Servicio público a la carta


RTVE ha remodelado hace un par de semanas su función «a la carta». La posibilidad de ver o escuchar programas bajo petición, «a la carta», es una de las vías esenciales para que los servicios públicos de radio y televisión diversifiquen sus contenidos y puedan proyectarlos a audiencias más activas y selectivas. Es éste uno de los campos de batalla en el que se juega el futuro del servicio público.


La nueva RTVE a la Carta

RTVE a la Carta es una plataforma de visionado de flujo (streaming), que no permite las descargas. rtve.es  ha desarrollado un diseño sencillo y eficaz para poner a disposición de los internautas los programas de TVE y RNE. Es fácil llegar a cualquier programa, se han añadido funcionalidades como favoritos y lista de reproducción para facilitar la personalización, y lo que es más importante, se ha registrado una mejoría en el flujo de descarga de vídeo. Hay algún problema operativo, como cuando nos vuelve a la página principal después de abrir una sección de programas. Personalmente, echo en falta la posibilidad de incrustar (por favor, no embeber) los vídeos, que sólo se da en algunos pocos programas de televisión (aunque sí en todos los de RNE).

La diversificación de la televisión

Desde hace tres lustros, los gurús mediáticos profetizan la muerte de la televisión. ¿Por qué ver una programación con un horario establecido cuando podemos ver lo que más  nos guste a la hora queramos? El vídeo bajo demanda (VoD) mataría a la televisión. Pero el caso es que hasta la generalización de Internet ancha banda no existía ni un canal interactivo general ni un hábito de visionado selectivo.

Hoy esas premisas técnicas y sociales ya se dan, pero al menos en España la visión directa de la programación convencional de las televisiones no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado. La programación sigue teniendo el atractivo de la propuesta repetida (series, informativos) o inesperada (películas). Y además el consumo audiovisual ha crecido por la vía del visionado del vídeo descargado desde los agregadores sociales.

Para las televisiones convencionales, la función «a la carta» es un modo de dar nueva vida a sus programas. Y ahí dos políticas. La explotación comercial a través de la propia página o de agregadores como Netflix o iTunes, 0 la de ofrecer gratis los programas más recientes (por ejemplo, el Modo Salón de Antena 3) cuando los mercados no están maduros para el pago o se trata de servicio público.

Así, mientras las televisiones comerciales explotan selectivamente estos contenidos gratuitos como forma de promoción, fidelización y generación tráfico a sus web (con los consiguientes ingresos publicitarios), los servicios públicos presentan una oferta más completa y sistemática de sus programas y un acceso gratuito en general gratuito.

RTVE a la carta es sin duda la mediateca más importante en español

En el caso de RTVE la baza diferencial es el acceso a sus ricos archivos, patrimonio cultural no ya sólo de los españoles, sino de todos los hispanohablantes.

Podemos encontrar algunas de  las grandes series de TVE, pero faltan todavía muchos de las joyas de los archivos, como las entrevistas de Soler Serrano en A fondo o ejemplares de programas emblemáticos, desde Historias de la Frivolidad a telediarios de fechas históricas. En el caso de los telediarios podemos remontarnos hasta 2008 y sería interesante que poco a poco se recuperaran de más recientes a más antiguos. (¿Sería mucho pedir poder ver, por ejemplo, el TD2 del 8 de abril de 2003, fecha del asesinato de José Couso?).

El problema es, además del coste de los servidores,  la digitalización y carga de estos programas.  RTVE firmó en época de Luis Fernádez un acuerdo con Telefónica para la digitalización de los archivos, que en su momento critiqué porque incluía la comercialización de los contenidos en las plataformas digitales de Telefónica. ¿Qué fue de aquel acuerdo? ¿Sigue operativo?

El iPlayer de la BBC

La plataforma más completa y potente de contenidos audiovisuales gratuitos es el iPlayer desarrollado por BBC. Permite el streaming, incrustar los contenidos en otra página y la descarga. Especialmente interesante es la gestión de los derechos de la descarga. El usuario tiene 30 días desde la descarga para empezar el visionado y una vez realizada la primera reproducción el contenido estará disponible durante 7 días, después de los cuales quedará inhabilitado. Esta función permite la portabilidad de los contenidos durante su tiempo de accesibilidad. Luego, siempre quedará el streaming.

El iPlayer está vinculado a una Guía Electrónica de Programación, presenta funciones de interacción con las redes sociales y puede integrarse el el setbox de platoformas digitales de TDT para ver contenidos en HD (véase Televisión convergente y vídeo interactivo), funciones todas ellas innovadoras que apuntan hacia donde va la televisión del futuro.

Otro de los atractivos de esta plataforma es que se ha abierto a otros canales distintos de los numerosísimos de la BBC. En concreto, a través del iPlayer podemos acceder a Channel Four y a los canales de ITV.

Pero ¡ay! sólo es posible si accedemos desde una Ip del Reino Unido. Los británicos pagan la BBC con el canon; los británicos son, en consecuencia, los únicos con este acceso interactivo gratuito. Recientemente, su director general, Mark Thomson, ha anunciado nuevos planes de comercialización global, que incluirían una suscripción de tarifa plana para i-Pad por menos de 10 dólares mensuales.

La rendición de la RTÉ

Una de las cuestiones que plantean estas plataformas de los servicios públicos es la de su financiación y posible comercialización. Los operadores privados se quejan de que con los recursos recibidos para financiar la radio y la televisión los servicios públicos les hacen una competencia desleal en el mercado interactivo. Y más aún si estos servicios son comercializados.

RTE, la radiotelevisión pública de Irlanda, ha terminado por rendirse y entregará gratuitamente sus vídeos para que puedan ser explotados por los ciberdiarios. Es como entregar las mejores armas al enemigo.

Las plataformas de contenidos audiovisuales a la carta son la extensión lógica del servicio público. Basta que la ley defina entre las funciones del servicio público esta difusión interactiva para que se cumplan las exigencias de la normativa europea. En el caso de comercialización los problemas pueden resolverse con una contabilidad analítica adecuada.

La televisión de YouTube

YouTube es hoy por la plataforma audiovisual más popular con 35 horas de vídeo cargados cada día.

Las principales cadenas de televisión de todo el mundo en vez de luchar con el gigante, exigiendo un estricto respeto a su propiedad intelectual (caso de Telecinco), prefirieron llegar a acuerdos y abrir canales oficiales en YouTube con sus vídeos (no programas completos), lo que garantizar una enorme difusión viral para estos contenidos, pero también la pérdida de control sobre esos vídeos que podrán ser descargados por los internautas. (Por cierto, ¿con qué criterio se cuelga los vídeos en el canal YouTube/TVE? ¿deportes, noticias curiosas y divertidas?)

Ahora YouTube quiere dar la batalla a las televisiones en su propio terreno. Si las televisiones, públicas o privadas, ofrecen sus contenidos «a la carta», haciendo la competencia al agregador ¿por qué no hacer la competencia a las cadenas creando contenidos? YouTube se dispone a crear canales especializados con contenidos de producción propia de bajo coste. Hasta 100 m. de dólares estaría dispuesto a invertir Google para crear 20 canales propios. Convergencia y mas convergencia. ¿Se convertirá YouTube en la tele de todo la vida, pero más cutre?.

Algunas lecciones para RTVE

– RTVE debiera de buscar una alianza con el resto de los operadores públicos españoles para crear una plataforma común.

– Los contenidos deben ser gratuitos no sólo en España, sino para todo el mundo. El servicio público debe estar al servicio del español, nuestro mejor patrimonio cultural y económico.

– Algunos contenidos como series recientes podrían comercializarse fuera de España y dentro para nuevas plataformas como i-Pad, que tiene una filosofía de información de pago. Lo que es inaceptable es que esa comercialización se haga por otras compañías en detrimento de los derechos de los españoles y los intereses económicos de la Corporación.

– En su actual plataforma, RTVE tiene que mejorar la integración con redes sociales y con plataformas de pago que operan en España.

– RTVE debieran permitir la descarga con limitaciones temporales y otras protecciones de la propiedad intelectual. En cualquier caso, todos los programas debieran de incluir código para incrustar en otras páginas.

(P.S. Otra fuente interesante. La batalla entre las televisiones y Netflix en The Guardian)

YouTube implanta un sistema automático de subtitulación


YouTube, la más popular plataforma para compartir vídeos, ha puesto hoy en servicio un sistema de subtitulación automática de todos los vídeos en inglés. Hasta ahora el servicio se estaba probando en un número seleccionado de vídeos, pero ahora se extiende a cualquier vídeo en inglés, aunque a la hora de cargarlo el usuario puede indicar mediante un botón si quiere que esta funcionalidad se aplique inmediatamente a su contenido.

El sistema se basa en un algoritmo para el reconocimiento de voz desarrollado por Google. Como reconocen sus autores en The Times para que funcione correctamente la voz tiene que ser clara y no haber mucho ruido ambiente. También está por ver como reaccionará a los distintos acentos dentro de un mismo idioma.

El reconocimiento de voz se prometía como una función estándar en cualquier ordenador hacer más de una década, pero los requisitos de estos programas, como, por ejemplo la necesidad de que el programa «aprendiera» la dicción del usuario, hizo que nunca llegaran a generalizarse.

En el siguiente vídeo puede observarse una demostración del sistema. En el botón rojo cc (close caption) se puede configurar esta funcionalidad y obtener prestaciones tan importante como descargar la transcripción. Se nos advierte -eso sí- que todas estas prestaciones están todavía en beta.

Este sistema tiene una serie de aplicaciones de enorme interés:

Ayuda a las personas con problemas de audición. Hasta ahora la transcripción es tremendamente costosa. En España el Centro de Subtitulado y Audiodescripción realiza esta tarea con carácter institucional. Todas las televisiones subtitulan películas, pero sólo TVE subtitula sus informativos, que tienen una problemática especial, por la inmediatez del trabajo, y que se resuelve en gran medida descargando los textos existentes en su sistema informático de redacción en el sistema de subtitulado.

– Herramienta para el aprendizaje de lenguas. La subtitulación puede servir no sólo al estudiante de una lengua extranjera, sino también al inmigrante que todavía no domina la lengua del país en que habita.

Herramienta para la búsqueda y documentación de vídeos. Las posibilidades de buscar y documentar aumentan exponencialmente si contamos con la descripción de la palabra, aunque lógicamente el vídeo es mucho más que palabra. Televisiones y agencias de noticias pueden sacar un enorme partido a esta tecnología.

– Servir como punto de partida para el vídeo interactivo. La vinculación entre el texto y la imagen permite crear vínculos salientes a partir del texto. Dos aplicaciones GAudi (que me imagino que esta en el origen de esta aplicación) y el visor interactivo de RTVE, de las que ya me he ocupado anteriormente, ya utilizan estas posibilidades.

¿Funcionará en inglés? ¿Cuándo llegará en español?

Biblioteca Digital Mundial

El archivo de RTVE es patrimonio de todos


César Alierta ha visitado hoy Prado del Rey. Y se ha hecho la foto con Luis Fernández para anunciar un acuerdo estratégico entre Telefónica y RTVE del que no conocemos más extremos que el de que incluye un proyecto para digitalizar y explotar el archivo histórico de RTVE. La nota de prensa no puede ser más ambigua ni la información del Telediario más triunfalista.

¡Qué miedo da! Si el comunicado es ambiguo y farragoso al director de Teléfónica se le ve la oreja. De lo que se trata es de que el los programas e imágenes de TVE alimenten las plataformas interactivas de Telefónica (IpTV, teléfono). Las dos compañías tienen hace tiempo una colaboración tecnológica (por ejemplo TSA, filial de Teléfonica, ha desarrollado la digitalización de la Redacción de TVE). Ahora, esta alianza estratégica parece ser tanto tecnológica como comercial.

Los archivos de RTVE, su fondo documental, es la historia sonora y audiovisual de este país. En este sentido, es patrimonio cultural de todos. Pero es también un fondo de explotación para el propio funcionamiento del grupo público y un fondo con un potencial comercial inmenso en un entorno de plataformas multimedia.  En sus almacenes (el «voltio» en la jerja, deformación del inglés «vault) se acumulan documentos audiovisuales con diversos soportes analógicos, que para su explotación, y aún su conservación tienen que ser digitalizados. Otra cosa es el destino que se dé a tales fondos.

Desde la aparición de las autonómicas y privadas, y, sobre todo, a través de las productoras, los fondos han sido expoliados durante dos décadas por el procedimiento de la copia descontrolada que ha ido a parar a los archivos de la competencia o las productoras. Por supuesto me refiero a documentos informativos o simplemente imágenes de repertorio y no a programas o series. En la época de Caffarel comenzó la digitalización, que en la actualidad continua gracias a dotaciones presupuestarias del Acuerdo Marco. Por cierto, que Caffarel hizo algunos movimientos para sacar ese patrimonio de RTVE y constituir un organismo específico. Por su parte, Fernández anunció el año pasado en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca que pondría los archivos digitalizados a disposición del público.

La constitución de un organismo específico ha sido el modelo francés. El Institute National de l’Audiovisuel (INA) recogió todos los archivos históricos de la radiotelevisión pública y ahora se nutre del depósito legal de todas las emisiones audiovisuales francesas. No es, por tanto, un fondo de explotación para la radiotelevisión pública, que para utilizar sus imágenes y sonidos tiene que pagar. Eso significa que las radiotelevisiones públicas mantienen sus fondos de explotación, pero están descargadas de las obligaciones culturales. En cambio, los archivos de la BBC son tanto archivos históricos, como archivos de explotación de las cadenas públicas de radio y televisión. Tanto el INA como la BBC permiten descargar y visionar una selección de imágenes, sonidos y programas completos. En el caso de la BBC, a través de su i-Player es posible acceder a toda la programación reciente, pero sólo desde ordenadores situados en el Reino Unido, esto es, sólo los contribuyentes británicos que pagan el canon. Hoy, muchas televisiones tienen habilitados sistemas en línea de venta de imágenes.

Creo que habría que distinguir entre distintos fondos y distintos usos:

– Información audiovisual histórica, por ejemplo, la que tenga más de 5 años de antigüedad:  tratamiento cultural y acceso abierto en Internet con calidad web. Acceso de pago a tarifas comerciales para televisiones y empresas. Acceso de pago reducido para instituciones culturales que pretendan reutilizar este material, a ser posible en el marco de acuerdos de cooperación. Acceso libre a investigadores.

Información audiovisual de actualidad: parecidas reglas de acceso, pero priorizando la explotación exclusiva de RTVE.

– Programación: explotación comercial y acceso libre en Internet con calidad web a la programación de la última semana y a una selección de la programación histórica, seleccionada con criterios culturales e históricos.

En fin, son algunas ideas que creo que están en consonancia con la misión de servicio público de RTVE.

GAudi: documentación y lenguaje audiovisual


Los laboratorios de Google han lanzado un nuevo producto: GAudi. No, no tiene nada que ver con Gaudí (¿se habrá buscado la coincidencia en la denominación). Se trata de una sistema de indización de audio, aplicado a la búsqueda de vídeos. Existen desde hace tiempo sistemas profesionales de reconocimiento automático de la palabra (speech recognition), utilizados en relación con ficheros de audio. Hay ya televisiones que utilizan tecnologías semejantes, como hizo TVE con los debates electorales; a novedad no es tanto que está búsqueda por palabras se haga ahora sobre el audio de un vídeo, como la generalización por parte de Google de una herramienta que está llamada a revolucionar la búsqueda y el lenguaje audiovisual.

Por el momento se trata de una versión beta, aplicada sólo a los canales políticos de YouTube sobre las elecciones norteamericanas, y, por lo que parece, sólo trabaja en inglés. La búsqueda puede hacerse sobre el conjunto de los vídeos electorales o exclusivamente sobre uno en concreto. Una vez realizada, nos presenta en la pantalla del vídeo los marcadores que nos dirigen a los puntos donde se encuentra la palabra, expresión o cadena de texto. Basta que situemos el cursor encima para que aparezca la frase donde se han pronunciado esas palabras, lo que facilita la navegación.

La primera implicación de la generalización de esta tecnología es potenciar las posibilidades de las búsquedas . A nivel de profesionales de la documentación audiovisual puede facilitar su trabajo. Y para los periodistas puede ser un útil instrumento para tratar, filtrar y, sobre todo, investigar.

Pero las posibilidades que se abren para el lenguaje audiovisual son grandes. Hasta ahora, los vídeos siguen sin ser un elemento interactivo en el lenguaje hipertextual. Podemos enlazar a un vídeo, pero éste estará yuxtapuesto, «incrustado», en el discurso textual. Con las herramientas de reconocimiento del audio (y con las de reconocimiento de rostros) los elementos del discurso audiovisual pueden desagregarse, enlazarse y volverse a combinar. Habrá que pensar nuevos usos expresivos de la palabra y la imagen en un contexto hipertextual.

¿Periodistas? ¿Documentalistas? Lo importante es el mensaje


¿Periodistas? Documentalistas? Lo importante es el mensaje, por supuesto el mensaje periodístico, la información que construye sociedad y ciudadanía…

Esta es mi personal conclusión después de participar en el I Seminario de Documentación en los Medios de Comunicación, organizado por el Departamento de Biblioteconomía y Documentación de la Facultad de Ciencias de la Información, y que reunió el martes 11 de diciembre a profesores de documentación, periodistas y documentalistas para discutir las perspectivas de la documentación en los medios. (En los próximos días podrán descargarse los vídeos del encuentro en TvDoc)

El debate fue mucho más amplio, pero destacó la reflexión sobre los perfiles profesionales en el nuevo entorno digital. Un entorno digital que crece y cada vez absorve más financiación publicitaria (prof. Ramos). El consumo de internet se acerca al consumo de la radio, por un lado, y de la televisión, por otro y ya dobla al consumo de prensa. Y la publicidad no deja de crecer, mientras que en los medios tradicionales decrece ligeramente. Pero el 40% de esa inversión publicitaria es copada por los buscadores (Google y Yahoo) que no producen esos contenidos. Un mundo digital en el que la gestión de derechos es clave. A este respecto, los profesores Ramos y Sánchez Vigil dieron útiles consejos para un uso honesto de las fotografía en la web, como indicar siempre el autor y solicitar el permiso a las sociedades de gestión, en nuestro caso a VEGAP. También resultó muy interesante conocer el distinto estado de digitalización de las grandes cadenas de televisión y sus proyectos inmediatos para la web.

Pero vuelvo al tema de los perfiles. En las primeras sesiones se traslucía un cierto pesimismo sobre el futuro del personal de la documentación. Pero en la mesa dedicada específicamente a los nuevos perfiles profesionales hubo acuerdo en que periodistas y documentalistas ven aproximarse sus perfiles y deben trabajar con una cultura de cooperación para alimentar las pirámides de metadatos, esenciales para la recuperación, exlotación interna, explotación en la web y para la creación de las guías electrónicas de programación (prof. Tapia). Varios responsables de centros de documentación (Blanco, Castro) coincidieron que el futuro de la documentación informativa está en la anticipación del producto necesario para el evento periodístico futuro, producto que requiere una cuidada eleboración periodística y documental. En cuanto a los procesos de digitalización de la información audiovisual, el papel del documentalista se realza (profesor Díaz Arias, profesora Hidalgo), pues su participación se hace imprescindible para una gestión integral de las fuentes.

Los periodistas tendrán que ser cada vez más capaces de recuperar y gestionar información, pero siempre necesitarán del documentalista, convertido ahora en gestor de información digital, y que tendrá que tener en cuenta el uso y finalidad periodística de esa información.

Y es que, en definitiva, es el mensaje (periodístico), estúpido…

(Pueden verse aquí los power point de los participantes y un vídeo resumen de una de las mesas)