Los habitantes del ciberespacio tienden a magnificar cualquier acontecimiento. WikiLeaks desborda el ciberespacio y seguramente marcará un antes y un después en el manejo de la información pública. Nos ha confirmado que el Imperio es poderoso y sus vasallos poco dignos. Nos obliga a replantearnos toda la cadena de producción periodística, de las fuentes a la publicación. Pero no está de más dismitificar un poco. Y para ello, sin que sirva de precedente reproduzco aquí algunos de los párrafos del artículo de Daniel Peral en Europa en Suma. Un poco de vitriolo nunca viene mal.
WIKILEAKS. EL FILTRADOR, FILTRADO.
Por Daniel Peral
Convendría centrar la discusión, porque, en caso contrario, podríamos pensar que estamos ante “o maior acontecimento da historia da humanidade”, que diría un portugués.
La aldea global se ha dividido, como en la primera guerra mundial entre aliadófilos y germanófilos, entre detractores y partidarios de Wikileaks.
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Faltan más filtraciones, por ejemplo: que papel jugó Goldman Sachs en la caída de su rival, Lehman Brothers, el taponazo de la crisis financiera. ¿Era necesario que cayera esa entidad y la otra no? ¿Se trató, como han señalado algunos medios, de una guerra entre gigantes, crisis de hipotecas-basura aparte?
Queremos fugas del trabajo de la silenciosa y efectiva diplomacia China que desprecia la situación de los derechos humanos en África, donde tiene ya un millón de trabajadores y de donde saca petróleo, madera, gas, coltán, y de los ciberataques de Pekín, ayer contra Google y Facebook, ahora contra Skype. Paradójico ¿no?, cuando ellos fabrican los ordenadores y móviles de última generación, pero no permiten a los chinos tener acceso a las nuevas redes sociales .Queremos conocer todas las interioridades del despótico régimen ruso, y, como me dice un amigo que vive desde hace años en Calcuta (pronúnciese Galkata), de la inmensa corrupción política de la emergente y aparentemente modélica India.
Queremos conocer la contaminación real de nuestros grandes bancos, los españoles, por el virus del ladrillo En fin, queremos desayunarnos cada día con un escándalo y saber lo malos que son y somos todos.
Por cierto, poco se ha filtrado de como Israel ha “toreado” de nuevo a los EEUU, en esta ocasión al inicialmente firme Obama, que pedía el fin de la expansión de los asentamientos judíos en tierra palestina para resucitar al difunto proceso de paz. Antes, cayeron Bush padre y Clinton; con W no había problemas. No hemos visto ninguna queja de los diplomáticos por la brutal expansión de las colonias y las condenas de los palestinos. Sólo, la preocupación de Israel, su miedo escénico e histórico, frente a los misiles y el arma nuclear iraní ¿Curioso, no?
Los fanáticos de la nube consideran que la historia cambia cuando aparecen ellos, que nada será igual después de Wikileaks, como aquella tontería de Fukuyama de que la historia había llegado a su fin con la caída del muro de Berlín y el triunfo del capitalismo como Sistema Único, que traería la paz y la concordia global al mundo. Lo estamos viendo. Lo fans de lo global no recuerdan la invención de la escritura en aquellas modestas tablillas de barro, la de la rueda, el fuego o la pólvora. Nadie dijo en su momento que la historia había cambiado. No tenían relatores globales, Wikis, ni iPhones que lo contaran.
Uno de los acontecimientos más importantes de finales del siglo XX, con gigantescas consecuencias, queridos jóvenes y jóvenas, entusiastas ahora de las Wikifugas, se produjo sin la red social, sin Internet, sin teléfonos móviles, ni de los antiguos ni de los “inteligentes”. Y fue hace nada, sólo 20 años. Fue un movimiento creciente de protesta de los alemanes del Este, los héroes de aquella revuelta, por el boca a oreja, como se dice ahora, en la que no hubo ni un muerto ni un herido y que acabó con los regímenes “socialistas” del Este de Europa, la economía planificada, los sueños del viejo filósofo de Tréveris, con siglo y medio de luchas obreras. Aquellas gentes abrieron grietas en el muro de Berlín. Lo que no sabían los pobres, y nosotros tampoco, es que con ese momento histórico, de verdad, de lo buenos, daban carta blanca al capitalismo brutal, el único sistema que quedaba y cuyas consecuencias estamos viviendo desde 2007
(Como aperitivo es suficiente. Os remito de nuevo a la lectura del texto completo)