Contenidos audiovisuales de pago vs servicio público


¿Matará el vídeo en streaming a la televisión? ¿Los contenidos de pago harán irrelevante a la televisión en abierto? ¿Desaparecerá el servicio público anulado por la suscripción a contenidos de pago?

Son preguntas de difícil respuesta, como todas las que intentan predecir el futuro. Los investigadores estudian los comportamientos presentes de los consumidores para intentar determinar tendencias de futuro. Ayer se presentó en IESE de Madrid el estudio de Loreto Corredoira (UCM) y Sanjay Sood (UCLA) «Paid content and cinema distribution». Llegué tarde al acto (me perdí, me perdió google maps, según se interprete) y, por tanto, no puedo tanto resumir de forma completa como recoger el espíritu del debate y las ideas que me sugirió.

La investigación estudia el mercado estadounidense de contenidos de pago a través de las distintas modalidades de Video On Demand y, en general, los consumos audiovisuales en Internet. Destaca el éxito de Netflix, la plataforma de vídeo en streaming, que con un tarifa plana de 8 dólares al año se está comiendo las sucripciones de pago de la televisión por cable.

Corredoira dio algunas claves del éxito de Netflix: la inmediatez en la disposición de los contenidos, la flexibilidad y facilidad de uso (disponibles todos los capítulos de todas las temporadas de las series), la «alfombra roja» (el acceso a los contenidos de forma exclusiva). Y sin duda el precio.

Además de la profesora Corredoira participó en el debate Rafael Sánchez, de EGEDA, la entidad de gestión de los productores audiovisuales. En la sala, directivos de la industria de los contenidos, la distribución y el marketing. De modo que, lógicamente, la cuestión latente era cómo conseguir en España un éxito comercial como el de Netflix.

Aprecié consenso en que las medidas sancionadoras contra las descargas ilegales son poco eficaces y que es necesario un cambio de cultura. Cambio de cultura de los productores y distribuidores, con productos más accesibles y baratos y con mayor y más diversa oferta. Cambio de los consumidores, para que comprendan que la calidad se paga. Corredoira insistió en la promoción, incluso con el regalo de tarjetas de suscripción.

El mercado español nada tiene que ver con el de Estados Unidos, porque en España los canales en abierto siguen satisfaciendo las demandas de información y entretenimiento de la mayoría de la sociedad, mientras que en Estados Unidos los canales de pago son un pilar fundamental del sistema. No obstante, en el último año Yomvi, se dijo había duplicado sus suscriptores. «Los hijos de los suscriptores de Canal + -dijo Pablo Romero director de la plataforma de descargas- son hoy los suscriptores de Yomvi.

Dada la composición del foro, el término servicio público ni se mencionó. Yo lo traigo aquí para insertarlo en las ideas que me suscitó el debate y que, de alguna manera, son mi respuesta a las preguntas planteadas al comienzo de esta entrada.

El consumo audiovisual personalizado (descargas, streaming) seguirá creciendo en todos los sectores de población, incluso en los de más edad y más fieles a la televisión tradicional.

La ficción (cine y series) es el contenido más adaptado al consumo personalizado.

La franja entre los 35 y 45 años es el nicho con más potencial de crecimiento para las plataformas de pago en streaming. En cualquier caso, son imposibles crecimientos exponenciales en la actual situación económica, con muchos de esos potenciales consumidores obligados a emigrar.

Los menores de 25 años han abandonado la televisión. O las cadenas hacen esfuerzos por conquistarlos con innovación y sinergias (por ejemplo la llamada televisión social, el comentario en las redes de los programas) o estarán perdidos definitivamente.

La televisión en abierto no morirá. Seguirá siendo imbatible en la información, los acontecimientos en directo, el deporte y la telerrealidad.

En España, las cadenas son las grandes productoras. Poco a poco derivarán sus productos premium a sus plataformas de pago. El que quiera calidad, que la pague, se decía ayer. Calidad es siempre un concepto resbaladizo, pero cuando productores y distribuidores hablan de calidad se refieren a altos presupuestos.

– Si ese trasvase hacia el premium de pago se concreta, las cadenas privadas generalistas de televisión dependerán para mantener la audiencia esencialmente de la telerrealidad (y la telebasura).

En este nuevo panorama audiovisual el servicio público multimedia gana importancia. Podrá mantener contenidos de calidad en abierto, sin dpender de ingresos publicitarios. Y, sobre todo, podrá ofrecer contenidos diversos, más allá de las audiencias masivas, a todos, a cada cual según su interés y sus habitos de consumo (lineales o interactivos). Los contenidos de calidad no pueden ser sinónimo de pago (o no sólo), sino de servicio público. Pero para ello en este país hace falta un acuerdo de Estado para garantizar la independencia del servicio público y su financiación estable y suficiente.

(Una confesión. El cine europeo independiente que da La Dos y que grabo cuando no puede ver en directo no creo que pudirea encontrarlo en ninguna de las actuales plataformas de pago, volcadas en Hollywood).

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Servicio público a la carta


RTVE ha remodelado hace un par de semanas su función «a la carta». La posibilidad de ver o escuchar programas bajo petición, «a la carta», es una de las vías esenciales para que los servicios públicos de radio y televisión diversifiquen sus contenidos y puedan proyectarlos a audiencias más activas y selectivas. Es éste uno de los campos de batalla en el que se juega el futuro del servicio público.


La nueva RTVE a la Carta

RTVE a la Carta es una plataforma de visionado de flujo (streaming), que no permite las descargas. rtve.es  ha desarrollado un diseño sencillo y eficaz para poner a disposición de los internautas los programas de TVE y RNE. Es fácil llegar a cualquier programa, se han añadido funcionalidades como favoritos y lista de reproducción para facilitar la personalización, y lo que es más importante, se ha registrado una mejoría en el flujo de descarga de vídeo. Hay algún problema operativo, como cuando nos vuelve a la página principal después de abrir una sección de programas. Personalmente, echo en falta la posibilidad de incrustar (por favor, no embeber) los vídeos, que sólo se da en algunos pocos programas de televisión (aunque sí en todos los de RNE).

La diversificación de la televisión

Desde hace tres lustros, los gurús mediáticos profetizan la muerte de la televisión. ¿Por qué ver una programación con un horario establecido cuando podemos ver lo que más  nos guste a la hora queramos? El vídeo bajo demanda (VoD) mataría a la televisión. Pero el caso es que hasta la generalización de Internet ancha banda no existía ni un canal interactivo general ni un hábito de visionado selectivo.

Hoy esas premisas técnicas y sociales ya se dan, pero al menos en España la visión directa de la programación convencional de las televisiones no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado. La programación sigue teniendo el atractivo de la propuesta repetida (series, informativos) o inesperada (películas). Y además el consumo audiovisual ha crecido por la vía del visionado del vídeo descargado desde los agregadores sociales.

Para las televisiones convencionales, la función «a la carta» es un modo de dar nueva vida a sus programas. Y ahí dos políticas. La explotación comercial a través de la propia página o de agregadores como Netflix o iTunes, 0 la de ofrecer gratis los programas más recientes (por ejemplo, el Modo Salón de Antena 3) cuando los mercados no están maduros para el pago o se trata de servicio público.

Así, mientras las televisiones comerciales explotan selectivamente estos contenidos gratuitos como forma de promoción, fidelización y generación tráfico a sus web (con los consiguientes ingresos publicitarios), los servicios públicos presentan una oferta más completa y sistemática de sus programas y un acceso gratuito en general gratuito.

RTVE a la carta es sin duda la mediateca más importante en español

En el caso de RTVE la baza diferencial es el acceso a sus ricos archivos, patrimonio cultural no ya sólo de los españoles, sino de todos los hispanohablantes.

Podemos encontrar algunas de  las grandes series de TVE, pero faltan todavía muchos de las joyas de los archivos, como las entrevistas de Soler Serrano en A fondo o ejemplares de programas emblemáticos, desde Historias de la Frivolidad a telediarios de fechas históricas. En el caso de los telediarios podemos remontarnos hasta 2008 y sería interesante que poco a poco se recuperaran de más recientes a más antiguos. (¿Sería mucho pedir poder ver, por ejemplo, el TD2 del 8 de abril de 2003, fecha del asesinato de José Couso?).

El problema es, además del coste de los servidores,  la digitalización y carga de estos programas.  RTVE firmó en época de Luis Fernádez un acuerdo con Telefónica para la digitalización de los archivos, que en su momento critiqué porque incluía la comercialización de los contenidos en las plataformas digitales de Telefónica. ¿Qué fue de aquel acuerdo? ¿Sigue operativo?

El iPlayer de la BBC

La plataforma más completa y potente de contenidos audiovisuales gratuitos es el iPlayer desarrollado por BBC. Permite el streaming, incrustar los contenidos en otra página y la descarga. Especialmente interesante es la gestión de los derechos de la descarga. El usuario tiene 30 días desde la descarga para empezar el visionado y una vez realizada la primera reproducción el contenido estará disponible durante 7 días, después de los cuales quedará inhabilitado. Esta función permite la portabilidad de los contenidos durante su tiempo de accesibilidad. Luego, siempre quedará el streaming.

El iPlayer está vinculado a una Guía Electrónica de Programación, presenta funciones de interacción con las redes sociales y puede integrarse el el setbox de platoformas digitales de TDT para ver contenidos en HD (véase Televisión convergente y vídeo interactivo), funciones todas ellas innovadoras que apuntan hacia donde va la televisión del futuro.

Otro de los atractivos de esta plataforma es que se ha abierto a otros canales distintos de los numerosísimos de la BBC. En concreto, a través del iPlayer podemos acceder a Channel Four y a los canales de ITV.

Pero ¡ay! sólo es posible si accedemos desde una Ip del Reino Unido. Los británicos pagan la BBC con el canon; los británicos son, en consecuencia, los únicos con este acceso interactivo gratuito. Recientemente, su director general, Mark Thomson, ha anunciado nuevos planes de comercialización global, que incluirían una suscripción de tarifa plana para i-Pad por menos de 10 dólares mensuales.

La rendición de la RTÉ

Una de las cuestiones que plantean estas plataformas de los servicios públicos es la de su financiación y posible comercialización. Los operadores privados se quejan de que con los recursos recibidos para financiar la radio y la televisión los servicios públicos les hacen una competencia desleal en el mercado interactivo. Y más aún si estos servicios son comercializados.

RTE, la radiotelevisión pública de Irlanda, ha terminado por rendirse y entregará gratuitamente sus vídeos para que puedan ser explotados por los ciberdiarios. Es como entregar las mejores armas al enemigo.

Las plataformas de contenidos audiovisuales a la carta son la extensión lógica del servicio público. Basta que la ley defina entre las funciones del servicio público esta difusión interactiva para que se cumplan las exigencias de la normativa europea. En el caso de comercialización los problemas pueden resolverse con una contabilidad analítica adecuada.

La televisión de YouTube

YouTube es hoy por la plataforma audiovisual más popular con 35 horas de vídeo cargados cada día.

Las principales cadenas de televisión de todo el mundo en vez de luchar con el gigante, exigiendo un estricto respeto a su propiedad intelectual (caso de Telecinco), prefirieron llegar a acuerdos y abrir canales oficiales en YouTube con sus vídeos (no programas completos), lo que garantizar una enorme difusión viral para estos contenidos, pero también la pérdida de control sobre esos vídeos que podrán ser descargados por los internautas. (Por cierto, ¿con qué criterio se cuelga los vídeos en el canal YouTube/TVE? ¿deportes, noticias curiosas y divertidas?)

Ahora YouTube quiere dar la batalla a las televisiones en su propio terreno. Si las televisiones, públicas o privadas, ofrecen sus contenidos «a la carta», haciendo la competencia al agregador ¿por qué no hacer la competencia a las cadenas creando contenidos? YouTube se dispone a crear canales especializados con contenidos de producción propia de bajo coste. Hasta 100 m. de dólares estaría dispuesto a invertir Google para crear 20 canales propios. Convergencia y mas convergencia. ¿Se convertirá YouTube en la tele de todo la vida, pero más cutre?.

Algunas lecciones para RTVE

– RTVE debiera de buscar una alianza con el resto de los operadores públicos españoles para crear una plataforma común.

– Los contenidos deben ser gratuitos no sólo en España, sino para todo el mundo. El servicio público debe estar al servicio del español, nuestro mejor patrimonio cultural y económico.

– Algunos contenidos como series recientes podrían comercializarse fuera de España y dentro para nuevas plataformas como i-Pad, que tiene una filosofía de información de pago. Lo que es inaceptable es que esa comercialización se haga por otras compañías en detrimento de los derechos de los españoles y los intereses económicos de la Corporación.

– En su actual plataforma, RTVE tiene que mejorar la integración con redes sociales y con plataformas de pago que operan en España.

– RTVE debieran permitir la descarga con limitaciones temporales y otras protecciones de la propiedad intelectual. En cualquier caso, todos los programas debieran de incluir código para incrustar en otras páginas.

(P.S. Otra fuente interesante. La batalla entre las televisiones y Netflix en The Guardian)

Televisión en transición


Llega otro informe sobre las pautas de consumo de televisión a nivel mundial. En realidad, hablar de televisión es una forma de entendernos porque el estudio, como es lógico, no se ocupa sólo de la televisión clásica (la televisión lineal), sino de los programas y contenidos audiovisuales consumidos mediante un conjunto de plataformas. Se trata de Television in Transition, el sondeo de consumo audiovisual 2008 de la consultora Accenture (prf; información en WorldScreen).

La conclusión principal es que cada vez más personas consumen contenidos audiovisuales en mayor número de plataformas distintas. Esta tendencia es universal (o por lo menos común en los 15 países estudiados) con pecualiariades nacionales, y mucho más acusada entre los jóvenes, sobre todo entre los menores de 25 años.

La verdad que la foto de portada es toda una declaración. El consejo subyacente -incluso un directivo del sector lo manifiesta abiertamente- es producir pensando en esos jóvenes, más dispuestos a consumir en cualquier plataforma, pagar por ello y soportar la publicidad. El informe reconoce que la televisión tradicional tiene por delante mucho futuro, pero pinta un panorama en el que producir pensando en los más jóvenes será cada vez más rentable. En una sociedad cada vez más gris ¿los contenidos audiovisuales estarán sólo dedicados a los jóvenes?.  Conclusión propia: sólo los servicios públicos sin criterios de rentabilidad comercial podrán satisfacer las necesidades del conjunto de la población, mientras que las compañías privadas se concentrarán en productos de múltiple explotación.

Uno de los hallazgos que me parecen más esclarecedores es que cada contenido, en función de su formato y su género, deberá ser editado para un conjunto de plataformas según sus características. Inserto un cuadro que muestra las preferencias de los consumidores con respecto a determinados contenidos y las plataformas PC y dispositivos móviles. Por ejemplo, resulta muy claro que vídeos de  actualizaciones y alertas informativas serán editados en formatos muy breves para dispositivos móviles. En cambio, series y tv-movies aparecen como contenidos especialmente aptos para plataformas de vídeo a la demanda (televisión a la carta).

El sondeo muestra que los espectadores son cada vez más fieles al programa o producto y menos al canal. Los canales que no sean capaces de producir contenidos con un sello propio, aptos para distintas plataformas, tienen un negro futuro. Con todo los respetos, creo que eso es lo que les ocurre a las televisiones privadas españolas y en menor grado a TVE, en la medida que su programación está mayoritariamente en manos de productoras externas. En cambio, pienso, canales productores de contenidos con un sello de calidad, como la BBC, se adaptarán bien al nuevo escenario.

De los nuevos servicios de la televisión interactiva, el más apreciado por los encuestados es el de interrumpir o demorar el visionado de un programa en directo (time-shifting) y a continuación formas de televisión a la carta, que aceptan mejor bajo la fórmula de pago de la tarifa plana. Creo que aquí también los servicios públicos pueden dar la batalla, como nuevamente muestra la BBC, que desarrolla ya una plataforma de televisión a la carta sobre banda ancha, el proyecto Canvass.

Por último, una referencia a España -donde, por cierto, el límite de edad de los encuestados ha sido 55 años. De la televisión que ven, los españoles son los espectadores más molestos con la publicidad.

Conclusión fina (propia): ¡Es la calidad de los contenidos, estúpido!

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