Y si desaparece Twitter…


Para Elon Musk, su actual y enloquecido propietario, la red del pájaro es la plaza pública de nuestros días. A veces pareciera que más que un espacio de comunicación civilizada se trata de una taberna donde imperan las malas palabras y las actitudes matonescas.

En mi caso, el flujo de información de Twitter viene a sustituir a la información continuada de las agencias profesionales a las que ahora no tengo acceso. Tu flujo (timeline. en la jerga) depende de a quien sigas. Personalmente sigo medios informativos, periodistas y expertos, de modo que directamente me llega poca basura, pero el algoritmo se empeña en enviarme tuits sobre polémicas que no me interesan.

Al cabo de 14 años de participación, para mi, Twitter es una fuente informativa de enorme valor.

Su futuro es más que incierto y muchos usuario descargan sus tuits (o trinos, como poéticamente llaman los colombianos a estas piezas mínimas de información). Otros buscan redes alternativas.

La crisis de Twitter pone de manifiesto como hemos entregado funciones comunicativas esenciales a la multinacionales tecnológicas, que teóricamente nos dan un servicio gratuito, a cambio de entregar nuestros datos y que modelan al servicio de acuerdo con sus intereses, económico, políticos y culturales, sin que nada podamos hacer.

Así, el servicio de correos, que antes desempeñaban organismos públicos lo hemos cedido a Gmail.

El encuentro distendido con loa amigos, se lo hemos confiado a Facebook.

La comunicación política y periodística a Twitter.

La comunicación interpersonal ha sido absorbida por WhatsApp.

Y el gran mercado de consumo por Amazon.

Las multinacionales nos imponen sus condiciones, que cambia unilateralmente cuando quieren. Nada podemos hacer si nos censuran.

Ni siquiera respetan lo que era una exigencia mínima en cualquier servicio de interés general: la continuidad. Así que si Facebook o WhatsApp se caen nadie nos da una explicación y menos una indemnización. Si Musk destruye o cierra Twitter, reclame al maestro armero.

Por eso es ta importante que los servicios públicos audiovisuales mantengan verdaderas plazas públicas de debate abiertas a todos.

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