Libération titula «El gran circo de los vídeos». Los servicios de comunicación del Parlamento Europeo han decidido promover el voto con una campaña, una de cuyas piezas esenciales es la producción y carga de vídeos en YouTube y en otros repositorios como DailyMotion. Algunos de estos vídeos se pasan también en las televisiones convencionales como el de «estas no son las noticias reales» que incide en la importancia de los temas que puede decidir el futuro parlamento.
El vídeo es un buen ejemplo de las dificultades de plantear campañas o cualquier iniciativa común desde la diversidad de lenguas. Visto desde televisión, resulta un galimatías y dudo que muchos telespectadores entiendan el mensaje.
Otros acuden a un mensaje más elemental utilizando el humor.
Pero el problema general es que se trata de una campaña general de comunicación, como se muestra en el último de los vídeos que incrusto.
Una campaña que ha tenido en cuenta las nuevas plataformas de distribución del vídeo, pero campaña al fin y al cabo y, por tanto, carente de la espontaneidad de los vídeos en la red. Falta, sobre todo, una verdadera propuesta de interactividad.
Cualquier iniciativa es buena para favorecer la participación, pero lo que se echa en falta son verdaderos debates europeos, debates comunes, con actores europeos representantes de las distintas sensibilidades e ideologías, que podrían repetirse, adapatados, en cada televisión nacional.
El gran desafío de la Unión Europea, su democratización, sólo puede conseguirse dando pasos hacia un espacio público y una opinión pública común.