Llevo un par de semanas dándole vueltas al Libro de Estilo de RTVE, sin terminar de decidirme a dedicarle un espacio en este blog.
Durante toda mi vida profesional he defendido la necesidad de un libro de estilo en la radiotelevisión pública e incluso formé parte de una comisión redactora (alguno de cuyos trabajos aparecen parcialmente recogidos en el documento). Me felicito, por tanto, de que por fin RTVE tenga «su» Libro de Estilo, pero no estoy muy seguro de su utilidad, en razón de su contenido y procedimiento de elaboración.
Transparencia
Para empezar, colgué el texto aprobado por el Consejo de Administración, ya que RTVE no difunde en su página este tipo de documentos. PERO LA DIRECTORA DE COMUNICACIÓN ME HA EXIGIDO RETIRAR ESTE DOCUMENTO QUE CALIFICA DE BORRADOR INTERNO ASÍ QUE PROCEDO A RETIRARLO. LO SIENTO.
El documento tiene, lógicamente, una función interna, pero también, como todo Libro de Estilo, debiera de ser un ejercicio de transparencia, de modo que el público pueda conocer los principios que rigen el tratamiento de la información en el medio.
En el caso de RTVE, esa publicidad es todavía más importante, puesto que tanto RNE como TVE han sido históricamente canteras profesionales en las que en gran medida se han gestado rutinas (buenas y malas) y jergas compartidas por los periodistas audiovisuales. Hoy, siguen siendo medios de referencia y garantes de una información de servicio público.
¿Qué es un Libro de Estilo?
No resulta fácil responder, porque de un medio a otro, de una empresa a otra, los libros de estilo resultan bastante heterogéneos.
Nacieron en los periódicos de calidad como normas de uso del lenguaje periodístico y guías prácticas sobre medidas, topónimos etc. En muchos casos se suman a estas reglas propiamente de estilo, normas éticas o de buena práctica que fijan los valores del medio. Y siempre subyace una voluntad de diferenciación, de establecer las características de contenido y formales que delimitan la personalidad editorial. El problema es que a menudo estos elementos se yuxtaponen sin una verdadera lógica interna. Y eso es lo que creo que ha ocurrido con el de RTVE.
Los libros de estilo son una referencia para el trabajo periodístico, recomendaciones, no normas deontológicas y menos jurídicas. Una norma deontológica impone una conducta, mientras que una regla de buena práctica intenta establecer sugerencias pragmáticas, que habrá de adaptarse a las circunstancias concretas de cada caso. Los libros de estilo deben de incluir reglas de buena práctica, fundamentadas en normas deontológicas externas al libro.
Los libros han sido documentos estáticos, aprobados una vez y revisados de muy tarde en tarde con gran dificultad. Frente a este planteamiento, creo que hay que apostar por guías profesionales dinámicas, actualizadas constantemente y confrontadas con la práctica cotidiana. Así lo hace la BBC con sus editorial guidelines, en permanente discusión y revisión.
Procedimiento
Un documento de este tipo lógicamente tiene que ser elaborado por una comisión de profesionales con suficiente experiencia y autoridad reconocida entre sus compañeros. Pero esa comisión tiene que trabajar en interrelación con las redacciones (en este caso de RNE y TVE), sometiendo el borrador a debate, recogiendo propuestas y sugerencias y haciendo, de este modo, que la Redacción considere como propio el texto.
Esto no se ha hecho así e incluso se ha limitado a un puro trámite formal la participación de los Consejo de Informativos, que exige el Estatuto de Información de la Corporación (art. 49.d). El Consejo de Informativos de TVE hizo una revisión de todo el texto, pero todas sus propuestas (bastante razonables) han sido rechazadas, lo que ha dado lugar a una protesta formal.
Que yo sepa, el Libro no se está difundiendo en las redacciones mediante seminarios o espacios de discusión. Si no se hace así seguramente será quedará en un tomo guardado en el cajón, que sólo se desempolvará cuando surja un conflicto, normalmente para pedir responsabilidad a un trabajador.
Contenido
El Libro tiene más contenido deontológico que de estilo. En general, sus recomedaciones o preceptos (no está muy clara su naturaleza) tienen buen sentido, pero los redactores parecen olvidar que el Estatuto de Informativos en su art. 9 incluye un completo código deontológico, más preciso y pactado entre los representantes de los informadores (elegidos con este fin) y el Consejo de Administración. Es más, a veces parece como si quisiera enmendar la plana al Estatuto de Informativos.
Las recomendaciones de Estilo son más de lenguaje que de tratamiento informativo en los distintos medios. En general, estos contenidos adolecen de obviedad, especialmente en lo referente a los nuevos medios interactivos.
Falta, a mi entender, el desarrollo de verdaderos elementos distintivos de RTVE, desde la perspectiva de la naturaleza de los medios audiovisuales. Aspectos como los de la rotulación, no son más que una mínima parte de este aspecto y no están especialmente bien resueltos.
Sólo me queda desear con este documento no sea más que un punto de partida para que los profesionales de RTVE profundicen en su compromiso de servicio público.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...