El Partido Popular plantea el regreso de la publicidad a TVE. En una proposición no de ley aboga por un modelo de financiación sostenible de RTVE que «fomente la obtención de ingresos comerciales, incluidos los derivados de la participación en el mercado de la publicidad» (agregación de informaciones en Google News). Lo inconcreto de la propuesta y el instrumento parlamentario elegido para hacerla lleva a pensar que su función es un aviso a los operadores privados para que acomoden sus informativos a los intereses del PP y no un intento serio de cambiar el sistema de financiación.
Me he pronunciado reiteradamente en este blog contra la publicidad en TVE y he criticado el modo en que se eliminó. Hoy sistematizo y actualizo argumentos en contra y a favor.
En contra de la publicidad en TVE
Dañaría la imagen del servicio público. En estos casi cuatro años el público identifica el servicio público con una televisión sin publicidad. La vuelta de los anuncios eliminarían una señal de identidad.
Disminuiría la audiencia. Al menos en un primer momento, y al margen de los cambios que la programación pudiera sufrir, el efecto zapping framentaría más la audiencia.
Exigiría una programación más comercial para competir con las privadas. Con menguados presupuestos es improbable que esa competencia tuviera éxito. En lugar de competir con productos de alto presupuesto habría que recurrir a producciones cutres o regresar al modelo José Luis Moreno. Sería un suicidio. Se entraría en un círculo vicioso: menor audiencia, menores recursos, menor calidad, menos espectadores…
TVE no está preparada para captar publicidad. Después de desmontar su estructura comercial, tendría ahora que competir con las centrales publicitarias de los dos grandes grupos oligopólicos, Atresmedia y Mediaset, que concentran el 60% de la audiencia y casi el 90% de la publicidad. Los grupos privados gestionan globalmente la publicidad de sus canales, algo muy difícil para TVE con canales como La Dos o 24 Horas. Ni siquiera en los tiempos en que La Uno era líder de audiencia TVE lograba la misma rentabilidad publicitaria.
Se perderían los ingresos por las tasas de operadores privados y telecos. Con el retorno de la publicidad estas empresas lograrían la derogación de la tasa que graba sus ingresos.El Tribunal Europeo declaró conforme al derecho comunitario esta tasa. Su cuantía dependerá de la marcha general de la economía. En cualquier caso, mejor que paguen los grupos oligopólicos (de televisión o telefonía) que no introducir un canon general que grabara a todos.
El servicio público sería medido por los resultados publicitarios. Audiencias e ingresos publicitarios serían el baremo legitimador del servicio público. Si los ingresos publicitarios no llegaran a cubrir los objetivos presupuestarios RTVE sufriría recortes en su estructura y personal y estaría en riesgo de desaparecer.
A favor de la publicidad en TVE
Todos los argumentos a favor parten de la premisa de una publicidad limitada que excluya la comercialización de la programación.
Los programadores se esforzarían en conquista a la audiencia. Una televisión sin publicidad corre el riesgo de divorciarse de las audiencias. No hay servicio público sin público.
La diversificación de fuentes da estabilidad financiera. Los ingresos publicitarios pueden compensar los altbajos de los recursos públicos.
Efecto benéfico sobre el mercado publicitario. El regreso de un competidor como TVE, por muy disminuido que esté, aumentaría la competencia en este mercado oligopólico.
Por una reconsideración del servicio público multimedia y su financiación
El servicio público de RTVE no puede ser reducido a TVE y menos a los resultados de audiencia de La Uno en prime time. El servicio público consiste en una oferta de contenidos audiovisuales de calidad (plurales, incitadores de pensamiento crítico y de la participación social) a través de los canales tradicionales de radio y televisión y de las nuevas plataformas interactivas.
La financiación de este servicio puede tener las siguientes de fuentes de financiación:
– Presupuestos generales. Los presupuestos deben financiar el coste neto total del servicio público, concretado en las obligaciones establecidas por un contrato programa.
– Tasas sobre televisiones y telecos. Su cuantía minoraría la aportación de la subvención pública al coste neto del servicio público. El procedimiento de cálculo debe concretarse al máximo para evitar su judicialización.
– Ingresos comerciales. Explotación de productos. Patrocinio y publicidad limitada. Reducciones drásticas sobre los tiempos de la Ley General de la Comunicación Audiovisual, sin interrupción de los programas y ausencia en determinadas franjas, como las de protección infantil. Estos ingresos publicitarios tendrían que obtenerse con independencia de los ingresos públicos y respetando las reglas de la competencia y servirían para financiar programas con un caracter de servicio público menos marcado.
sábado, 22 Nov 14 a las 10:11 am
Partamos de los hechos: la desaparición de la publicidad en TVE no ha mejorado la imagen de la cadena entre el público, ni sus niveles de audiencia, ni la calidad de los contenidos. Por el contrario, propicia la intromisión de las privadas en la parrilla de programación (nadie paga a otro para que le haga la competencia) y dificulta enormemente la viabilidad al modelo . Hay que mirar a nuestro en torno y ver cómo se financian las TVs públicas. Puestos a elegir , mejor el canon a los espectadores que el canon a las privadas.
sábado, 22 Nov 14 a las 10:27 am
Gracias Alejandro por tu comentario
La caída de TVE en el abismo ha venido propiciada por los recortes presupuestarios, la mala gestión de la programación y -muy relevante- la pérdida de credibilidad informativa. Habría que recuperar las cifras, pero cuando se abolió la publicidad, TVE que entonces era lider de audiencia, mejoró sus índices.
De acuerdo con que es paradójico que cuanto mejor lo hagas en términos de audiencia y, por tanto menos ingresos tengan tus competidores, menos recibas por la vía de la tasa a las televisiones privadas. No sé si las privadas han podido interferir en la parrilla, lo que si sé es que los gestores han enfeudado la programación a las sucesivas productoras amigas.
Seguramente lo más sensato es un retorno muy limitado de la publicidad, pero siempre en un marco financiero que no la convierta en el primer recurso, como ocurrió hasta su desaparición. Entonces, pública y privadas resultaban idénticas.
En cuanto al canon general, habría que pensarlo muy bien. En toda Europa se están buscando fórmulas de asociarlo bien al consumo de electricidad, bien a una conexión a Internet.