ha pesado sobre la democracia española durante 4 décadas.
La Constitución hace un desarrollo garantista de los derechos civiles., pero los derechos sociales quedaron reducidos a directrices de la política económica y social; lógicamente en situación de crisis económica estos derechos se ven reducidos.
Resumo las brechas españolas:
Franquismo/antifranquismo. Nadie defiende abiertamente la dictadura, pero muchos la blanquean e incluso hay quien se atreve a decir que el gobierno de Sánchez es una dictadura peor que la de Franco.
Españolismo/separatismo. La deriva del catalanismo del pactismo a la confrontación ha sido el mayor efecto polarizador de la vida nacional.
Desigualdad económica/igualitarismo. Una fractura en relación a la política económica y muy destacadamente la fiscal y los servicios públicos. La crisis de 2008 rompió el bipartidismo con un partido más a la izquierda (Podemos), otro de Centro (Ciudadanos) y otro de extrema derecha (Vox)
Tradicionalistas /cosmopolitas. Como en otros lugares hay una división entre los partidarios de los valores tradicionales y los que apuestan por valores como la ayuda al desarrollo o la lucha contra el calentamiento global.
Feminismo/Antifeminismo. Sorprendentemente un porcentaje de varones jóvenes piensan que el feminismo ha llegado demasiado lejos. Hay una fractura hombres/mujeres. Ellas son mejores estudiantes, pero siguen teniendo la carga de las obligaciones familiares,
Integración de extranjeros e inmigrantes/En contra de la inmigración. Como en otros países, en estos momentos es una de las fracturas más importantes.
No necesariamente estas fracturas se ordenan en el eje izquierda derecha. Muchos hombres jóvenes son igualitaristas, pero antifeministas.
El escándalo de Cambridge Analytica en CNN en Español.
La guerra no empezó en 2022 con la invasión masiva, sino en 2014, con la anexión de Crimea y la promoción de la secesión de los territorios del Donbás, mayoritariamente ruso parlantes. Entonces no se hizo nada y Putin siguió adelante con sus planes.
La narrativa rusa es que se estaba protegiendo a estas poblaciones contra el golpe nazi, que dicen fue la rebelión del Maidán. Es cierto que la lengua rusa no era oficial, pero nadie era castigado por hablarla. El conflicto se cerró en falso con los acuerdos de Minsk, que no respetaron ninguna de las dos partes, como puede ocurrir con la tregua que se prepara ahora, sin abordar una negociación en profundidad sobre los elementos en juego.
Por muchas torpezas y acciones poco amistosas de la OTAN, para Putin el peligro era doble: el mal ejemplo de una democracia en un territorio próximo y que el Mir Ruso (su último objetivo estratégico) no podía estar completo sin Ucrania.
Así que en este nuevo reparto de zonas de influencia que se prepara, los países europeos tendrán que vérselas solos ante un Putin expansionista, que puede tener entre sus objetivos cualquier país históricamente perteneciente al imperio zarista o la URSS (por supuesto Moldavia, Georgia, Lituania y hasta Finlandia y Polonia) en una nueva guerra fría cuya frontera estaría en Ucrania (dice Jodorkovsky, que conoce bien a Putin).
Ante la evidencia de que EEUU, al menos con Trump, no seguirán prestando un paraguas defensivo a Europa, el Consejo Europeo (los líderes de los 27 ) ha decidido reforzar la defensa europea; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado un plan de rearme por valor de 800.000 millones de euros y ha adelantado algunas formas de financiación, desde el levantamiento de los límites fiscales hasta mutualización de la deuda. No es extraño que las compañías de armamento hayan dado un salto en sus cotizaciones. Se pague como se pague, los paganos serán los europeos que verán reducido el gasto social y el dedicado a la transición verde.
Solo un proceso de desarme mutuo y un sistema de seguridad europeo podría superar esa nueva guerra fría. La OTAN ha perdido toda su credibilidad y su capacidad de distensión y un ejército europeo sería un elemento de disuasión y, desde luego, un paso adelante en el proceso de integración europeo.
La seguridad estratégica va más allá de los ejércitos. Seguridad es tener no solo una industria armamentística con grades capacidades tecnológicas. También seguridad es tener industrias básicas que garantice el suministro de mascarillas o moléculas para fabricar medicamentos esenciales, sin depender de otra potencias.
Lo esencial es saber hasta que punto los estados miembros quieren llevar la asistencia mutua (art. 42.7 del Tratado de la Unión) que no parece tener el alcance del art. 5 del Tratado de la Alianza Atlántica que considera una agresión a todos los miembros la agresión a cualquiera de ellos.
De hecho, la mayor institucionalización lograda es un proceso de cooperación reforzada (PESCO). La UE definió en 2023 sus objetivos estratégicos para una década en la BRÚJULA ESTRATÉGICA (que a la luz de lo ocurrido en los tres últimos años requiere una revisión profunda).
Europa debe dotarse de un sistema militar defensivo que le permita sentarse en la mesa de negociación para establecer un sistema de seguridad europeo.
Cualquier carrera de armamento conduce a la guerra, como fue el caso de Gran Guerra. Pero Europa solo podrá estar en una mesa de negoción con sus propias capacidades. En la UE solo Francia tiene fuerzas nucleares propias, que Macron dice estar dispuesto a ofrecer como un paraguas defensivo para los 27. UK no solo está fuera de la UE sino que, además, sus armas atómicas son de origen estadounidense y están sometidas a supervisión de Washington.
Malos tiempos, pero solo se puede negociar un marco de seguridad, que se base en el derecho internacional. Pero a la negociación hay que llegar poniendo sobre la mesa un cierto peso militar.
POST SCRIPTUM debate sobre el pacifismo
Un amigo me contesta privadamente a esta entrada:
«Haz el amor y no la guerra; ¿dónde ha quedado este lema de nuestra juventud? Hippies, Beatles, Joan Báez, Donovan, …todos creídos y convencidos de que la paz no solo era deseable, sino posible. Ahora resulta que hay que rearmarse, y lo dicen con toda naturalidad. Nos han vuelto a engañar. No tenemos remedio.
Mi respuesta:
«Es todo muy triste. Pero entonces había dos bloques bien definidos, que se contenían el uno al otro. Las guerras (por delegación) eran lejanas (Vietnam, Camboya, Angola) o impuestas irracionalmente (Irak) .Pero ahora están muy cerca. Antes se enfrentaban capitalismo y comunismo y ahora democracia liberal (igualdad, legalidad, solidaridad) frente autocracias iliberales (religión,familia, patria, raza, machismo). Al final, es la lucha entre potencias(EEUU, Rusia, China) por dominar el mundo y a nosotros nos han cogido en medio. No sé como saldremos de ésta ni si un movimiento pacifista puede limitar las amenazas, que son bien reales. El movimiento tendría que surgir en Rusia, pero allí el que sale a la calle se juega la vida».
Para completar añado el enlace a un texto de Rafael Fraguas en el que critica las veleidades belicistas de la UE: ¿Dónde vas Europa?
Reunión de Putin y Trump en la cumbre del G20, en Hamburgo en julio de 2017. A la salida Trump desacreditó la versión de sus servicios secretos, según la cual, Rusia había intentado influir en las elecciones. Dijo que la negativa de Putin le parecía más creíble.
No sabemos los detalles de la conversación telefónica de 90 minutos, de hace una semana. Pero por las manifestaciones de sus representantes en Europa parece que lo que han pactado ambos presidentes es entregar Ucrania a Rusia, que Moscú consolide sus conquistas territoriales en Ucrania. Ahora las conversaciones en Ryad darán forma a ese acuerdo telefónico (sin participación ni de Ucrania ni de la UE) y sin que se negocie a partir de los intereses legítimos de ambas partes (véanse elementos para la paz en Ucrania).
El pacto de Múnichde nuestra generación. por su contenido y por el lugar donde han ido conociéndose algunos de sus datos (En la Conferencia de Seguridad de Múnich).
No parece exagerado comparar el acuerdo Trump-Putin con el Pacto de Múnich. En septiembre de 1939 se reunieron en Múnich Hitler, Mussolini y los primeros ministros de Francia y Reino Unido, Daladier y Chamberlain para decidir la suerte de los Sudetes, una región checa de mayoría germano parlante. Francia y Reino Unido pensaban que entregando esta región a Hitler evitaban la guerra con Alemania.
Cuando aterrizó en Londres un exultante Chamberlain proclamó que había logrado la «paz para una generación». El apaciguamiento no sirvió más que para Hitler se creciera y siguiera con su rearme. En marzo del 39 invadió Checoslovaquia. Francia y Alemania no hicieron nada y el 1 de septiembre del 39 Hitler atacó a Polonia y Reino Unido y Francia no tuvieron más remedio que declarar la guerra a Alemania.
Es el momento de recordar que Europa no provocó la invasión de Putin a Ucrania. Juan González lo explica en este hilo de Twitter.
La prevista entrevista entre Trump y Putin puede ser una reedición de la conferencia de Yalta, porque además de entregar Ucrania podrá servir para repartirse esferas de influencia: Eurasia para Rusia; Oriente Próximo e Indo Pacífico para EEUU y por supuesto también su tradicional patio trasero (América Latina); África quedaría como un territorio en disputa entre China, Europa y Rusia. Ni que decir que este reparto sin contar con China sería inestable y fuente de conflictos.
¿Qué vas a conseguir en una negociación si de entrada ya das a la otra parte sus máximas reivindicaciones? En el futuro de Ucrania, los europeos no tendrán ningún papel más que pagar la reconstrucción, pero EEUU ya se reserva una parte importante del pastel de lo que quede de Ucrania, un alto porcentaje en la explotación de las tierras raras. (No descartaría que Trump reservara para sus empresas un lucrativo papel en la reconstrucción mil millonaria, pagada por los europeos).
Consecuencias de la entrega de Ucrania:
Ambos bandos están exhaustos. La diferencia es que Rusia tiene más capacidad de reclutamiento y la vida de sus soldados cuenta poco.
Más que un acuerdo de paz será un alto el fuego. Rusia y Ucrania (si sigue existiendo) volverán a la guerra en cuanto se recuperen. Ucrania no puede aceptar que un 45% de su territorio le sea arrebatado.(Crimea, el Donbás y parte de Jersón, Jarkov y Zaporiya). Rusia puede lanzar nuevas operaciones militares para hacerse con toda Ucrania, un Estado que consideran artificial por ser parte esencial de la Santa Rusia.
En lugar de un nuevo ataque militar contra Ucrania, es más probable es que Putin promueva una rebelión contra Zelensky, en un país desangrado y frustrado, para instalar un gobierno títere en Kiev.
Las fronteras dejarán de ser sagradas. A partir de esa victoria, Putin amenazara a toda Europa, sobre todo a los territorio menos integrados y divididos como Moldavia o Georgia. Aumentará su influencia en lo Balcanes orientales, que se alejarán de Bruselas.
Las democracias europeas se verán hostigadas por la alianza de extrema derecha de Putin y Trump.
No podría descartarse tampoco una operación militar contra el corredor de Suwalski, que une Lituania con Polonia. Si se cortara este corredor, el enclave ruso de Kaliningrado podría unirse con Bielorrusia, el estado vasallo de Rusia.
Europa se queda sola, EEUU deja de ser aliado, para convertirse en adversario comercial y político, que interfiere para fomentar a la extrema derecha. Europa tendrá que rearmarse, ahora estará entre la presión de Rusia y EEUU. China ya se ofrece como socio fiable.
La OTAN está virtualmente muerta. Construir un ejército europeo tendrá un enorme coste, tanto si se financia nacionalmente, como mancomunadamente por la UE. En esta opción «cañones en lugar de mantequilla» padecerán los servicios públicos y las clases populares. Crecerá el malestar social.
La adquisición de armamento favorecerá a EEUU. La industria europea no está en condiciones de rivalizar, pero en lugar de buscar armas ultra sofisticadas Europa debiera desarrollar armas defensivas más sencillas (Una lección militar de la guerra de Ucrania es la importancia de los drones, relativamente baratos, comparados con los cazabombombarderos)
EEUU pierde su reputación de gran potencia. Deja de ser un aliado fiable. Europa tiene que buscar nuevas alianzas con Brasil, la India, Sudáfrica, Canadá o Australia. China es una autocracia rival en lo ideológico y en lo comercial, pero con la que podrían encontrarse áreas de cooperación, como, por ejemplo, la lucha contra el calentamiento global.
Putin dejará de ser un paria internacional y su dictadura será más fuerte.
POST SCRIPTUM
Añado aquí un relato muy distinto, el de mi amigo Javier Sáenz, convencido de que la OTAN es responsable de la guerra por sus provocaciones a la seguridad de Rusia. Puede verse en este enlace «el acercamiento USA-Rusia y la patética Europa». No estoy de acuerdo, pero tiene que haber pluralidad de puntos de vista.
Edificio en llamas en Jarkóv. (Oleksandr Lapshyn/Reuters)
Desde el 24 de febrero, se desarrolla una terrible guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. No me atrevo a decir que el plan ruso ha fracasado, pero desde luego Putin no ha resuelto la situación a su favor en pocos días, como muchos pensaban, de modo que ahora nos encontramos en plena guerra de atricción, con asedio y destrucción de ciudades por los bombardeos, dejando que luego mercenarios liquiden las bolsas de resistencia. Es la táctica empleada en Chechenia y Siria, en este caso, usando además el arsenal más moderno como los misiles hipersónicos.
Más allá de la propia guerra, en este mes se han registrado unos cuantos cambios históricos.
El peligro de la guerra nuclear
Desde la crisis de los misiles de 1962, el mundo nunca ha estado tan cerca del enfrentamiento nuclear. Putin ha amenazado con su uso, si Rusia hacía frente a una amenaza existencial y ha sugerido que las sanciones lo son. Ha lucido sus misiles hipersónicos indetectables, por el momento con carga convencional. Un fiasco total en Ucrania aumenta el riesgo del uso de, al menos armas nucleares tácticas sobre el terreno.
La globalización, herida
Las sanciones económicas y financieras se llevan por delante buena parte de los presupuestos de la globalización: libre movimiento de mercancias, capitales y servicios.
Éxodo de refugiados
El mayor en Europa desde la II Guerra Mundial. Con nuestro eurocentrismo olvidamos que en Colombia hubo durante mucho años 6 millones de desplazados internos.
Reforzamiento de la OTAN
Del «encefalograma plano (Macron dixit) a tener cola de candidatos, incluidas Suecia y Finlandia y el reforzamiento de los presupuestos militares de los socios. En este sentido Putin tiene ahora efrente una OTAN más fuerte.
Cohesión de la UE
A diferencia del tradicional método comunitario, lento y lleno de salvedades, en esta ocasión todos los miembros ha reaccionado a una con inusitada unidad y celeridad para sancionar a Rusia y enviar armas a Ucrania, no tanto para afrontar las consecuencias económicas de la guerra. La Unión parece decididida -ya veremos lo que dura- en convertirse en un actor geoestratégico.
Alemania, potencia militar
Alemania refuerza su presupuesto militar con 100.000 m. de euros
Stanflaction
Los cuellos de botella de exceso de demanda después de la pademia ya habían disparado la inflación. Ahora la incertidumbre sobre los suministros energéticos y el corte de exportaciones como la de los cereales, con los bacos centrales adoptando ya políticas restrictivas pueden abocarnos a una situación de stanflactio (estancamiento+inflación) y descontento en la calle.
El futuro de la revolución verde
Pese a que se ha demostrado que es imprescindible una autonomía energética basada en las renovables, el problema es saber de donde saldrá los recursos para compensar a los perdedores de la transición verde.
MAD, loco en inglés, es también el acrónimo de «Mutual Assured Destruction», Destrucción Mutua Asegurada, el principio tácito que rigió la Guerra Fría y que evitó que se convirtiera en caliente. Ninguna potencia nuclear podía iniciar un ataque atómico, porque sería respondido y las potencias se destruirían.
Como la guerra directa entre la URSS y EEUU era imposible, las dos potencias libraron una serie de guerras indirectas a través de aliados y países o movimientos afines (por ejemplo, Vietnam, Angola) devastadoras para los pueblos implicados.
Se intentó por ambas partes romper el equilibrio del terror. Reagan lanzó su idea de guerra de las Galaxias, teóricamente un programa para neutralizar los misiles rusos desde el espacio, para lo que no existía en aquel momento la capacidad tecnológica y que fue sobre todo una campaña de propaganda. Más dañino fue para la URSS la instalación de misiles de crucero de alcance medio en los países europeos, de modo que el tiempo de respuesta soviético se reducía drásticamente.
Con la disolución de la URSS se construye un sistema de seguridad con control y limitación de todas las armas atómicas. Mientras Putin renovaba sus arsenales- asegura que tiene misiles hipersónicos indetectables- su amigo Trump dejó caducar estos acuerdos.
El 24 de febrero, el día que empezó la guerra, Putin advirtió que cualquiera que se opusiera se enfrentaría a graves consecuencias, lo que se interpretó como la amenaza de usar armas nucleares. El 27, después de la adopción de duras saciones, dijo que su país estaba en peligro y ordenó a los máximos responsables militares, poner sus fuerzas de disuasión en alerta. Ignoro que significado práctico tiene eso en las fuerzas nucleares rusas, pero no parece lógico que si está dispuesto a usar armas nucleares lo anuncie con antelación, ¿una bravata hacia fuera y propagada hacia dentro?
Todo es LOCO. ¿Necesitamos otra vez acogernos a la doctrina MAD? Os dejo el vídeo del trailer de ¿Teléfono Rojo? Volando hacia Moscú, del genial Kubrick.
Europa En Suma mantuvo el lunes vía zoom un interesante coloquio con Javier Solana. El ex secretario general de la OTAN ve la sitación como un conflicto con múltiples capas, de las que las económicas no son las menos importantes, un conflicto que solo se puede deasarmar con una diplomacia paciente, como se desarma una bomba de relojería. No se puede resolver con una única acción ni diplomática ni militar de ninguna de las partes. Ucrania lleva años en la mesa diplomática y puede seguir siendo un punto de fricción con Rusia durante años.
Pantalla de zoom de los participntes en el coloquio
Solana insistió en los costes militares y económicos que para Rusia supondría la ocupación de Ucrania. Reconoció que no sabemos si ha habido algún acuerdo entre Putin y Xi, del tipo «mientras tú enredas a EE.UU en Ucrania, yo ocupo Taiwan», lo que parece improbable -es mi opinión- por sus consecuencias desestabilizadoras y por la importancia que para China tiene la economía europea.
Lo cierto es que esa invasión, que según los servicio secretos estadounidenses iba a tener lugar el día 16 de febrero no se ha producido y aunque «los tanques rusos no teman al barro», a la terrible raspútitsa, que puede dominar las estepas, en cuanto la primavera venza al invierno la estepa será intransitable, así que para Putin la ventana ideal para la invasión se está estrechando,
Solana reconoció que el principio soberano de que en un estado puede integrarse en la alianza que quiera está limitado por los legítimos interese de sus vecinos. Dio a entender que Ucrania o Georgia no entrarán nunca en la OTAN.
Solana descartó paralelismos con la crisis de los misiles. En mi opinión, puede terminar como aquella, con concesiones casi secretas por ambas partes. Rusia retiró los misiles de Cuba («Nikita, mariquita, lo que se da no se quita», cantaban los cubanos por las calles de La Habana). Y casi de tapadillo Washington retiró sus misiles de Turquía.
Ahora Putin parece comenzar una desescalada con la retirada de algunas tropas. Son retiradas tácticas, la entrega de algunos peones para consolidar posiciones esenciales , en primer lugar Crimea y en segundo lugar el Donbass. Ahora con todos los ojos puestos en el conflicto, Kiev no puede plantearse reconquistas militares y tendrá que terminar por reconocer una amplia autonomía para los territorio rusófilos del Donbass.
Rusia puede conseguir concesiones norteamericanas en materia de desarme.
Rusia ha desplazado tropas aBielorrusia para realizar mniobras muy cerca de la frontera con Ucrania
«No a la guerra «era el grito que resonaba en nuestras calles, cuando el trío de las Azores decidió invadir Irak en una guerra estúpida, alegando unas inexistentes armas de destrucción masiva.
Al margen que el rechazo a la guerra deba de ser una actitud firme en cualquier persona de bien, ahora la situación es distinta y no distante(Calvo Sotelo, para no mojarse en el apoyo a ninguno de los dos contendientes en la Guerra de las Malvinas, dijo que era un conflicto distinto y distante).
Distinto. La crisis de Ucrania no es un conflicto elegido, como lo fue Irak. Al menos, no lo ha sido en esta última fase, por mucho que para llegar a este punto hayamos pasado por muchos errores estratégicos y actitudes ofensivas de EE.UU y la OTAN.
Y no distante. El conflicto está en el corazón de Europa. La relación de España, también es distinta, pues pertenecemos a la OTAN después de muchas vicisitudes (el engañoso lema socialista «OTAN, de entrada no», referendum afirmativo ganado por Felipe González). El caso es que pertenecemos a una alianza militar en el centro del conflicto y no podemos mirar para otro lado. Este es un conflicto europeo y aquel nos parecía muy lejano, aunque terminara salpicándonos con bajas militares y atentados en las grandes ciudades europeas.
El error de base ha sido pensar que autodisuelta la URSS, Rusia había dejado de ser una gran potencia, que iba a plegarse a los designios de Estados Unidos.
Ciertamente ningún tratado vinculante prohibía la expansión de la OTAN, pero era de sentido común que una gran potencia sin fronteras naturales, sin más defensas que su profundidad estratégica, iba aceptar que una alianza militar se asentara en sus fronteras. Por no hablar de los lazos históricos (veáse el texto de Orlando Figes).
Lo que sí es vinculante es el Memorandum de Budapest de 1994. Ucrania se sumó al Tratado de No Proliferación Nuclear y entregaba sus armas nucleares a Rusia. A cambio, las potencias nucleares (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China) garantizaban su independencia e integridad. Acuerdo violado por Rusia cuando, aprovechando el caos de la revolución del Maidán ocupó con fuerzas no identificadas Crimea y luego orquestó un referendum de adhesión y alentó el separatismo de los territorio rusoparlantes del Donbass, con la consecuencia de una guerra que ha dejado desde 2014 miles de muertos.
¿Dónde estamos?
Rusia ha realizado un enorme despligue militar en la frontera de Ucrania y en Bielorrusia. Tiene tropas suficientes para llegar a Kiev, aunque estratégicamente podría tener más sentido establecer un corredor que uniera los territorios separatistas del Donbass con Crimea.
Ucrania se está rearmando. Parece difícil que pudiera resistir una ofensiva en regla, pero las guerras se sabe como empiezan, pero no como acaban.
En esencia, lo que Rusia exige es que la OTAN no admita a Ucrania ni a ningún otro país ex soviético. Volver a la división del mundo de Postdam. Estados Unidos y la OTAN ya han rechazado esta exigencia. Hay mucha hipocresia y propaganda por ambas partes. La OTAN hasta aquí, no ha tenido una intención genuina de incluir a Ucrania. Una solución podría ser un estatus de neutralidad, como los de Finlandia o Suecia.
¿Qué pretende Putin? Esa es la gran pregunta. Seguramente juega de farol, por el momento los medios rusos no han preparado a la población para la guerra (The Economist), aunque la propaganda contra Ucrania y Occidente es constante. Como dijo el Inspector de la Marina Alemana, quiere ganar respeto para si y para Rusia. No puede permitirse que regresen a casa los cadáveres de los reclutas ni tampoco soportar las consecuencias de unas sanciones radicales, ni dejar de percibir los ingresos si cierra el grifo del gas a los europeos.
Aparentemente China apoya a Rusia, pero una guerra deterioraría sus intereses en Europa (José María Lasalle), por no hablar de la rivalidad histórica de las dos grandes potencias (Paco Audije)
¿Cómo se puede parar el conflicto?
Desescalando. Por parte de la OTAN deteniendo las movilizaciones. Por parte de Rusia siendo transparente en sus movilizaciones.
Reactivando la diplomacia, en concreto el Cuartetode Normandía para detener la guerra en el Donbass.
A medio plazo, reeditando un foro de seguridad europeo, como fue la Conferencia de Helsinki de 1975.
Reactivando las negociaciones de desarme. Ahí el problema es que EE.UU exige que China se someta a las mismas limitaciones.
Crucemos los dedos para que la irresponsabilidad de unos y otros no nos conduzca a la catástrofe. Un consejo. Pongamos en solfa cualquier información en teoría proveniente de los servicios secretos de ambos bandos, así como la propaganda de la rusa RT.
Putin en su anual rueda de prensa, con un mapa de Rusia, con las divisiones administrativas de la URSS
Ni en lo personal, ni en lo colectivo, es posible predecir que nos traerá un nuevo año, qué riesgos nos esperan.
La Covid seguirá ahí en 2022. Algunos expertos aseguran que la variante Ómicronpuede ser el final de la pandemia. Con su alta transmisibilidad se convertirá en la variante dominante, pero con cuadros leves, al menos entre los vacunados. Mientras no se vacune a toda la población mundial, sigue siendo alto el riesgo de mutaciones peligrosas, por eso sería tan necesario suspender, al menos temporalmente, las patentes de las vacunas.
Otro riesgo presente en 2022 será el regreso a una espiral inflacionista. El origen está en el encarecimiento de las materias primas, especilmente la energía. Los economistas neoliberales nos vuelven a vender viejas fórmulas: subidas de tipos por lo bancos centrales y que los trabajadores pierdan poder adquisitivo. Todo ello nos llevaría a una parálisis económica, mayor desigualdad y seguramente a estallidos sociales.
Por supuesto la mayor amenaza serán lo fenómenos meteorológicos extremos, consecuencia del calentamiento global.
Menos conciencia existe de los riesgos geopolíticos, ignorados por las televisiones que siguen siendo la fuente informativa de la mayoría de la población. Se cumplen ahora treinta años de la implosión de la Unión Soviética. Putin sabe que no puede reconstruir la Unión Soviética, pero apuesta firme por mantener una influencia directa sobre Ucrania y Bielorrusia, que considera como parte sustancial de la madre Rusia, desgajadas ilegítimamente por los comunistas.
Putin no puede aceptar el acercamiento de Ucrania a la OTAN, que se ha ido produciendo después de la anexión de Crimea. En este momento Rusia tiene desplegadas en la fronteras de Bielorrusia y Ucrania importantes fuerzas, que pueden intervenir en las repúblicas independentistas de Donetsz y Lugantzs o inluso en la propia Ucrania. Estados Unidos y la UE amenazan con sanciones absolutas, en ningún caso con represalias militares. Putin podría responder cerrando el grifo del gas a Europa. Putin es un jugador duro, pero racional. La Historia tiene muchos ejemplos de cómo las guerras comerciales y las estrategias de tensión pueden irse de las manos y terminar en guerra caliente.
Después de la caída del Muro, Mitterrand propuso crear una organización de seguridad eurosiática.
Nadie contaba con ellos, pero se estaban gestando sin que los percibiéramos. Pero un día estallan y lo cambian todo. Son los acontecimientos a los que Nassin Nicholas Taleb ha llamado «Cisnes Negros». Son una sorpresa absoluta para todos (salvo para algún profeta oscuro al que nadie hizo caso), tienen un impacto extraordinario y, del mismo modo que fueron imprevisibles, son explicados racionalmente a posteriori. En realidad, todas las noticias de verdad (no las prefabricadas) son acontecimiento inesperados en los que cristalizan una miriada de cambios inapreciables. Pero los acontecimientos «Cisne Negro» son disruptivos, alteran todo su entorno y obligan a que todo los agentes se posiciones respecto a ellos.
En 2014 sin duda han sido «Cisnes Negros» la epidemia de ébola, la caída de los precios del petróleo, el Estado Islámico, la reactivación de una cierta guerra fría entre Rusia y la OTAN y en España Podemos. Seguro que en 2015 aparecerán nuevos fenómenos inesperados que cambiarán nuestras vidas, pero en todo caso los «Cisnes Negros» del 14 seguirán proyectándose sobre el nuevo año.
El ébola
Por primera vez el ébola llegó a grandes ciudades africanas. Durante buena parte de 2014 Liberia, Sierra Leona y Guinea fueron dejadas solas en su lucha contra la enfermedad, con el solo apoyo de organizaciones humanitarias, señaladamente Médicos Sin Fronteras. Hasta el verano, cuando saltan los primeros casos a los países occidentales, no se produce una respuesta decidida de la comunidad internacional. Hay que decir que Cuba es -para su peso internacional- el país que más esfuerzo realiza. La epidemia no está controlada, pero sí contenida en esos tres países de África Occidental, pero ha saltado a Malí, uno de los países más pobres del mundo y una cabecera para su posible extensión por el Sahel. Por muchos controles que se realicen en las fronteras nadie puede garantizar que llegue de nuevo a los países ricos, pero la diferencia es que aquí los sistemas de salud pueden combatir eficazmente su extensión. Sólo el combate en África puede garantizar la seguridad de toda la humanidad.
La epidemia ha paralizado los sistemas de salud de los tres países de África Occidental, aumentando las muertes por el resto de enfermedades. Ha desestructurado sus sociedades, paralizado el comercio, el turismo y la inversión. Sus efectos son semejantes a los de una guerra. Y en cuanto puedan sus poblaciones buscarán el futuro más allá de sus fronteras, cargados además con su estigma de propagadores de una maldición biblíca. Es dudoso que si la enfermedad se controla los países ricos mantengan el nivel de asistencia de los últimos meses. Al menos parece que se progresa en la búsqueda de vacunas y sobre todo de tratamientos paliativos.
El Estado Islámico
Como el ébola, ahí estaba pero nadie lo veía. ¿No lo veían los aparatos de inteligencia o cerraban los ojos? Hay muchas incógnitas sobre el nacimiento del Estado Islámico, pero lo cierto es que hoy es uno de los agentes relevantes de la bisagra del mundo que es el Próximo Oriente. Su mezcla de fanatismo, distopía, organización militar eficaz, explotación de los recursos petrolíferos y comunicación avanzada son ingredientes de su éxito. Los aprendices de brujo que le sacaron de la botella (Arabia Saudí, Qatar) hoy están aterrados, pero la alianza de todos los actores relevantes (que me permití pronosticar en septiembre) no termina de cuajar.
La estrategia de los bombardeos de la coalición no sirve ni siquiera para contenerles en sus posiciones. Sólo una reacción de todo el mundo sunní y muy especialmente de las tribus iraquíes puede combatirlo eficazmente. En 2015 seguirá atrayendo a miles de jóvenes de Europa, Canadá, Estados Unidos o Australia, que algún día regresarán a sus países para seguir la yihad. Son también un modelo de nuevo orden (como lo fueron los talibanes para Afganistán) para los países fallidos de la región (Libia, Yemen).
La reactivación de la Guerra Fría
A nadie se le ocurrió en Bruselas que un tratado comercial con Ucrania fuera a ser el desencadenante de un conflicto con Rusia de estas dimensiones. La revolución (dominada por la ultraderecha) que expulsó a Yanukovich del gobierno de Ucrania fue el desencadenante de la reacción de Putin: anexión de Crimea y patrocinio de los movimientos separatistas de Ucrania. Rusia ahora tiene en su doctrina estratégica como enemigo a la OTAN. La respuesta de Estados Unidos y la Unión Europea dañan a la economía rusa, pero fortalecen a Putin.
Por el momento, todos se enfrentan racionalmente en este reedición de la Guerra Fría. Las sanciones son limitadas y graduales, Putin intenta diversificar clientes para su petróleo y gas, al tiempo que construye su Unión Euroasiática y, aparentemente, no parece que este invierno vaya a cortar el grifo del gas. Desde el punto de vista de modelos, Putin estrecha lazos con Erdogan y Orban en una internacional de «democracias» autoritarias. Pero no puede descartarse que cualquier provocación, cualquier incidente imprevisto pueda alterar este frágil equilibrio.
La caída del precio del petróleo
De todos los «Cisnes Negros» de 21014, problamente éste será el que más condicione 2015. Que el precio del petróleo cayera era una previsión racional (caída de la actividad en China y los BRICs, estacamiento en Europa); que lo hiciera a plomo, no. La explicación más extendida es que Arabia Saudí sigue bombeando (dinamitando lo que queda de la OPEC) para que los precios bajos echen del mercado a los productores a partir del esquisto. Si así fuera, pondría en riesgo el objetivo estratégico de Estados Unidos de lograr su independencia energética. Sin duda ahora se habrán subido al carro los especuladores a la baja.
En 2015 esa caída dará décimas o incluso puede que un punto de crecimiento mundial. Esta reactivación elevaría de nuevo la demanda y con ella los precios. Pero entre tanto, la pérdida de ingresos tiene efectos desestabilizadores para los productores. Y volvemos a Rusia, porque entre el petróleo y las sanciones, el rublo se desploma. Putin ha asegurado que aprovechará para diversificar la economía, pero el oso ruso herido es más peligroso. También en Venezuela la situación económica puede ser crítica.
Con el petróleo más barato que el agua embotellada pocos incentivos tendremos para detener el calentamiento global.
Podemos
Antes de las elecciones europeas, nuevos partidos, movimientos y plataformas pugnaban por abrirse un hueco. El éxito de la candidatura de Podemos ha convertido al movimiento, hoy ya partido, en protagonista de la política española. Se confirmen o no los resultados de las encuestas está claro que el bipartidismo se ha terminado. El problema es que se adivina un sistema con tres principales polos y sin apenas partidos bisagra que garanticen la gobernabilidad.
El año 2015 va a ser duro. La economía mejorará… para las empresas del IBEX y, sí, algunos cientos de miles de licenciados encontrarán trabajo a tiempo parcial como camareros o teleoperadores. El paro prolongado se convierte cada día más en marginación: la «normalidad» pasa por la exclusión de un 20% de la población. El PP venderá esa recuperación y agotará sus últimas municiones de poder haciendo tabla rasa de las instituciones. Las campañas electorales a cara de perro pueden desacreditar todavía más la política. Podemos tiene la virtud de haber ganado para la acción política a muchas personas valiosas. En este momento cabalgan sobre la ola, para muchos lo de menos es su programa, lo importante es echar a «los otros». Pero esa dialéctica se agota al día siguiente de las elecciones.
Todo ello augura un bloqueo institucional… con el riesgo de fondo de una declaración unilateral de independencia en Cataluña. Lo que pase en Grecia (¿elecciones anticipadas? ¿victoria de Syriza? ¿cuestionamiento, reestructuración de la deuda? ¿salida del euro?) condicionará el desarrollo político en España en este 2015.
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