Wikileaks desmitificado


Los habitantes del ciberespacio tienden a magnificar cualquier acontecimiento. WikiLeaks desborda el ciberespacio y seguramente marcará un antes y un después en el manejo de la información pública. Nos ha confirmado que el Imperio es poderoso y sus vasallos poco dignos. Nos obliga a replantearnos toda la cadena de producción periodística, de las fuentes a la publicación. Pero no está de más dismitificar un poco. Y para ello, sin que sirva de precedente reproduzco aquí algunos de los párrafos del artículo de Daniel Peral en Europa en Suma. Un poco de vitriolo nunca viene mal.

WIKILEAKS. EL FILTRADOR, FILTRADO.

Por Daniel Peral

Convendría centrar la discusión, porque, en caso contrario, podríamos  pensar que estamos ante “o maior acontecimento da historia da humanidade”, que diría un portugués.

La aldea global se ha dividido, como en la primera guerra mundial entre aliadófilos y  germanófilos, entre detractores y partidarios de Wikileaks.

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Faltan más filtraciones, por ejemplo: que papel jugó Goldman Sachs en la caída de su rival, Lehman Brothers, el taponazo de la crisis financiera. ¿Era necesario que cayera esa entidad y la otra no? ¿Se trató, como han señalado algunos medios, de una guerra entre gigantes, crisis de hipotecas-basura aparte?

Queremos fugas del trabajo de la silenciosa y efectiva diplomacia China que desprecia la situación de los derechos humanos en África, donde tiene ya un millón de trabajadores y de donde saca petróleo, madera, gas, coltán, y de los ciberataques de Pekín, ayer contra Google y Facebook, ahora contra Skype. Paradójico ¿no?, cuando ellos fabrican los ordenadores y móviles de última generación, pero no permiten a los chinos tener acceso a las nuevas redes sociales .Queremos conocer todas las interioridades del despótico régimen ruso, y, como me dice un amigo que vive desde hace años en Calcuta (pronúnciese Galkata), de la inmensa corrupción política de la emergente y aparentemente modélica India.

Queremos conocer la contaminación real de nuestros grandes bancos, los españoles, por el virus del ladrillo En  fin, queremos desayunarnos cada día con un escándalo y saber lo malos que son y somos todos.

Por cierto, poco se ha filtrado de como Israel ha “toreado” de nuevo a los EEUU, en esta ocasión al inicialmente firme Obama, que pedía el fin de la expansión de los asentamientos judíos en tierra palestina para resucitar al difunto proceso de paz. Antes, cayeron Bush padre y  Clinton; con W no había problemas. No hemos visto ninguna queja de los diplomáticos por la brutal expansión de las colonias y las condenas de los palestinos. Sólo, la preocupación de Israel, su miedo escénico e histórico, frente a los misiles y el arma nuclear iraní ¿Curioso, no?

Los fanáticos de la nube consideran que la historia cambia cuando aparecen ellos, que nada será igual después de Wikileaks, como aquella tontería de Fukuyama de que la historia había llegado a su fin con la caída del muro de Berlín y el triunfo del capitalismo como Sistema Único, que traería la paz y la concordia global al mundo. Lo estamos viendo. Lo fans de lo global no recuerdan la invención de la escritura en aquellas modestas tablillas de barro, la de la rueda, el fuego o la pólvora. Nadie dijo en su momento que la historia había cambiado. No tenían relatores globales, Wikis, ni iPhones que lo contaran.

Uno de los acontecimientos más importantes de finales del siglo XX, con gigantescas consecuencias, queridos jóvenes y jóvenas, entusiastas ahora de las Wikifugas, se produjo sin la red social, sin Internet, sin teléfonos móviles, ni de los antiguos ni de los “inteligentes”. Y fue hace nada, sólo 20 años. Fue un movimiento creciente de protesta de los alemanes del Este, los héroes de aquella revuelta, por el boca a oreja, como se dice ahora, en la que no hubo ni un muerto ni un herido y que acabó con los regímenes “socialistas” del Este de Europa, la economía  planificada, los sueños del viejo filósofo de Tréveris, con siglo y medio de luchas obreras. Aquellas gentes abrieron grietas en el muro de Berlín. Lo que no sabían los pobres, y  nosotros tampoco, es que con ese momento histórico, de verdad, de lo buenos, daban carta blanca al capitalismo brutal, el único sistema que quedaba y cuyas consecuencias estamos viviendo desde 2007

 

(Como aperitivo es suficiente. Os remito de nuevo a la lectura del texto completo)

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El Sahara después de Agdaym Izik


Nada volverá a ser igual en el Sahara después de la represión marroquí al campamento de Agdaym Izik

Los saharuis llevan 35 años sin poder ser soberanos en su propia tierra, sufriendo el exilio eterno o la ocupación, víctimas de un Marruecos que proyecta todas sus carencias y frustraciones en el territorio, de una España irresponsable y de Polisario que ha terminado por convertirse en el gestor de la dependencia de la ayuda internacional. Un pueblo que merece un destino mejor.

Es pronto para avanzar conclusiones sobre todo en plena desinformación y guerra de propaganda, pero se apuntan ya algunas tendencias: necesidad de ampliar la misión de la ONU a la protección de los derechos humanos, involución en Marruecos, una España más débil en sus relaciones con el vecino del sur, un reforzamiento de la resistencia interna… y unas malas prácticas generalizadas en la verificación de fuentes por parte de los medios españoles.

Proteger a los saharauis

Las autoridades marroquíes han desatado una represión que supone graves violaciones de los derechos humanos. Asesinatos, palizas y detenciones indiscriminadas. Con la información existente hablar de genocidio o exterminio sistemático -como hacen los activistas prosaharauis- parece una distorsión propagandística. Habrá que ver si los detenidos terminan por convertirse en desaparecidos en cárceles clandestinas como tantas veces ha ocurrido en la historia de Marruecos.

La gravedad de las violaciones de los derechos humanos justifica la intervención internacional. No se trata de invocar la siempre conflictiva cláusula de la responsabilidad de proteger que tiene todo Estado en relación a su población que no deja de ser una limitación a su soberanía. Marruecos es simple potencia administradora de hecho, no el estado soberano del territorio -pese al desliz del ministro Jaúregui.

El Consejo de Seguridad de la ONU debe intervenir cuando en un territorio pendiente de descolonizar la potencia administradora viola los derechos humanos. La única acción viable sería ampliar la misión de la MINURSO para que tuviera competencias en materia de protección de los derechos humanos, por la que los saharauis llevan clamando desde hace mucho. No estoy muy seguro de que la MINURSO hubiera sido capaz de proteger eficazmente a la población en una situación tan conflictiva como ésta, pero sin duda hubiera sido un relativo freno a la represión.

La única potencia que podría imponer esta situación a Marruecos es Estados Unidos, pero la Administración Obama parece concentrar sus esfuerzos en una falsa coreografía de conversaciones de paz en Oriente Próximo. Para el Sahel parece apostar por una estrategia de refuerzo militar de los regímenes amigos a costa de los derechos humanos. No parece, en consecuencia que el sistema de Naciones Unidas vaya a aportar una protección efectiva, sin perjuicio de que, por ejemplo Argelia, planteara una demanda en la Comisión de Derechos Humanos.

La protección de los saharauiss depende pues de sus propias redes sociales y de la acción de activistas que, como se ha visto en esta crisis, tienen muy poca experiencia y pertenecen a organizaciones bastante débiles. Amnistía Internacional o Human Rigths Watch debieran de tomar acciones contundentes, como la de intentar enviar comisiones de investigación a su territorio.

Involución marroquí

Existe un riesgo cierto de que el reinado de Mohamed VI vuelva a los «años de plomo». El desmantelamiento del campamento, con las muertes de policías, parece una operación mal preparada y peor ejecutada. Puede que sólo sea incompetencia; puede que se buscaran esas muertes para justificar una represión a sangre y fuego. Si las fuerzas políticas y sociales se envuelven en la bandera nacional y legitiman una represión indiscriminada echaran por la borda la limitada apertura política, con consecuencias internas.

España pierde

La pusilánime diplomacia española no hace sino mostrar la dependencia de España de Marruecos. El talón de Aquiles siguen siendo Ceuta y Melilla. ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que Marruecos orqueste algún incidente grave en esas fronteras -fronteras de la vergüenza por las condiciones en que se desarrolla el pequeño comercio?. Un Marruecos más cerrado y menos respetuoso de los derechos humanos será un interlocutor mucho más difícil.

La resistencia saharaui

Como en todo conflicto donde un movimiento de resistencia actúa desde el exterior llega un momento en que la iniciativa pasa al interior. Esto es lo que ocurrió en Palestina en la primera Intifada o lo que pasó en España con fenómenos como CCOO o la renovación del PSOE del interior. Y eso es lo que está ocurriendo desde hace varios años en los territorios ocupados saharauis. Hasta ahora ha tenido una dimensión social, con figuras como Aminetu Haidar, pero la represión que ahora se desarrolla forzará a la creación de una resistencia clandestina que, por muchos lazos que pueda tener con el Frente Polisario, será cada vez más independiente de él.

De ese movimiento social se había desgajado una corriente favorable a aceptar la autonomía propuesta por Rabat. Hoy estas mismas personas critican abiertamente (por ejemplo en entrevistas en TVE) que las autoridades hayan alentado los ataques de los colonos marroquíes contra la población. Hoy la autonomía es más inviable y se ha abierto una brecha muy difícil de cerrar entre pobladores originarios y los colonos marroquíes.

Cualquier solución pasa por un triángulo de negociación Marruecos-Polisario-Resistencia Interna, lo que complica todavía más una componenda satisfactoria para todos.

Entretanto, no es despreciable la radicalización de esa resistencia interna y su infiltración por redes yihadistas. Marruecos lleva años haciendo propaganda sobre esa supuesta presencia y con sus actos lleva camino en que se convierta en una profecía autocumplida.

La guerra de la propaganda

Capítulo aparte merece la guerra de propaganda. Marruecos decreta el bloqueo informativo y encuentra su chivo expiatorio: los medios españoles. Pero hay que decir que los medios españoles se lo están poniendo fácil con la publicación de fotos que no corresponden al conflicto. El caso demuestra unas malas prácticas generalizadas en cuanto a la verificación de las fuentes y especialmente de los contenidos obtenidos en Internet.

Tomemos el caso de las fotos de niños heridos en Gaza en 2006. El País la publica el vienes 12 de noviembre en su página 5 (no el miércoles como se dice en la rectificación, que ni en eso aciertan) y rectifica el 13. Por lo que parece varios diarios publican la foto distribuida por EFE, que la habría obtenido de la organización Thawra. En su rectificación, esta organización asegura que Marruecos está filtrando fotos falsas. ¿Una trampa de los servicios secretos marroquíes? Puede ser, pero lo que es seguro es que alguien hizo circular esa fotos en las redes sociales y que los medios profesionales incumplieron las más elementales obligaciones de verficación y publicaron estas fotos sin referencia a la fuente, como sus propios libros de estilo les exigían.

“Esto ilustra los peligros de los medios cuando confían sólo en una fuente, especialmente cuando esa fuente es parte en el conflicto y la información no puede ser verificada de manera independiente”, ha dicho Aidan White, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas, en un comunicado en el que pide más exactitud en la cobertura de la crisis.

Bastaría haberse fijado un poco en las fotos de los niños para detectar que, por ejemplo, no aparecía nadie con los ropajes propios del Sahara. Si la foto hubiera pasado por las manos de un editor gráfico o un redactor especialista en internacional que en su momento hubiera seguido el ataque israelí a Gaza seguramente esas fotos no se hubieran publicado. Pero por lo que parece lo que cuenta es quien copia y pega más rápido.

Wikileaks, la guerra de Irak y el replanteamiento de la investigación periodística


WikiLeaks ha hecho públicos está madrugada 391.000 documentos clasificados de la guerra de Irak (Irak  War Logs). La guerra de Irak se ha convertido así -en los términos utilizados por The Guardian- en la guerra más documentada de la historia.

USArrests_Zoriah/Flickr

Guerra a los derechos humanos

Los archivos de Afganistán permitieron documentar y dar su dimensión real a hechos que básicamente ya se conocían, cómo los ataques a civiles. En el caso de Irak, los registros militares permiten establecer datos claves, como el número de víctimas mortales (109.000, 63% civiles).

Muestran, sobre todo, cómo Estados Unidos renuncia a investigar y, por tanto evitar, los abusos, torturas sistemáticas y asesinatos perpetrados por las fuerzas iraquíes en la guerra sectaria desatada por la invasión.

Cabe poca duda que si estas atrocidades se cometían cuando los iraquíes no eran responsable de la seguridad, ahora esas prácticas estarán perfectamente aceptadas en el embrión de estado iraquí, que los norteamericanos van a dejar atrás después de su (parcial) retirada.

Las revelaciones vistas por los medios

Como en el caso de los documentos de Afganistán, WikiLeaks ha dado acceso previo durante semanas a un conjunto de medios seleccionados por su influencia global y especialmente en Estados Unidos y Reino Unido. La Columbia Journalism Review da un primer resumen de sus trabajos. Y como ocurriera con Afganistán cada uno se centra en distintos aspectos para terminar dando una imagen distinta de la guerra. Cada cual, según su orientación, escoge una pieza del rompecabezas que componen los documentos.

The New York Times detalla el espantoso retrato de la muerte de civiles, pero enfatiza que estas atrocidades se produjeron por las fuerzas iraquíes y, sobre todo, destaca la implicación de Irán  en la guerra sectaria.

El especial de The Guardian puede resumirse con el titular Cinco Años de Carnicería. Pone especial énfasis en la investigación de la muerte de 15.000 civiles, hasta ahora desconocida y. sobre todo, en la orden de no investigar cualquier denuncia de abusos en los que las tropas de la coalición no estuvieran implicadas.

Al Jazeera insiste en la impunidad de las fuerzas iraquíes e investiga la muerte de 680 civiles en controles.

Der Spiegel presenta un mapa del horror e investiga algún episodio concreto como el ataque por un helicóptero en el que murieron varios periodistas.

The Bureau of Investigative Journalism, una organización británica sin ánimo de lucro, convierte los datos en una colección de reportajes, como el de niños con sídrome de Down utilizados como bombas humanas. Channel 4, la única televisión con acceso previo a los documentos, ha producido un documental que emitirá el lunes.

Replanteamiento de la investigación y las fuentes periodísticas

La Columbia Journalism Review ya contó la intrahistoria de la publicación de los domentos de Irak, cuyo esquema ahora se repite. WikiLeaks, un agregador de información y documentos secretos, que, por su propia naturaleza, garantiza confidencialidad a sus fuentes, puso a disposición de una selección de medios la masa de documentos obtenidos antes de hacerlos públicos. Estos tuvieron semanas para bucear en ellos, investigar aspectos concretos y, sobre todo, aplicar sus herramientas de tratamientos de datos (data journalism) para dar sentido a toda esa información.

A partir de esa montaña de datos se pueden realizar reportajes de investigación tradicionales, como hacen varios de los medios citados. Pero como pone de manifiesto The Guardian con sus trabajos el la manera más completa y global para dar sentido a lo que los militares norteamericanos documentaron en cientos de miles de registros. The Guardian sintetiza todos estos datos en tablas y un terrible mapa que localiza una a una las muertes. Por supuesto, a partir de esas tablas y mapas, cualquiera, periodista o no, puede elaborar sus propios trabajos y conclusiones.

Parece que en esta ocasión WikiLeaks y los medios han puesto especial cuidado en evitar que aparezcan nombre comprometedores. Organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, denunciaron en su momento que al no haber eliminado los nombre de los colaboradores afganos se ponía en peligro su vida. Las denuncias dieron lugar a una agria polémica entre Assange y estas organizaciones.

Der Spiegel razona la legitimidad ética de publicar estos documentos. Es -viene a decir- el más auténtica registro que puede conseguirse de la guerra y su publicación no pone en peligro la vida de nadie.

El esquema tradicional se ha alterado. Aparece un intermediario a las fuentes confidenciales, WikiLeaks, que además, en en cierto modo, un medio de difusión, aunque no reelabora los datos. Algunos medios, por su grado de influencia, tienen un acceso privilegiado y marcan la línea informativa dominante. Los medios ya no tienen acceso ni investigan directamente a las fuentes.

El derecho a saber del público gana, pero quedan preguntas en el aire. Por ejemplo, ¿llegará WikiLeaks a cobrar por ese acceso preferente?

Cacofonía en la Red: poca información original en Google News


Jonathan Stray, del NiemanJournalismLab ha hecho un interesante experimento para determinar en que medida es original la información recuperada por Google News sobre un gran acontecimiento. En este caso el estudio se refiere a la noticia de que el ciberataque desde China contra Google y otras grandes plataformas norteamericanas fue lanzado desde unas concretas escuelas chinas.

Los resultados confirman el ruido generado por el agregador:

Una vez descartadas las copias literales, quedan 121 versiones de la información. Sólo 13 de 121 (11%)incluían algún elemento original y sólo en 7 casos (6%) habían llevado a cabo un procedimiento propio de búsqueda y verificación.Y de las 13 informaciones que tenían elementos informativos originales, 8 provenían de periódicos, cuatro de agencias y una de un medio publicado primariamente en la red.

Los resultado son coherentes con los que he obtenido en una investigación sobre portales y agencias informativas, pendiente de publicar en un libro que editará el grupo de investigación cybermedia. En este trabajo obtengo que en Google News casi el 10% de las informaciones citan (casi a partes iguales) a los dos grandes agencia, AP y Reuters. Y en el informe que comento de 13 informaciones originales, 4 son de agencia y 8 de periódicos.

Stray termina preguntándose porque se pierde tanto tiempo en recocinar informaciones originales cuando sería tan fácil enlazar y dedicar ese tiempo y los recursos consiguientes a buscar y verificar nueva información.

Los errores de TVE: cuando YouTube se convierte en fuente privilegiada


Dos en el mismo telediario… La segunda edición del telediario de TVE abrió ayer con un magnífico bloque sobre el cataclismo de Haití, pero ese buen trabajo quedó ensombrecido por la emisión de imágenes «falsificadas». Un vendaval en un festival musical en Venecia que alguien subió a YouTube como las sacudidas del terremoto. Y una carretera arrastrada por el agua que alguien vendió al director del Centro Territorial de Castilla-La Mancha como las imágenes de un videoaficionado grabadas en Ciudad Real, cuando estaban sacadas de YouTube y correspondían a Maine.

Tenía que ocurrir. Claro que en un telediario se trabaja bajo presión y no se puede comprobar cada una de las imágenes que llegan a la redacción. Y el día de ayer me imaginó que fue especialmente estresante. Pero el problema es que ha habido un tratamiento privilegiado en todas las televisiones del vídeo no profesional que circula por la red sin ninguna garantía de verificación.

Se mira con más cuidado la imagen que llega  de una agencia o de una institución que cualquier vídeo supuestamente espectacular, en el que apenas se distingue lo que ocurre y se ignoran las circunstancias de su rodaje y su fuente original. Pero la presión de los editores y sobre los editores es enorme. ¿Cómo vamos a perdernos ese vídeo casposo y supuestamente espectacular que seguro que va a emitir la competencia?

Me pregunto cual era el valor informativo de esos vídeos, aunque sus datos no fueran falsos. En el caso de Haití era la imagen menos informativa. En el caso de la carretera era un simple icono descontextualizado.

Todos los medios profesionales tendrán que especializar a informadores o documentalistas en la verificación no ya de la información textual, sino los vídeos y audios. La nota oficial de TVE habla de reactivar un protocolo de máximo contraste. Dudo que tal protocolo haya existido. Pero ya es hora de plantearlo y, sobre todo, de desmitificar los vídeos generados por el público.

El rostro de la muerte


Circula por la Red la agonía de una joven, supuesta víctima de la agresión de milicianos basiyes a los manifestantes que en Teherán denuncian fraude electoral. Dicen que se llama Neda y su rostro, con un disparo en la frente, se ha convertido en símbolo de la revuelta, por encima del color verde que ha distinguido a los partidarios de Musaví.

Los medios han discutido qué hacer con estas imágenes, mientras que los que se manifiestan en el extranjero las han convertido en símbolo. Hoy tengo otras obligaciones y no puedo remitir a las imágenes, a su empleo y al debate que han suscitado. Sólo puedo añadir mi propia opinión.

Cuidado con las imágenes símbolo

Verificar unas imágenes nunca ha sido fácil. Las imágenes muestran lo que muestran, pero no su contexto.

En situaciones de revolución o crisis los reporteros se han tragado muchas veces anzuelos envenenados. Los cádaveres de Timisoara no habían sido ejecutados por la Securitate rumana, como todas las televisiones del mundo afirmaron, sino que habían sido recuperados de la morgue local para saciar el morbo de las cámaras y servir a la revolución rumana. El cormorán bañado en petróleo no era víctima de un vertido de petróleo ordenado por Sadam Hussein en la primera guerra del Golfo, sino que correpondía a imágenes de archivo del desastre del Exxon Valdez en Alaska, casi dos años antes. Las imágenes eran verdad, porque mostraban lo que mostraban. Las informaciones eran mentira.

Antes las agencias se encargaban de hacer las comprobaciones pertinentes y los medios sólo las investigaban cuando se trataba de alguna imagen que les llegaba en exclusiva. Hoy la verficación es mucho más difícil porque cualquiera con un alias puede colocarlas en Internet. Ahora es necesaria un doble proceso de verificación. Verificación técnica: de qué internauta, a través de que servidor, en qué momento se distribuyeron las imágenes… Y una verificación tradicional, in situ, para investigar lo que realmente ha ocurrido a través de testigos y otras fuentes. En el caso de Irán los medios extranjeros no pueden realizar este segundo proceso debido a las restricciones a las que están sometidos. Por eso cualquier difusión de esas imágenes debiera de ir acompañada de un mensaje de cautela en cuanto a su falta de comprobación.

Contención ante imágenes aflictivas o crueles

Antes se decía «les advertimos que las imágenes que vamos a mostrar puede herir su sensibilidad». Ahora se sigue haciendo tal advertencia, no para proteger una sensibilidad embotada, sino más bien como un aviso para despertar el morbo. Todos los códigos éticos y libros de estilo piden contención, pero esta contención cada día se da menos.  El debate sigue vivo en las redacciones entre los partidarios de evitar el morbo y los partidarios de dar la realidad en toda su crudeza. Es muy difícil saber hasta donde llegar para no pasarse conviritendo el dolor en espectáculo o no llegar y hurtar imágenes que denuncian la maldad y la injusticia. Remito al excelente ensayo El dolor de los demás de Susan Sontag. Para colmo, nuestra contención puede no tener sentido si esas imágenes circulan viralmente en la Red.

En cualquier caso, convertir la portada de un diario, como ha hecho hoy ABC, en un primerísimo primer plano de un rostro ensangrentado y moribundo no me parece un servicio a la verdad sino un ejercicio de marketing promocional.

(Le Monde en su edición del 23 de junio ha revisado la construcción del símbolo Sigo actualizando esta entrada porque lo ocurrido en Irán está dando lugar a interesantes reflexiones. Para New York Times la regla básica del periodismo, «comprobar las fuentes», se ha convertido en «primero publicar, luego comprobar»)

Actualización interactiva y fiabilidad


El blog de los editores de BBC.News es una fuente impagable para aprender sobre periodismo interactivo. No es infrecuente encontrar rectificaciones y disculpas. Hace unos días Steve Hermann daba explicaciones sobre el uso de Twitter como fuente en los atentados de Bombay. Explicaba este editor como abrieron una página de continuas actualizaciones de fuentes diversas: agencias, enviados especiales, mensajes recibidos, blogs, colecciones de fotos en Flicker y «tweeds» de Tweeter. Algunos de estos «tweeds» aseguraban que el gobierno indio se disponía a censurar Tweeter, lo que resultó falso y sin fundamento.

El hecho ha levantado bastante polémica, que el propio blog del editor recoge. De entre todas las opiniones me quedó con la de Tom Sutcliffe en The Independent:

«Mientras un periodista tiene razonablemente un poderoso incentivo para no difundir información dudosa o engañosa, porque podría tener para él un coste profesional, un usuario de Tweeter no está obligado por ningún deber más allá de su propia impresión y estado de mente. Pasará un rumor como si fuera un hecho y no habrá manera de distinguirlo»

Si se examina esa página de actualización se ve que es una herramienta eficaz y diabólica como un potro desbocado. Las entradas no son automáticas e indiscriminadas, sino filtradas editorialmente; pero las posibilidades de verificar esas fuentes son nulas. Cualquiera que haya vivido un acontecimiento como ese sabe que genera un flujo informativo enloquecedor y eso sólo considerando las fuentes profesionales habituales. Supongo que en las fuentes no profesionales se seguirá el criterio, básicamente, de su verosimilitud y coherencia con las fuentes profesionales.

Se ha celebrado la cobertura informativa de los atentados de Bombay como un nuevo triunfo del periodismo ciudadano. Ya me referí con ocasión del terremoto de China a Tweeter como fuente interactiva. No cabe duda que en situaciones de emergencia es una fuente que puede llegar a ser muy valiosa. Puesto que su verificación resulta imposible, páginas como las de la BBC debieran de advertir genéricamente de las limitaciones y condicionamientos de ésta y otras fuentes interactivas como los blogs. Una cosa es recoger una variedad de fuentes y otra dar por los buenos los hechos que relatan. Con estas actualizaciones interactivas se gana en rapidez y variedad, pero se pierde fiabilidad.

Fuentes interactivas en directo


Desde hace una semana viene comentándose en la blogesfera el papel de Twitter en dar a conocer la noticia del terremoto de China. Como no he visto la información en castellano, la recojo, aunque con retraso. De entre las fuentes disponibles, escojo este blog de la BBC.

Antes de la primera noticia de agencia, antes de que los servicios sismológicos lo anunciaran, los usuario chinos de Twitter ya estaban dando la voz de alarma. Twitter es un microblog pensado para que demos cuenta de nuestros movimientos, pensamientos o sensaciones en un espacio de unos pocos caracteres. Es una adaptación de los mensajes sms al mundo de los blogs. Twitter ha tenido un enorme éxito y muchos clones, sobre todo en China. Los jóvenes entusiastas chinos de esta herramienta de las regiones afectadas reaccionaron inmediatamente. Sus breves entradas sirvieron como aviso de emergencia, relato en directo o verificación de datos, como se recoge en este otro blog.

Según parece, sus inventores pensaron que la herramienta podría tener utilidad para coordinar la asistencia en situaciones de emergencia. Pero los usuarios han encontrado un uso informativo bien relevante: servir de fuente interactiva en directo.

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