El ocaso de la democracia


Acabo de terminar «El ocaso de la democracia», uno más de los libros que proliferan para intentar explicar el auge en Europa de los movimientos, básicamente de extrema derecha, que ponen en cuestión el estado de derecho y la misma idea de la democracia liberal.

La autora, Anne Applebaum es una norteamericana nacida en una familia judía de tradición reformista. Corresponsal de The Economist en los países del Este durante los trascendentales años 90, está casada con el político polaco Radoslaw Sikorski, del partido liberal de centro-derecha, Plataforma Cívica, que ha sido ministro de Defensa y de Exteriores.

Tras la lectura del libro diría que Applebaum es neoliberal en lo económico, atlantista en lo estratégico y liberal en lo político y radicalmente comprometida con el estado de derecho. Creo que hay que tener en cuenta esta caracterización para dar todo su valor a su lucha contra el autoritarismo, que se manifiesta, sobre todo, al menos en Europa, como movimientos de extrema derecha.

La Mentira Mediana y el rechazo a la diversidad y la complejidad.

«Desde Orwell hasta Koestler, los escritores europeos del siglo XX estaban obsesionados con la idea de la Gran Mentira, representada por los vastos constructos ideológicos del comunismo y el fascismo. … Todas aquellas forzadas manifestaciones de apoyo a la Gran Mentira resultaban tan absurdas e inhumanas que hacía falta una prolongada violencia para imponerla…»

Applebaum toma del historiador Timothy Synder el término de Mentira Mediana, en contraste con la Gran Mentira. Los regímenes polarizadores del siglo XXI no propugnan una ideología totalitaria y no necesitan la violencia ni la policía del terror. Pero animan a sus seguidores a vivir en una realidad alternativa, que a menudo se articulan mediante teorías conspiratorias.

Ejemplos de Mentiras Medianas

En Polonia, que el accidente de aviación en el que murió el presidente Lech Kazinky fue un atentado. En Hungría y en Estados Unidos, que el magnate George Soros controla todos los recursos de poder. En Estados Unidos que Trump ganó las elecciones. En Brasil, que Bolsonaro ganó las elecciones de 2023. En España, que los atentados del 11-M fueron obra de ETA. En toda Europa, que está en marcha el Gran Reemplazo, la teoría conspirativa que afirma que las élites globalistas desarrollan una política predeterminada para que las olas migratorias terminen con la civilización blanca y cristiana.

Estas Mentiras Medianas polarizan y contaminan la esfera pública y frecuentemente terminan con viejas amistades. Así, la autora empieza el libro contando su propia experiencia. En la nochevieja de 1999 reunió en su casa a un amplio grupo de políticos e intelectuales polacos de derecha; hoy muchos ni se hablan porque unos siguen en posiciones liberales y otros comulgan con las mentiras de la extrema derecha gubernamental de Ley y Justicia. Y a veces, como en Estados Unidos o Brasil estas mentiras tóxicas son el motor de asaltos violentos al estado de derecho.

¿Qué tienen en común todos estos movimientos?. El miedo a la diversidad y a la complejidad y la idealización de un supuesto pasado idílico, al que se propone regresar. Es fácil que estas teorías conquisten a hombres con elevada valoración de si mismos y a clases populares castigadas por las sucesivas crisis y las consecuencias de la globalización. Pero los partidos que las defienden no quieren otra cosa más que el poder.

El libro dedica un capítulo a las técnicas de manipulación digitales. El mejor ejemplo del daño que hacen las mentiras en los medio o en las redes es el caso de Boris Johnson que con sus crónicas inventadas desde Bruselas, falseando la naturaleza de la UE, fue construyendo su carrera política y preparando el Brexit ¡Miente que algo queda! Lo peor es que se crea una desconfianza hacia las instituciones democráticas.

También se ocupa del fenómeno de Vox en España y del papel de un personaje poco conocido, Rafael Bardají, un asesor de Aznar que abogaba por el ataque a Irak y que está en Vox desde sus comienzos y que ha servido de conexión al partido con la Casa Blanca de Trump.

Termino comentando dos memes capturados en un chat de amigos que no debiera tener carácter ideológico, pero que de hecho se escora a la derecha y la ultraderecha.

Una forma sutil de negar la diversidad. Yo acepto el pluralismo y otras identidades no ortodoxas, pero ello no aceptan mi identidad de «gente de bien»
La ultraderecha sigue el guion de Trump y Bolsonaro sembrando dudas sobre la limpieza del proceso para, luego si pierden, defender que les han robado la victoria.
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Un año de guerra en Ucrania, un año de guerra europea


Fuente Reuters. La artillería es un arma esencial en el conflicto

Punto de inflexión histórico

Se cumple un año de guerra en Ucrania. Diez años de conflicto armado, si se cuenta que se combate en el Donbás desde 2014.. Pese a todos los desmentidos previos del Kremlin, Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero . La guerra ha sido un punto de inflexión que ha ha puesto fin a casi tras décadas de distensión en Europa. Desde 1989 y la caída del Muro, ningún otro acontecimiento ha tenido tanta trascendencia. Un año de guerra, en el que uno de los participantes es una potencia nuclear, que no duda en esgrimir el arma atómica como último argumento. Nunca desde la crisis de los misiles de 1962 habíamos estado tan cerca del holocausto nuclear.

Resulta imposible sintetizar las múltiples capas , del acontecimiento, pero me atrevo a sintetizar las que me parecen más destacadas.

Guerra de relatos

Como toda guerra, se trata de un recurso absoluto a la fuerza, pero como siempre los contendientes tienen que justificar sus acciones, tanto buscando el apoyo y la legitimidad interna, como el juicio de la Historia o ante posibles tribunales internacionales para después de la guerra.

Rusia se apoya esencialmente en dos argumentos. Que la OTAN ha incumplido los acuerdos tácitos que pusieron fin a la Guerra Fría y que, según su interpretación, impedían su extensión hasta los países bálticos; y que iba a ampliarse a Ucrania, que el Kremlin ya considera una posición avanzada de la Alianza Atlántica y de Estados Unidos. Y que el gobierno de Zelenski es un gobierno nazi, que persigue a las minoría rusófonas y bombardea a los civiles de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Y en último término que Ucrania tiene un vínculo sagrado e inescindible con el Mundo Ruso.

Ucrania, la OTAN y la UE niegan cualquier despliegue agresivo y sostienen que el país tiene derecho a fijar su destino sin interferencias; sin perjuicio de que, antes de la guerra, ni la OTAN ni la UE hubieran dado signos serios de estar dispuestos a integrar a Ucrania, un país enorme, con grandes problemas económicos y de seguridad y una corrupción rampante. En el relato europeo y atlántico, no respetar las frontera internacionales no puede justificarse en ningún supuesto agravio histórico y pone en peligro la paz en Europa y en el mundo en general. Según se ha ido desarrollando el conflicto, la denuncia de la violación de los derechos humanos por el ejército ruso ha ido ganando protagonismo en este relato.

Una Guerra europea

La guerra es manifestación del choque entre una potencia hegemónica, Estados Unidos, y otra que lo fue y quiere volver a serlo, Rusia.

Es, además, una guerra europea, no solo porque se libre sobre el territorio de uno de los países europeos más extensos, sino porque supone el enfrentamiento entre dos manera de entender Europa. Una la de la UE, democracia liberal y un capitalismo regulado, generador de desigualdad , pero sometido a límites y otra la de Rusia, autoritarismo tradicionalista y capitalismo cleptocrático, que entrega la riqueza nacional a oligarcas fieles al poder. Del resultado de la guerra depende la esencia y la seguridad de Europa al menos por una generación.

Fortaleza UE

La UE, siempre dubitativa y lenta ha mostrado una notable y poco frecuente unidad. Ha adoptado sucesivos paquetes de sanciones. con escasa oposición y ha relanzado su política de defensa y seguridad, financiando generosamente el esfuerzo bélico de Ucrania. Por el momento, la Unión sale fortalecida.

Europa está pagando un alto precio económico, Ha cambiado la dependencia energética de Moscú y su gas natural (barato) por la dependencia de Washington y su gas licuado (caro).

La UE quiere ahora, además de seguir siendo un modelo de bienestar y una potencia normativa. convertirse en una potencia militar, capaz de defenderse sin contar con el «amigo americano», lo que supondrá detraer recursos del deteriorado Estado del Bienestar. Así que, aunque la Unión se fortalezca como institución, los europeos pierden; mientras, Estados Unidos fortalece su hegemonía sin costes apreciables. Ganan las industrias y los lobbies de las armas.

Larga guerra de desgaste

Después de 12 mese no aparecen perspectivas de una rápida victoria de ninguno de los dos bandos. Los dos tienen recursos para resistir, pero no para arrollar al enemigo. Rusia destruye las infraestructuras de Ucrania y los contendientes se enzarzan en batallas por el control del Donbás, como la de Bajmut, que más que la conquista de un punto estratégico parecen destinadas a desangrar al enemigo, en episodios que recuerdan a otros semejantes, como Verdún, de la I Guerra Mundial o la batalla de Belchite, de la guerra española.

Rusia puede que no tenga el armamento más moderno, pero puede producir masivamente munición y puede seguir movilizando tropas. Y en último término puede esgrimir la amenaza atómica. Ucrania es completamente dependiente de los suministros de sus aliados, que por el momento no están fallando. Tiene unas tropas más motivadas y mejor formadas.

Guerra por interposición, guerra externalizada

No hay duda de que en Ucrania se libra una batalla decisiva por la hegemonía mundial. Estados Unidos y la UE luchan con Rusia. Es una guerra por interposición, en la que Ucrania pone los muertos.

Es también, por parte rusa, una guerra externalizada, donde una compañía privada de mercenarios, Wagner, asume las misiones más sangrientas y sus hombres son enviados al combate como carne de cañón. Ya en Irak , Bush uso una compañía privada del sector petrolífero, Halliburton, para externalizar tareas militares y la represión en el país ocupado, pero sin un tan destacado protagonismo en los combates.

Sanciones que molestan al sancionado, pero no le rinden. Sanciones muy dañinas para Europa

Ninguna de las sanciones impuestas a Rusia ha sido el arma definitiva que se anunciaba. Sin duda han hecho mucho daño a la economía rusa (caída del PIB, inflación, déficit y deuda), pero no parece que hayan supuesto ni un daño suficiente para el régimen ni hayan promovido un estallado social.

En Europa, las sanciones, sobre todo la desconexión de la energía barata rusa, ha dado lugar a la agravación de un proceso inflacionario, que venía desde la salida de la pandemia. Parece que empieza a controlarse, pero el riesgo es que el Banco Central Europeo se pase de frenada y la inflación conduzca a la recesión. Las medidas sociales adoptadas por los Estados y propiciadas por la UE han evitado un otoño-invierno del descontento.

El dilema moral

Sin perspectivas de una paz negociada, los dos contendientes tienen posiciones maximalistas. Ucrania quiere para empezar a hablar una retirada rusa de todo su territorio, incluido el Donbás y Crimea. Rusia, que Ucrania acepte formar parte del Mundo Ruso y renuncie a integrarse en la UE y la OTAN y renuncie a Crimea y el Donbás. A Ucrania la pueden presionar sus aliados, pero Rusia no negociará salvo que se encuentre en una difícil situación militar en los frente o política en el casa. La UE y la OTAN deberían, entonces, ofrecer a Rusia un sistema de seguridad europeo y garantías a los rusófonos. Me remito a esta entrada sobre elemento para la paz en Ucrania.

Zelenski pide cada vez armas más potentes. Sus aliados evitan la entrega de armas, como aviones de combate, con las que se pueda atacar territorio ruso para evitar una peligrosa escalada. Según el derecho internacional, Ucrania tiene derecho a defenderse y armarse. No se la pueden negar las armas, como se negaron a la República española. Pero esas armas prolongarán la guerra. Morirán más ucranianos y rusos y aumentará el peligro de un guerra nuclear. Todo un dilema moral, perfectamente expresado en este ALEGATO en favor de la negociación de Jürgen Habermas, de imprescindible lectura.

Geopolítica del terremoto


Fuente El País 11-03-21 (desde 2021 no ha habido modificaciones significativas en las zonas de control de los distintos agentes en el norte de Siria)

La zona afectada por los terribles terremotos del sur de Turquía y Norte de Siria no solo es una zona donde confluyan la placas tectónicas que ha causado los devastadores sismos, sino también una zona de fractura geopolítica, con un enorme potencial conflictivo, donde luchan por el poder y el territorio distintas organizaciones, lo que dificulta la llegada de ayuda.

Empecemos por el sur de Turquía, donde se concentra la población kurda, ampliamente partidaria de la autonomía, cuando no de la independencia. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP), principal formación prokurda de Turquía y tercer mayor partido en representación parlamentaria, se enfrenta a la amenaza de ilegalización acusado de ser una extensión del grupo armado PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), considerado terrorista en Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos, Diyarbakir, muy afectada por la destrucción de los terremotos, es la ciudad principal.

En la zona se encuentra la base de Incerlik. vital para los despliegues de EEUU por todo Oriente Próximo. En las crónicas de los enviados especiales puede oírse a gente que se queja de discriminación en las ayudas por ser kurdos. Todo ello puede reactivar el eterno conflicto kurdo y desde luego perjudica las expectativas electorales de Erdogan.

Al sur de la frontera, encontramos una Siria fragmentada (ver mapa). El territorio más extenso y coherente es el controlado por las Fuerzas Democráticas de Siria (milicias kurdo-árabes), que han establecido una administración autónoma que denominan Rogova, con orientación de izquierdas y basada en la autogestión. Fueron estas fuerzas las que derrotaron al Estado Islámico, con el apoyo de la aviación norteamericana y el alistamiento de voluntarios internacionalistas Precisamente estos voluntarios internacionales ha publicado un comunicado en el que denuncian la gestión de la catástrofe por la Turquía de Erdogan, .

Quedan los residuos del Estado Islámico y grupos opositores a El Assad, apoyados por Turquía. Turquía expulsó a los kurdos del cantón de Afrin, lo que aumentó el número de desplazado, que en toda la región supera los 150.000. Además hay que contar con la la presencia militar rusa, en el puerto de Latakia, hasta donde han llegado los efectos del terremoto.

En una zona tan deteriorada y frágil Turquía tiene la llave para abrir o cerrar los pasos por los que tiene que llegar la ayuda a Siria.

El Davos de la desigualdad


Imagen de Portada del Informe de Oxfam presentado en Davos

Superada la pandemia la cita de los ricos y poderosos del mundo en la montaña suiza de Davos- la montaña mágica de Thomas Mann– ha vuelto a celebrarse en enero, cuando las bajas temperaturas y la nieve, garantizan un mayor aislamiento de los participantes, propicio para los negocios discretos.

Como el pasado año, el gran tema es la desglobalización o decoupling. La pandemia ha demostrado la necesidad de una independencia en productos estratégicos a nivel nacional y de grandes bloques geopolíticos. A nivel empresarial, como demuestra el caso de Apple y el iPhone fiar toda la producción a China supone una enorme vulnerabilidad.

En el último año, para afrontar la crisis energética y de inflación, EEUU y la UE ha puesto e marcha grandes proyectos proteccionistas de sus industrias. El de la UE ha sido presentado por la presidenta Van der Leyen en Davos. En la propia Unión las tensiones proteccionistas entre Estados crecen, con Alemania dedicando, gracias a sus superávits hasta 200.000 millones de euros en ayudas a sus empresas.

Intermon-Oxfam ha llevado a Davos un problema central de justicia y supervivencia económica: la desigualdad. En su informe La ley del más rico recoge los datos de la creciente desigualdad: El 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global (valorada en 42 billones de dólares), casi el doble que el 99 % restante de la humanidad. De esta manera desparecen las clases medias, se destruye el estado del bienestar y aumenta la desafección hacia unas democracias, que no enfrentan el problema

Recojo algunos datos

Durante la última década, los súper ricos han acaparado el 50 % de la nueva riqueza generada, cifra que acaban de superar. 


La fortuna de los milmillonarios está creciendo a un ritmo de 2700 millones de dólares al día, al mismo tiempo que al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países en los que la inflación crece por encima de los salarios.

Solo la Justicia fiscal puede revertir esta situación, Con la aplicación de un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios y milmillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares anualmente, lo que permitiría que 2000 millones de personas salieran de la pobreza.

AQUÍ PUEDE DECARGARSE EL INFORME COMPLETO (PDF)

«Ucrania 22», un libro imprescindible


Acabo de terminar de leer el libro de Francisco Veiga «Ucrania 22″ /» Una guerra programada». El autor es catedrático de Historia contemporánea y especialista en en el Centro y Este de Europa,. Coincidí con él en Belgrado durante la caída de Milosevic y le entrevisté para TVE. Me parece un libro imprescindible para entender la guerra, aunque en muchas cuestiones pueda estar en descuerdo.

El título y el subtítulo nos dan claves de la tesis de la obra. Ucrania 22 no alude solo a la obvia referencia cronológica, sino que hace un guiño a la novela de Joseph Heller Trampa 22, El título de la novela hace referencia a una reglamentación burocrática militar ficticia que representa un razonamiento lógico, pero inmoral. Según «la trampa 22 … tienen derecho a hacer cualquier cosa que no podemos evitar que hagan». Así, se nos presenta la guerra como inevitable, cuando esencialmente responde a los juegos de poder de las grandes potencias.

La referencia a «trampa 22» enlaza con la noción de trampa balcánica: ante un conflicto en los Balcanes o en general en el este de Europa, las potencias intervienen alegando altos motivos morales (detener matanzas o preservar derechos de minorías). No consiguen resolver el conflicto ni preservar los valores morales que invocaron y quedan atrapados como un actor más en el conflicto.

En el subtítulo se hace referencia no solo a que el conflicto no ha sido un incidente espontáneo, sino preparado y programado por los dos bandos: la Rusia de Putin de un lado y de otro Ucrania-EEUU-OTAN.

No solo hay antecedentes históricos en las relaciones entre Rusia y Ucrania, sino que el conflicto se ha estado gestando desde la disolución de la URSS y especialmente desde el Maidán de 2014, en el que una en principio pacífica «revolución de color» degenera en un violenta toma del poder -apoyada por EEUU y la UE- por sectores neonazis y oligarcas dispuestos a aplicar una política anti rusófona, lo que divide a Ucrania y lleva a la guerra civil, con las regiones del este y el sur, declarando la secesión, instigada por Moscú, que aprovecha el caos para ocupar Crimea y organizar un manipulado referéndum de adhesión.

Es como si Rusia y Estados Unidos estuvieran siguiendo el guión de la novela del general británico sir John Hackett» la III Guerra Mundial, que novela un conflicto entre la URSS y EEUU a raíz de una ficticia intervención soviética en la Yugoslavia de Tito, en el que ambos bando usan armas nucleares estratégicas.

Veiga analiza el conflicto desde la perspectiva del realismo en las relaciones internacionales, como pugna de poder entre potencias. Para Rusia, Ucrania es esencial porque sin ella no podrá ser un gran imperio europeo. Para Estados Unidos porque no puede consentir la consolidación de ese imperio euroasiático y el riesgo de alianza con China, el mayor rival geoestratégico de Washington. Para la UE porque la consolidación del imperio ruso puede ser una amenaza para sus socios del este.

Creo que en la obra se olvida el derecho internacional. Un mundo en el que una querella interna justificara la intervención de un estado vecino y la modificación de fronteras nos llevarían a un estado de guerra permanente ya muchos pasos atrás en la historia de la Civilización.

Veiga cuestiona el relato dominante empezando por las llamadas «revoluciones de colores», que para el autor responden a los designios de Estados Unidos y cita el libro de Gene Sharp «De la dictadura a la democracia; un marco conceptual para la liberación», con 189 técnicas no violentas para derrocar regímenes autoritarios, técnicas que por primera vez se aplicaron en el 2000 en las protestas pacíficas (financiadas por la USAID) que hicieron caer a Milosevic,

No hay duda de que la mayoría de las «revoluciones de colores» han sido manipuladas por Estados Unidos y distintos servicios occidentales. Per0 tan cierto es que todos estos regímenes bloqueaban legítimos deseos populares de cambio.

Veiga analiza con detalle el desarrollo del Maidán de 2014, las distintas fuerzas en presencia y la deriva neonazi de la revolución, con la incrustación de estas tendencias en las fuerzas paramilitares que combaten en el Donbas. Para el autor, la guerra tiene una dimensión de enfrentamiento entre neonazis (Ucrania) y neofascistas (Rusia).

Pone también en cuestión las trigger masaccres o matanzas de inducción, aquellas ejecutada por uno de los contendientes o manipulada para forzar una intervención internacional contra el otro contendiente. Y da a entender que la matanza de Bucha cae dentro de esta categoría. Cosa con la que no puedo estar más en desacuerdo porque la prensa internacional dejó testimonio de los hechos antes de la llegada del ejército ucraniano, como recoge este magnífico trabajo del fotoperiodista Santi Palacios para 5 W.

¡A ver como salimos de esta trampa de Ucrania en la que nos han metido la lucha por la hegemonía mundial y la incompetencia europea!

Tendencias para 2023


Como siempre el cambio de año está dominado por la incertidumbre. Calendario de bloques de madera. Imagen propiedad de Dilok Klaisataporn,

Cualquiera sabe lo que nos deparará el nuevo año a punto de llegar. Como siempre, será el mejor y el peor de los tiempos (Dickens dixit). Y como cada año intento avanzar tendencias. Ni tengo una bola de cristal ni información privilegiada, solo una mirada más amplia sobre la información de dominio público, lo que hace un año me permitió avanzar como principal riesgo geopolítico Ucrania. Este año presento esta reflexión bajo la forma de posibles y muy probables crisis.

Polarización y crisis institucional en España

Mi mirada es esencialmente internacional. Pero creo que en España vamos a vivir meses difíciles, con una creciente polarización de la clase política, que, afortunadamente, por ahora, apenas se ha trasladado a la sociedad,

Con el Tribunal Constitucional convertido, de hecho, en tercera cámara legislativa,y el órgano de gobierno del Poder Judicial secuestrado por el PP la confianza en las instituciones puede evaporarse y arrastrar en, año electoral, a la Junta Electoral. Sería dramático que, por primera vez en cuatro décadas de democracia, alguien pusiera en cuestión los resultados electorales.

En cualquier caso nos esperan meses de campañas electorales en los que la información falsa o engañosa y los mensajes de odio dominarán el escenario comunicativo, sobre todo, cabalgando desbocadas en las redes sociales.

La guerra de Ucrania

Ninguno de los escenarios en la guerra de Ucrania auguran un rápido fin del conflicto, Pero no se puede descartar un nueva ofensiva de Rusia o un error de cualquiera de los contendientes que condujera a la victoria del otro.

Lo más probable es que los ucranianos sigan sufriendo y los reclutas ruso mueran como carne de cañón. Mientras, el resto del mundo tendrá que convivir con el riesgo de conflicto nuclear.

La crisis energética

La guerra de Ucrania ha propiciado restricciones en la llegada del gas ruso a Europa y, en general, un alza de precios de derivados del petróleo.

Europa logró unas reservas notables que, salvo un invierno extremadamente frío, evitarán problemas de suministro. Ello a costa de sustituir el gas ruso por el más caro Gas Natural Licuado, en buena parte procedente del fracking estadounidense. Lo que es un mal negocio económico y medioambiental. Estados Unidos es el gran ganador de la guerra estratégicamente y económicamente.

En 2023, la UE tendrá que perfeccionar los controles de precios energéticos y aumentar el peso de las renovables en el mix energético

Inflación o recesión

Antes de la guerra, la salida de la Covid propició una inflación de oferta (cuellos de botella de los suministros) agravada en 2022 por el alza de precios de la energía.

Los bancos centrales han respondido con sus políticas habituales: subidas de tipos de interés y otras medidas restrictivas. Todo ello -con el riesgo reconocido por los propio banqueros centrales- de propiciar la recesión.

Así que en 2023 estaremos en el filo de la navaja entre la inflación y la recesión. Esperemos que los bancos centrales no se pasen de frenada.

El alza de precios, sumado a las prácticas congelaciones de salarios durante muchos años puede conducir a un invierno del descontento en distintos países europeos, con huelgas como las que vive el Reino Unido estos días.

Covid

Aparentemente, hemos vencido a la Covid. Las vacunas y la inmunidad natural han reducido su letalidad e incluso su capacidad de contagio.

Pero el virus siga activo ; en cualquier lugar puede mutar y una nueva cepa conquistar el mundo. Por eso y por justicia es tan importante que los países ricos financien programas de vacunas en el Sur Global.

China

Las protestas contra la política Covid Cero, que hacía la vida insoportable y arruinaba la economía hicieron reaccionar a la población con protestas inéditas. La respuesta de la dictadura china ja sido a un cambio radical con un levantamiento casi total de las restricciones. Levantamiento del garrote y a cambio un poco de zanahoria, en una táctica que todas las dictaduras aplican ante el disenso.

El problema es que a falta de inmunidad (por escaso contacto con el virus) y una deficiente política de vacunación (las vacunas chinas son poco eficaces y se ha vacunado preferentemente a los jóvenes) conduce ahora a una ola exponencial de contagios y por lo que se sabe a través de las redes sociales a una saturación del sistema sanitario y muertes masivas en las grandes ciudades.

Veremos si cuando se conozca ese tsunami de muertes no se reproducen las protestas, ahora más difíciles porque no se dirigirían contra una política concreta, sino contra el mismo sistema.

China siempre nos puede algún susto apretando el cerco a Taiwan

Irán

Es también una incógnita el recorrido de las protestas en Irán, donde el régimen de los ayatolás parece más inclinado a usar el palo que la zanahoria. La única zanahoria sería ceder en las negociaciones sobre su situación nuclear para que el levantamiento de las sanciones propiciara una mejora económica. En este sentido, es más que probable que las protestas, que tienen muchas semejanzas con las revoluciones de colores, tengan apoyo exterior.

Las protestas son una rebelión de los jóvenes y las mujeres, de los sectores más educados, pero el régimen sigue teniendo el apoyo de las clases populares.

Crisis climática

Es una crisis universal que nos amenaza a todos. El año que termina es el más cálido desde que existen registros y en España la temperatura ha excedido en un 1,6 grados la media de los último cuarenta años.

En la Europa del Sur nos vemos amenazados por la desertización y por fenómenos extremos, sobre todo lluvias torrenciales, sin descartar episodio de frío extremo, como el que vive estos días Estados Unidos por alteraciones en la circulación atmosférica. Peor lo tienen en en Sahel con sequias extremas y temperaturas insoportables.

Esperemos que a partir del 1 de enero, Lula detenga la deforestación del pulmón del planeta, la Amazonia, que Bolsonaro promovió. Si no se salva la Amazonia, perderemos el mayor sumidero de gases invernadero y el calentamiento global se acelerará.

Crisis migratoria

No me gusta hablar de crisis porque es una palabra con connotaciones negativas y pienso que las migraciones en lugar de un problema son una oportunidad. Oportunidad para que los migrantes salven o mejoren su vida, sus países reciban remesas de dinero y a la larga pueda darse un regreso con repatriación de conocimientos. Para los países receptores porque es la única posibilidad de desactivar el declive demográfico.

A pesar de todo, la UE insiste en su política criminal de convertir a Europa en una fortaleza inaccesible y externalizar el control de frontera en países en los que no se respetan los derechos humanos de los nacionales y menos de los emigrantes. Lo que aboca a miles a morir en el mar o lazándose contra los muros fronterizos.

En 2023 los flujos migratorios desde África pueden ser muy importantes. A la crisis climática, se suman una decena de guerras olvidadas y a una situación de pobreza alimentaria, consecuencia de la subida del precio de los cereales y recortes en los suministros de la ONU, debido a las restricciones y subidas de precios ocasionados por la guerra de Ucrania.

Todo ello sin contar los miles que intentarán huir del Afganistán taliban.

SOLO ME QUEDA DESEAROS FELIZ AÑO, BUSCAD LA FELICIDAD EN VUESTRO CORAZÓN Y EN EL AMOR DE FAMILIARES Y AMIGOS.Y cuidado con los deseos que a veces se cumplen.

Navidad en guerra


Un sistema de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) del ejército ucraniano dispara cerca de la línea del frente en el norte de la región de Jersón. EFE/EPA/HANNIBAL HANSCHKE (desde RTVE.ES)

No luce la estrella de Oriente sobre los cielos de Europa, sino el resplandor de misiles, proyectiles de artillería y otros dispositivos balísticos que siembran la muerte en Ucrania.

Asociamos la Navidad con la paz -quizá por el Villancico Noche de Paz. cuando lo cierto es que las festividades no detienen la conflictos. Quizá uno de lo raros casos fue la tregua de Navidad de 1914, a la que se llegó en una situación de bloqueo de los frentes y por iniciativa espontánea de los jóvenes soldados.

En Ucrania no habrá tregua. Dicen en Kiev que no cesará en los combates hasta que el último soldado ruso no haya abandonado el país y lógicamente en Moscú responden que en tales condiciones no tiene sentido hablar de tregua navideña.

En cualquier caso, hablar de tregua navideña es un planteamiento eurocéntrico. En este momento se libran en el mundo decenas de guerras. más mortíferas que las de Ucrania, pero sin el potencial de desencadenar un conflicto nuclear. Sus últimas consecuencias terminan por librarse en nuestra fronteras. La criminal política migratoria de la UE aboca a los que huyen a lanzase al mar o contra vallas y concertinas muriendo en el intento. En lugar de crear pasarelas para el asilo al que tienen derecho, según el derecho internacional, los tratamos peor que animales. Los que se lanzaron contra la valla de Melilla para ser masacrados de «modo proporcional» (Marlaska dixit) por las fuerzas españolas y marroquíes provenían de Sudán, donde al menos se desarrollan tres terribles conflictos bélicos.

Llegado a este punto SOLO ME QUEDA DESEAROS QUE ENCONTRÉIS LA PAZ EN VUESTROS CORAZONES EN COMPAÑÍA DE FAMILIARES Y AMIGOS,… y que sobreviváis a los excesos consumistas.

FELIZ NAVIDAD Y 2023. Y un pequeño regalo, el Adeste Fideles, que sea cuales sean nuestras creencias, es una gran pieza clásica,

Adeste Fideles

Escenarios en la guerra de Ucrania


Fuente: Europa Press

La guerra de Ucrania se encamina a los 10 meses, sin visos de una salida ni militar ni diplomática. Parece poco probable que el conflicto termine con una victoria rotunda de ninguna de las partes. Es más factible un final negociado a partir de que una de las partes se encuentre tan debilitada que tenga que solicitar negociar.

A continuación, desarrollo algunos escenarios, no los únicos posibles ni excluyentes unos con otros.

Doblegamiento de Ucrania

Tras sus últimas pérdidas militares, Rusia apuesta por doblegar a Ucrania, devolviéndola a la edad de piedra en en el duro invierno, bombardeado sus infraestructuras. Por el momento, la población ucraniana y sus políticos parecen aguantar bien y unirse más frente a la agresión. Los arsenales rusos de bombas, misiles y drones no son ilimitados. Hitler no derrotó al Reino Unido bombardeando las ciudades inglesas.

Más mella haría en la resistencia ucraniana supondría la retirada o la disminución de la ayuda exterior. Muy poco probable en el caso de Estados Unidos, pese a que los republicanos, que ahora controlan la Cámara de Representantes puedan poner algunas trabas. Más probable en el caso de Europa si estalla el invierno del descontento, por los altos precios de la energía. Pero las apuestas occidentales en este juego mortífero (neutralizar a la Rusia de Putin en el caso europeo y reafirmar su hegemonía mundial, en el caso norteamericano) han sido tan altas que no pueden retirarse ahora.

Derrota militar de Rusia

Pese a sus masivas movilizaciones, Rusia no consigue convertir a estos reclutas en soldados efectivo ni dotarlos de materia y de nuevas tácticas de lucha.

Desde sus posiciones en Jerson, Ucrania cruza el Dnieper en una cruenta batalla que decide la guerra. O, más probable, consigue abrir un nuevo frente en Zaporiya. En ambos supuestos, los ucranianos rompen las líneas rusas y amenazan con su artillería de largo alcance Crimea.

Es el escenario más peligroso, porque el Kremlin puede verse tentado a utilizar armas nucleares tácticas y entonces estaríamos en la III Guerra Mundial, que pondría en riesgo la supervivencia de la especie.

Pensemos en una variación más optimista. Ante las derrotas militares, los servicios de seguridad derrocan a Putin y piden negociar la paz.

Estancamiento

Es el escenario más probable. El invierno detiene los combates y ninguno de los bandos realiza avances significativos.

Rusia y Estados Unidos encuentran puntos de negociación de mutuo interés y, como ocurriera en otros conflictos de la Guerra Fría, son las dos grandes potencias las que negocian. Ucrania y la UE no cuentan en la mesa de negociación.

Algunas razones del avance de la ultraderecha en Europa


La ultraderecha llega a nuevos gobierno europeos. Ya lo estaba en Polonia y Hungría y ahora Georgia Meloni , de Hermanos de Italia (el partido sucesor del fascista Movimiento Social Italiano) previsiblemente dirigirá un gobierno con Berlusconi (el inventor del populismo de derechas) y Salvini (también ltraderecha). Y es muy probable que la ultraderecha entre en el gobierno de Suecia.

Es una reencarnación del fascismo, el fascismo 3.0. No son violentos, como los de hace un siglo, pero se basan en la exclusión del otro, del diferente. Aparentemente no ponen en peligro la democracia, pero en Hungría y Polonia han destruido la división de poderes y dinamitado los valores democráticos. En Italia anuncian un reforma constitucional para adoptar un sistema presidencialista, lo que puede ser una vía para la conquista de las instituciones y reformas iliberales.

En cada país hay razones específicas para el de los triunfo electoral de del neofascismo (sistema electoral, problemas políticos propios), pero en toda Europa hay unas constantes comunes.

Las traiciones de la izquierda

En lo último 30 años, la socialdemocracia no ha gobernado para las clases populares y en muchos casos ha abrazado el neoliberalismo (Blair) lo que ha llevado a sociedades cada vez más desiguales. No es raro que sus votantes naturales la den la espalda y opten por la abstención o por una ultraderecha que ofrece revertir la globalización (Le Pen) o solucione económicas mágicas. La izquierda paga un mayor precio por los casos de corrupción que la derecha. También paga caro ignorar los problemas reales, como la difícil integración de la inmigración y la necesidad de políticas específicas.

Las divisiones de la izquierda

El purismo de la izquierda la lleva a la permanente división. lo que la castiga electoralmente y crea desafección en su electorado.

Los errores de la izquierda

Incluso cuando adopta políticas compensatorias de la desigualdad olvida a quien van dirigidas. Por ejemplo, en España el Ingreso Mínimo Vital tiene una tramitación tan farragosa que muchos potenciales beneficiaros ni siquiera lo solicitan. O el cheque de 200 euros para compensar la inflación, que hay que solicitar en la web de la Agencia Tributaria, cuando Hacienda ya tiene esos datos.

La televisión basura

Un estudio académico (que ahora no encuentro) demostró cómo en las regiones italianas en que se iban implantando las televisiones de Berlusconi los votos de la izquierda iban cayendo. Y no se trata solo de sesgo o partidismo informativo -que también- sino sobre todo del efecto entontecedor de la televisión basura y su mensaje consumista e individualista.

La política espectáculo

Hace mucho que la política se hace en los platós. Lo triste es que los parlamentos se conviertan en platós, donde el objeto no es explicar o convencer sino el zasca al contrario y el «y tú más» el ambiente se hace irrespirable… El ciudadano común piensa entonces que todos son iguales y crece la desafección general con la política.

La retórica antisistema

La ultraderecha se presenta como movimientos o partidos antisistema porque hasta ahora no han participado en las instituciones. En una época en que una crisis sigue a otra y con el ascensor social averiado, esa retórica antisistema , que se desarrolla sobre todo en la redes sociales tiene atractivo en buena parte de la juventud.

Lobos con piel de cordero

Cuando llega la campaña electoral ese mensaje se modera, se adoptan principios neoliberales y obtienen el beneplácito de los poderes económicos.

El blanqueamiento por la derecha

Saltan los cordones sanitarios -que en realidad solo se pueden aplicar en sistemas mayoritarios como el francés- no hay problema, primero, en adoptar los mismos mensajes y después pactar gobiernos. Una vez que se asimilan los mensajes, es lógico votar a sus representes genuinos.

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Guerra y Paz en Ucrania


El Roto, El País 6-09-22

«¿Qué es para nosotros el final de la guerra? Antes hablábamos de paz, ahora hablamos de victoria.»

Volodomir Zelenski (24-08-22)

Esta declaración del presidente ucraniano, cuando se cumplían 6 meses del comienzo de la invasión rusa, aleja todavía más la perspectiva de una paz negociada. Ahora el objetivo ucraniano ya no es solo detener la invasión, sino volver a la situación anterior a 2014: recuperar la Crimea ocupada subrepticiamente por Putin y poner fin a las repúblicas separatistas del Donbás.

La ayuda occidental ha creado el espejismo de que Ucrania puede ganar la guerra, que ahora es un conflicto de desgaste, que se libra con armas ultramodernas del s. XXI, pero con tácticas de la I Guerra Mundial. No niego que esos objetivos maximalistas sean legítimos– al fin y al cabo las acciones rusas de 2014 fueron una violación flagrante del derecho internacional- pero son irrealizables– Putin usará todos sus recursos, sin excluir el arma atómica- y traerán más muerte y dolor, fundamentalmente a Ucrania.

Como en la I Guerra Mundial la moral de las sociedades civiles es fundamental. Rusia, pese a las sanciones aguanta bien, gracias a una mezcla de propaganda y represión. Estados Unidos no sufre las consecuencias de la guerra; de hecho es el ganador estratégico y económico. Es Europa, dependiente de la energía rusa, la que más padece. Putin irá escalando la guerra económica, con la esperanza que el descontento lleve a la UE a revisar su apoyo a Ucrania.

Es un difícil dilema ético. Si Putin no es derrotado toda Europa central y oriental estará en peligro, Rusia quedará sumida en la dictadura represiva y en el mundo habrá un modelo de régimen exitoso violador de los derechos humanos y del derecho internacional. Pero si apoyamos a Ucrania seguiremos echando gasolina a la hoguera.

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