El Telediario 2 de TVE «casi el mejor telediario del mundo»


Por segundo año consecutivo la edición nocturna del telediario de TVE es premiado por la organización Media Tenor. En esta ocasión, queda en segundo lugar tras el Journal de TF1.

Ya explique el año pasado la naturaleza de este premio. Se premia la diversidad (temática, de localización, personajes, géneros informativos) medible cuantitativamente. No se tienen en cuenta criterios cualitativos, imposibles de aplicar cuando se comparan informativos de muy distintos países. Y ahí, en lo que no resulta medible, es donde fallan los  inf0rmativos de TVE.

Mi juicio sobre este informativo sigue siendo positivo. Pero falta profundidad y sobran informaciones planas y tratamientos obvios. Como cualquier informativo incurre en errores. Citaré algunos recientes que no me parecen admisibles.

Ayer, 28 de octubre, el mismo informativo que dedicaba un buen tiempo a su premio, daba como segunda noticia la absolución por un jurado popular de una mujer acusada de la muerte de su marido, información que bien podría haber abierto un bloque de sociedad con noticias semejantes. En cambio, la muerte de Néstor Kirchner se retrasaba hasta el minuto 20 y se despachaba con un directo y una crónica.

No me ha gustado el tratamiento de la información de los archivos de la guerra de Irak, donde se ha insistido (como, por cierto, en el New York Times) en la implicacion iraní casi tanto como en las atrocidades. El pasado lunes, el TD2 realizó una asociación intolerable entre WikiLeads y el cibercrimen, dando paso a un reportaje sobre el crimen en la red con una presentación de este índole: «Y ya que hablamos de WikiLeads hay que recordar la actividad criminal en Internet…· (cito de memoria).

Para ser el mejor telediario del mundo no basta recoger voces plurales.

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Cartier-Bresson: la poesía del instante


Nuevamente Francisco Rodríguez Pastoriza me da la oportunidad de publicar una de sus críticas culturales para el Faro de Vigo (suplemento Estela 17-10-10, p. 12). En este caso el punto de partida es el libro Henri Cartier-Bresson: el siglo moderno. Me quedo con esa mirada que pretende hacer coincidir el ojo, la cabeza y el corazón.

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HENRI CARTIER-BRESSON:

EL INSTANTE ETERNO

Se publica la colección más completa de la obra del fotógrafo francés

Francisco R. Pastoriza (*)

Lo que más me sorprendió de Henri Cartier Bresson la última vez que lo vi en Madrid fue su enfado monumental cuando percibió que una cámara de televisión estaba grabando sus movimientos. Se dirigió violentamente al operador y le insultó, diccionario en mano, por haberle grabado sin su consentimiento. Reacción más sorprendente cuanto que Cartier-Bresson dedicó toda su vida a hacer lo mismo a todo el mundo con su cámara de fotos. Cuando leí la biografía de Pierre Assouline Cartier-Bresson. El ojo del siglo (Galaxia Gutenberg) comprendí en parte aquella actitud. Dice Assouline que en sus últimos años Cartier-Bresson, cada vez más obsesionado por su anonimato, evitaba que su imagen fuera captada por cualquier cámara de fotos o de televisión (a este medio lo llamaba “el instrumento”). Sólo aceptaba ser entrevistado de espaldas, porque para un fotógrafo, decía, ser reconocido es una catástrofe. Afirmaba, además, que la fama es la forma más odiosa del poder.

El caso es que Henri Cartier-Bresson dejó para la posteridad algunas de las fotografías más importantes del siglo XX. Para hacerlas recorrió todos los continentes, fue testigo de acontecimientos trascendentales de la historia y creó un periodismo que alguien calificó como líricamente informativo, un estilo que acercó más que ningún otro el fotoperiodismo al arte. Algunas de sus instantáneas se convirtieron en iconos que definen e identifican ya el siglo XX y muchas de ellas fueron contempladas por millones de personas que, aún sin conocer al autor, las convirtieron en parte de su patrimonio sentimental, a veces con un significado más trascendente que el propio hecho retratado. Ahora, un libro de gran formato (Henri Cartier-Bresson. El siglo moderno. La Fábrica) recoge sus mejores obras, reproducidas con una calidad pocas veces alcanzada en ediciones anteriores. Dice Peter Galassi (jefe del departamento de fotografía del MoMA de Nueva York) en la introducción a este volumen, que la de Cartier-Bresson es la visión más completa, variada y convincente del siglo XX aportada por un fotógrafo.

EL AZAR Y LA NECESIDAD

Henri Cartier Bresson creía que había que apuntar la cámara (él prefería la Leica a cualquier otra) a la vez con el ojo, la cabeza y el corazón, porque una foto no es sólo una vista sino una mirada. Su obsesión era la de atrapar el instante preciso para eternizarlo. Lo que hace triunfar una fotografía, decía, es que el momento decisivo del objeto coincida con el momento decisivo del fotógrafo. Toda su obra no consiste sino en captar la poesía de ese instante. Para él, la fuerza de una instantánea es su espontaneidad, con sus defectos incluidos.

Y luego el azar. Creía en el azar porque para él la vida era una incesante improvisación. Por eso algunas de sus mejores obras son aquellas que reflejan acontecimientos efímeros y ordinarios, que captan lo inesperado en una situación esperada. Y casi todas contienen un elemento azaroso (el salto de un peatón para evitar un charco en “Detrás de la estación de Saint-Lazare” es idéntico al de la bailarina de un poster pegado en la pared del fondo). Para Cartier-Bresson las coincidencias son lo que para un creyente es la gracia. Pensaba, como Arthur Koestler (Las raíces del azar), que fenómenos como la telepatía y las premoniciones resultan menos absurdos analizados a la luz de la física moderna. Por eso su obra es también una galería de azares.

Le interesaba la gente hasta tal punto, que se preocupaba más de fotografiar sus reacciones ante un acontecimiento que el acontecimiento mismo. Su estrategia consistía en ignorar lo que los demás consideraban que era lo importante para dedicarse a estudiar a la masa humana. Cuando acude al funeral de Churchill, le interesa, antes que el ataúd con sus restos, el primer hombre que entra en la catedral, un vagabundo neozelandés que había pasado la noche durmiendo a la entrada. En la muerte de un actor japonés de kabuki fija su objetivo en las mujeres que le lloran antes que en la imagen del fallecido. Cuando retrata al cardenal Pacelli en Montmartre, poco antes de convertirse en Pio XII, el personaje está de espaldas, pero las caras de quienes se le acercan cuentan toda una historia. A veces no le preocupa tanto la expresión de una cara como la de otras partes del cuerpo. Una mano puede decir tantas cosas como un rostro (la mano de Pacelli en esta misma fotografía o las piernas de su segunda esposa, la también fotógrafa Martine Franck, mientras lee). Y más allá de los fastos le interesa la realidad de la gente común y el desencanto de los desheredados: el imperio de la miseria. Pobres, vagabundos, gente asediada por la necesidad, prostitutas, niños de los arrabales, marginados.

Nunca tomó una fotografía de naturaleza virgen (la titulada “Brie, Francia, junio de 1968” es, antes que un paisaje, la foto erótica de una vagina). Sus paisajes ilustran siempre espacios modelados por el hombre. Tienen personas o edificios, trenes, coches, restos, porque le interesaba la sociedad, la cultura, la civilización y sus derroches. Es decir, la Historia.

Junto a la exigencia de prohibir recortar o encuadrar ni un milímetro de sus negativos originales, Cartier-Bresson obligaba a los responsables de las publicaciones en que se publicaban a respetar los textos que habían de acompañarlas, los pies de foto que muchas veces él mismo redactaba minuciosamente. Lo hacía para evitar que otros falseasen o manipulasen su trabajo. Decía: dejemos que las fotos hablen por sí mismas y no permitamos que personas sentadas en sus despachos añadan nada a lo que no han visto.

EL FOTOPERIODISMO

Formado en el arte de la pintura, Cartier-Bresson se vio atrapado en la fotografía y el fotoperiodismo sin apenas darse cuenta. El contacto con las vanguardias y el surrealismo durante los años de entre guerras, le fue empujando hacia la fotografía como un medio con el que también podía expresar sus inquietudes artísticas. Tuvo suerte: Su amistad con Marcel Duchamp y el fotógrafo Alfred Stieglitz le facilitó una primera, demasiado prematura, exposición en Nueva York. La crítica la juzgó con bastante dureza, pero no cabe duda que le abrió las puertas de América, donde la revista Harper’s Bazaar le encargó las fotografías de un texto escrito nada menos que por Truman Capote y lo convirtió en uno de sus fotógrafos estrella. Los convulsos años 30 le empujaron al fotoperiodismo. Su primer trabajo fue un reportaje para la revista Vu sobre los primeros años de la recién estrenada república española. Después, el diario Ce soir y la revista Regards, órganos de los comunistas franceses, publicaron sus fotografías de actualidad. Durante la guerra fue internado en un campo de trabajo nazi en Ludwigsburg, del que consiguió evadirse al tercer intento. Tras rescatar su cámara, que había enterrado para evitar que la confiscasen, retrató la capitulación de París y, en la posguerra, una Alemania en ruinas. Fue miembro fundador de la agencia Magnum, con Robert Capa y David Seymour, ‘Chim’, compañeros suyos en Ce soir. Su matrimonio con Ratna Mohini, una culta bailarina javanesa, le facilitó sus desplazamientos por Asia, donde hizo algunas de sus fotografías más importantes, publicadas en revistas internacionales como Life, France Illustrated, Queen o Picture Post. En la India vivió los momentos dramáticos de la descolonización y el asesinato de Gandhi (acababa de fotografiarlo en su residencia una hora antes del atentado). En China fue testigo del cambio de un régimen feudal por el comunismo de Mao (pudo coger el último avión para Shangai cuando las tropas comunistas ya rodeaban el aeropuerto de Pekín). De esta época es “Venta de oro en los últimos días del Kuomintang”, una de sus fotografías míticas. Volvió a China en 1958 durante el proceso maoísta del ‘Gran salto adelante’. Fue el primer fotógrafo occidental al que permitieron trabajar en la Unión Soviética, en 1954. En esta década y en los sesenta, Cartier-Bresson estaba en todas partes: en Berlín cuando se levantaba el muro, en Londres en la boda de la princesa Ana, en Madrid en una manifestación contra Franco, en Cuba con los revolucionarios castristas, en París en Mayo del 68… Sin embargo, cuando recapitula sobre su obra durante el siglo no destaca las guerras ni las revoluciones sino un fenómeno al que asistió como testigo privilegiado: el nacimiento de la sociedad de consumo.

REGRESO AL ARTE

La innovación más audaz de la fotografía de entreguerras fue la de descubrir que la realidad podía ser el material con el que construir un nuevo arte. Siendo un adolescente, Cartier-Bresson había orientado su futuro hacia la pintura cuando le sorprendió la fotografía, a la que no se quiso resistir. Pero el arte estuvo siempre en su pensamiento y en su voluntad. Por eso sus fotografías están concebidas como las escenas de un fresco con influencias del Renacimiento y el surrealismo. La única fotografía que Ernst Gombrich eligió para que figurase en su gran obra  Historia del arte es una de Cartier-Bresson, “Aquila degli Abruzzi”, de 1950.

En la cima de su carrera, Cartier-Bresson decidió abandonar la fotografía y volver a la pintura y el dibujo. En parte, dijo, porque el periodismo actual había sustituido el reportaje por la mera ilustración. Nunca abandonó del todo la fotografía (en el bolsillo de su cazadora siempre había una Leica), pero dejó de dedicarse profesionalmente a ella y sólo preparaba exposiciones para museos y galerías de arte. Sabía que como artista, Cartier-Bresson era uno más entre miles, aunque como fotógrafo era único. Aún así decidió dedicar su futuro a la pintura. Para  Cartier-Bresson, mientras la fotografía es una acción inmediata, el dibujo es una meditación. Por eso, para los últimos años de su vida decidió darse la oportunidad en la que nunca había dejado de pensar: dedicarse al dibujo y a la pintura; es decir, a la meditación. Murió en 2004 a los 96 años. Su nombre es hoy sinónimo de fotografía.frpastoriza@wanadoo.es

(*) Profesor de Información cultural

de la Universidad Complutense de Madrid

Wikileaks, la guerra de Irak y el replanteamiento de la investigación periodística


WikiLeaks ha hecho públicos está madrugada 391.000 documentos clasificados de la guerra de Irak (Irak  War Logs). La guerra de Irak se ha convertido así -en los términos utilizados por The Guardian- en la guerra más documentada de la historia.

USArrests_Zoriah/Flickr

Guerra a los derechos humanos

Los archivos de Afganistán permitieron documentar y dar su dimensión real a hechos que básicamente ya se conocían, cómo los ataques a civiles. En el caso de Irak, los registros militares permiten establecer datos claves, como el número de víctimas mortales (109.000, 63% civiles).

Muestran, sobre todo, cómo Estados Unidos renuncia a investigar y, por tanto evitar, los abusos, torturas sistemáticas y asesinatos perpetrados por las fuerzas iraquíes en la guerra sectaria desatada por la invasión.

Cabe poca duda que si estas atrocidades se cometían cuando los iraquíes no eran responsable de la seguridad, ahora esas prácticas estarán perfectamente aceptadas en el embrión de estado iraquí, que los norteamericanos van a dejar atrás después de su (parcial) retirada.

Las revelaciones vistas por los medios

Como en el caso de los documentos de Afganistán, WikiLeaks ha dado acceso previo durante semanas a un conjunto de medios seleccionados por su influencia global y especialmente en Estados Unidos y Reino Unido. La Columbia Journalism Review da un primer resumen de sus trabajos. Y como ocurriera con Afganistán cada uno se centra en distintos aspectos para terminar dando una imagen distinta de la guerra. Cada cual, según su orientación, escoge una pieza del rompecabezas que componen los documentos.

The New York Times detalla el espantoso retrato de la muerte de civiles, pero enfatiza que estas atrocidades se produjeron por las fuerzas iraquíes y, sobre todo, destaca la implicación de Irán  en la guerra sectaria.

El especial de The Guardian puede resumirse con el titular Cinco Años de Carnicería. Pone especial énfasis en la investigación de la muerte de 15.000 civiles, hasta ahora desconocida y. sobre todo, en la orden de no investigar cualquier denuncia de abusos en los que las tropas de la coalición no estuvieran implicadas.

Al Jazeera insiste en la impunidad de las fuerzas iraquíes e investiga la muerte de 680 civiles en controles.

Der Spiegel presenta un mapa del horror e investiga algún episodio concreto como el ataque por un helicóptero en el que murieron varios periodistas.

The Bureau of Investigative Journalism, una organización británica sin ánimo de lucro, convierte los datos en una colección de reportajes, como el de niños con sídrome de Down utilizados como bombas humanas. Channel 4, la única televisión con acceso previo a los documentos, ha producido un documental que emitirá el lunes.

Replanteamiento de la investigación y las fuentes periodísticas

La Columbia Journalism Review ya contó la intrahistoria de la publicación de los domentos de Irak, cuyo esquema ahora se repite. WikiLeaks, un agregador de información y documentos secretos, que, por su propia naturaleza, garantiza confidencialidad a sus fuentes, puso a disposición de una selección de medios la masa de documentos obtenidos antes de hacerlos públicos. Estos tuvieron semanas para bucear en ellos, investigar aspectos concretos y, sobre todo, aplicar sus herramientas de tratamientos de datos (data journalism) para dar sentido a toda esa información.

A partir de esa montaña de datos se pueden realizar reportajes de investigación tradicionales, como hacen varios de los medios citados. Pero como pone de manifiesto The Guardian con sus trabajos el la manera más completa y global para dar sentido a lo que los militares norteamericanos documentaron en cientos de miles de registros. The Guardian sintetiza todos estos datos en tablas y un terrible mapa que localiza una a una las muertes. Por supuesto, a partir de esas tablas y mapas, cualquiera, periodista o no, puede elaborar sus propios trabajos y conclusiones.

Parece que en esta ocasión WikiLeaks y los medios han puesto especial cuidado en evitar que aparezcan nombre comprometedores. Organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, denunciaron en su momento que al no haber eliminado los nombre de los colaboradores afganos se ponía en peligro su vida. Las denuncias dieron lugar a una agria polémica entre Assange y estas organizaciones.

Der Spiegel razona la legitimidad ética de publicar estos documentos. Es -viene a decir- el más auténtica registro que puede conseguirse de la guerra y su publicación no pone en peligro la vida de nadie.

El esquema tradicional se ha alterado. Aparece un intermediario a las fuentes confidenciales, WikiLeaks, que además, en en cierto modo, un medio de difusión, aunque no reelabora los datos. Algunos medios, por su grado de influencia, tienen un acceso privilegiado y marcan la línea informativa dominante. Los medios ya no tienen acceso ni investigan directamente a las fuentes.

El derecho a saber del público gana, pero quedan preguntas en el aire. Por ejemplo, ¿llegará WikiLeaks a cobrar por ese acceso preferente?

Ustedes son Formidables


Leo en La Vanguardia y en El País las necrológicas de Alberto Oliveras. Resuena en mi cabeza la Sinfonía del Nuevo Mundo… ¡Vds. son Formidables!.

Por lo visto, Oliveras no tenía experiencia en radio cuando se hizo cargo del programa, que en principio iba a presentar Soler Serrano. Pero se convirtió en un monstruo del medio. Nadie como él para transmitir con su voz un sentimiento de empatía hacia el otro. Su carisma popular y su capacidad de comunicación eran excepcionales.

«Formidables» fue uno de los primeros programas de la radio española basados en la participación de la audiencia mediante llamadas telefónicas. Era el formato ahora llamado telemaratón. Pero en los 60 escuchar la voz del pueblo no era nada común y aunque supongo que las llamadas estaban filtradas de vez en cuando junto al lamento se escapaba la denuncia.

El programa se movía entre la lágrima fácil, la  solidaridad, el paternalismo y la crítica implícita a la situación, sin hacer ascos a la colaboración  con las figuras del régimen. A finales de los sesenta a muchos nos parecía que el programa era una manipulación de los sentimientos que consolidaba situaciones de injusticia inaceptables. Así era, pero desde la perspectiva de hoy «Formidables» puede verse como un espacio de participación radiofónica que cubría el hueco de unas ONGs inexistentes y que, indirectamente, mostraba las vergüenzas de aquella España.


 

Es urgente buscar alternativas a la financiación de RTVE


El pasado 30 de septiembre la Comisión Europea exigió a Francia y España que pongan fin a las tasas impuestas a los operadores telefónicos para financiar a las radiotelevisiones públicas.

Como era previsible, la Comisión declara contrarias al art. 12 de la Directiva de los Servicios Electrónicos estas tasas, por considerar que no financia los costes regulatorios del mercado de las telecomunicaciones, sino el déficit originado en los servicios públicos de la radio y la televisión por la supresión de la publicidad.

Los requerimientos, en forma de dictámenes motivados, dan dos meses ambos a Estados para que modifiquen su legislación. De no ser atendido el requerimiento, la Comisión llevaría el caso al Tribunal Europeo de Justicia de Luxemburgo.

El Gobierno dice estar seguro de la conformidad del sistema con la legislación europea y el presidente de RTVE, Alberto Oliart, avanza que España y Francia pueden ir de la mano en su defensa ante el Tribunal de Luxemburgo.

Las perspectivas de ganar el caso en Luxemburgo son escasas, porque desde su sentencia de 2003 en el caso Albacom ha sentado una jurisprudencia que se resume en este fallo:

» (La Directiva) prohíbe a los Estados miembros imponer a las empresas titulares de licencias individuales en el ámbito de los servicios de telecomunicaciones, por el mero hecho de poseer tales licencias, cargas pecuniarias, como la controvertida en los asuntos principales, distintas de las autorizadas por dicha Directiva y que se añaden a éstas.»

Para CC.OO, el gobierno pretende que sea el Tribunal el que dé la última estocada a RTVE y prpone volver al sistema anterior.

Sea cuál sea el fallo, el problema lo será para el gobierno salido de las próximas elecciones. Si la sentencia es contraria, habría que devolver las tasas recaudada con sus intereses y costas. Zapatero ya tiene bastantes problemas como para rectificar en esta cuestión, pero lo único sensato sería abordar ya un nuevo modelo de financiación.

Manteniendo la tasa sobre las televisiones privadas y la transferencia de la tasa sobre el espacio radioeléctrico las alternativas para sustituir a la financiación de las telefónicas son:

– Canón. Difícil de implantar en plena recesión y con altos costes de administración.

– Elevar la tasa de las televisiones privadas, verdaderas beneficiarias de la supresión de la publicidad.

– Reinstaurar una publicidad limitada. Tiempos limitados, sin posibilidad de interrumpir programas. Serviría también para normalizar el mercado publicitario.

Creo que la solución más apropiada sería una mezcla de las dos últimas alterntativas.

(Otras entradas: Más sobre financiación de RTVE,El calvario de la financiación de los servicios públicos de radio y televisión)

Poder gitano


Europa en Suma dedicó su Hora Europea de ayer a los Gitanos en la UE. La cuestión central que se planteó en una tertulia muy estimulante fue ¿debe la UE reconocer a los gitanos como un pueblo europeo sin territorio y dotarles de una representación al máximo nivel?

La propuesta partió de Miguel Fonda, presidente de la Federación de Asociaciones de Rumanos en España (FEDROM). Fonda, español hijo de exilados rumanos, recordó que los gitanos fueron legalmente esclavos en Rumanía hasta 1860 y que hoy, todavía muchos gitanos viven en situaciones de marginación equivalentes a la esclavitud. Se nos recordó también por un asistente el genocidio gitano perpetrado por los nazis.

Por todo ello, Fonda defendió que el pueblo gitano, un pueblo sin territorio ni Estado, conquiste poder y autonomía (empoderamiento, apoderamiento) y adquiera una representación institucional al máximo nivel como uno de los elementos constitutivos de la identidad europea. Este apoderamiento debería de ir acompañado de políticas sociales para lograr su integración.

Esta propuesta tiene un primer desarrollo indiscutible. Son los propios gitanos los que deben tomar en sus manos su destino, adaptando su cultura al mundo de hoy y promoviendo líderes comunitarios que puedan ser interlocutores con las autoridades locales.

Más discutible me parece una representación política como pueblo europeo. Porque entiendo que no se trata de formar un consejo asesor de la Comisión o el Parlamento, sino de una verdadera instancia política con competencias definidas. ¿Cómo insertar este poder en la complicada arquitectura institucional de la UE? ¿Cómo elegirla? ¿Por sufragio universal?. Y, sobre todo ¿no supondría fragmentar la ciudadanía?

Muy relacionada con este debate estuvo la intervención de Diego Fernández, director del Instituto de Cultura Gitana, dependiente del Ministerio de Cultura. Fernández, que definió la fundación que preside como un órgano político, defendió la suma de identidades en una única ciudadanía. Hoy -dijo- la integración de los gitanos españoles es un modelo para Europa. Pero nos recordó cómo si del siglo XV al XVIII la política española ante los gitanos fue la expulsión en el XIX y el XX, hasta la democracia, fue la reclusión.

Francisco Fonseca, director de la Representación de la Comisión Europea en España, ilustró brillantemente el derecho a libertad de circulación y residencia a partir de la Directiva 2004/38 (pdf, directrices de la Comisión para su trasposición). La Comisión ha emplazado a Francia para que su legislación interna cumpla la normativa europea en materia de expulsiones, de modo que éstas estén sometidas a un conjunto de garantías procesales.

Por su parte, el embajador de Eslovaquia, Jan Skoda, resumió el desarrollo de proyectos europeos para la integración de los gitanos en su país.

La operación xenófoba de Sarkozy nos ha recordado a todos que un pueblo europeo, el gitano, merece la justicia que se le ha negado durante siglos.

La mujer sigue estando subrepresentada en los medios


¿De quién hablan las noticias? ¿Quiénes son los sujetos noticiosos? ¿Hombres o mujeres? Pues mayoritariamente, hombres, en un 76% y sólo mujeres en un 24%, según el informe ¿Quién figura en las noticias?, del Global Media Monitoring Project (resumen, informe completo)


Desde hace quince años este proyecto produce un informe quinquenal en el que se verifica la presencia y cómo está representada la mujer en los medios. El último informe cubre 108 países, más de 1000 medios (prensa, radio, televisión y digitales), con un total de 17.795 noticias analizadas.

En los últimos cinco años se ha registrado una ligera mejoría, pues las mujeres han pasado de ser sujetos noticiosos de un 17% a un 24%. Pero la función con la que aparecen sigue mostrando una imagen deformada de la mujer.

La mujer sigue apareciendo esencialmente en el ámbito privado. Aparece mayoritariamente para expresar una opinión como ciudadana o una experiencia personal, pero muy poco como portavoz institucional o experto.

Por medios, está más presente en la televisión y menos en la radio y la prensa. El estudio incluye por primera vez a los medios digitales, en los que las mujeres están presentes menos que en la prensa tradicional y, lo que es peor, recaen en estereotipos de género en un 40% de las noticias analizadas.

En cuánto a quién hace las noticias, sólo se alcanza la paridad en televisión, con un 52% de presentadoras, pero los temas que cubren como reporteras son más sociales que políticos.

Mi opinión personal. Este sesgo se debe tanto a malas prácticas de los medios como a una falta de presencia real de la mujer en muchas actividades. ¿Es una solución imponer prácticas informativas de discriminación positiva? ¿Se falsea la imagen del mundo con ellas? Creo que no se puede sacar de donde no hay. Si no hay mujeres en los consejos de administración no se puede magnificar una presencia minoritaria. En cambio, el camino puede ser resaltar el valor de otras actividades que no signifiquen el ejercicio del poder político o económico.

(La Federación Internacional de Periodistas pide a sus organizaciones que abran un debate sobre este sesgo y apoya una campaña global contra la información sexista.)

La mujer sigue apareciendo esencialmente en el ámbito privado. Aparece mayoritariamente para expresar una opinión como ciudadana o una experiencia personal, pero muy poco como portavoz institucional o experto.
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