Periodismo con dignidad


Ahora que tantos calificativos se le ponen al periodismo -algunos tan espurios como «periodismo de marca»– hoy quiero hablar del periodismo con dignidad.

La cosa viene a cuento de la tertulia de ayer de Los Descartes. Un grupo de «descartados» (vale, prejubilados) de TVE mantenemos una tertulia animada por Isabel Martínez Reverte. En ya casi seis años han pasado mes a mes por los Descartes desde Santiago Carrillo (el primero) a Andrés Trapiello (el último).

Ayer estábamos entre periodistas, no tanto para hablar de crisis y futuro como para compartir experiencias. Allí estaban algunas de las víctimas de la carnicería.

Javier Juárez y Mª Jesús de Telemadrid, víctimas de una política de expolio y apropiación de lo público, que ha logrado enajenar el apoyo de los ciudadanos a las televisiones públicas.

Ramón Lobo, víctima de la transformación de una empresa periodística, El País, en un activo de un holding financiero (y de los bonus de los que ayer eran periodistas).

Una compañera de La Marea, víctima del cierre de Público, criatura asesinada por su padre, el empresario bucanero Roures.

Yolanda Sobero, presidenta del Consejo de Informativos, y Anna Bosch, de TVE, una empresa en la que ahora imperan con los mismo métodos los que destruyeron Telemadrid.

Los compañeros de Telemadrid, el País o Público nos contaron las humillantes experiencias del despido: el burofax dominical, los vigilantes de seguridad impidiéndote recoger tus cosas, las kafkianos recovecos de los servicios del paro… De la muerte profesional que supuso para los de Telemadrid su gesto de valentía de negarse a firmar sus trabajos en los últimos ocho años… De los aciertos y errores en su lucha. Desde TVE, de la experiencia positiva (con luces y sombras) del Consejo, de la nueva ola de manipulación…

Pero hay vida después de los despidos y la crisis.

Ramón sigue en la Boca del Lobo y tiene más de 40.000 seguidores en Twitter. Ramón explota ahora sin trabas su creatividad y como tanto otros periodistas se ha convertido en «automedio».

Los trabajadores de Telemadrid han puesto en pie Tm-Ex, una televisión local en Internet al servicio de los madrileños. En estas pocos días de existencia -nos contababan- los trabajadores han sentido que recuperaban la dignidad profesional. Que hacían un trabajo útil que los ciudadanos volvían a apreciar.

La Marea es uno de los medios nacidos de esa incubadora que fue la Redacción de Público. Editado por una cooperativa de periodistas y lectores apuesta por información en profundidad, financiada por los lectores, con los que establece una especial complicidad. Y pagan a los trabajadores y a los colaboradores, algo inaudito a estas alturas. La Marea es un medio cuyo nicho es la movilización social que se manifiesta en las distintas mareas.

En  TVE empieza a notarse la resistencia a la manipulación, en una Redacción muy joven, hasta ahora poco dada a la movilización.

En el debate, advertencias de que el viejo mundo de los grandes medios y las grandes redacciones no volverá.

Los periodistas somos víctimas de empresarios sin escrúpulos, de manipuladores políticos, intentamos adaptarnos a los cambios tecnológicos y sufrimos como otros mediadores del cuestionamiento de la delegación y la representación.

No sé si La Marea o TmEx sobrevivirán. No sé si el futuro está en los medios nicho o en los automedio. Lo que sé es que los que ayer estuvieron en los Descartes son grandes ejemplo del periodismo con dignidad.

Y para demostrar que además son creativos os dejo este vídeo, que seguramente ya habréis visto, que cuenta con rigor y humor el expolio de Telemadrid.

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