España Contemporánea: el túnel de las imágenes


Julián Collado – El baile de la matazón – Albacete ca. 1900

¡Con que fuerza se manifiesta la vida! Más de un siglo después, los jóvenes siguen girando y la bandurria sonando. Es el momento de la fiesta. Julián Collado, un fotógrafo local de Albacete logró una composición perfecta con los horizontes sin fin de La Mancha de fondo. Es la grandeza de la fotografía.

Los comisarios de la exposición España Contemporánea: fotografía, pintura  y moda han acertado con la imagen del catálogo, puesto que se declara buscar la historia con minúscula a través de las sociabilidades y los recuerdos.

Hay que precisar que predominan las fotos, son muy pocos los cuadros (aunque las obras pictóricas y las fotos entablan un verdadero dialogo) y los trajes dejan de lado las vestimentas populares para centrarse en modas y piezas de modistos históricos.  Y que los acontecimientos históricos, si bien a veces vistos desde la cotidianidad, son el elemento fundamental de la exposición de la Exposición Mapfre. Atención a los madrileños y visitantes: se cierra el 5 de enero de 2014, así que se puede comenzar el año echando un vistazo atrás a nuestra historia desde el paseo de Recoletos.

Fotografías, vestidos y  cuadros componen un túnel de los últimos 170 años, un túnel de imágenes. Del daguerrotipo a la explosión de las imágenes digitales. De la pieza única y valiosa a la imagen de usar y tirar. Del blanco y negro al color. De la fotografía solemne al reportaje; de la propaganda del NODO al consumismo de la televisión. Una síntesis española de la civilización de la imagen.

Recorrer ese túnel del tiempo es reconocernos. Pocos o ningún joven ayer domingo entre los visitantes; los viejos y maduros conforme avanzaban por el túnel iban reencontrándose con su infancia y juventud.

Están las grandes instantáneas históricas: el atentado contra Alfonso XIII, las fotos de Alfonso de Monte Arruit, la barricada de la calle Diputación de Centelles (en su encuadre apaisado original y el más conocido vertical), el miliciano muerto de Capa, la despedida de la División Azul de Santos Yubero. Y Lorca-Dalí-Pepín Bello. Y Valle-Inclán. Pero esta es mi selección personal.

Charles Cliffor – Pontón de la Oliva (1855)

Esclavos del progreso. El británico Clifford viajó por toda España inmortalizando las primeras obras públicas del progreso: puentes, pantanos y ferrocarriles. La del Pontón de la Oliva (hoy en desuso) fue la primera presa del Canal de Isabel II, la infraestructura a la que Madrid le debe lo que es. La construyeron presos en penosísimas condiciones. Muerte, esfuerzo, sufrimiento han sustentado el progreso. Hoy, ese patrimonio público está a punto de enajenarse al servicio del interés privado.

Marín - Celebración de la proclamación de la República

Marín – Celebración de la proclamación de la República

El desafío de los bandoleros andaluces. Un panel recoge las fotos identificativas de los bandoleros capturados por el gobernador de Córdoba en plena Restauración. Es un pena que no haya podido recuperar más que esta foto. Son quince, 20 miradas, de hombre jóvenes, seguros, desafiantes. Unas pocas mujeres: en sus ojos, más odio que desafío.  Pobreza, abandono, inexistencia del Estado fueron el caldo de cultivo del bandolerismo, un fenómeno en gran medida popular.

Una nueva vida al otro lado del mar. Fichas de españoles recién llegados al puerto de Buenos Aires, a comienzos del siglo XX. No tienen el valor artístico de las fotos de Lewis Hine a los inmigrantes de la isla de Ellis, pero sí el mismo valor testimonial. No la he podido recuperar, pero me quedo con la de una mujer de 19 años, soltera, acompañado de su hijo de 1o meses. ¿Había para esa joven otra esperanza que lanzarse a la aventura a un viaje sin retorno? Salvando las distancias, su hazaña es un antecedente de la esas africanas que llegan con sus hijos a nuestras costas en una patera. Sólo que en Argentina esperaba a aquellos españoles un futuro hecho de trabajo durísimo y aquí y ahora hasta eso les negamos.

Marín - Celebración de la proclamación de la República

Marín – Celebración de la proclamación de la República

La España nueva. La alegría de los jóvenes tomaba las calles. Aquel 14 de abril el mundo era suyo. Todo estaba por hacer y mucho hicieron aquellos jóvenes. Pero al final fueron la generación sacrificada el altar de la guerra y de una no menos cruel postguerra.

Salamanca – 12 de octubre de 1936

Venceréis, pero no convenceréis. Llegó la sublevación militar y con ella la guerra. Unamuno tomó partido por los sublevados, pero no hasta el punto de avalar el genocidio fratricida. Luciano González Egido reconstriuó su alegato contra la muerte. Sereno, en medio de la histeria fascista sale del Paraninfo de la Universidad de Salamanca. El regeneracionismo había muerto.

La exposición termina con vídeos del NODO, de viejos programas de TVE y de publicidad. Me quedo con NODO y con la aparición de Carmen Laforet (1:52 en el vídeo)

El exilio interior de las mujeres. Carmen Laforet había ganado el Premio Nacional de Literatura en 1956 con La mujer nueva, el relato de la conversión de una mujer al catolicismo, una novela reverso de Nada. En su pueblo de veraneo, Arenas de San Pedro, las fuerzas vivas (alcalde, jóvenes de Coros y Danzas) le agasajan en su casa. Y el NODO estaba allí. Una mujer joven y tímida nos muestra a sus hijos y posa escribiendo, agarrada a la tabla de salvación de la máquina portátil. Detrás un matrimonio infeliz, una inseguridad vital y literaria y un inesperado y riquísmo epistolario con Ramón J. Sender

Visita virtual a la Exposición España Contemporánea

(Esta entrada cierra un ciclo con la imagen de España (Català-Roca) y el mundo (Magnum First) antes de la globalización)

 

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Felicitación de Navidad


Gervasio Sánchez – Sokheurm Man, víctima de una mina, junto a su mujer Nin Lin y su hijo Enero. Siem Reap (Camboya), mayo de 2007

Aquí está, inexorable, la Navidad. Y con ella las felicitaciones.

Las felicitaciones navideñas han ido cambiando con la sociedad.  Los motivos tradicionales eran variaciones sobre el portal de Belén o sobre la navidad nórdica, árbol, luces y Santa Klaus. Pocas tarjetas en papel nos llegan ya, pero nuestro buzón virtual se llena de deseos de felicidad. ¡Es tan fácil dar al botón enviar o compartir! Me llegan con diversa iconografía: adaptaciones de la tradicional, a menudo en clave de humor; reivindicativa, con lemas de los movimientos sociales; autofotos de los protagonistas con su familia; y, cada vez más, fotos de los hijos o de los nietos.

Los niños son los mejores iconos de la Navidad. Son la esperanza de la vida nueva y símbolo de la inocencia, de una forma de ver el mundo todavía no sesgada por prejuicios e intereses. Por eso he escogido esta foto de Gervasio Sánchez. Una pareja camboyana, víctima de la minas, que acogen esa nueva vida, que lo tendrá bastante más difícil que nuestros hijos y nietos.

Muchas felicitaciones hacen un pequeño balance del año que termina y hacen votos de prosperidad para el siguiente. Para mi el 2013 ha sido el año en que los retrocesos de la Gran Involución se han consolidado. España se ha empobrecido y es más desigual e injusta; hemos tirado por la borda el patrimonio democrático y social de los últimos 35 años; hemos negado el futuro a los jóvenes. Y los movimientos sociales dan muestras de cansancio y su protesta ya ha sido amortizada p0r el sistema, que se blinda con más leyes represivas.

La lotería de Navidad es ahora una metáfora de lo que podemos esperar: el premio de salvarnos de un ERE, de renovar un empleo o una beca precaria. Así que, en este felicitación recupero «Esperando al Gordo» de Català-Roca», para recordar de donde venimos y a donde parece que regresamos.

Català-Roca – Esperando el Gordo

Para que no todo sea negativo, algunos signos de esperanza en el año que se va. La valentía de Snowden denunciando el espionaje masivo. Un nuevo papa que pone en la agenda a los deseheredados. Que la diplomacia haya regresado al tablero de Oriente Próximo.

Previsiones no me atrevo a realizar, pero las elecciones europeas, que podrían ser signo de mayor democracia, amenazan con el nubarrón de una cámara bloqueada por partidos y diputados xenófobos. Siria, entre tanto, parece que se encamina hacia la paz de los cementerios. En homenaje a los sirios y a todos los que viven en conflictos armados -por cierto que el de Sudán del Sur cada vez apunta más a una catástrofe-os dejo la foto que cierra esta entrada, tomada en Alepo.

A todos, felices fiestas y un 2014 más próspero y justo.

España antes de la globalización en las fotos de Català-Roca


Català-Roca – El Piropo – Sevilla

No hay mejor radiografía de la España de los años 50 que esta fotografía de Francesc Català-Roca. Tarde de abril en Sevilla. Semana Santa. El mundo femenino cerrado en si mismo. La represión masculina.  Curas, policías y militares, omnipresentes, vigilantes. El fotógrafo podría haber retratado sólo alguno de estos mundos, pero tuvo el acierto de unirlos todos en una prodigiosa composición.

En los años 50 cada lugar del mundo era propio y distinto. La exposición Magnum First,  a la que dediqué la última entrada, me sugirió esta idea. He tenido ocasión de reafirmarla al visitar la exposición Catalá-Roca – Obras Maestras en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Los reportajes fotográficos de Català-Roca de los años 50 nos muestran esa España genuina, la España diferente, no de las campañas turísticas de Fraga, no necesariamente la de fiestas arcaicas, sino  la de la vida, propia y distinta, que se manifestaba espontáneamente en las calles de las grandes ciudades. Por cierto, que estos reportajes de ciudades se realizaron como ilustración para las míticas guías turísticas de Destino.

Català-Roca – Señoritas paseando por la Gran Vía de Madrid

Catalá Roca – Organillero en Madrid

Català-Roca, uno de los grandes maestros de documentalismo español, fue muy consciente de que fotografiaba un mundo que se desvanecía ante sus ojos. Su papel es el testigo, sin veleidades artísticas ni fetichismo respecto a la obra única. Y sin embargo, sus fotos son verdaderas obras de arte, que ganan  cuando, como en la exposición, las vemos en su formato original, el formato medio.

Català Roca – Limpiabotas

Botijero, vendedor de canciones, afilador, lechera, aguador, organillero… son todos oficios desparecidos que vemos retratados en la exposición. Y es que, como indicaba el propio autor, en cinco años aquel mundo habría desaparecido.

Català Roca – Luis Miguel Dominguín – Carrascosa del Campo

La exposición recoge el reportaje del festival taurino que Luis Miguel Domínguín regaló a Carrascosa del Campo, Cuenca, en 1954. El pueblo engalana su miseria para recibir un rayo de glamaour (entonces se diría distinción) de Domiguín o Lucía Bosé y para disfrutar de la última faena del maestro Domingo Ortega.

Català-Roca – Madrinas de la corrida – Carrascosa del Campo

De  Catalá Roca a veces se ha dicho que es el Cartier-Bresson español. Yo creo que sus «instantes decisivos» son mucho más cotidianos y, por tanto, más verdad. Quizá porque siempre supo mantener la d con el sujeto:

«No he tenido problemas con la gente que fotografiaba, he tenido la intuición, sabía cuando pedirlo y cuando no» (Català-Roca)

Català-Roca – Esperando el Gordo en la Puerta del Sol

La anterior instantánea es un buen ejemplo de la justa medida de la distancia. Y de esta pobre España, que en siglo XXI como en el XX, sigue pendiente del Gordo.

(Y como compendio, el vídeo con el comisario de la exposición Chema Conesa) (Y para cerrar este ciclo de los años 50, la exposición de Nicolás Muller, por Francisco Rodríguez Pastoriza)

El mundo antes de la globalización en las fotos de Magnum


Magnum First – El embalaje original

Ahí está. La caja que durante 60 años preservó olvidadas las fotos de los maestros de Magnum. Y en las paredes colgados los positivos con sus montajes originales. Es Magnum First, la primera exposición colectiva de los fotógrafos de la agencia, ahora recuperada y que puede visitarse en Madrid en la Fundación Canal.

Hubo un tiempo en que cada lugar era cada lugar. Mayfair, en Londres era una cosa y otra el Wienerwald, de Viena.  No era lo mismo Delhi que Split, Budapest que El Cairo o Biarritz. Cada sitio tenía su olor y color, era propio y distinto. No existían la cultura pop, las franquicias globales ni, desde luego Internet. Así era todavía en los años 50. A partir de los 60 se expandirá desde Estado Unidos una mancha pegajosa, un barniz homogéneo, que tapa las realidades profundas.

Ese mundo todavía relativamente estático y genuino de los 50 fue retratado por los fotógrafos de la agencia  Magnum en su primera exposición colectiva. Aquellos fotógrafos y fotoperiodistas buscaron su independencia profesional fundando la agencia y reivindicaron su libertad creativa a través de exposiciones.

Esta primera se montó en Austria en 1955 y fue circulando por varias sedes del Instituto Francés, hasta que, finalmente, quedó olvidada en sus embalajes en el Instituto Francés de Innsbruck. Se denominó «Gesicht der Zeit», el rostro del tiempo, y este título, que indica toda una voluntad de destacar el instante en el marco de la marcha del tiempo,  cobra hoy un nuevo valor, cuando la casualidad permitió recuperar las cajas con las series y los montajes intactos.

Demos una vuelta a ese mundo de los fotógrafos de Magnum.

Inge Morath – Buckingham Palace, 1953

Inge Morath. La exclusividad de Mayfair. Londres todavía no se había recuperado del todo de los bombardeos. En el Reino Unido se construía el estado del bienestar y los sindicatos eran más poderosos que nunca. Pero el lujo y el glamour de otro tiempo se mostraba a la cámara de Morath en el exclusivo barrio de Mayfair.

Robert Capa – Biarritz, 1951

Robert Capa. Biarritz, elegante y folkórico. Capa vuelve al País Vasco francés, tan cerca de España. Son sólo tres fotos en las que retrata una sesión de danzas tradicionales., en un ambiente relajado, veraniego, en el que tradición y modernidad se dan la mano.

Werner Bischof – Camino de Cuzco (Perú), 1954

Werner Bischof. De Perú a Japón, pasando por Hungría. La serie más «cosmopolita» de países que no lo eran. Lugares genuinos. Personajes, niños sobre todo, retratados con enorme respeto.

Henri Cartier-Bresson – Cremación de Gandhi

Henri Cartier-Bresson. El reportaje del asesinato de Gandhi. El antes y el después del magnicidio. Uno de los mejores trabajos periodísticos del maestro de la fotografía. La atmósfera que rodeaba al padre espiritual de la India en las horas anteriores al asesinato. El dolor de las multitudes. La cremación.

Erich Lessing – Wienerwald, 1954

Erich Lessing. Niños vieneses. Son la primera generación nacida después de la guerra. Puede que Viena sea ese lugar tenebroso que viera Welles en el Tercer Hombre. La mirada de Lessing es luminosa. Niños perfectamente vestidos que juegan en el decorado espectacular de la Viena imperial

Ernst Haas – Rodaje de Tierra de Faraones (Egipto), 1954

Ernst Haas. Tierra de Faraones. Haas fotografió el rodaje dirigido por Howard Hawks. Es la serie más impresionante de toda la exposición. El ojo de Haas no nos retrotrae al Egipto de los 50, sino al de los faraones. Las condiciones del rodaje, con miles de extras, no parecen muy distintas a las de los esclavos que edificaron las pirámides. Mientras los esclavos descansan, el hombre blanco los vigila a caballo.

Jean Marquis – Ruinas del puente Isabelm (Budapest), 1954

Jean Marquis. Hungría. La foto lo dice todo: el puente fastuoso todavía en ruinas y en primer término un niño que rebusca ¿comida? ¿unas tablas para improvisar un juguete?. Fiesta de Adviento, ritos religiosos, vestidos de fiesta y un busto del camarada Stalin adornado con Flores.

Marc Riboud – Dalmacia, 1951

Marc Riboud. Dalmacia. Las imágenes de Riboud nos muestran un mundo rural, cerrado, pobre. En el ferry de Split a Trogir dos mujeres enlutadas. Quizá hoy podría capturarse la misma imagen en el mismo barco, pero al abrir el plano el bullicio de los turistas lo llenaría todo.

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