La web de Ida y vuelta de un soldado


Captura web

Mi padre, José Díaz Bravo, fue uno de esos jóvenes de la Quinta del Biberón que, además de combatir en la guerra civil, tuvieron que hacer luego una interminable mili.

A su jubilación, en 1986, escribio unas memorias de la guerra y el cautiverio como prisionero en los campos de concentración franquistas. 80 años después de aquellos hechos, recupero y difundo su trabajo.

En el blog ya hice varias entradas, coincidiendo con el fin de la batalla de Aragón (voladura de los puentes de Tortosa) y comienzo de la batalla del Ebro. Dejo en esta página de primer nivel referencia a la web que he construido a partir de sus memorias. Un homenaje a su persona y a todos los que, luchando por sus ideales, o, simplemente por que les tocó, sufrieron y murieron en aquella terrible contienda.

La web tiene las siguientes páginas:

  • Ida y vuelta (página de inicio): introducción y enlace para descargar las memorias
  • José Luis:perfil de José Díaz Bravo (José Luis es su alter ego literario).
  • La retirada de Aragón: José Luis entra en combate en el Maestrazgo y cruza el puente de Tortosa antes de su voladura.
  • La batalla del Ebro: José Luis cruza el Ebro por Flix el 25 julio y es hecho prisionero el 15 de noviembre de 1938.
  • El cautiverio: Como prisionero pasa por la plaza de toros de Logroño, el campo de concentración de Miranda de Ebro y el de trabajo de Son Amoixa. Es liberado el 1 de junio de 1939.
  • La ruta del soldado: mapa de Google de los lugares por los que pasó José Luis.
  • Cronologia: línea de tiempo interactiva con los episodios de la memorias y el contexto de los grandes acontecimientos de la guerra y la escena internacional.
  • 80 años después: mi diario de viaje, 80 años después, a los escenarios de las memorias.

La cronología no puede incrustarse en esta página, pero puede verse en este enlace.

Mapa de la ruta del soldado

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Ida y vuelta de un soldado: la batalla del Ebro


25 de julio de 1938, 00:15. Hace 80 años daba comienzo la batalla del Ebro.

Mi padre, José Díaz Bravo, José Luis en su relato Ida y vuelta de un soldado era de los primeros en cruzar el río por Flix.

Valga esta entrada, que forma parte de la serie Ida y vuelta de un soldado, como homenaje a todos los que combatieron, en uno y otro bando, en la batalla más cruenta de la guerra civil. Salvo algún centenario, ya no están aquellos jóvenes que lucharon por unos ideales, o simplemente, porque les tocó. Nos corresponde a nosotros conservar su memoria.

(Ida y vuelta de un soldado se puede descargar aquí)

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La batalla

Después de la retirada de Aragón, el ejército popular podría haberse colocado a la defensiva. La línea XYZ estaba conteniendo el avance de Franco sobre Valencia. Podría haber reorganizado sus fuerzas y esperar desde una posición ventajosa la ofensiva nacional. Pero la República necesitaba una victoria para fortalecer la moral propia, pero sobre todo para convencer a las potencias europeas de que su causa debía ser tomada en cuenta.

» Resistir es vencer». La política de Negrín, presidente del Consejo y ministro de Defensa, de resistencia ultranza se manifiesta en la ofensiva del Ebro, planificada militarmente por el general Rojo.

No era solo cuestión de prestigio. Alargar la contienda podría suponer la intervención de Francia en el marco de una conflagración general en Europa. Durante los días de la batalla se desarrolla la crisis de los Sudetes, pero el acuerdo de Munich aleja cualquier esperanza de internacionalización.

La ofensiva es una acción audaz, bien planificada y bien ejecutada, pero con carencias básicas. La inferioridad en artillería y sobre todo en aviación: los aparatos alemanes e italianos dominan los cielos. La dificultad de los suministros. La falta de transportes.

El Ejército del Ebro mandado por Modesto estaba organizado en dos cuerpos, el V, al sur, mandado por Líster y el XV, al norte, por Tagüeña. Las operaciones se desarrollan en la Terra Alta de Tarragona, un terreno en principio sin mayor valor estratégico, en el arco del río entre Mequinenza y Amposta.

Explotando la sorpresa, el 25 de julio de 1939 el Ejército del Ebro cruza el río. Avanza haciendo en un solo día 4.000 prisioneros. Pero no consigue conquistar sus dos primeros objetivos, Vilalba d`Arcs y Gandesa. El 1 de agosto Modesto ordena ponerse a la defensiva. Han conquistado 300 kms/2, dominan buenas posiciones defensiva, pero están encajonados entre el enemigo y el río.

Franco podría haber seguido avanzando sobre Barcelona, pero opta por aniquilar a lo mejor del ejército de la República. Serán siete contraofensivas, todas ellas frontales. Dos ejércitos, en total 400.000 combatientes, en un duelo de carneros, como se ha comparado a veces, que supone la más larga y terrible de todas las batallas de la guerra.

En la madrugada del 16 de noviembre los últimos hombres de Tagüeña cruzan el puente de hierro de Flix, antes de volarlo. La batalla del Ebro ha terminado.

En total, ambos bandos han tenido 100.000 bajas. Los nacionales han hecho 20.000 prisioneros. Ha sido una terrible carnicería. En la Terra Alta han caído cerca de 20.000 soldados, casi 2/3 republicanos.

Descanso y preparación

Después de pasar a la orilla izquierda del Ebro, la compañía de transmisiones de José Luis se instala en Tortosa. No están mal, si no fuera por los terribles bombardeos nacionales.

La Brigada es trasladada a Lérida, para participar en la ofensiva de Balaguer, que fracasa, y no llegan a entrar en combate.

Son meses tranquilos. José Luis pasa por Tárrega, Tarrés, la Granadella, pueblos de una rica región agrícola, en la que todavía se pueden encontrar alimentos. En Tarrés están instalados en la iglesia. En Granadella pasa revista a las tropas el general Hernández Saravia, jefe del Ejercito del Este.

En julio se acaba la tranquilidad. De nuevo, caminando, hacia el sur, hasta la ribera del Ebro.

El paso por Flix

A las 00:15 minutos del 25 de julio de 1938 el Ejército del Ebro cruza el río por cuatro puntos. Fayón, al norte y Amposta, al sur, dos maniobras de diversión y en el centro, en los ataques principales, por Flix y Ascó, el XV Cuerpo de Tagüeña, y por Mirabet el V de Lister.

José Luis es de los primeros en cruzar por Flix, en la barca del comandate Fidel. A pesar del fuego enemigo llegó sano y salvo a la otra orilla.

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Relato del paso por Flix. Ida y vuelta de un soldado

La batalla del transmisionista

Cuando el frente queda estabilizado, la compañía de transmisiones de José Luis se instala en La Fatarella, en el puesto de mando de Tagüeña.

Desde allí, hacen servicio en una centralita bien protegida de Ascó, pero, sobre todo, reparan las líneas a lo largo del frente. Hay que seguir el cable por el campo durante kilómetros hasta encontrar la rotura y unir de nuevo las dos puntas.

Sufren los bombardeos de la artillería y la aviación y algunas veces llegan a la primera línea, como en el cementerio de Vilalba d’Arcs.

También hay momentos de tranquilidad para escribir a la familia y los soldados aprovechan las provisiones del pueblo de esta zona agrícola.

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Sobre el fondo de la bobina de cobre y el teléfono, elementos del transmisionista, relato de José Luis del combate junto a la tapia del cementerio de Vilalba

Prisionero que no pasado

El 15 de noviembre las últimas resistencias republicanas se derrumban. Es el último día de la batalla.

José Luis es enviado con otros cuatro compañeros a recoger el último cable que comunicaba con el frente. Las unidades de primera línea están retirándose, pero ellos siguen adelante y quedan en tierra de nadie.

Ven llegar a los requetés. José Luis y un compañero salen de su escondite y dicen a los soldados enemigos «nosotros nos pasamos». Los requetés le quitan el abrigo.

Comparecen ante un tte. coronel nacional: «nos hemos pasao, somos de transmisiones». La escena, cuyo relato se puede leer en la imagen, termina con un escalofriante «con estos haced lo que queráis».

José Luis ha sobrevivido a siete meses de guerra, pero le quedan por delante ocho meses de cautiverio.

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Ida y vuelta de un soldado

(Próximamente publicaré una versión interactiva de Ida y vuelta de un soldado)

Ida y vuelta de un soldado: la retirada de Aragón


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Pont de l’Estat (Tortosa), volado por el ejército republicano en retirada la tarde del 18 de abril de 1938. José Luis fue uno de los últimos soldados en cruzar

Hace 80 años por estas fechas terminaba la batalla de Aragón, con pésimo resultado para el ejército republicano. Allí tuvo su bautismo de fuego mi padre, José Díaz Bravo, José Luis en sus memorias Ida y vuelta de un soldado.

En esta entrada recupero los recuerdos de mi padre, que confronto con el relato del jefe de la 3ª División, Manuel Tagüeña en Testimonio de dos guerras un documento imprescindible para entender la guerra y, sobre todo, la evolución de los dirigentes comunistas en el exilio. En una próxima entrada recogeré mis impresiones personales al recorrer la zona ocho décadas después.

La batalla de Aragón

Después de reconquistar Teruel, el ejército franquista lanzó el 7 de marzo una ofensiva que en pocas semanas pulverizó a los republicanos, muy desgastados después de la batalla de Teruel. Tomada Lérida el 3 de abril, Franco podría haber avanzado sobre Barcelona, pero prefirió atacar Valencia, una decisión estratégica discutida por sus propios generales. Los nacionales avanzaron por el Maestrazgo y Alonso Vega llegó a Vinaroz, dividiendo en dos la zona republicana: por un lado, el centro-sur-este y, por otro, Cataluña al otro lado del Ebro.

Para taponar la sangría el mando republicano envía a la 3ª División, al mando del mayor de milicias Manuel Tagüeña. Estaba formada por dos brigadas mixtas, la 31ª y la 33ª y había tenido una actuación destacable en el frente del Guadarrama y entonces se encontraba de reserva. Tagüeña era un joven doctor en Física y Matemáticas, de solo 24 años, perteniciente a las las Juventudes Comunistas, entonces ya Juventudes Socialistas Unificadas.

Hacia el frente

La 33ª Brigada estaba acuertelada en Torrelaguna. En ella se alistó voluntario José Luis el 5 de marzo, justamente para evitar ser enrolado en una unidad de choque. Pero el 16 de marzo la brigada recibe la orden de acudir al frente de Aragón. Se había acabado la diversión y empezaba -dice- José Luis, el viaje de la tragedia.

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Plaza de Torrelaguna. Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

La tropa, mezcla de veteranos y reclutas sin instrucción, parte como si fuera de excursión, cantando cuplés. José Luis habla de autobuses, pero Tagüeña precisa que la 33ª Brigada viaja en camiones Dodge recién llegados, mientras que la 31ª lo hace en viejos camiones rusos, que se averían continuamente. Una breve parada en la plaza de Castelar de Valencia (hoy del Ayuntamiento), donde se reparten latas de sardinas y directamente de ahí al frente. En poco más de 48 horas se traslada toda una división al frente.

La retirada de Aragón

Tagüeña relata el caos que se encuentra al llegar al Maestrazgo. El coronel Menéndez, jefe del Ejército de Maniobra, lo primero que le dice es si sus soldados no saldrían corriendo cuando tuvieran encima 50 aviones bombardeándolos. Tagüeña dice que no y, ciertamente, las dos brigadas tienen un comportamiento ejemplar porque consiguen contener a los nacionales y permiten una retirada más ordenada. Pero los bombardeos de la aviación son para los soldados una pesadilla. José Luis está en la compañia de transmisiones y, por tanto, solo a veces se encuentra en primera línea de fuego, pero relata en sus memorias varios bombardeos terribles y su pavor cuando el cielo se cubría de pavas (bombardeos alemanes Heinkel-111).

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Bombardeo Heinkel-111 de la Legión Cóndor, las temidas «pavas» negras

Prat de Compte

Su compañía entra de noche en Valderrobres y al día siguiente logra el contacto con la Brigada en una vaguada cerca de Prat de Compte. Es un momento crítico. En paralelo, los relatos de José Luis y Tagüeña.

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Sobre la imagen del cruce de Prat de Compte, a la izquierda el testimonio de José Luis, a la derecha el de Tagüeña

Continua la retirada con los soldados en condiciones precarias. José Luis lleva destrozados los zapatos de fina suela de tafilete que compró en Madrid. Las tropas no reciben apenas suministros, pero a veces se encuentran gratas sorpresas.

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Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

Los túneles de Cherta

José Luis participa en un combate decisivo, el de los túneles de Cherta. El 3 de abril establece una línea de resistencia frente a la italiana División Littorio. Tagüeña sostiene que su División consiguió en Cherta evitar la caída de toda Cataluña. José Luis, que elogia la valentía de sus oficiales no profesionales, pasa momentos terribles en los túneles .

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Ida y vuelta de un soldado

Tortosa

En la retirada, la Compañía de Transmisiones se instala unos días en hotelitos, en la orilla derecha del Ebro, junto a unas antiguas cocheras del tranvía de Tortosa. Son días de tranquilidad y buen humor para los jóvenes soldados.

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Tranvías de Tortosa, a comienzos del s. XX. Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

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Puente de l’Estar volado el 18 de abril. Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

José Luis se enreda con los cables de la voladura, afortunadamente sin consecuencias. Los transmisionistas se refugian en unas casas cercanas e inmediatamente la gran explosión. José Luis reconoce, otra vez, el valor del comandante (José Luis no usa el tratamiento republicano «mayor») Guerrero, que cubre la retirada. Mientras tanto, Tagüeña ha sido nombrado jefe del XV Cuerpo y no acompaña a sus hombres en el paso del Ebro, porque se encuentra en Falset para hacerse cargo de su nuevo mando.

El Ejército Republicano se fortifica en la orilla izquierda del Ebro. El 25 de julio lo cruzará de nuevo, en lo que será la batalla más cruenta de toda la guerra.

( Ida y vuelta de un soldado se puede descargar aquí. Testimonios de dos guerras, de Tagüeña se puede leer en línea en Scribd)

Ida y vuelta de un soldado


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Portada de las memorias de José Díaz Bravo, ilustrado por él

5 de marzo de 1938.

Hace 80 años un joven de 18 años, José Díaz Bravo, deja su casa del barrio de Estrecho, toma un autobús en la calle de García de Paredes y viajando en la baca en aquel frío día de invierno llega a Torrelaguna para alistarse como voluntario en la 3ª Compañía de Trasmisiones de la 3ª Brigada Mixta del Ejército Republicano. Era lo que le había recomendado un pariente para evitar el alistamiento obligatorio y su envío al frente en unidades de primera línea. Efectivamente, su quinta, la de 1940, fue llamada a filas el 8 de marzo.

Así empieza Ida y vuelta de un soldado, las memorias de guerra de mi padre, escritas casi 50 años después, a su jubilación en 1985. Son solo 119 cuartillas mecanografiadas, escritas con total sinceridad y ingenuidad literaria, propia de quien no tenía más que instrucción primaria. Para ello construye un alter ego, José Luis, su nombre en la partida de nacimiento.

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Llamamiento a filas de la Quinta del 40, tres días después del alistamiento vountario de José Luis – ABC Diario Republicano de Izquierdas, 8-3-1938

De Torrelaguna, a la batalla -mejor dicho, a la retirada de Aragón. Luego la batalla de Ebro. Después prisiones y campos de concentración en Alcañiz, plaza de Toros de Logroño, campo de concentración de Miranda de Ebro y campo de trabajo de Son Amoix (Mallorca). El diario termina el 1 de junio de 1939, con el regreso a casa, donde su familia no sabía si estaba vivo o muerto. Después, recorrerería los cuarteles de media España, como tanto jóvenes de la Quinta del Biberon, durante casi un lustro.

En su momento leí el texto sin darle mayor importancia, porque todo aquello se lo había oído contar muchas veces, sobre todo en las cenas navideñas. Poco después murió de cáncer y el diario quedó olvidado. Ahora, llegado yo también a la jubilación, lo recupero un tercio de siglo después y quiero compartirlo desde esta modesta tribuna.

Con más tiempo libre quiero ensayar una narración multimedia a partir del diario. Confrontar su testimonio con otros testimonios (en primer lugar el de Manuel Tagüeña, el comandante de su División), hemerotecas, obras históricas y visita a los lugares descritos.

Podría hacerlo y no compartirlo. Si lo hago es porque creo que para saber quienes somos debemos saber de donde venimos.

Hay miles de diarios de combatientes de ambos bandos, hay testimonios de las víctimas de la represión, de los españoles en los campos nazis. Esta historia, en cambio, no tiene nada de heroíca.

No se trata de un luchador por ningún ideal. Simplemente de un joven que trata de sobrevivir con dignidad. Que mira con respeto a sus compañeros de filas comunistas- él, apolítico- y sin rencor hacia los nacionales que le confinaron en campos de concentración y le maltrataron. Que había perdido a su padre, muerto por un obús disparado por los nacionales desde el cerro Garabitas un año antes. Que soportó las penurias de la posguerra, el duro régimen laboral del franquismo, emigrante a Venezuela, beneficiario del desarrollismo. Nunca franquista, nunca antifranquista. Contento con la democracia, votante socialista. Uno de tantos que construyeron las mínimas condiciones materiales para que mi generación, la primera sin la experiencia de una guerra, pudiera convertir a España en un país democrático con un aceptable estado del bienestar, que ahora muestra sus grietas.

Recuperar y compartir el diario es un homenaje y una manera de mantener su memoria.

DESCARGAR Ida y Vuelta de un Soldado

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