La Historia en directo


Ayer no tenía acceso a internet, así que seguí la toma de posesión de Obama a través del medio por excelencia para estas ocasiones, la televisión. Seguí la retransmisión básicamente a través de La Dos, con saltos a Cuatro y a CNN Internacional. De esa manera me sumé a los millones de espectadores en todo el mundo que tuvieron esa experiencia tan típica de la televisión de sentirse partícipe de un acontecimiento histórico… desde el sofá del cuarto de estar.

La toma de posesión de Obama fue uno de esos grandes acontecimientos mediáticos, estudiados por Dayan y Katz. La traducción de su obra en español lleva un título que me parece acertado: la historia en directo. Este es uno de los acontecimiento que, según la clasificación de estos autores, podemos calificar como de coronación. Son acontecimientos básicos para crear la simbología que une a una comunidad nacional o, más allá de las fronteras nacionales, a una comunidad universal. Todos hemos participado virtualmente en la coronación del emperador y, de una manera u otra, a través de los iconos y la palabras, tenemos la ilusión de haber sido espectadores de primera fila del nacimiento de una nueva era.

Esta participación virtual une, pero también paraliza. Somos simples espectadores que ignoramos nuestra pasividad e inanidad. Como alternativa, en el ciberespacio se ha configurado un nuevo modelo de participación virtual. Son infinidad los sitios tanto de medios tradicionales como de organizaciones sociales (por ejemplo, Avaaz) que crearon su propio espacio para esa investidura. En esos espacios se facilitaba un canal de televisión para la retransmisión en directo y se solicitaban fotos, vídeos y, sobre todo, opiniones. Con las fotos y los vídeos los participantes se convertían en testigos activos. Pero lo más importante eran las opiniones. Por primera vez la llegada al poder de un mandatario ha ido acompañada de un flujo inabarcable de deseos, consejos, opiniones y mensajes de ánimo. ¿Sería posible dar forma a ese magma? ¿Sería posible que ese espíritu de los ciudadanos del mundo inspire esa nueva presidencia que tanto nos afecta a todos?

Obama anunció una nueva era y todos los comentaristas la dan hoy por hecho. A mi el discurso me pareció esperanzador, pero también cauto y más que idealista, pragmático. Lo más positivo, la advertencia a los norteamericanos de que no pueden seguir consumiendo todos los recursos del planeta.

Como experiencia puse hace casi un mes una encuesta sobre las primeras medidas de Obama. Sólo ha habido 18 respuestas, pero 7 creían que la primera medida debiera de ser cerrar Guántanamo. Pues bien, uno de sus primeras órdenes ejecutivas ha sido suspender los juicios, paso obligado para poner fin a ese agujero negro de los derechos humanos. Es más fácil cerrrar Guantánamo -y aún así será un galimatias jurídico- que cualquier otra medida. Pero es una de las más necesarias para restaurar la decencia.

¿Una nueva era? Ya veremos.

(Escribo esta entrada a vuela pluma (sigo sin conexión estable), así que disculpad la falta de enlaces, fotos y vídeos)

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