La revolución en Marruecos la harán los pobres


No me resisto a hacer una entrada breve para recoger la esclarecedora visión del periodista marroquí Ali El Merabet recogida en una entrevista de Juan Ramón Lucas en Radio Nacional.

Merabet teme las redadas indiscriminadas de cientos, miles de personas, que pueden ser detenidas a raíz del atentado de Marraquech. De esos miles, sometidos a vejaciones o torturas, se obtendrá un  grupo, quizá una decena, que se presentarán como culpables, lo sean o no.

Preguntado si el atentado puede detener las reformas se pregunta ¿qué reformas?. El Rey ha encargado a un constitucionalista de confianza que reforme la Constitución. Una reforma, una revolución pasa por una asamblea constituyente.

«La revolución la traerán los pobres de las ciudade, de los barrios periféricos abandonados por el Estado; no los jóvenes que salen de picnic gritando cuatro consignas». Es el diagnóstico de Merabet. «No a la monarquía aboluta -dicen- pero no atacan al Rey».

No conozco al periodista. Sólo he encontrado una referencia a una condena de inhabilitación, pero no sé si se trata de las misma persona. Lo que no cabe duda es que el colega que hoy hablaba en RNE tiene coraje. La entrevista me ha reconciliado con la radio.

Audio entrevista

Rectifico: la transcripción de RNE me ha despistado. Se trata de Ali Lmrabet, veterano periodista y luchador democrático, director de Demain. Aquí dejo el vínculo a su artículo «Un attentad qui conforte le régime marocain».

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El doloroso parto de la democracia árabe


Nadie dijo que fuera a ser fácil. Las victorias democráticas de Túnez y Egipto hicieron pensar en un derrumbamiento como el del bloque comunista. En 1989 la crisis de legitimidad fue total y las fichas del dominó cayeron unas de otras. Pero eso no está ocurriendo en el mundo árabe.

Sabemos ahora algunas cosas de la intrahistoria de las revueltas. Cómo la vanguardia de ciberactivistas se formó en el modelo  de la resistencia no violenta. Y cómo Estados Unidos los ayudó.

Los regímenes árabes no democráticos tienen muchas cosas en común, pero bases de legitimación, estructuras sociales y condiciones estratégicas distintas. La democracia, si llega, está llegando para la mayoría acompañada de dolor y muerte. Los ciudadanos, que quieren ante todo ser tratados dignamente como adultos responsables de su destino, se merecen algo mejor.

Siria

Es terrible ver desangrarse a Siria, un país donde existen algunas de las condiciones objetivas para el triunfo de la democracia, como unas clases medias cultivadas y una vanguardia de jóvenes ciberactivistas. En contra, la división conforme a líneas sectarias: una minoría alauí que gobierna sobre una mayoría sunní y unas minorías cristianas (10%) o kurdas (3%), que temen a la mayoría. El temor de una guerra civil o, peor, a una guerra sectaria como en El Líbano, está siendo manipulado por el régimen, pero no es una perspectiva descartable.

Bachar el Assad ha desatado una represión sangrienta, con algunas pequeñas concesiones. Con su cerrazón informativa, ha dado una victoria a los ciberactivistas que han sido hasta ahora la única fuente informativa pero inverificable, como puntualizaba Enric González. No sabemos si, realmente los manifestantes o algunos de ellos son violentos, como sostiene el régimen. Es muy probable que el clan libanés de los Hariri pueda estar dando su apoyo a la revuelta. Pero de lo que no hay duda es que Assad está masacrando una rebelión, que por el momento no ha conseguido congregar grandes multitudes en ciudades como Damasco o Alepo.

¿Qué hacer con Siria? ¿Es que aquí no es aplicable el principio de «responsabilidad de proteger»? Claro que es aplicable, pero la intervención militar es inviable. Primero, porque no sería aprobada por el Consejo de Seguridad. Y segundo porque es impracticable. No cabe, desde luego, una campaña aérea «para proteger a los civiles» (como en Libia) y menos una intervención terrestre.

Las sanciones que anuncian Francia, Italia, Reino Unido o Estados Unidos si tienen algún efecto lo tendrán a muy largo plazo. Lo que pone de manifiesto esta situación es que no existe mecanismo eficaces e inmediatos frente a la violación sistemática de los derechos humanos. Con todo ¿por que no se manda al Tribunal Penal Internacional el caso de Assad con la misma celeridad que se mandó el de Gadafi?

Si Siria es la piedra angular de arco Irán-Hezbolá-Hamas, quién piense que retirando este elemento clave cambia el equilibrio estratégico a su favor (¿Israel?) corre el riesgo de ser víctima de la inestabilidad que tal operación provocaría.

Puede que en Siria se esté dando la batalla clave entre sunnismo y chiísmo, pero me atrevo a afirmar que lo que quiere la mayoría es una vida mejor y más libre.

Libia

El tiempo corre a favor de Gadafi. Paul Rogers en Open Democracy pone de manifiesto los problemas políticos y militares de la OTAN (falta de munición de alta precisión). Una vez que las potencias occidentales han declarado manifiestamente el objetivo de acabar con Gadafi y puesto que éste lucha por su supervivencia, Rogers no descarta alguna «acción asimétrica», esto es, alguna acción terrorista fuera de Libia. Mientras, los movimientos alternativos construyen su propio relato: la guerra no es sólo por el petrólero, sino para apoderarse del fondo soberano del estado libio.

Egipto y Túnez

Las protodemocracias han quedado en la oscuridad informativa. En Túnez se ha dado un paso muy positivo al optar por elecciones a una asamblea constituyente. En cambio, en Egipto el apoyo en referendum de unas pocas enmiendas constitucionales para permitir elecciones presidenciales (al tiempo que se mantenía el carácter islámico del estado) no es un buen síntoma. Como tampoco lo es la falta de transparencia sobre las nuevas entidades de seguridad.

El Golfo

Las protestas acalladas en Baréin por la intervención del Consejo de Cooperación del Golfo (la «Santa Alianza» sunní)… Represión sangrienta en Omán… Concesiones económicas en todos lados, palo y zanahoria… Catar inmune a las reformas, interviniendo en Libia y nosotros mendigando inversiones, mientras los medios se divierten fascinados por los turbantes de la «jequesa»

Yemen

Al borde de un acuerdo, que será un enjuage (si llega a aplicarse) para una transferencia de poder entre tribus y clanes.

Marruecos y Argelia

Los dos países del Magreb donde se dan mejores condiciones objetivas, pero donde todavía no ha llegado el momento.

Concesiones por ahora formales en Marruecos, sin que las protestas se apagen, pero tampoco sin exceder de unos límites más que prudentes. Inteligencia del poder absteniéndose de una represión abierta.

Argelia, paralizada todavía por la memoria del genocidio de los 90, con una protestas limitadísimas.

«¡Indignaos!» y «Inside Jobs», la otra narrativa de la globalización


Acabo de ver Inside Jobs y me ha parecido un buen documental, una denuncia de los culpables de la crisis, sin concesiones populistas ni chabacanas como las de Michael Moore. Nada que no supiéramos. Para mi la mayor novedad es la complicidad de los economistas, las vacas sagradas de las grandes universidades, dejados al descubierto en sus conflictos de intereses, ellos que nos han impuesto una falsa racionalidad basada en la pura codicia. (Habría que hacer un documental de la complicidad de medios y periodistas).

Me llama la atención que se haya convertido en uno de los iconos del «otro relato» de la crisis y la globalización. Sobre todo porque fuera de Estados Unidos puede resultar bastante difícil de seguir, lleno como está de referencias y personajes puramente norteamericanos. Pero su argumento es fácil de resumir: la falta de regulación de las actividades financieras es la causa de la crisis que ha destrozado la vida de millones y millones de personas; los culpables no sólo no han sido castigados, sino que en muchos casos fijan la política económica.

Inside Jobs no es un alegato anticapitalista ni propone alternativas radicales al sistema. Su mensaje implícito es la necesidad de volver a poner bajo regulación pública la actividad financiera, algo que choca con un elemento central de la narrativa neoliberal: cualquier norma coarta la creatividad y reduce la capacidad de crear riqueza.

El otro icono del nuevo relato de la crisis, que poco a poco va emergiendo es el panfleto ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, un superviviente de la Resistencia y participante en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Del librito todo está dicho (por ejemplo, la reseña de Ramonet). José Luis Sampdro, que escribió el prólogo, ahora complementa el alegato con su ¡Reacciona!, una invitación a pasar a la acción desde la indignación.

El libro de Hessel ha sobrepasado el ámbito francés y se ha convertido en uno de los grandes contenidos virales de la Red (y eso sin estar producido por Sony, ni ganar un óscar, como Inside jobs).

Hessel propone a los jóvenes que miren en derredor para buscar motivos de indignación. Indignación como la de los jóvenes de su generación contra el nazismo y la ocupación que les llevó a la Resistencia. Reivindica el patrimonio de la Resistencia: la democracia, el estado de bienestar, la independencia de los medios.Y propone la acción no violenta para responder a esa indignación.

Creo que una de las preguntas más pertinentes es ¿cómo es posible que después de crear tanta riqueza en los últimos 60 años ahora no pueda repartirse? Es en definitiva, cuestionar desde las raíces la falsa racionalidad económica.

Otro relato emerge, pero sigo sin encontrar respuestas globales, más allá de alternativas puntuales. Mientras tanto, no queda otra que luchar por lo evidente: regulación pública de los mercados, mejores y más eficientes servicios públicos.

(Dejo aquí el Informe Semanal sobre los libros de Hessel y Sampedro.)

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.

Victor Klemperer: la intoxicación de las palabras


Consolidación financiera.- Léase, recortes presupuestarios, especialmente en gasto social.

Reformas.- Léase, liberalización, desrregulación y recorte de derechos laborales.

Estabilidad de las pensiones.- Léase, aumento de la edad de jubilación y reducción de las cuantía de las prestaciones.

Y así, podríamos seguir con un diccionario de la crisis.

En todas las épocas, el poder manipula las palabras para sus fines, a veces mediante el simple uso de eufemismos; otra, subvirtiendo su verdadero significado.

Los totalitarismo fueron maestros en esta intoxicación. La lengua puede llegar a convertirse en una neolengua, como la que Orwell construye en su 1984. Antes, Victor Klemperer, un lingüista alemán, estudió en medio de una situación de grave riesgo personal (era judío), la mixtificación a que el nazismo sometió a la lengua alemana.

Hoy traigo a este blog un nuevo artículo de Francisco Rodríguez Pastoriza sobre Klemperer, publicado en el suplemento Los Sabados del Faro de Vigo, de 9 de abril (que el periódico gallego no ha colgado en su web).

AL RESCATE DE VICTOR KLEMPERER

 

La lectura de “Quiero dar testimonio hasta el final”, sus diarios de la época nacionalsocialista, son un ejemplo de resistencia a la barbarie

Francisco R. Pastoriza (*)

La reciente publicación de Literatura universal y literatura europea de Victor Klemperer (Acantilado), es una excelente ocasión para recordar la obra y la personalidad de uno de los autores casi olvidados de las letras europeas. Víctima de la persecución contra los judíos en la Alemania nazi, expulsado de su cátedra de Filología románica de la Universidad de Dresde, pudo evitar su deportación temporalmente a los campos de exterminio gracias a estar casado con una alemana de raza aria, la pianista Eva Schlemmer, que compartió con él, heroicamente, todas sus humillantes situaciones. En la madrugada del día que tenía que ser deportado a un campo de exterminio, el 13 de febrero de 1945, se produjo el último bombardeo aliado sobre Dresde. Klemperer aprovechó el caos provocado para huir de la ciudad, acompañado de su esposa, en un viaje lleno de penalidades, que registró minuciosamente en sus memorias Debo dar testimonio hasta el final, que no fueron publicadas hasta 1995.

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Los Viejos


La imagen de la rendición de Laurent Gbagbo me ha traído a la memoria la de la captura de Sadam Hussein. El Gran Hombre, el Gran Padre, el Gran Macho, el Gran Benefactor, el Gran Tirano… humillado ante la cámara. Tratado como un animal en el caso de Sadam; como un viejo sudoroso y agotado en el de Gbagbo.

Despojados de su halo para buscar la rendición de su partidarios; mostrados para destruir su carisma, sus captores sin querer construían un nuevo mito, el del Mesías Sacrificado que algún día regresará para traer la revancha.

Los Viejos han condicionado el futuro de la Humanidad. Han sacrificado bajo su poder a generaciones de jóvenes. Han olvidado que una vez fueron jóvenes, que revolucionaron, que cambiaron las cosas. Pero al final de su vida (o de su tiempo) prefieren el exterminio o la lenta de decadencia de sus pueblos antes que reconocer que su tiempo se ha acabado.

La enumeración de Grandes Viejos sería interminable. Hitler, para quien los alemanes no merecían sobrevivir sin él. Mussolini (colgado de un gancho de carnicero), Franco (las fotos de su tortura clínica vendidas por su propio yerno). Y sin esa extrema crueldad, sólo por citar algunos, Fidel, Milosevic, Ratzinger.

Mientras llega el veredicto del tribunal de la Historia o el más terrenal del Tribunal Penal Internacional, al menos los Viejos están desnudos ante las cámaras de televisión.

 

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.

Servicio público a la carta


RTVE ha remodelado hace un par de semanas su función «a la carta». La posibilidad de ver o escuchar programas bajo petición, «a la carta», es una de las vías esenciales para que los servicios públicos de radio y televisión diversifiquen sus contenidos y puedan proyectarlos a audiencias más activas y selectivas. Es éste uno de los campos de batalla en el que se juega el futuro del servicio público.


La nueva RTVE a la Carta

RTVE a la Carta es una plataforma de visionado de flujo (streaming), que no permite las descargas. rtve.es  ha desarrollado un diseño sencillo y eficaz para poner a disposición de los internautas los programas de TVE y RNE. Es fácil llegar a cualquier programa, se han añadido funcionalidades como favoritos y lista de reproducción para facilitar la personalización, y lo que es más importante, se ha registrado una mejoría en el flujo de descarga de vídeo. Hay algún problema operativo, como cuando nos vuelve a la página principal después de abrir una sección de programas. Personalmente, echo en falta la posibilidad de incrustar (por favor, no embeber) los vídeos, que sólo se da en algunos pocos programas de televisión (aunque sí en todos los de RNE).

La diversificación de la televisión

Desde hace tres lustros, los gurús mediáticos profetizan la muerte de la televisión. ¿Por qué ver una programación con un horario establecido cuando podemos ver lo que más  nos guste a la hora queramos? El vídeo bajo demanda (VoD) mataría a la televisión. Pero el caso es que hasta la generalización de Internet ancha banda no existía ni un canal interactivo general ni un hábito de visionado selectivo.

Hoy esas premisas técnicas y sociales ya se dan, pero al menos en España la visión directa de la programación convencional de las televisiones no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado. La programación sigue teniendo el atractivo de la propuesta repetida (series, informativos) o inesperada (películas). Y además el consumo audiovisual ha crecido por la vía del visionado del vídeo descargado desde los agregadores sociales.

Para las televisiones convencionales, la función «a la carta» es un modo de dar nueva vida a sus programas. Y ahí dos políticas. La explotación comercial a través de la propia página o de agregadores como Netflix o iTunes, 0 la de ofrecer gratis los programas más recientes (por ejemplo, el Modo Salón de Antena 3) cuando los mercados no están maduros para el pago o se trata de servicio público.

Así, mientras las televisiones comerciales explotan selectivamente estos contenidos gratuitos como forma de promoción, fidelización y generación tráfico a sus web (con los consiguientes ingresos publicitarios), los servicios públicos presentan una oferta más completa y sistemática de sus programas y un acceso gratuito en general gratuito.

RTVE a la carta es sin duda la mediateca más importante en español

En el caso de RTVE la baza diferencial es el acceso a sus ricos archivos, patrimonio cultural no ya sólo de los españoles, sino de todos los hispanohablantes.

Podemos encontrar algunas de  las grandes series de TVE, pero faltan todavía muchos de las joyas de los archivos, como las entrevistas de Soler Serrano en A fondo o ejemplares de programas emblemáticos, desde Historias de la Frivolidad a telediarios de fechas históricas. En el caso de los telediarios podemos remontarnos hasta 2008 y sería interesante que poco a poco se recuperaran de más recientes a más antiguos. (¿Sería mucho pedir poder ver, por ejemplo, el TD2 del 8 de abril de 2003, fecha del asesinato de José Couso?).

El problema es, además del coste de los servidores,  la digitalización y carga de estos programas.  RTVE firmó en época de Luis Fernádez un acuerdo con Telefónica para la digitalización de los archivos, que en su momento critiqué porque incluía la comercialización de los contenidos en las plataformas digitales de Telefónica. ¿Qué fue de aquel acuerdo? ¿Sigue operativo?

El iPlayer de la BBC

La plataforma más completa y potente de contenidos audiovisuales gratuitos es el iPlayer desarrollado por BBC. Permite el streaming, incrustar los contenidos en otra página y la descarga. Especialmente interesante es la gestión de los derechos de la descarga. El usuario tiene 30 días desde la descarga para empezar el visionado y una vez realizada la primera reproducción el contenido estará disponible durante 7 días, después de los cuales quedará inhabilitado. Esta función permite la portabilidad de los contenidos durante su tiempo de accesibilidad. Luego, siempre quedará el streaming.

El iPlayer está vinculado a una Guía Electrónica de Programación, presenta funciones de interacción con las redes sociales y puede integrarse el el setbox de platoformas digitales de TDT para ver contenidos en HD (véase Televisión convergente y vídeo interactivo), funciones todas ellas innovadoras que apuntan hacia donde va la televisión del futuro.

Otro de los atractivos de esta plataforma es que se ha abierto a otros canales distintos de los numerosísimos de la BBC. En concreto, a través del iPlayer podemos acceder a Channel Four y a los canales de ITV.

Pero ¡ay! sólo es posible si accedemos desde una Ip del Reino Unido. Los británicos pagan la BBC con el canon; los británicos son, en consecuencia, los únicos con este acceso interactivo gratuito. Recientemente, su director general, Mark Thomson, ha anunciado nuevos planes de comercialización global, que incluirían una suscripción de tarifa plana para i-Pad por menos de 10 dólares mensuales.

La rendición de la RTÉ

Una de las cuestiones que plantean estas plataformas de los servicios públicos es la de su financiación y posible comercialización. Los operadores privados se quejan de que con los recursos recibidos para financiar la radio y la televisión los servicios públicos les hacen una competencia desleal en el mercado interactivo. Y más aún si estos servicios son comercializados.

RTE, la radiotelevisión pública de Irlanda, ha terminado por rendirse y entregará gratuitamente sus vídeos para que puedan ser explotados por los ciberdiarios. Es como entregar las mejores armas al enemigo.

Las plataformas de contenidos audiovisuales a la carta son la extensión lógica del servicio público. Basta que la ley defina entre las funciones del servicio público esta difusión interactiva para que se cumplan las exigencias de la normativa europea. En el caso de comercialización los problemas pueden resolverse con una contabilidad analítica adecuada.

La televisión de YouTube

YouTube es hoy por la plataforma audiovisual más popular con 35 horas de vídeo cargados cada día.

Las principales cadenas de televisión de todo el mundo en vez de luchar con el gigante, exigiendo un estricto respeto a su propiedad intelectual (caso de Telecinco), prefirieron llegar a acuerdos y abrir canales oficiales en YouTube con sus vídeos (no programas completos), lo que garantizar una enorme difusión viral para estos contenidos, pero también la pérdida de control sobre esos vídeos que podrán ser descargados por los internautas. (Por cierto, ¿con qué criterio se cuelga los vídeos en el canal YouTube/TVE? ¿deportes, noticias curiosas y divertidas?)

Ahora YouTube quiere dar la batalla a las televisiones en su propio terreno. Si las televisiones, públicas o privadas, ofrecen sus contenidos «a la carta», haciendo la competencia al agregador ¿por qué no hacer la competencia a las cadenas creando contenidos? YouTube se dispone a crear canales especializados con contenidos de producción propia de bajo coste. Hasta 100 m. de dólares estaría dispuesto a invertir Google para crear 20 canales propios. Convergencia y mas convergencia. ¿Se convertirá YouTube en la tele de todo la vida, pero más cutre?.

Algunas lecciones para RTVE

– RTVE debiera de buscar una alianza con el resto de los operadores públicos españoles para crear una plataforma común.

– Los contenidos deben ser gratuitos no sólo en España, sino para todo el mundo. El servicio público debe estar al servicio del español, nuestro mejor patrimonio cultural y económico.

– Algunos contenidos como series recientes podrían comercializarse fuera de España y dentro para nuevas plataformas como i-Pad, que tiene una filosofía de información de pago. Lo que es inaceptable es que esa comercialización se haga por otras compañías en detrimento de los derechos de los españoles y los intereses económicos de la Corporación.

– En su actual plataforma, RTVE tiene que mejorar la integración con redes sociales y con plataformas de pago que operan en España.

– RTVE debieran permitir la descarga con limitaciones temporales y otras protecciones de la propiedad intelectual. En cualquier caso, todos los programas debieran de incluir código para incrustar en otras páginas.

(P.S. Otra fuente interesante. La batalla entre las televisiones y Netflix en The Guardian)

El estancamiento


El sol se levanta en Madrid en medio de una atmósfera saturada de polvo africano. Un disco perfecto de luz fría, filtradas sus tonalidades cálidas por las particulas llegadas del desierto. Sensación más que de quietud, de estancamiento.

El estancamiento atmosférico me hace pensar en el estancamiento informativo de estos últimos días. Los grandes acontecimientos globales han perdido fuelle. Ahí están, con todo su potencial de cambio y desestabilización, pero los medios están cansados y la monotonía lo filtra todo. Es la hora de los pequeños sucesos locales.

En Libia, los bombardeos de la OTAN han llevado el conflicto a un aparente punto muerto. Los medios se aburren y sus enviados especiales se las ven y se las desean para colocar una crónica.

Washington, París y Londres están ya dando asistencia a los rebeldes, pero no parece que terminen de decidirse por un apoyo decisivo. ¿No se fían de los rebeldes? ¿Temen que si los arman (lo que supondría la violación de las resoluciones 1970 y 1973) perderían la tibia aprobación de sus opiones públicas? ¿No quieren implicarse más en una guerra incierta?

Turquía busca alguna forma de alto el fuego que supondría la división de hecho del país y la supervivencia de Gadafi y sus hijos.

Atención al 4 de mayo. En un acto sin precedentes, el Fiscal del Tribunal Penal Internacional, Moreno Ocampo, informará al Consejo de Seguridad. Debería presentar pruebas de los crímenes de guerra o contra la humanidad que pudieran haber cometido unos y otros (los prisioneros de ambos bandos pueden estar en peligro). De esta reunión podría salir la luz verde para emitir una orden internacional de detención contra Gadafi, lo que cerraría las puertas a componendas como las que intenta Turquía.

Mientras, en medio del estancamiento, la muerte de 200 libios, tragados por el mar cuando intentaban llegar a la isla de Lampedusa, apenas arranca titulares.

Del resto de las revoluciones árabes apenas nada nos cuentan. Nada de Baréin, donde la revolución ha sido reprimida por el Consejo de Cooperación del Golfo (Catar interviene en contra de la «democracia» en Baréin y a favor en Libia). De Siria nada se habla hasta que vuelva a ver otro estallido. De Marruecos, todos satisfechos con las promesas del Rey. Y que decir de Túnez y Egipto ¿sabe alguien cómo marchan sus transiciones?.

De Costa de Marfil, información elaborada en España o -lo que es peor- en París. Otra guerra africana que no entendemos ni queremos entender. Allí, la presencia de fuerzas de la ONU no han impedido las matanzas (como las ejecutada por las fuerzas de Outtara, el presidente «legítimo»). Las tropas francesas se limitan a proteger a los europeos y se convierten en otra parte más del conflicto al atacar a Gbabgo. Costa de Marfil muestra las limitaciones y contradicciones de la «intervención humanitaria».

El otro gran acontecimiento mediático, las catástrofes de Japón, también han caído en la rutina. Fukushima sigue ahí como una bomba de tiempo, pero los expertos parecen que ya han dicho todo lo que tenían que decir (por ahora la población no corre demasiado riesgo y nadie sabe que hacer con la central). Algunas poblaciones (Alemania) han sacado sus conclusiones.

Portugal se rinde y pide rescate. España no es Portugal… La economía va mal, pero las previsiones van bien, así que sus gestores están más que satisfechos.

Los críticos dicen a los periodistas que han magnificado las revoluciones árabes y se han olvidado de la «revolución» de Islandia, el único lugar en que se ha encarcelado a banqueros.

Estancamiento informativo, estancamiento económico (recesión+inflación), estacamiento político

La era Brezhnev se conoció en la URSS como la del estancamiento y durante ella el sistema, incapaz de innovar política, económica o socialmente, sometido a la carrera de tecnológica y armamentística impuesta por Estados Unidos, se fue vaciando por dentro hasta que se derrumbó con Gorbachov.

Aquí los jóvenes empiezan a responder a este estamiento resignado. Juventud Sin Futuro sale hoy a la calle. Veremos que voz les dan los medios. Veremos si son capaces de mantener su grito más allá de la instantaneidad de las redes sociales.

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