Las elecciones europeas en YouTube


Libération titula «El gran circo de los vídeos». Los servicios de comunicación del Parlamento Europeo han decidido promover el voto con una campaña, una de cuyas piezas esenciales es la producción y carga de vídeos en YouTube y en otros repositorios como DailyMotion. Algunos de estos vídeos se pasan también en las televisiones convencionales como el de «estas no son las noticias reales» que incide en la importancia de los temas que puede decidir el futuro parlamento.

El vídeo es un buen ejemplo de las dificultades de plantear campañas o cualquier iniciativa común desde la diversidad de lenguas. Visto desde televisión, resulta un galimatías y dudo que muchos telespectadores entiendan el mensaje.

Otros acuden a un mensaje más elemental utilizando el humor.

Pero el problema general es que se trata de una campaña general de comunicación, como se muestra en el último de los vídeos que incrusto.

Una campaña que ha tenido en cuenta las nuevas plataformas de distribución del vídeo, pero campaña al fin y al cabo y, por tanto, carente de la espontaneidad de los vídeos en la red. Falta, sobre todo, una verdadera propuesta de interactividad.

Cualquier iniciativa es buena para favorecer la participación, pero lo que se echa en falta son verdaderos debates europeos, debates comunes, con actores europeos representantes de las distintas sensibilidades e ideologías, que podrían repetirse, adapatados, en cada televisión nacional.

El gran desafío de la Unión Europea, su democratización, sólo puede conseguirse dando pasos hacia un espacio público y una opinión pública común.

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Confundir información con propaganda electoral


Luchaba anoche con mi conexión a Intenet (una vez más Ya.com me tiene sin servicio adsl y, en consecuencia con el blog desatendido) cuando escuché en el Telediario de TVE a Lorenzo Milá introducir el bloque electoral y anunciar que «el orden y los tiempos son establecidos por la Junta Electoral… Una obligación que el Consejo de Informativos de TVE critica porque considera que las campañas deben hacerse exclusivamente con criterios informativos…» (video). Pensé, bueno, el férreo corsé de la propaganda se afloja un poco.

La declaración del Consejo de Informativos es una más de las voces profesionales que vienen pidiendo recuperar la información en las campañas electorales. Los periodistas catalanes fueron pioneros y consiguieron que los bloques electorales se identificaran como una imposición. Ahora el Colexio de Xornalistas de Galicia denuncia que los partidos ponen obstáculos a la toma de imágenes en sus mítines (denuncia de la que también se hizo eco el Telediario de TVE). Es un cambio cualitativo que, por primera vez, TVE se haga eco de esta crítica profesional, aunque sea por una vía tan tímida como esas referencias en el Telediario. Es cierto, también, que durante el bloque electoral aparecen rótulos en los que se advierte que las imágenes han sido grabadas por los respectivos partidos, un principio recogido en el Código Deontólogico del Estatuto de Informativos de RTVE (art. 9.5). Es un pequeño logro del Consejo de Informativos de TVE, que como el de RNE, están encontrando graves obstáculos para desarrollar su misión de control.

¿Cómo es posible que la información electoral haya llegado a convertirse en propaganda? Desde las primeras elecciones democráticas las normas electorales (en la actualidad la L. O. 5/85, de Régimen Electoral General) regularon los espacios de propaganda gratuita en la radio y la televisión públicas. De la sopa de letras de 1977, con todo tipo de agrupaciones y coaliciones improvisando un discurso ideológico antes las cámaras, se pasó a primar a los grupos en función de su representación parlamentaria. Los partidos, según su capacidad económica, fueron poco a poco empleando estos espacios para colocar propaganda con el formato de spot publicitario, con nulo segumiento de la audiencia. Por otra parte, a partir de 1982, TVE, la única televisión por entonces, organizó la cobertura de los mítines y caravanas electorales. Muy pronto la información dejó paso a la propaganda, con un espacio reservado en esa cobertura informativa para los grandes partidos. La Junta Electoral Central exige y aprueba un plan de cobertura informativa de las cadenas públicas para cada convocatoria electoral.

El resultado de este sistema es que la cobertura informativa se ha convertido en un clon de los espacios gratuitos, con los partidos realizando grandes despliegues técnicos, suministrando la imagen realizada (y enaltecedora de la organización y el líder) a las cadenas y dificultando el acceso de las cámaras de las televisiones. Es imprescindible que la Junta Electoral vigile la imparcialidad y el equilibrio informativo, pero someter la información a un previo reparto de tiempos es enfeudarla a los partidos, es convertirla en propaganda. La prensa realiza el seguimiento de la campaña, pero también desarrolla los grandes temas informativos planteados. Las televisiones se quedan en la campaña y las públicas reparten esa cobertura de tal forma que, a veces, para cubrir la cuota de un determinado partido en el día se improvisa una declaración. Es hora de liberar de esa propaganda a los telediarios y hacer información de verdad, esto es, planteando y esclareciendo las cuestiones en juego en esas elecciones.

La realización del tercer debate


No he tenido tiempo para ver en detalle el tercer debate entre Obama y McCain. Sólo una observación sobre el formato.

Todos los comentaristas están de acuerdo en que este ha sido el más vivo de los tres. Creo que no es casualidad. Desde luego, el momento de la campaña resulta decisivo en el desarrollo del debate; pero la puesta en escena y la realización también es importante. La proximidad física, el estar sentados en una mesa redonda, centra a los que debaten en su contrincante, en atacar y a refutar. El anterior formato, el de los podios en los extremos del estudio, lleva a los candidatos a dirigirse más a la audiencia que a debatir, a hacer exposiciones que ignoran las objecciones del contrario. De modo que aunque, aunque en principio, la otra puesta en escena parece más espectacular, ésta otra es mucho más eficaz. Porque, en definitiva ¿hay algo más audiovisual que el enfrentamiento de dos personajes en plano medio?. La mesa redonda es, además el espacio ideal de debate. Por cierto, una mesa bien común, nada de diseño como en los debates españoles y franceses. Desde el punto de vista de la realización, con esta puesta en escena cuando cada candidato responde a su contrincante, el espectador siente esa cercanía, sin que nadie se dirija expresamente a él.

Como siempre, remito al visor interactivo de rtve.es y al tratamiento completo de BBC.news

Añado los comentarios que me envía Alberto Marinero:

En efecto, todo estuvo más animado que otras veces, pero la sensación es que los dos actúan con cautela y no echan el resto. Tal vez, ninguno de los dos se cree que lo que dicen las encuestas es definitivo. Es admirable la paciencia de Obama que repite una y otra vez sus argumentos sin temor a que el pescado se pudra: ahí empieza a demostrar una consistencia propia de un estadista. McCain, en cambio, reafirma su condición de luchador tenaz y experimentado: no piensa tirar la toalla hasta ver el resultado de la votación. Si bien un cambio brusco en la política de un país como EE UU no es posible, pero en el sufragio universal, si que pueden suceder vuelcos inesperados. En España sabemos de eso.

McCain por fin se vió beneficiado físicamente del formato y no aparecía tan patéticamente mayor como en los anteriores. A pesar de que se hablaba de temas que hasta ahora se consideraban de Obama, McCain no se amilanó ni mucho menos y estuvo, a mi juicio, no simplemente combativo o explícito – también un polemista convincente y respetuoso  . El tema clave es si la penalización en el terreno económico que arrastra se debe a la identificación de su imagen con el sistema que llevó al desastre actual, o si sus recetas realmente no convencen. Para esta valoración hay que ser americano. Temas como impuestos, asistencia sanitaria o educación tocan más al votante común, que las alusiones al rescate, a la independencia energética u otras divagaciones sobre temas globales. Eso sí, me parece incorrecto el planteamiento del debate como exclusivamente «interno», porque las guerras que lleva a cabo EE UU en Irak y Afghanistan no son tan «externas»: los más de 700.000 millones de dolares que se han gastado en ellas hasta ahora son un importante lastre para la economía nacional (si solo hablamos de dinero). No hay que ser experto, para entender que con menos del 10% de esa cantidad, se podría cubrir las propuestas sobre educación, por ejemplo, de cualquiera de los dos candidatos. Con bastante menos le arreglarían el cuerpo al fontanero Joe.

Propaganda taliban


Durante el tiempo, un largo lustro, que los talibanes convirtieron Afganistán en un emirato islámico persiguieron toda forma de cultura y los medios para su expresión, ya fueran los instrumentos musicales tradicionales, ya los impíos televisores o DVD. Pero han aprendido la lección y en la estela de Al Qaeda han creado su sistema de propaganda que no le hace ascos a los medios electrónicos y al ciberespacio.

El International Crisis Group ha publicado un informe (resumen ejecutivo, informe completo en pdf, noticia de Reuters) que advierte del peligro de que los talibanes pueden estar ganando la guerra de la propaganda. Han desarrollado un sistema flexible que combina los medios más tradicionales con el ciberespacio. Consignas y amenazas se hacen llegar por medio de las «cartas nocturnas», que circulan anónimante. Con una población en gran parte analfabeta el antes odiado DVD se ha convertido en el soporte preferido para hacer llegar prédicas y, sobre todo, imágenes de sus acciones armadas. En el ciberespacio mantienen una página Al Emarah (El Emirato) que sirve, sobre todo, para distribuir material y secundariamente para propaganda internacional.

A diferencia de Al Qaeda sus objetivos no son globales, sino locales, tribales incluso. Los talibanes se presentan esencialmente con un movimiento pastún, y sólo en un pequeño porcentaje usan otras lenguas como el dari. El objetico de su propaganda es más táctico que estratégico. Se presentan como herederos de la jihad contra los soviéticos y explotan las diferencias entre las distintas tribus. El International Crisis Group advierte que los bombardeos masivos (de vez en cuando leemos «un bombardeo de la OTAN mata a 50 talibanes» ¿cuántos eran combatientes y cuántos civiles) y las detenciones indiscrimindas llevadas a cabo por el gobierno central son la mejor baza para reclutar a los aldeanos y su denuncia se han convertido en parte esencial de mensaje talibán. Para negociar el fin de la lucha armada exigen la retirada incondicional de las tropas extranjeras y la más estricta aplicación de la sharia.

(Aunque taliban es el plural de talib, estudiante, opto como muchos medios españoles por usa un plural castellanizado, talibanes)

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