Requiem por la independencia de RTVE


El viernes por la tarde participé, desde la indignación, en el debate que se suscitó en Twitter (@rafaeldiazarias) sobre el decretazo que entrega de nuevo al gobierno el control de RTVE. Ahora añado algunas breves reflexiones a la vista del Decreto Ley (pdf).

CONTROL GUBERNAMENTAL

Pasar de una mayoría cualificada de 2/3 a la mayoría absoluta parlamentaria para elegir a los consejeros y al presidente de RTVE es entregar su nombramiento al gobierno. Volvemos en la práctica (no formalmante) al sistema del Estatuto de 1980, que tan nefastos efectos tuvo tanto para el servicio público audiovisual como para el país en su conjunto.

El Decreto-mantiene la pamema de una primera votación para la que se requiere una mayoría de 2/3, que de obtenerse dará lugar a elección por mayoría absoluta en una nueva votación a celebrar en 24 horas. Hay que decir que esta mala idea ya estaba en una disposición transitoria de la Ley de 2006 (pdf), pero sólo para la primera elección. El consenso entre los dos grandes partidos hizo innecesaria su aplicación.

Los consejeros son propuestos por los grupos parlamentarios, pero con este sistema muy bien podría resultar que todos los fueran a propuesta del partido gubernamental, que (como ahora) tiene mayoría absoluta, o cuenta con algún pequeño grupo parlamentario para obtenerla.

Se mantiene el mandato de seis años, que en un sistema de consenso parlamentario es una medida que refuerza la independencia de presidente y consejeros, pero que con el nuevo sistema significa con un gobierno impone a su sucesor los órganos de administración y dirección de RTVE.

El nuevo sistema refuerza el papel del Senado, pues si antes la cámara alta elegía 4 de 12 consejeros, ahora decide sobre 4 de 9. No olvidemos que el PP siempre obtiene en el Senado una representación mayor que en el Congreso.

TODO EL PODER PARA EL PRESIDENTE

El Decreto Ley elimina la dedicación exclusiva y la remuneración de altos cargos a los consejeros de administración, manteniendo sólo la incompatibilidades del derecho mercantil y el cobreo de dietas por asistencia a los consejos. No hay que ser muy avezado para pensar que el Consejo de Administración, aunque formalmente mantenga sus importantes competencias, va a ejercer en la práctica muy poco control sobre el nuevo presidente.

Esta medida, junto con la reducción del número de consejeros, se justifica demagógicamente en la necesidad de austeridad.

Se mantienen los requisitos de cualificación y experiencia profesional y hasta la responsabilidad patrimonial, lo que resulta poco coherente con consejeros que van a dedicarse a otras actividades y que incluso podrán sumar consejos de adminstración de empresas públicas o privadas.

Roto el consenso con el PSOE ¿a quién nombrará el gobierno de Rajoy? Descartados otros nombres excesivamente sectarios, se reafirma el de Luis Blasco, de Telefónica Argentina. Un presidente del PP y de Telefónica ¿Control político para el PP? ¿Control empresarial para Telefónica?

Me ocupé en otra entrada del perfil que juzgo necesario para el presidente de la Corporación. Añadiré una reciente declaración de Lord Patten, presidente del Trust de la BBC. El Director General de la BBC debería de tener la sabiduría de Aristóteles y la fuerza del futbolista de Wayne Roonie. Pues eso…

CASTIGO A LOS SINDICATOS

El decretazo elimina que dos consejeros lo sean a propuesta de los sindicatos mayoritarios. Como premio de consolación añade un solo miembro designado p0r los sindicatos al Consejo Asesor, de muy limitadas competencias.

En la Exposición de Motivos, confundiendo los términos, se dice que los trabajadores ya están representados en el Comité de Empresa. Nada tiene que ver la representación y defensa de los derechos laborales con la gestión de la Corporación. Este origen sindical estaba destinado a aumentar el pluralismo interno de gestión, en la línea de su presencia en los consejos de administración de otras empresas públicas y apuntando tímidamente al modelo de cogestión de las empresas alemanas.

¿ES NECESARIO UN CAMBIO RADICAL DE MODELO DE GESTIÓN?

El consenso de los dos grandes partidos para la designación de los altos cargos institucionales del país se muestra imposible. Malo era el sistema de cuotas, pero peor es esta irresponsabilidad que pone en crisis todo el estado de derecho.

La solución para el Tribunal Constitucional, el Consejo del Poder Judicial o el Tribunal de Cuentas tiene que ser institucional y política, pero en el caso de RTVE podría ser más empresarial.

El sistema actual traslada a una empresa pública el modelo de una sociedad mercantil, eligiendo tanto al máximo ejecutivo como a su consejo de administración con criterios políticos. Una alternativa sería un presidente poderoso, con las competencias actuales y otras ejecutivas que ahora están en el consejo. Un presidente poderoso, del que dependiera la dirección y gestión. Pero un presidente profesional e independiente. Un presidente no nombrado parlamentariamente, sino por el consejo de administración, mediante un concurso público de méritos, algo que ya se está haciendo por ejemplo en instituciones como el Museo Reina Sofía.

EL DESCRÉDITO DE RTVE

El servicio público sin independencia no es nada más que un órgano de propaganda. Pero no nos adelatemos. El resto de la Ley de 2006 sigue en vigor y los consejos de informativos tienen ahora una tarea decisiva: no sólo informar el nombramiento de los nuevos directores de informativos, sino luchar día a día por la independencia.

Los recortes están ya reduciendo la audiencia. Pero hay algunos hechos significativos. Por ejemplo, las películas clásicas de los jueves están obteniendo una más que digna audiencia, venciendo a espacios de televisión basura. ¿Hay un cambio de tendencia en el público?

El actual aprecio de RTVE ha costado mucho construirlo. Les toca ahora a los profesionales defenderlo. Y al público exigírselo.

(Otras entradas en la cateogría RTVE)

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F1 en Bahréin, un caso de globalización


Reuters

Los aficionados al automovilismo ponen a punto las más cómodos sillones para no perderse nada de su querido espectáculo. Pero ¡ay! están muy preocupados por si algunos inoportunos manifestantes les estropean la fiesta.

¿Qué pintan los bólidos de Fórmula 1 en ese pequeño estado que la mayoría será incapaz de situar en el mapa? ¿Qué pasa en Bahréin para que haya disturbios y protestas?

La F1 en Bahréin es un caso de libro de globalización, en el que entra en juego el espectáculo, los derechos humanos y la geoestrategia.

LA FALLIDA REVOLUCIÓN DE BAHRÉIN

Bahréin fue un episodio fallido en la Primaver Árabe. En la estela de los acontecimientos de Túnez y Egipto la mayoría chií ocupó la Plaza de la Perla exigiendo reformas democráticas y un tratamiento equitativo. Los chiíes son dos tercios del millón de habitantes de esta minúscula isla estado gobernada por el clan sunní de los Jalifas, pero se sienten excluidos del poder y discriminados en acceso a trabajo, vivienda y otros servicios.

Las protestas pusieron en jaque al gobierno del rey Hamad y el país al borde la revolución, hasta el punto de que se produjo una intervención militar de Arabia Saudí y de Emiratos Árabes Unidos. La intervención de la «Santa Alianza Sunní» sin que se produjera una masacre en la Plaza de la Perla, pero desde entonces se ha desarrollado una inclemente represión, con encarcelamientos y torturas y juicios que incluyeron hasta el personal médico que auxilió a los heridos por la represión.

Un año después, los movimientos chíes se han reorganizado y no quieren perder la oportunidad de la televisión global para hacer llegar su causa al mundo.

LOS INTERESES ESTRATÉGICOS

Bahréin es una pequeña isla entre la costa sureste de Arabia Saudí y la península de Catar. Con una importante producción de petróleo para tan pequeño país y, sobre todo, ingentes reservas de gas, Bahérein se ha convertido en un centro bancario y pretende atraer el turismo de lujo.

La revuelta en Bahréin alentaba las protestas de las minorías chiíes en Arabia Saudí, algo que no podía consentir la teocracia de Riad. Todos estos acontecimientos se enmarcan en la pugna entre Arabia Saudí e Irán por controla la orilla occidental del Golfo Pérsico, donde se producen y circulan los barriles de petróleo que Estados Unidos y Europa consumen. Un gobierno democrático en Bahréin se veía en Riad y ¿Washington? como la cabeza de playa de Irán en Arabia.

Estados Unidos tiene en Manama la base más importante en la zona, hogar de la V Flota. Con la retirada de Estados Unidos de Irak, Manama se convierte en una pieza central de la estrategia norteamericana, como ponía de manifiesto el pasado año el conservados instituto estratégico Stratfor.

EL CIRCO DE LA FÓRMULA 1

Ni que decir tiene que  Bahréin no tenía ninguna tradición automovilística, pero el circo de Ecclestone era perfecto para el proyecto de reorientar al país hacia el turismo de lujo.

Es fácil construir un circuito en el desierto y basta con aportar 30 millones de dólares para que las escuderías se plieguen a correr allí, si es necesario de noche y con iluminación para evitar el calor.

El circo (corredores, aficionados, medios) se mueve en su propia burbuja esteril y desconectada del mundo real. La Fórmula 1 se ha convertido en uno de los grandes acontecimientos mediáticos globales y los derechos de televisión se cuentan entre los más cotizados.

NO ES LA SEGURIDAD, SON LOS DERECHOS HUMANOS

Parece que los corredores están preocupados por su seguridad, mientras que el gobierno y los organizadores insisten en que todo funcionará perfectamente.

La cuestión no es esa. La pregunta que debiera de hacerse la Fórmula 1 –como bien señala Rupert Wingfield-Hayes en la BBC– es si legítimo celebrar las pruebas en Bahréin.

El gobierno ha hecho la promesa de una serie de reformas democráticas, que quería vender al mundo aprovechando la F1. Pero eso no le ha impedido seguir con su campaña de represión, denunciada por las organizaciones locales e internacionales de derechos humanos.

Si el gobierno de Bahréin quiere aprovechar el acontcimiento global de la F1, Amnistía Internacional tampoco quiere dejar pasar la oprtunidad y nos invita a participar en su acción «Las dos caras deBahréin» pidiendo la liberación de 14 activistas de los derechos humanos.

El reformismo social de Lewis Hine


Ha pasado un siglo, y ahí está el testimonio. Las fotos de Lewis Hine, que podemos ver en la Fundación Mapfre hasta el 29 de abril, nos hablan hoy de un mundo en el que está el germen del nuestro y al que en algunos aspectos parece que regresamos. (Para una reseña de la exposición, la de Francisco Rodríguez Pastoriza)

DE LA REFORMA A LA CONTRARREFORMA

Oficina privada de empleo en Nueva York - Lewis Hine

Hine no pretendía dejarnos ese legado maravilloso. No intentaba informar, ni siquiera documentar su mundo. Su propósito era reformar la sociedad, hacerla menos injusta; no demoler los fundamentos de una sociedad capitalista, simplemente hacerla menos inhumana, modificando algunas de sus leyes o estableciendo instituciones filantrópicas para atender a los desheredados.

Hine no era un revolucionario; no era socialista ni anarquista. Quería con sus fotos cambiar la conciencia social y en gran parte lo consiguió. Pero las reformas no impidieron que, pese a su trabajo, reconocido años antes, muriera en la indigencia.

Los reformistas siempre fueron despreciados por los revolucionarios, pero esta corriente fue muy importante para el progreso de Estados Unidos, hasta la intervención  estatal que supuso el new deal. En Europa la reforma vino de la mano del conseso entre socialdemócratas y democristianos que trajeron el estado del bienestar a partir de 1945.

De una manera u otra, el término reforma ha significado a un lado y otro del Atlántico la construcción de instituciones para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población. Hoy reforma, en el vocabulario del pensamiento único, significa destruir las instituciones creadas por un siglo de reformas. Reforma estructural quiere decier contrarreforma. En un bucle de un siglo volvemos al mundo de Hine. Ya sé, en los países centrales (no en los periféricos) no hay trabajo infantil, pero las nuevas estructuras producen una marginación creciente que se ejemplifica, por ejemplo, en los guetos de pobreza de las ciudades norteamericanas.

Como hace un siglo, el precio de la hora de trabajo ya no alcanza para mantener con dignidad al trabajador.

INMIGRANTES

Italianos buscan sus maletas perdidas en la isla de Ellis - Lewis Hine

Los primeros trabajos sistemáticos de Hine fueron las series de fotografías de los inmigrantes europeos.

Llegaban al gran foco de atracción que era Nueva York huyendo de la miseria, la guerra y los progroms de la vieja Europa. Hine nos muestra su llegada a la isla de Ellis, el desvalimiento ante los controles, el desconcierto ante un nuevo mundo desconocido, pero también el brillo desafiante en muchas de esas miradas, dispuestas a comerse el mundo.

En Nueva York les esperaban viviendas infrahumanas, fábricas textiles con jornadas interminables, mafias de sus propias compatriotas que les ofrecían explotación a cambio de lealtad.

Lo que Hine quería era mostrar las duras condiciones de sus vidas, pero sin obviar los momentos de fiesta en los patios de vecindad y, sobre todo, mostrando la dignidad de los inmigrantes. Hacer visible al inmigrante como persona.

Lo mejor de Hine es su respeto ante el otro. Por eso me parece que una de las mejores fotografías que puede verse en esta exposición es la de esta judía recién llegada a la isla de Ellis.

Judía en la isla de Ellis - Lewis Hine

EL TRABAJO INFANTIL

Lewis Hine

El núcleo más importante del trabajo de Hine se centró en el trabajo infantil. El reformador social creía que c0n sus imágenes podría despertar las conciencias para liberar a los niños de un trabajo embrutecedor. Un siblo después, los rostros de estos chicos nos siguen hablando: orgullo, cansancio, rencor, coquetería, satisfación por saberse protagonistas de un instante…

En pleno siglo XXI, la plaga del trabajo infantil no se ha erradicado por muchos convenios internacionales que lo prohiban. No sólo muchas familias depende del trabajo de sus hijos para subistir, sino, lo que es peor, en muchos países la esclavitud infantil es una práctica cotidiana.

EL VALOR DEL TRABAJO

Ícaro en el Empire State Building - Lewis Hine

El Hine más optimista es el de su gran reportaje sobre la construcción del Empire State Building.

Han pasado viente años de las primeras fotos de la isla de Ellis. Aquellos niños desarrapados se han convertido ahora en jóvenes obreros, que dominan el acero y hacen crecer el símbolo del capitalismo norteamericano, el gran edificio de resonancias imperiales.

El reportaje es una glorificación del trabajo en el mundo del maquinismo. El trabajador controla con la fuerza de sus brazos y su habilidad la máquina. El obrero especializado es el protagonista, una visión positiva, muy distinta a la pesimista de los Tiempos Modernos de Chaplin, con su denuncia de la deshumanización del trabajo en la cadena de montaje.

Hoy en una sociedad materialista, pero desmaterializada, el trabajo es una commodity más, una materia prima de valor decreciente. No hay lugar para el trabajo manual, ni para el obrero especializado. La riqueza depende de la especulación financiera.

Pero nos queda este maravilloso Ícaro volando sobre Mahhatan.

 

(Vídeo de la conferencia sobre Lewis Hine en la Fundación Mapfre)

De Bosnia a Siria, veinte años después la misma impotencia


¡Qué poco hemos aprendido en veinte años! Ante nuestros ojos (los ojos de las cámaras vicarios de los nuestos) se desarrolla en Siria la matanza de inocentes como antes en Bosnia. Y como entonces no queremos o no sabemos que hacer.

BOSNIA Y SIRIA, ANALOGÍAS Y DIFERENCIAS

En Bosnia-Herzegovina, entonces, y ahora en Siria un conflicto político ha degenerado en asesinatos masivos de la población civil.

Bosnia fue una de las guerras -la más sangrienta y las más complicada- del rosario que jalonó la ruptura de Yugoslavia. Las élites políticas de las republicas de aquella federación, sin la legitimidad ideológica del marxismo, abrazaron el nacionalismo excluyente. Todas fueran responsables políticamente. Pero no todas fueron igualmente criminales.

La dirección de la República de Serbia  se apropió de hecho de los poderes de la Federación y así Milosevic pudo responder a la declaración de independencia de Croacia y Eslovenia con el ataque del Ejército Federal y un año después a la de Bosnia-Herzegovina, para evitar condenas internacionales, con una cínica orden de retirada y de desmovilización de los militares de origen bosnio, lo que significó, en la práctica que el antiguo ejército de Tito se convirtió en el ejército de los serbios de Bosnia, el ejército que asedió Sarajevo durante más de tres años.

La guerra fue una lucha fraticida entre tres comunidades: serbios (ortodoxos), croatas (católicos) y musulmanes. Todos hablaban una lengua común y compartían una cultura, un forma de vida y una convivencia bajo distintos imperios o equilibrios políticos (la Yugoslavia de Tito). Se diferenciaban a veces en los nombres, en las fiestas… y en la memoria de anteriores matanzas sectarias.

Estallada la guerra, los serbios se entregaron a la limpieza étnica. Les siguieron los croatas. Los musulmanes no llevaron a cabo una política sistemática de genocidio, pero también cometieron crímenes de guerra. Cuanto más se conoce, menos se entienden las matanzas sectarias. Quizá es que basta con que se disuelvan los poderes del estado para que el hombre, azuzado por el miedo y el odio, se convierta en lobo para el hombre.

En Siria, el conflicto reside en la pérdida de legitimidad de un régimen dictatorial. A las primeras protestas Asad respondió con represión, a las manifestaciones organizadas con bombardeos de artillería.

El conflicto sirio no fue en origen sectario, pero el hecho de que el ejército y los servicios secretos estén en manos de alauís (como Asad y su camarilla) ha derivado en una lucha entre sunníes (desertores del ejército, milicias improvisadas, jihadistas) y alauís.

Cristianos, drusos y kurdos desconfían de los sunníes y de su radicalización y esa es una de las razones de que Asad se mantenga todavía en el poder. Así que, a diferencia de Bosnia, Siria es todavía una lucha entre un ejército poderoso y unas milicias insurgentes mal organizadas, coordinadas y armadas. La caída de Asad seguramente degeneraría en una lucha sectaria entre comunidades.

Yugoslavia no tenía un valor estratégico per se, aunque durante el conflicto Alemania aprovechara para extender su influencia por los Balcanes y Rusia buscara regresar a la región. En cambio, Siria es la pieza clave del ajedrez de Oriente Próximo; una pieza que garantizaba un status quo favorable a Israel, a pesar de la alianza de los Asad con Irán y su apoyo a Hezbolá y Hamas. El derrocamiento de Asad sería una derrota para Irán, pero puede que  Israel viera como un enemigo pasivo se convertía en otro activo. La guerra sectaria podría extenderse a El Líbano y avivar el conflicto kurdo en Turquía. Además, en Siria se libra una batalla de la guerra entre chiíes (Irán) y sunníes (Arabia Saudí, Catar).

¿NEGOCIACIÓN O INTERVENCIÓN?

Un conflicto sectario en algún rincón remoto hubiera pasado desapercibido, pero los buenos europeos no podían consentirlo en su vecindad. Hubo una genuina indignación en las opiniones públicas, que fue manipulada por sus gobiernos, pero que dio impulso a la idea de una intervención humanitaria para parar la carnicería.

Mediaciones y negociaciones frustradas fueron innumerables en Bosnia. Era patética la visita de los enviados internacionales a Pale, donde Karadzic ya les humillaba, ya les agasajaba, en ambos casos sin ningún efecto práctico. Desde la ONU se empezó por aplicar las herramientas existentes: el despliegue de cascos azules, pensados para operaciones de mantenimiento de la paz, dedicados a la protección de convoyes humanitarios, con un mandato tan débil que bastante tenían con protegerse a si mismos.

Poco a poco fueron poniéndose en marcha otros expedientes para proteger a la población. Corredores humanitarios, zonas protegidas… se mostraron más como un expediente diplomático que una verdadera protección para los civiles. En Srebrenica el general Morillon prometió a los refugiados «no os abandonaremos». Menos de dos años después allí se cometía un atroz genocidio ante la pasividad de un batallón holandés de cascos azules.

Los debates en el Consejo de Seguridad fueron interminables. Finalmente, sin la legitimidad de una resolución del Consejo de Seguridad (imposible sin Rusia y China) la intervención se redujo a algunos bombardeos de la OTAN. La paz de Dayton puso fin a la guerra, pero dio a luz a un estado inviable.

La experiencia de Bosnia sirvió para alumbrar en la ONU la doctrina de la responsabilidad de proteger, que excepcionalmente, ante la abstención de Rusia y China, permitió legitimar la intervención en Libia. En Libia se sobrepasaron se pasó de una operación para proteger a la población civil a una amplia intervención en favor de una de las partes. Diríamos que su estreno no ha sido muy brillante.

Del «nunca más» a las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Bosnia salió el primero un tribunal específico (que ha juzgado a criminales de todos los bandos) y finalmente la Corte Penal Internacional, muy activa en Libia, pero ausente de Siria, en lo que para algunos es una actuación parcial de la fiscalía.

En Siria, corredores humanitarios o las zonas protegidas requeriría apoyo aéreo, que, razona Mariano Aguirre partidario de la negociación, causaría muchas bajas civiles. Las condiciones exigidas por el gobierno Siria para aplicar el plan de Kofi Annan (compromiso por escrito de los insurgentes y de Arabia y Catar) pronostica el fracaso de esta primera iniciativa, avalada por la ONU y la Liga Árabe. Parece que Asad, como antes Milosevic, agotará la paciencia de los negociadores.

Así que nada de lo que teóricamente la civilización había aprendido en Bosnia parece ser de utilidad en Siria. Sólo caben dos soluciones: una intervención militar de países como Turquía, Catar o Arabia, lo que desencadenaría una guerra de grandes proporciones, o negociaciones para intentar detener las matanzas. Porque está claro que ni la oposición política, ni la insurgencia militar pueden hacer caer a Asad. Sólo un golpe dentro de sus filas puede desbloquear esta situación.

LOS RELATOS

La guerra de Bosnia fue contada sobre todo por las imágenes de fotógrafos y televisiones. Todos tenemos en la retina las distintas matanzas: las de la cola del pan, las de la cola del agua… Yo recuerdo como un símbolo la muerte de aquellos dos amantes, croata él y musulmana ella, abatido por los francotiradores cuando trataban de huir cruzando el Miljaca.

Sin poderosos servicios de información que los controlaran los periodistas se movieron libremente… arriesgando sus vidas. Los grandes medios informaron desde los dos lados, pero el centro informativo fue Sarajevo, donde miles de periodistas soportaron los bombardeos serbios. No es de extrañar que la opinión pública europea identificara como criminales sólo a los serbios. Poco, muy poco, se habló de los crímenes de los croatas y apenas de los de los musulmanes, desde luego estos últimos mucho menos abundantes dada su propia debilidad.

Entre las izquierdas, en cambio, se adoptó una posición proserbia, que idealizaba a Tito y cerraba los ojos a los crímenes de Milosevic. La intervención era una guerra imperialista. Lo mismo pensaron de Kosovo, de Libia y ahora de una posible intervención en Siria.

En Siria, los periodistas apenas pueden estar presentes y cuando lo están dependen de los insurgentes. Ahora la fuente fundamental son los vídeos de aficionados suministrados por la oposición siria, imágenes díficiles no ya tanto de verificar como de contextualizar. Así que la información de Siria se ha convertido en una sucesión de imágenes borrosas, en las que apenas se distinguen tanques disparando o cadáveres desmembrados. Falta el relato que los periodistas construyeron en Bosnia. Las redes sociales han conseguido movilizar a activistas extranjeros, pero falta una movilización semejante a la de Bosnia en las opiniones públicas.

¿Habrá un Dayton para Siria?

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