Gracias Gorbachov


Gracias Mijaíl Serguéyevich 

  • Por terminar la Guerra Fría y hacer posible que una generación de europeos hayamos podido vivir nuestra madurez sin la amenaza de la Guerra Nuclear y reconstruir una Europa sin telones de acero, por muchas deficiencias que esta construcción tenga.
  • Por permitir que los pueblos de la URSS se liberaran sin guerras genocidas.
  • Por intentar introducir transparencia y humanidad en un sistema corrupto que se sustentaba en la mentira y la crueldad.
  • Por intentar regenerar y reestructurar el socialismo.
  • Por su honestidad y sentido común.

Si, como sostiene Putin. la disolución de la URSS fue una catástrofe estratégica para Rusia, el responsable no fue Gorbachov sino Yeltsin y los presidentes de Bielorrusia (Shushkiévich) y Ucrania (Kravchuk) que en diciembre de 1991, sin contar con los presidentes de las repúblicas asiáticas, declararon disuelta la URSS y en su lugar constituyeron la Confederación de Estados Independientes (CEI), que nunca tuvo una existencia efectiva. Luego vino el asalto al Estado de los oligarcas, con la complicidad de Occidente y sus economistas, que solo sabían recomendar «terapias de choque», a costa del sufrimiento de la población y la humillación de un pueblo orgulloso, que buscó un líder fuerte (Putin) para recuperar supuestas grandezas.

(Sobre todo el proceso de disolución de la URSS es muy recomendable este texto de Ángel Ferrero y Rafael Poch.)

SOBRE LOS ÚLIMOS AÑO Y LA DECADENCIA DE GORVAHOV ESTE DOCUMENTAL (disponible en RTVE Play hasta el 30-09-22)

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Finlandia y la OTAN


Maniobras de la OTAN. (EFE/Marcin Bielecki)

Viajé como periodista dos veces a Finlandia, la primera en 1990 para una cumbre de la OSCE, la segunda, invitado por el gobierno finlandés, en 1993, antes de su ingreso en la UE. En ambas ocasiones no detecté ningún deseo de adherirse a la OTAN, sí y perentorio, de ingresar en la UE.

Pese a la disolución de los bloques al final de la Guerra Fría, el país aceptaba con naturalidad su neutralidad y lo que preocupaba era superar el trauma económico de la caída drástica del comercio con la URSS. Eran los años en que una compañía finlandesa, Nokia, se convirtió en líder tecnológico mundial.

En ninguna entrevista o contacto se formuló el temor a la Rusia de Yeltsin y sí el deseo de ingresar en la UE, sin perjuicio de la existencia de algunos euroescépticos. Y eso que la neutralidad no fue una decisión libre, sino impuesta por la URSS victoriosa en la II Guerra Mundial. Es a lo que peyorativamente se llamó «finlandización».

Rusia y Finlandia, una relaciones estrechas y difíciles.

Finlandia entra en la Historia Contemporánea cuando en 1808, cuando el zar Nicolás I, entonces aliado de Napoleón, declara la guerra a Suecia, que se negaba a aplicar al Reino Unido el bloqueo decretado por Bonaparte. Desgaja de Suecia las regiones orientales y constituye con ellas el Gran Ducado de Finlandia y se proclama duque. Su hijo Alejandro II reforzará la autonomía del Gran Ducado. Los fineses rindieron homenaje al zar reformador con una estatua al pie de la catedral luterana en la plaza del Senado de Helsinki. Dos cúpulas dominan la capital, la blanca neoclásica de la catedral luterana y la colorida de la catedral ortodoxa.

En 1918 Rusia reconoce la independencia de Finlandia y el país es campo de la lucha entre rojos y blancos. En 1939-40, la URSS ataca Finlandia en la guerra de invierno. Finlandia detuvo la agresión. En 1941 se alió a Alemania y participó en la invasión a la URSS. En el Armisticio de Moscú en 1945, Finlandia tuvo que hacer grades concesiones territoriales y perdió el acceso al Ártico.

De modo que la neutralidad no fue una opción libre, sino impuesta por Moscú, pero la URSS renunció a establecer un gobierno títere como hizo en los países del este. Los gobiernos socialdemócratas aprovecharon la neutralidad para establecer provechosos lazos comerciales con la URSS, pero sin ayudas económicas occidentales. Y convirtieron al país en punto de encuentro entre los bloques. No en vano, el mayor acontecimiento de distensión, la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CESCE) en los años 70.

Si ahora los políticos y la opinión pública están de acuerdo en pedir el ingreso en la OTAN es porque ven cierto el riesgo de agresión.

Es verdad que Helsinki está a 400 kms. de San Petersburgo, así que Putin ha logrado tener a la OTAN más cerca y no más lejos. Lo que no dice es que en Kaliningrado, entre Polonia y Lituania, a 300 kms de Varsovia, Rusia tiene misiles nucleares Iskander.

Un mes histórico


Edificio en llamas en Jarkóv. (Oleksandr Lapshyn/Reuters)

Desde el 24 de febrero, se desarrolla una terrible guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. No me atrevo a decir que el plan ruso ha fracasado, pero desde luego Putin no ha resuelto la situación a su favor en pocos días, como muchos pensaban, de modo que ahora nos encontramos en plena guerra de atricción, con asedio y destrucción de ciudades por los bombardeos, dejando que luego mercenarios liquiden las bolsas de resistencia. Es la táctica empleada en Chechenia y Siria, en este caso, usando además el arsenal más moderno como los misiles hipersónicos.

Más allá de la propia guerra, en este mes se han registrado unos cuantos cambios históricos.

El peligro de la guerra nuclear

Desde la crisis de los misiles de 1962, el mundo nunca ha estado tan cerca del enfrentamiento nuclear. Putin ha amenazado con su uso, si Rusia hacía frente a una amenaza existencial y ha sugerido que las sanciones lo son. Ha lucido sus misiles hipersónicos indetectables, por el momento con carga convencional. Un fiasco total en Ucrania aumenta el riesgo del uso de, al menos armas nucleares tácticas sobre el terreno.

La globalización, herida

Las sanciones económicas y financieras se llevan por delante buena parte de los presupuestos de la globalización: libre movimiento de mercancias, capitales y servicios.

Éxodo de refugiados

El mayor en Europa desde la II Guerra Mundial. Con nuestro eurocentrismo olvidamos que en Colombia hubo durante mucho años 6 millones de desplazados internos.

Reforzamiento de la OTAN

Del «encefalograma plano (Macron dixit) a tener cola de candidatos, incluidas Suecia y Finlandia y el reforzamiento de los presupuestos militares de los socios. En este sentido Putin tiene ahora efrente una OTAN más fuerte.

Cohesión de la UE

A diferencia del tradicional método comunitario, lento y lleno de salvedades, en esta ocasión todos los miembros ha reaccionado a una con inusitada unidad y celeridad para sancionar a Rusia y enviar armas a Ucrania, no tanto para afrontar las consecuencias económicas de la guerra. La Unión parece decididida -ya veremos lo que dura- en convertirse en un actor geoestratégico.

Alemania, potencia militar

Alemania refuerza su presupuesto militar con 100.000 m. de euros

Stanflaction

Los cuellos de botella de exceso de demanda después de la pademia ya habían disparado la inflación. Ahora la incertidumbre sobre los suministros energéticos y el corte de exportaciones como la de los cereales, con los bacos centrales adoptando ya políticas restrictivas pueden abocarnos a una situación de stanflactio (estancamiento+inflación) y descontento en la calle.

El futuro de la revolución verde

Pese a que se ha demostrado que es imprescindible una autonomía energética basada en las renovables, el problema es saber de donde saldrá los recursos para compensar a los perdedores de la transición verde.

Algunas lecturas para entender la guerra de Ucrania


Las siguientes obras no tratan de la guerra, ni siquiera de Ucrania, pero pueden ayudar a entender el contexto histórico.

HOMO SOVIETICUS. La premio Nobel bielorrusa, Svetlana Alesiévich, usa su particula técnica de hilar relatos orales para realizar un retrato de los hombres y mujeres soviéticos y de la propia URSS,con sus luces y sus sombras, donde la individualidad y la vida humana no valían nada, pero se fomentaba la excelencia y la vida era triste, poco libre, pero segura y todos tenían lo mínimo necesario.

Me impactó, el relato de un excombatiente de la guerra contra Finlandia. Los dos ejércitos llegan a un acuerdo de alto el fuego e intercambio de prisioneros. Cuando los finlandeses llegan a sus líneas, son acogidos cálidamente por sus compañeros, mientras que los prisioneros sovieticos, sospechosos de traición, por el solo hecho de haber estado en contacto con otro ejército, son directamente embarcados en trenes a los campos del Gulag

Otro episodio emotivo y significativo es el relato de una funcionaria de base, convencida de haber trabajado honestamente por su país, que después de la disolución de la URSS es increpada en su trabajo como si fuera una ladrona, cuando eran los altos funcionarios de Partido los que se estaban repartiendo la riqueza colectiva.

Este libro explica la orfandad que tantos ruso sienten, y que está siendo manipulada por Putin.

PÁGINA DE LA EDITORIAL (con extractos y reseñas).

CALLE ESTE-OESTE. De Lviv (en ucraniano, algunos españolizan el topónimo como Leópolis) ya he hablado en otra entrada. En la actual capital de la Ucrania occidental y de la antigua Galitza comienza Calle Este-Oeste. Philippe Sands, uno de los grandes abogados de derechos humanos va a dar una conferencia a la Universidad de Lviv y allí se encuentra con los fantasmas de su familia, exterminada por los nazis. Comienza una indagación sobre su familia y sobre los dos académicos que lograron incorporar al Derecho Internacional lo crímenes de lesa humanidad, ambos nacidos en Lviv. Hersch Lauterpacht ideó el concepto crímenes contra la humanidad, como crímenes de guerra sistemáticos contra la población civil, para defender los derechos de las personas frente a la barbarie de los estados. Rafael Lemkin acuñó el concepto de genocidio, para los casos en que esos crímenes pretenden exterminar a un grupo y destruir su identidad. A Lauterpach el concepto de genocidio le parecía peligroso:

“Potencia el sentimiento de solidaridad entre los miembros del grupo de víctimas, reforzando a la vez los sentimientos negativos hacia el grupo de los verdugos (…) Ser etiquetado como víctima de genocidio se convierte en un componente esencial de la identidad nacional sin contribuir a la resolución histórica de las disputas ni hacer que los asesinatos masivos sean menos frecuentes”.

También estudió en la universidad de Lviv Hanks Frank, el abogado predilecto de Hitler y cruel mandatario del Gobierno General de Polonia. Juzgado en Núrembeg. en la obra se reconstruye el juicio y los sentimientos del hijo de Frank.

El profesor Sands propone la creación de un tribunal para juzgar a Putin, por el crimen de agresión y lo justifica en los precedentes de Núremberg.

PÁGINA DE LA EDITORIAL

De VIDA Y DESTINO se ha dicho, con justicia, que es la GUERRA Y PAZ del siglo XX. Vasilii Grossman, periodista judio, acompaña al ejército rojo, desde Stalingrado hasta Berlín y construye un fresco emocionante de lo que los rusos llaman la Gran Guerra Patria con todos sus heroismos y creldades. En paralelo se narra el exterminio nazi y la represión estalinista.

Recuerdo el episodio en que uno de los personajes, un físico nuclear, recibe una llamada telefónica inesperada. El que está al otro lado del teléfono no se identifica, per queda claro que es Stalin. Al físico no le queda claro si la llamada es un felicitación o una advertencia de que está en el ojo de la NKVD.

Leyendo esta novela río, entenderemos un poco mejor los grades dilemas ético con, que en momentos críticos, se enfrentan los seres humanos . Y por qué los rusos se consideran los verdaderos vencedores de Hitler y Putin justifica su guerra como una operación anti-nazi.

PÁGINA DE LA EDITORIAL

No a la guerra


Rusia ha desplazado tropas aBielorrusia para realizar mniobras muy cerca de la frontera con Ucrania

«No a la guerra «era el grito que resonaba en nuestras calles, cuando el trío de las Azores decidió invadir Irak en una guerra estúpida, alegando unas inexistentes armas de destrucción masiva.

Al margen que el rechazo a la guerra deba de ser una actitud firme en cualquier persona de bien, ahora la situación es distinta y no distante (Calvo Sotelo, para no mojarse en el apoyo a ninguno de los dos contendientes en la Guerra de las Malvinas, dijo que era un conflicto distinto y distante).

Distinto. La crisis de Ucrania no es un conflicto elegido, como lo fue Irak. Al menos, no lo ha sido en esta última fase, por mucho que para llegar a este punto hayamos pasado por muchos errores estratégicos y actitudes ofensivas de EE.UU y la OTAN.

Y no distante. El conflicto está en el corazón de Europa. La relación de España, también es distinta, pues pertenecemos a la OTAN después de muchas vicisitudes (el engañoso lema socialista «OTAN, de entrada no», referendum afirmativo ganado por Felipe González). El caso es que pertenecemos a una alianza militar en el centro del conflicto y no podemos mirar para otro lado. Este es un conflicto europeo y aquel nos parecía muy lejano, aunque terminara salpicándonos con bajas militares y atentados en las grandes ciudades europeas.

El error de base ha sido pensar que autodisuelta la URSS, Rusia había dejado de ser una gran potencia, que iba a plegarse a los designios de Estados Unidos.

Ciertamente ningún tratado vinculante prohibía la expansión de la OTAN, pero era de sentido común que una gran potencia sin fronteras naturales, sin más defensas que su profundidad estratégica, iba aceptar que una alianza militar se asentara en sus fronteras. Por no hablar de los lazos históricos (veáse el texto de Orlando Figes).

Lo que sí es vinculante es el Memorandum de Budapest de 1994. Ucrania se sumó al Tratado de No Proliferación Nuclear y entregaba sus armas nucleares a Rusia. A cambio, las potencias nucleares (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China) garantizaban su independencia e integridad. Acuerdo violado por Rusia cuando, aprovechando el caos de la revolución del Maidán ocupó con fuerzas no identificadas Crimea y luego orquestó un referendum de adhesión y alentó el separatismo de los territorio rusoparlantes del Donbass, con la consecuencia de una guerra que ha dejado desde 2014 miles de muertos.

¿Dónde estamos?

  • Rusia ha realizado un enorme despligue militar en la frontera de Ucrania y en Bielorrusia. Tiene tropas suficientes para llegar a Kiev, aunque estratégicamente podría tener más sentido establecer un corredor que uniera los territorios separatistas del Donbass con Crimea.
  • Ucrania se está rearmando. Parece difícil que pudiera resistir una ofensiva en regla, pero las guerras se sabe como empiezan, pero no como acaban.

En esencia, lo que Rusia exige es que la OTAN no admita a Ucrania ni a ningún otro país ex soviético. Volver a la división del mundo de Postdam. Estados Unidos y la OTAN ya han rechazado esta exigencia. Hay mucha hipocresia y propaganda por ambas partes. La OTAN hasta aquí, no ha tenido una intención genuina de incluir a Ucrania. Una solución podría ser un estatus de neutralidad, como los de Finlandia o Suecia.

¿Qué pretende Putin? Esa es la gran pregunta. Seguramente juega de farol, por el momento los medios rusos no han preparado a la población para la guerra (The Economist), aunque la propaganda contra Ucrania y Occidente es constante. Como dijo el Inspector de la Marina Alemana, quiere ganar respeto para si y para Rusia. No puede permitirse que regresen a casa los cadáveres de los reclutas ni tampoco soportar las consecuencias de unas sanciones radicales, ni dejar de percibir los ingresos si cierra el grifo del gas a los europeos.

Aparentemente China apoya a Rusia, pero una guerra deterioraría sus intereses en Europa (José María Lasalle), por no hablar de la rivalidad histórica de las dos grandes potencias (Paco Audije)

¿Cómo se puede parar el conflicto?

  • Desescalando. Por parte de la OTAN deteniendo las movilizaciones. Por parte de Rusia siendo transparente en sus movilizaciones.
  • Reactivando la diplomacia, en concreto el Cuarteto de Normandía para detener la guerra en el Donbass.
  • A medio plazo, reeditando un foro de seguridad europeo, como fue la Conferencia de Helsinki de 1975.
  • Reactivando las negociaciones de desarme. Ahí el problema es que EE.UU exige que China se someta a las mismas limitaciones.

Crucemos los dedos para que la irresponsabilidad de unos y otros no nos conduzca a la catástrofe. Un consejo. Pongamos en solfa cualquier información en teoría proveniente de los servicios secretos de ambos bandos, así como la propaganda de la rusa RT.

Fuentes

Crisis de Ucrania: ¿hacia el enfriamiento?

Cómo la guerra con Georgia marcó el regreso de una Rusia más agresiva a nivel mundial hace 10 años

El conflicto OTAN/Rusia: una perspectiva europea

El hijo de Biden, director en la mayor empresa privada de gas de Ucrania

Cómo empiezan las guerras

La invasión de Ucrania

Documentos propuestos por Rusia

En el conflicto con Ucrania, Moscú se aferra a las coartadas del pasado

Rusia busca la gradeza de la Unión Soviética.

Ucrania y la trampa de Tucídides

Rusia-China: oscilaciones asimétricas, intereses y viejos rencores

Documentos de respuesta a Rusia de la OTAN y EE.UU

Los Cisnes Negros de 2014 y su proyección en 2015


Nadie contaba con ellos, pero se estaban gestando sin que los percibiéramos. Pero un día estallan y lo cambian todo. Son los acontecimientos a los que Nassin Nicholas Taleb ha llamado «Cisnes Negros». Son una sorpresa absoluta para todos (salvo para algún profeta oscuro al que nadie hizo caso), tienen un impacto extraordinario y, del mismo modo que fueron imprevisibles, son explicados racionalmente a posteriori. En realidad, todas las noticias de verdad (no las prefabricadas) son acontecimiento inesperados en los que cristalizan una miriada de cambios inapreciables. Pero los acontecimientos «Cisne Negro» son disruptivos, alteran todo su entorno y obligan a que todo los agentes se posiciones respecto a ellos.

En 2014 sin duda han sido «Cisnes Negros» la epidemia de ébola, la caída de los precios del petróleo, el Estado Islámico, la reactivación de una cierta guerra fría entre Rusia y la OTAN y en España Podemos. Seguro que en 2015 aparecerán nuevos fenómenos inesperados que cambiarán nuestras vidas, pero en todo caso los «Cisnes Negros» del 14 seguirán proyectándose sobre el nuevo año.

El ébola

Por primera vez el ébola llegó a grandes ciudades africanas. Durante buena parte de 2014 Liberia, Sierra Leona y Guinea fueron dejadas solas en su lucha contra la enfermedad, con el solo apoyo de organizaciones humanitarias, señaladamente Médicos Sin Fronteras. Hasta el verano, cuando saltan los primeros casos a los países occidentales, no se produce una respuesta decidida de la comunidad internacional. Hay que decir que Cuba es -para su peso internacional- el país que más esfuerzo realiza. La epidemia no está controlada, pero sí contenida en esos tres países de África Occidental, pero ha saltado a Malí, uno de los países más pobres del mundo y una cabecera para su posible extensión por el Sahel. Por muchos controles que se realicen en las fronteras nadie puede garantizar que llegue de nuevo a los países ricos, pero la diferencia es que aquí los sistemas de salud pueden combatir eficazmente su extensión. Sólo el combate en África puede garantizar la seguridad de toda la humanidad.

La epidemia ha paralizado los sistemas de salud de los tres países de África Occidental, aumentando las muertes por el resto de enfermedades. Ha desestructurado sus sociedades, paralizado el comercio, el turismo y la inversión. Sus efectos son semejantes a los de una guerra. Y en cuanto puedan sus poblaciones buscarán el futuro más allá de sus fronteras, cargados además con su estigma de propagadores de una maldición biblíca. Es dudoso que si la enfermedad se controla los países ricos mantengan el nivel de asistencia de los últimos meses. Al menos parece que se progresa en la búsqueda de vacunas y sobre todo de tratamientos paliativos.

El Estado Islámico

Como el ébola, ahí estaba pero nadie lo veía. ¿No lo veían los aparatos de inteligencia o cerraban los ojos? Hay muchas incógnitas sobre el nacimiento del Estado Islámico, pero lo cierto es que hoy es uno de los agentes relevantes de la bisagra del mundo que es el Próximo Oriente. Su mezcla de fanatismo, distopía, organización militar eficaz, explotación de los recursos petrolíferos y comunicación avanzada son ingredientes de su éxito. Los aprendices de brujo que le sacaron de la botella  (Arabia Saudí, Qatar) hoy están aterrados, pero la alianza de todos los actores relevantes (que me permití pronosticar en septiembre) no termina de cuajar.

La estrategia de los bombardeos de la coalición no sirve ni siquiera para contenerles en sus posiciones. Sólo una reacción de todo el mundo sunní y muy especialmente de las tribus iraquíes puede combatirlo eficazmente. En 2015 seguirá atrayendo a miles de jóvenes de Europa, Canadá, Estados Unidos o Australia, que algún día regresarán a sus países para seguir la yihad. Son también un modelo de nuevo orden (como lo fueron los talibanes para Afganistán) para los países fallidos de la región (Libia, Yemen).

La reactivación de la Guerra Fría

A nadie se le ocurrió en Bruselas que un tratado comercial con Ucrania fuera a ser el desencadenante de un conflicto con Rusia de estas dimensiones. La revolución (dominada por la ultraderecha) que expulsó a Yanukovich del gobierno de Ucrania fue el desencadenante de la reacción de Putin: anexión de Crimea y patrocinio de los movimientos separatistas de Ucrania. Rusia ahora tiene en su doctrina estratégica como enemigo a la OTAN. La respuesta de Estados Unidos y la Unión Europea dañan a la economía rusa, pero fortalecen a Putin.

Por el momento, todos se enfrentan racionalmente en este reedición de la Guerra Fría. Las sanciones son limitadas y graduales, Putin intenta diversificar clientes para su petróleo y gas, al tiempo que construye su Unión Euroasiática y, aparentemente, no parece que este invierno vaya a cortar el grifo del gas. Desde el punto de vista de modelos, Putin estrecha lazos con Erdogan y Orban en una internacional de «democracias» autoritarias. Pero no puede descartarse que cualquier provocación, cualquier incidente imprevisto pueda alterar este frágil equilibrio.

La caída del precio del petróleo

De todos los «Cisnes Negros» de 21014, problamente éste será el que más condicione 2015. Que el precio del petróleo cayera era una previsión racional (caída de la actividad en China y los BRICs, estacamiento en Europa); que lo hiciera a plomo, no. La explicación más extendida es que Arabia Saudí sigue bombeando (dinamitando lo que queda de la OPEC) para que los precios bajos echen del mercado a los productores a partir del esquisto. Si así fuera, pondría en riesgo el objetivo estratégico de Estados Unidos de lograr su independencia energética. Sin duda ahora se habrán subido al carro los especuladores a la baja.

En 2015 esa caída dará décimas o incluso puede que un punto de crecimiento mundial. Esta reactivación elevaría de nuevo la demanda y con ella los precios. Pero entre tanto, la pérdida de ingresos tiene efectos desestabilizadores para los productores. Y volvemos a Rusia, porque entre el petróleo y las sanciones, el rublo se desploma. Putin ha asegurado que aprovechará para diversificar la economía, pero el oso ruso herido es más peligroso. También en Venezuela la situación económica puede ser crítica.

Con el petróleo más barato que el agua embotellada pocos incentivos tendremos para detener el calentamiento global.

Podemos

Antes de las elecciones europeas, nuevos partidos, movimientos y plataformas pugnaban por abrirse un hueco. El éxito de la candidatura de Podemos ha convertido al movimiento, hoy ya partido, en protagonista de la política española. Se confirmen o no los resultados de las encuestas está claro que el bipartidismo se ha terminado. El problema es que se adivina un sistema con tres principales polos y sin apenas partidos bisagra que garanticen la gobernabilidad.

El año 2015 va a ser duro. La economía mejorará… para las empresas del IBEX y, sí, algunos cientos de miles de licenciados encontrarán trabajo a tiempo parcial como camareros o teleoperadores. El paro prolongado se convierte cada día más en marginación: la «normalidad» pasa por la exclusión de un 20% de la población. El PP venderá esa recuperación y agotará sus últimas municiones de poder haciendo tabla rasa de las instituciones. Las campañas electorales a cara de perro pueden desacreditar todavía más la política. Podemos tiene la virtud de haber ganado para la acción política a muchas personas valiosas. En este momento cabalgan sobre la ola, para muchos lo de menos es su programa, lo importante es echar a «los otros». Pero esa dialéctica se agota al día siguiente de las elecciones.

Todo ello augura un bloqueo institucional… con el riesgo de fondo de una declaración unilateral de independencia en Cataluña. Lo que pase en Grecia (¿elecciones anticipadas? ¿victoria de Syriza? ¿cuestionamiento, reestructuración de la deuda? ¿salida del euro?) condicionará el desarrollo político en España en este 2015.

¿Cuáles serán los «Cisnes Negros» de 2015?

Verano del 14: Ucrania


Este verano del 14 la guerra ha vuelto a Europa. En la frontera con Rusia se desarrolla un conflicto que en parte reedita las luchas de la I Guerra Mundial, pero que, sobre todo, tiene paralelismos con las crisis que precedieron al gran estallido de 1914.

Ucrania, la frontera (pues esa es su etimología, común en los idiomas eslavos) es un territorio geográficamente dividido por el río Dniéper, más alla de cual, al este, se extiende la inmensa estepa. En el siglo IX el Rus de Kiev fue el primer estado que unificó a las distintas tribus eslavas de lo que hoy son los territorios de la Rusia europea, Bielorrusia y Ucrania. En este sentido, los nacionalistas rusos consideran a Kiev como su capital original y espiritual. En la edad moderna, Ucrania se convirtió en una de las zonas de fricción del imperio de los Habsburgo, del reino de Polonia, el imperio ruso y el imperio otomano. A partir del siglo XVIII Ucrania queda progresivamente anexionada a Rusia, pero con regiones del sureste (Galitzia) en poder del imperio austrohúngaro.

En esta frontera se desarrollaron hace 100 años las primeras batallas del frente oriental (la batalla de Galitzia ganada por los rusos). Después del colapso del imperio ruso, en Ucrania, ocupada por los ejércitos alemanes surgen distintos movimientos nacionalistas e intentos de estado independientes, que sucumben en medio del caos de una guerra civil en la que terminan por imponerse los bocheviques. En la II Guerra Mundial la invasión nazi propicia también el surgimiento de fuerzas nacionalistas de caracter fascistas. Con estos precedentes nacionalistas de la I y la II Guerra Mundial entronca el Maidan que derrocó a Yanukovich. Por tanto, la guerra civil que vive Ucrania tiene raíces en la I Guerra Mundial.

La crisis de Ucrania ha hecho retroceder a Europa no tanto a la guerra fría de la segunda mitad del siglo XX como a la Europa inestable de la primera década del siglo XX. Durante la guerra fría, las zonas de influencia estaban claras y el enfrentamiento aseguraba la destrución mutua. En los años que precedieron a la I Guerra Mundial las potencias libraron batallas limitadas, mientras preparaban los planes para la Gran Guerra. Parecía que en aquel mundo interdependiente una guerra total era imposible, pero nadie la descartaba.

Hoy la frontera de la tensión está otra vez en Ucrania. Putin apuesta porque Ucrania se convierta en un estado fallido, un estado tapón, para frenar la expansión económica, política y militar de Estados Unidos y la Unión Europea. Por de pronto, mientras al este de Ucrania se desarrolla una guerra civil con intervención rusa, los dos bloques comienzan una guerra económica que no se sabe como terminará, porque si realmente ahogara a Putin podríamos pasar a otra fase más caliente del conflicto. Los planificadores militares ya estarán trabajando. Pero hay una importante diferencia con 1914. Entonces los estados mayores tenían (al menos en las potencias centrales) una gran autonomía; prácticamente con sus planes presentaron la guerra a los políticos como un hecho ineludible. Las movilizaciones se concatenaron en aquel verano del 14 e hicieron la guerra inevitable. Afortunadamente, hoy, hechos tan graves como la anexión de Crimea no han merecido una respuesta militar. Veremos que ocurre este invierno con el gas.

La crisis de Ucrania y las imágenes del pasado


¿Desembocará la crisis de Ucrania en una guerra? Las imágenes del pasado

La historiografía nos enseña a mirar al pasado y sacar consecuencias para el presente. Sin una revisión histórica es imposible entender los grandes conflictos actuales. Hay también una tendencia a analizar miméticamente las crisis de hoy conforme a los esquemas de otros grandes momentos históricos.  Marx (18 de Brumario) ya nos dijo que la Historia se repite, primero como drama, luego como farsa.

No existen dos situaciones iguales, ni los actores ni los contextos son nunca idénticos, de modo que no cabe una interpretación determinista del devenir histórico en función de los modelos del pasado. Pero las grandes crisis y su resolución pesan en la conducta de los mandatarios protagonistas y sus asesores; en aquellos como imágenes (a menudo compartidas con sus pueblos), en estos como esquemas estratégicos para repetir o evitar.

La imagen de la I Guerra Mundial

En Ucrania, como es frecuente en conflictos internos o internacionales, se llega a una situación en la que aparentemente no hay más salida que la guerra, que nadie quiere, por la incompetencia y la falta del sentido de la realidad de sus principales protagonistas.

La revolución naranja no fue más que un cambio de élite corrupta por otra y las elecciones (limpias) que llevaron a Yanukovich al poder no eran más que un paso más en la misma dinámica. Todo hubiera seguido igual sin el factor europeo.

La Unión Europea ofreció a Ucrania un acuerdo de cooperación como si fuera territorio económica situada en la luna. Un acuerdo que hubiera significado la entrada masiva de productos europeos y la ruina para la industria pesada de las regiones del este.  Y todo sin ningún horizonte de adhesión. Pero Ucrania no está en la luna. Mantiene unos estrechísimos vínculos económicos, políticos y culturales con Rusia.

Putin no podía aceptar la colonización económica de Ucrania. No tenía más que mostrar el palo y la zanahoria del gas y los créditos para hacer a Yanukovich una de esas ofertas que no se pueden rechazar. Yanukovich hizo las cosas como las hacen los autócratas: de buenas a primeras, sin debate ni preparación de la opinión pública cambió de carta estratégica. Las protestas populares se convirtieron en una insurrección armada, liderada por la ultraderecha nacionalista y xenófoba (Svoboda, Sector de Derechas), con una menor presencia de grupos anarquistas.

La toma del control de Crimea por parte de Rusia puede ser el equivalente al asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, que desencadenó la serie de movilizaciones que irremediablemente llevaron a la guerra en aquel verano de 1914. Funcionaron entonces automáticamente las alianzas entre las distintas potencias. Los estados mayores pensaban en una campaña limitada, como las guerras del XIX, pero se convirtió en un conflicto global.

Hoy no existen alianzas que lleven automáticamente a la guerra. Ucrania mantiene con la OTAN un acuerdo de cooperación (Partnertship for Peace), pero una invasión de Ucrania no es un agresión contra un miembro de la Alianza (no es aplicable el art. 5 del Tratado Atlántico).

Hemos llegado aquí porque Europa carece de un verdadero marco de seguridad. La Organización de Cooperación y Seguridad (OSCE) ofrece mecanismos de confianza y resolución de conflictos, pero no existe un compromiso jurídico que garantice a Rusia lo que esta entiende que son sus intereses geoestratégicos en el entorno de la URSS y el imperio de los zares. Tampoco existe una organización de cooperación económica.  Si en 2004 Putin tuvo que aceptar la entrada en los bálticos en la OTAN (algo que Moscú había considerado una línea roja) ahora, más fuerte, con Ucrania bajo la órbita económica de Bruselas su Unión Eurioasiática perdía sentido.

Obviamente en 1914 no existían armas nucleares. Una guerra entre Rusia y la OTAN difícilmente podría quedar limitada a las armas convencionales. Este es el mayor factor de disuasión.

La imagen del pacto de Munich

Es fácil caer  en el paralelismo del pacto de Munich -aquel pacto vergonzante que según Chamberlain traería paz para una generación, pero que alentó a Hitler a invadir Polonia . Como entonces, las potencias occidentales estarían dispuestas a llegar a un acuerdo entregando territorios europeos (entonces los Sudetes, hoy Crimea) para apaciguar en 1938 a Hitler, ahora a Putin.

Putin y Merkel hablan para llegar a un acuerdo político. La OTAN condena en términos mucho más moderados que lo que hubieran deseado algunos nórdicos. La Casa Blanca reacciona también con cautela.

Todos buscan un acuerdo. Todos se necesitan. Alemania y Europa en general necesita el gas ruso. Putin necesita venderlo para no caer en recesión. Obama necesita a Putin en Siria, Irán, Corea del Norte.

¿Convertiría un acuerdo a Putin en un nuevo Hitler? Putin no quiere edificar un imperio de mil años sino, por el momento, mantener una área de influencia euroasiática. ¿Querrá reconstruir el imperio de los zares si se le entrega Crimea?  Nadie tiene la respuesta, pero no parece que la Rusia de 2014 sea la Alemania de 1939.

La imagen de la invasión de Afganistán

Más que a un acuerdo parece que nos dirigimos a un escenario semejante al que Estados Unidos desencadenó después de la invasión de Afganistán por los soviéticos: sanciones, aislamiento y carrera militar.

Obama no es Reagan y hoy no existen bloques autosuficientes. Las sanciones a Rusia no pueden ser sino limitadas, porque de otro modo dañarían a los propios sancionadores, o, por lo menos a Europa. Aún con sanciones limitadas, la Unión Europea puede pasar del estancamiento a una nueva recesión.

La imagen de la guerra de Crimea

Desde 1853 a 1856 Francia, Reino Unido y el imperio otomano libraron en Crimea una guerra con la Rusia de Nicolás I.  Venció el imperialismo británico, pero moralmente la ganó Nicolás I.

En Rusia la memoria de este conflicto está muy viva, no así en occidente -salvo quizá en el Reino Unido que tiene a la enfermera Florence Nigthingale como héroe cívico y a la carga de la Brigada Ligera como ejemplo de heroísmo e incompetencia. La guerra de Crimea fue un ejemplo de arrogancia e incapacidad militar y dejó la lección de que una breve campaña militar no sometería a Rusia, menos cuando estaban en juego intereses estratégicos como la salida de su marina a los mares cálidos. Tampoco el ejército alemán pudo en la II Guerra Mundial conquistar la base de Sebastopol. (Rectifico. El sitio de Sebastopol duró de noviembre de 1941 hasta junio de 1942. El XI Cuerpo de Von Manstein tomó Sebastopol, pero para muchos autores la resistencia de la ciudad impidió que estas tropas alemanas participaran en la Operación  Blau, de ofensiva hacia el Cáucaso, y que terminó en la decisiva derrota alemana de Stalingrado)

Con estos antecedentes ningún jefe de estado mayor en su sano juicio intentaría una operación de castigo contra la Armada rusa en en Sebastopol. ParaPutin, cualquier acto de hostilidad en Crimea le revestirá de la capa heroica de un nuevo Nicolás.

La imagen de las guerras balcánicas

De todas las imágenes que vienen a nuestra memoria, la carnicería que siguió a la implosión de Yugoslavia, es, trágicamente, la que más semejanzas tiene con la situación de Ucrania.

Lo más probable es que Crimea proclame su independencia que nadie reconozca salvo Putin. Crimea se convertiría de facto en protectorado de Rusia. Aquí surge el primer factor de guerra sectaria. Los tártaros de Crimea no pueden aceptar esta solución. De modo que aparecerían facciones, bandas y guerrillas, con la posibilidad de infiltración yihadista. Crimea, protectorado ruso, quizá se asemeje en unos años a Chechenia.

En Kiev, los antiguos oligarcas, prorusos o proeuropeos, están desbordados por los paramilitares de extrema derecha. Otras milicias prorusas se están formando en el este del país. El choque entre unos grupos y otros grupos nacionalistas puede ser la chispa que encienda la guerra sectaria.

¿Intervendrá Putin en el este? Puede que se limite a la ocupación de Crimea (puede invocar el tratado de amistad y cooperación firmado con Ucrania que le daba el control de las bases militares), sin intervenir militarmente, pero apoyando (como lo hizo Milosevic con los serbios de Bosnia) a las milicias independentistas.

Guerra mundial, no; guerra europea, tampoco. Guerra sectaria en Ucrania, retroceso político y económico en Europa, sí.

Bombardear Siria o la reputación de Estados Unidos


Otra vez las pruebas opacas cuando no prefabricadas; otra vez los argumentos humanitarios; otra vez los análisis sin fin, los mapas de objetivos y despliegues. Ruido, mucho ruido y me parece que en este caso pocas nueces.

¿Bombardeará Estados Unidos Siria? ¿Es legítima una intervención? ¿Explotaría el polvorín de Oriente Próximo en caso de bombardeo? Muchas preguntas para que las responda alguien no experto como yo, pero no me resisto a dejaros mi reflexión.

Legitimidad

Una intervención unilateral de Estados Unidos, sólo o en una coalición ad hoc (eso que en la jerga intervencionista se llama coalición de voluntarios) no está respaldada por el derecho internacional.

Podría tener tres fundamentos. Uno, que el régimen sirio estuviera poniendo en peligro la paz internacional y entonces la intervención caería dentro del capítulo VII de la Carta de ONU y tendría que estar autorizada por el Consejo de Seguridad. Nadie plantea que exista ese supuesto.

Dos, basada en la obligación de proteger. Es claro que el régimen sirio está cometiendo actos criminales contra su propio pueblo que justificarían una intervención, pero ésta tendría que ser proporcionada y dirigida específicamente a proteger a los civiles y estar aprobada por el Consejo de Seguridad. Desde luego que un bombardeo con misiles de crucero en absoluto va a terminar con las masacres y no hay ninguna posibilidad de que sea aprobada por el Consejo de Seguridad, una instancia todo lo oligárquica que se quiera, pero la única legitimada en nuestro muy imperfecto derecho internacional.

Y tres, y más específico, como una respuesta por la violación de la Convención contra la Armas Químicas. Este tratado no prevé ninguna represalia militar en caso de violación, por lo que no habría más fundamento que los que enumerado como uno o dos.

El lenguaje a veces es transparente. Tanto desde Washington como desde París se ha hablado de represalia. En definitiva, potencias que quieren arrogarse el papel de policías del mundo que nadie les ha conferido.

Habría no obstante, un argumento moral a favor de la intervención, si aún no cumpliendo los requerimientos del derecho internacional un ataque pudiera poner fin a los crímenes contra la población. Los argumentos morales son siempre reversibles y susceptibles de utilizar a conveniencia y, por tanto, no conducen en el mejor de los casos más que a la tiranía benévola. Pero es que dadas las características de este conflicto ninguna intervención -limitada o amplia- puede parar la carnicería, más bien al contrario.

Y todo ello sin olvidar cómo Estados Unidos miró para otro lado cuando su entonces aliado Sadam Husein gaseó a los kurdos de Halabja o los soldados iraníes.

Las pruebas ¿A quién beneficia el bombardeo químico?

Estados Unidos dice tener como pruebas del uso de gas sarín contra la población civil muestras biológicas del personal sanitario que atendió a los civiles. En cuanto al origen del ataque, alega observaciones de satélite sobre el emplazamiento de los combatientes. Y en lo demás, se remite a pruebas recabadas por los servicios secretos que no se pueden revelar por motivos de seguridad. En esta ocasión nos han evitado un espectáculo como el de Colin Power con sus vídeos en la ONU. Lo de Francia es todavía más ingenuo: sus pruebas son los vídeos que circulan desde el primer momento con cadáveres y personas con convulsiones.

Que existió un ataque con gas tóxico a posiciones controladas por los rebeldes con concentración de población civil parece fuera de duda. Pero los detalles sólo pueden establecerlos equipos independientes como los de la ONU. Y como en Irak, Estados Unidos no está dispuesto a someterse a esa verificación independiente.

Es cierto que los inspectores de la ONU en ningún caso establecerán el origen del ataque. Aquí surgen distintos relatos a modo de novela policíaca: ¿a quién favorece el bombardeo?.

Para Estados Unidos, es claro que Asad quiere desafiar a la comunidad internacional para ver hasta donde puede llegar en el uso de estas armas en la limpieza de focos de resistencia. Para Putin es absurdo que cuando el régimen sirio está consiguiendo llevar la iniciativa militar vaya a caer en esta trampa. Un stringer de una periodista de AP asegura haber recogido testimonios entre los rebeldes que aseguran que la munición química fue entregada por el ministro de defensa saudí a los rebeldes y que a estos les explotó por inexperiencia.

Y hay quien, por fin, asegura que todo es una provocación de Asad para ser bombardeado y desatar una conflagración en todo Oriente Próximo, que es por cierto lo que éste ha dicho en una entrevista para el diario Le Figaro. La lógica apunta a esta última hipótesis, pero ¿quién sabe? como ocurre tantas veces todo puede deberse a una cadena de errores e incompetencias de unos u otros.

Bombardeará Estados Unidos. Sí, por su reputación

Estados Unidos bombardeará Siria porque se juega su reputación como potencia.

La reputación  era para la Monarquía Hispánica el correlato público de la honra y muchas de sus actuaciones (sobre todo en su decadencia) se llevaron a cabo no tanto por defender la fe católica o por razones estratégicas, sino por mantener la reputación, sin la que una potencia no es nada. Hoy la reputación se llama credibilidad.

El secretario de estado, John Kerry, lo dijo paladinamente: Estados Unidos se juega su credibilidad. Barack Obama estableció una línea roja, el uso de armas químicas cuando tal línea parecía lejana y ahora se ve en la necesidad de hacer efectiva su amenaza.

¿Por qué estableció esa línea? En la administración Obama hay una facción (Susan Rice es una de sus más destacadas figuras) partidaria de que la defensa de los derechos humanos en el mundo es un interés esencial de Estados Unidos. El Obama presidente, cauto y precavido por naturaleza, se encuadra más en la corriente realista, pero como en el caso de esta línea roja autoimpuesta, hace concesiones, más retóricas que efectivas, a los idealistas.

El interés estratégico de Estados Unidos es que el régimen de Asad no se desplome caóticamente, lo que entregaría gran parte del país a grupos yihadistas afiliados a Al Qaeda. Castigar, debilitar a Asad sí, derrocarlo, al menos ahora, sin un alternativa unida y confiable para Estados Unidos, no. No faltan informaciones que aseguran que los yihadistas temen que en realidad se termine por bombardear sus posiciones.

Con el apoyo ya de los líderes demócratas y republicanos Obama seguramente ordenará un bombardeo limitado la próxima semana.  En cuanto al pequeño François, dispuesto a emular al pequeño Nicolas en la recuperación de la grandeur mezclada con argumentos humanitarios, puede que le siga, pero no parece que por eso vaya a mejorar su popularidad interna. No contará Obama en este caso con el primo británico, después de ser Cameron derrotado en el parlamento (¡eso es un parlamento!)

¿Polvorín o laberinto?

Si Estados Unidos bombardea -ha dicho Asad- el polvorín de Oriente Próximo estallará. Una conflagración general no es 100% descartable, pero es que en realidad esa guerra ya se libra en una multiplicidad de conflictos enlazados, donde los actores intercambian aliados.

Leo estos días Jerusalén: la biografía, de Simon Sebag Montefiore, y muchas de las luchas por la Ciudad Santa, con sus guerras, alianzas, tratados y equilibrios de poder entre imperios parecen referirse al día de hoy. Oriente Próximo es la bisagra del mundo, un laberinto de luchas estratégicas, pero no un polvorín que pueda estallar con una chispa ni siquiera con un misil de crucero.

Hay una guerra por la implantación del islam político como fuerza predominante en las transiciones democráticas árabes. Turquía, los Hermanos Musulmanes y Catar son en este caso los aliados, mientras que Arabia Saudí es enemiga de cualquier forma de democracia, aunque la fuerza predominante sea islámica. El golpe de estado de Egipto ha supuesto un paso atrás gigantesco en la adaptación del islam a la democracia. El famoso discurso de Obama en El Cairo que era el engarce para que Estados Unidos aceptara al islam político ya no tiene ningún valor, tras el apoyo de Washington al golpe. En esta batalla son ganadores Arabia Saudí, los salafistas y los yihadistas (enemigos por cierto de la Casa de Saud).

Otra guerra evidente es entre chiíes y sunníes, que se libra en Siria, Líbano e Irak. No son guerras de religión, sino de poder. Se trata de que una comunidad u otra controle los resortes del estado y de la economía. Las dictaduras árabes -como el Imperio Otomano- garantizaban un precario equilibrio, imprescindible sobre todo para las comunidades minoritarias (cristianos, kurdos, drusos). Ahora las dos grandes comunidades islámicas luchan por la preponderancia, al tiempo que funcionan como agentes de la coalición sunní (monarquías del Golfo, Arabia Saudí) o (los chiíes) de irán.

Hay una guerra por la hegemonía regional. Turquía, Arabia Saudí, Catar e Irán son los actores de este conflicto. Cada uno usa sus peones más poderosos. Turquía su diplomacia y su integración en el mundo occidental, su desarrollo económico. Catar una diplomacia de chequera y de apoyo a los Hermanos Musulmanes y grupos yihadistas. Arabia Saudí su peso religioso y su apoyo a todas las formas de islam más conservador y retrogrado. Irán, su enorme potencial, su posición estratégica, su guía sobre todos los chiíes.

Otra manifestación de esta guerra global es el conflicto palestino-israelí. El interés estratégico de Israel es tener vecinos débiles, pero estables. Mejor un Asad debilitado que una Siria yihadista. Las conversaciones con los palestinos puestas en marcha por Kerry serán una vez más un elemento cosmético para no ceder ni un milímetro de tierra.

En Siria se cruzan ahora todos estos conflictos -más la rivalidad Estados Unidos-Rusia. El régimen de los Asad ha sido una dictadura, pero su legitimidad se basó en garantizar el equilibrio entre comunidades, sin perjuicio de los privilegios de la propia, los alauís. Asad sigue contando con el apoyo de las comunidades minoritarias. Por eso y por la existencia de un estado organizado y unas fuerzas armadas fieles y entrenadas en la lucha insurgente en el Líbano Asad ha resistido y en los últimos tiempos con ayuda de Hezbolá está logrando una cierta ventaja militar.

Ni Asad ni sus enemigos pueden ganar la guerra. Sólo una negociación puede poner fin  a la carnicería. Pero para ello es necesario que las potencias implicadas en este conflicto global acepten que sus intereses estarán mejor servidos por una Siria unida.

 

Los Tsarnaev, restos del naufragio de la URSS, víctimas de la globalización


Reuters -Cortesía familia Suleimanova

Reuters -Cortesía familia Suleimanova

En un ejercicio de investigación fotográfica encontré con mis alumnos esta foto de la familia Tsarnaev, que creo apenas se ha publicado en España. Una imagen que nos das algunas claves para entender a los hermanos Tsarnaev y su periplo hasta los atentados de Boston.

La foto se debió de tomar en Kirguistán en torno a 1987, cuando Tamerlan no tendría más de un año y la URSS todavía no se había roto. Probablemente se hizo  para enviar a los abuelos del niño, pues la madre, Zubeidat, aparece flanqueada por su marido, Anzor (a la izquierda) y su hermano Muhamad Suleimanov (a la derecha). Una foto que, como tantas veces, nos habla, más allá del propósito con que fue tomada.

Zubeidat, la madre. Una mirada inquietante, en palabras de una de mis alumnas. Inquietante, insegura y sobre todo triste. Peinada con cierto desaliño, los ojos bien marcados. Vestida de negro, quizá con ocasión de un luto familiar, quizá por alguna muerte violenta. Es un personaje con un halo trágico, entre la modernidad y la tradición. Con el tiempo, adoptará una vestimenta musulmana estricta.

Anzor, el padre. Joven, decidido, seguro de si mismo, con una camisa moderna y hortera, un punto excéntrica, un gusto que luego heredará su hijo, tan parecido físicamente a él. Anzor, el hombre que parece haber dejado atrás la tradición y mira hacia delante.

Muhamad Suleimanov, el tío. Mirada fría, enérgica, impersonal. Luce su uniforme de oficial del ejército soviético. Es el ancla de la familia con el sistema de poder ruso- soviético.

Tamerlan. La mirada inocente del niño que ignora las vicisitudes de un destino que le llevara a convertirse en un desarraigado. Tamerlan, unn nombre que apunta al orgullo étnico checheno, no a la tradición musulmana.

Tamerlan y sus hermanos

Tamerlan y sus hermanos

Los Tsarnaev son una familia chechena, que como gran parte de la población de la república caucásica fueron deportados por Stalin durante la II Guerra Mundial, temeroso de una insurrección. Muchos perecieron en Siberia o en Asia Central, pero los Tsanaev se instalaron en Kirguistan, prosperaron y no regresaron a Chechenia, como otros muchos hicieron en los sesenta. En la foto familiar se evidencia la tensión entre modernidad y tradición y el vínculo que mantenía férreamente el equilibrio, el poder soviético.

A comienzos de los 90, en la época de la primera guerra chechena, Anzor emigra con su familia a Estados Unidos. Parece que tenía cargos importantes en Kirguistán, pero prefiere buscar una nueva vida como mecánico en Boston. Sus hijos crecen y se educan en Estados Unidos, pero la cultura chechena, el orgullo, el control familiar aflora con fuerza en el mayor (Tamerlan vigilaba la conducta de su hermana en el colegio). Y abraza una religión cada vez más rigorista.

Los hijos siguen en Boston mientras los padres regresan hacia 2010 a Rusia, en esta ocasión a Daguestán, la república rusa donde bullen los radicalismos islámicos (predicadores y guerrilleros jihadistas) más o menos erradicados por el salvajismo de Putin-Kadirov en Chechenia.

La madre se ha vuelto una musulmana devota, pero su hijo la piede más, la pide que lleve el hijab en casa, l0 que da lugar a enfretamientos con su padre y por fin a la ruptura de los esposos.

Los padres, hoy

Tamerlan convierte a su esposa norteamericana al islam y no consigue encauzar su vida. Su influencia sobre su hermano es grande. Todo parece indicar que se convierte en jihadista en un viaje a Daguestán.

Es imposible explicar los motivos últimos de la conducta de Tamerlan y Dzhokhar, pero cabe indicar algunas líneas contextuales:

– El desarraigo del hijo de la emigración, que en su lugar de acogida se considera extranjero, pero que en la patria familiar tampoco es aceptado.

– La reinterpretación descontextualizada de la tradición.

– El radicalismo islámico como signo de identidad.

– El deseo de venganza por el genocidio inflingido a los suyos,

– La atracción por convertirse en protagonista con una acción violenta, como otros jóvenes norteamericanos, desde Columbine a Newtown.

Victimarios y víctimas, al fin, de la disolución del imperio soviético, de la globalización, de la radicalización islámica y de una determinada cultura juvenil.

Algunos enlaces:

Reuters: Special Report: The radicalization of Tamerlan Tsarnaev

David Remnick en The New Yorker «The culprits»

Atlantic Wire: «What Did the Boston Bombers’ Parents Know?»

 

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