La realización del tercer debate


No he tenido tiempo para ver en detalle el tercer debate entre Obama y McCain. Sólo una observación sobre el formato.

Todos los comentaristas están de acuerdo en que este ha sido el más vivo de los tres. Creo que no es casualidad. Desde luego, el momento de la campaña resulta decisivo en el desarrollo del debate; pero la puesta en escena y la realización también es importante. La proximidad física, el estar sentados en una mesa redonda, centra a los que debaten en su contrincante, en atacar y a refutar. El anterior formato, el de los podios en los extremos del estudio, lleva a los candidatos a dirigirse más a la audiencia que a debatir, a hacer exposiciones que ignoran las objecciones del contrario. De modo que aunque, aunque en principio, la otra puesta en escena parece más espectacular, ésta otra es mucho más eficaz. Porque, en definitiva ¿hay algo más audiovisual que el enfrentamiento de dos personajes en plano medio?. La mesa redonda es, además el espacio ideal de debate. Por cierto, una mesa bien común, nada de diseño como en los debates españoles y franceses. Desde el punto de vista de la realización, con esta puesta en escena cuando cada candidato responde a su contrincante, el espectador siente esa cercanía, sin que nadie se dirija expresamente a él.

Como siempre, remito al visor interactivo de rtve.es y al tratamiento completo de BBC.news

Añado los comentarios que me envía Alberto Marinero:

En efecto, todo estuvo más animado que otras veces, pero la sensación es que los dos actúan con cautela y no echan el resto. Tal vez, ninguno de los dos se cree que lo que dicen las encuestas es definitivo. Es admirable la paciencia de Obama que repite una y otra vez sus argumentos sin temor a que el pescado se pudra: ahí empieza a demostrar una consistencia propia de un estadista. McCain, en cambio, reafirma su condición de luchador tenaz y experimentado: no piensa tirar la toalla hasta ver el resultado de la votación. Si bien un cambio brusco en la política de un país como EE UU no es posible, pero en el sufragio universal, si que pueden suceder vuelcos inesperados. En España sabemos de eso.

McCain por fin se vió beneficiado físicamente del formato y no aparecía tan patéticamente mayor como en los anteriores. A pesar de que se hablaba de temas que hasta ahora se consideraban de Obama, McCain no se amilanó ni mucho menos y estuvo, a mi juicio, no simplemente combativo o explícito – también un polemista convincente y respetuoso  . El tema clave es si la penalización en el terreno económico que arrastra se debe a la identificación de su imagen con el sistema que llevó al desastre actual, o si sus recetas realmente no convencen. Para esta valoración hay que ser americano. Temas como impuestos, asistencia sanitaria o educación tocan más al votante común, que las alusiones al rescate, a la independencia energética u otras divagaciones sobre temas globales. Eso sí, me parece incorrecto el planteamiento del debate como exclusivamente «interno», porque las guerras que lleva a cabo EE UU en Irak y Afghanistan no son tan «externas»: los más de 700.000 millones de dolares que se han gastado en ellas hasta ahora son un importante lastre para la economía nacional (si solo hablamos de dinero). No hay que ser experto, para entender que con menos del 10% de esa cantidad, se podría cubrir las propuestas sobre educación, por ejemplo, de cualquiera de los dos candidatos. Con bastante menos le arreglarían el cuerpo al fontanero Joe.

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