
Los cuatro tomos del Informe Levenson
El informe Levenson propone un sistema de corregulación de la prensa. Los editores de los diarios contratacan y proponen una autorregulación voluntaria y mientras los políticos dudan si legislar para establecer el marco de esa autorregulación. ¿Será a partir de ahora más responsable la prensa británica
Enough is enough: The Levenson Inquiry
Cuando miles de personas ven expiadas sus comunicaciones en nombre de la libertad de prensa, cuando todo vale para vender más periódicos llega un momento en que la sociedad dice basta.Y ese día fue el 5 de julio de 2011, cuando The Guardian reveló que el contestador del teléfono de una adolescente secuestrada fue manipulado por News of the World.
La ola de indignación se llevó por delante al periódico sensacionalista, dejó muy tocado al imperio Murdoch y puso en marcha un proceso de revisión del papel de la prensa, articulado a través de una una encuesta dirigida por el juez supremo Levenson (The Levenson Inquiry).
El objeto de esta encuesta era indagar sobre la cultura, prácticas y ética de la prensa, con especial atención a sus relaciones con la policía y los políticos. Durante meses han desfilado ante el Juez Levenson editores, periodistas, políticos, policías, víctimas de los abusos de la prensa (comparecencias que pueden verse en vídeo). El 29 de noviembre Levenson publicó su informe: 4 gruesos volúmenes con un resumen ejecutivo de 48 páginas.
Una prensa libre, agresiva ¿irresponsable?
Como el juez recuerda, es la séptima vez en 70 años que la prensa es sometida a un proceso de escrutinio público, con sus respectivas comisiones, informes y propuestas.Y seguramente esta no será la última. ¡Qué envidia! Quizá no se acierte con las soluciones, pero al menos estas comisiones dan siempre magníficos diagnósticos.
La prensa británica ha sido y sigue siendo cancerbero del poder, una prensa altamente profesional, libre e independiente.
Tiene en su haber magníficas investigaciones como la de la talidomida (o más recientemente la de los gastos de los diputados o la propia de The Guardian sobre las escuchas) y grandes servicios a la sociedad. Pero en las últimas dos décadas, en el marco de una competencia encarnizada y con no poca responsabilidad de Murdoch y sus secuaces la mayoría de los diarios derivaron hacia el infoentretenmiento, convirtiendo en mercancia la vida privada de cualquier celebrity o simplemente de cualquier persona que por algún motivo se convierta en objeto de interés.
La encuesta ha puesto de manifiesto estos abuso con una tendencia irreflenable al sensacionalismo:
«Ha habido una tendencia en un amplio número de títulos a dar prioridad a las informaciones sensacionalistas, sin considerar el daño que pudieran ocasionar o los derechos que pudieran ser afectados»
Levenson no ha encontrado una pauta general de complicidad de la Policía Metropolitana de Londres con estos abusos, aunque sí conductas inapropiadas de agentes. También concluye que prensa y políticos mantienen unas relaciones demasiado próximas contrarias al interés público. Gobierno y oposición han dedicado tiempo y recursos a la prensa para lograr un tratamiento favorable a sus intereses.
Levenson propone un regulador independiente con respaldo legal
La encuesta también constata el fracaso de la Press Complaint Commission, el órgano de autocontrol establecido por los diarios y dominado por los editores, que sistemáticamente negó amparo a las quejas. Lo que Levenson propone es un sistema de autocontrol alternativo al existente.
El juez deja claro desde las primeras líneas que es contrario a una regulación legal de la actividad de la prensa. Hay que decir que en el Reino Unido todos los medios están sometidos a la ley penal -como no podía ser de otra manera- y dentro de ella a las muy estrictas normas de difamación, así como a la ley civil de protección de datos. En el caso de radios y televisiones están sometidas a un código ético específico y reguladas y controladas por una autoridad independiente, OFCOM.
En síntesis propone:
- Órgano regulador y controlador independiente de los editores, los poderes políticos y económicos, con fuerte presencia social.
- Un nuevo código ético más riguroso
- Que la cláusula de conciencia se incluya en los contratos de trabajo
- Sistema voluntario de adhesión. Los diarios que no se acogieran estarían bajo la jurisdicción de OFCOM.
- Resolución de quejas y arbitraje alternativo a los procesos judiciales
- Respaldo legal del sistema
El gobierno Cameron y los editores se han opuesto a que que este sistema de autocontrol sea establecido y respaldado por la ley.
Levenson propone una corregulación porque da gran importancia al arbitraje obligatorio que tendría que desarrollar este órgano, como alternativo a los procesos judiciales. Los particulares que acudieran a los tribunales o los periódicos que no fueran parte del sistema y no se sometieran al arbitraje tendrían que soportar los elevados costes judiciales y cargar con sospecha de mala fe por negarse a dirimir las diferencias por medio del arbitraje, que tendría plenos efectos jurídicos. Laboristas, Liberales-Demócratas y varias personalidades respaldan el sistema de corregulación.
Regulación, autorregulación, corregulación
El derecho a la libertad de expresión e información no es una patente de corso y los medios tienen que responder de sus actos. La ley penal persigue las conductas informativas que violen los derechos de la personalidad. La jurisprudencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos admite que los derechos de la personalidad puedan ser vulnerados en razón del interés público.
La regulación estatal, tanto a nivel penal, como civil para la protección de los datos y la propia imagen, es un marco imprescindible. Lo que no puede la legislación es regular cada extremo de la conducta informativa, primero porque eso facilitaría la interferencia del poder político, pero también porque la legislación es una herramienta de trazo grueso, que no puede normar conductas que sólo los profesionales son capaces de juzgar y entender.
Así pues, la autorregulación no es una alternativa a la regulación, sino un marco de resposabilidad más estricto y al tiempo más flexible. Un sistema de autorregulación implica un código ético de conducta y un órgano que controle su cumplimiento y resuelva quejas. Si no existe organismo de control los compromisos solemnes y los códigos éticos serán un brindis al sol, como ha ocurrido en España con el código suscrito por las televisiones de protección al menor.
Para impedir que la autorregulación se convierta en un sistema complaciente de autoafirmación de los medios se propone la corregulación. El sistema es establecido por ley, aunque su aceptación es voluntaria por cada medio. Las resoluciones del órgano de autocontrol tienen efectos jurídicos e incluso suelen establecerse recursos a otras autoridades independientes de regulación.
Lo que ha propuesto el juez Levenson es un sistema de corregulación para la prensa y no aplicable en general a la actividad informativa en Internet, pero en la medida en que las redacciones de los diarios (casi todas integradas) se sometan a este sistema de responsabilidad su efecto será benéfico en el ciberespacio.
Conclusión: los medios sólo se autorregulan cuando ven las orejas al lobo.
(Para un seguimiento exhaustivo puede consultarse el especial de BBC)
(PS Interesante propuesta de los espiados que quieren reforzar la corregulación mediante ley, haciendo vinculantes los premios y castigos propuestos por Levenson y creando una comisión que supervise a la comisión de autorregulación)
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