
Magnum First – El embalaje original
Ahí está. La caja que durante 60 años preservó olvidadas las fotos de los maestros de Magnum. Y en las paredes colgados los positivos con sus montajes originales. Es Magnum First, la primera exposición colectiva de los fotógrafos de la agencia, ahora recuperada y que puede visitarse en Madrid en la Fundación Canal.
Hubo un tiempo en que cada lugar era cada lugar. Mayfair, en Londres era una cosa y otra el Wienerwald, de Viena. No era lo mismo Delhi que Split, Budapest que El Cairo o Biarritz. Cada sitio tenía su olor y color, era propio y distinto. No existían la cultura pop, las franquicias globales ni, desde luego Internet. Así era todavía en los años 50. A partir de los 60 se expandirá desde Estado Unidos una mancha pegajosa, un barniz homogéneo, que tapa las realidades profundas.
Ese mundo todavía relativamente estático y genuino de los 50 fue retratado por los fotógrafos de la agencia Magnum en su primera exposición colectiva. Aquellos fotógrafos y fotoperiodistas buscaron su independencia profesional fundando la agencia y reivindicaron su libertad creativa a través de exposiciones.
Esta primera se montó en Austria en 1955 y fue circulando por varias sedes del Instituto Francés, hasta que, finalmente, quedó olvidada en sus embalajes en el Instituto Francés de Innsbruck. Se denominó «Gesicht der Zeit», el rostro del tiempo, y este título, que indica toda una voluntad de destacar el instante en el marco de la marcha del tiempo, cobra hoy un nuevo valor, cuando la casualidad permitió recuperar las cajas con las series y los montajes intactos.
Demos una vuelta a ese mundo de los fotógrafos de Magnum.

Inge Morath – Buckingham Palace, 1953
Inge Morath. La exclusividad de Mayfair. Londres todavía no se había recuperado del todo de los bombardeos. En el Reino Unido se construía el estado del bienestar y los sindicatos eran más poderosos que nunca. Pero el lujo y el glamour de otro tiempo se mostraba a la cámara de Morath en el exclusivo barrio de Mayfair.

Robert Capa – Biarritz, 1951
Robert Capa. Biarritz, elegante y folkórico. Capa vuelve al País Vasco francés, tan cerca de España. Son sólo tres fotos en las que retrata una sesión de danzas tradicionales., en un ambiente relajado, veraniego, en el que tradición y modernidad se dan la mano.

Werner Bischof – Camino de Cuzco (Perú), 1954
Werner Bischof. De Perú a Japón, pasando por Hungría. La serie más «cosmopolita» de países que no lo eran. Lugares genuinos. Personajes, niños sobre todo, retratados con enorme respeto.

Henri Cartier-Bresson – Cremación de Gandhi
Henri Cartier-Bresson. El reportaje del asesinato de Gandhi. El antes y el después del magnicidio. Uno de los mejores trabajos periodísticos del maestro de la fotografía. La atmósfera que rodeaba al padre espiritual de la India en las horas anteriores al asesinato. El dolor de las multitudes. La cremación.

Erich Lessing – Wienerwald, 1954
Erich Lessing. Niños vieneses. Son la primera generación nacida después de la guerra. Puede que Viena sea ese lugar tenebroso que viera Welles en el Tercer Hombre. La mirada de Lessing es luminosa. Niños perfectamente vestidos que juegan en el decorado espectacular de la Viena imperial

Ernst Haas – Rodaje de Tierra de Faraones (Egipto), 1954
Ernst Haas. Tierra de Faraones. Haas fotografió el rodaje dirigido por Howard Hawks. Es la serie más impresionante de toda la exposición. El ojo de Haas no nos retrotrae al Egipto de los 50, sino al de los faraones. Las condiciones del rodaje, con miles de extras, no parecen muy distintas a las de los esclavos que edificaron las pirámides. Mientras los esclavos descansan, el hombre blanco los vigila a caballo.

Jean Marquis – Ruinas del puente Isabelm (Budapest), 1954
Jean Marquis. Hungría. La foto lo dice todo: el puente fastuoso todavía en ruinas y en primer término un niño que rebusca ¿comida? ¿unas tablas para improvisar un juguete?. Fiesta de Adviento, ritos religiosos, vestidos de fiesta y un busto del camarada Stalin adornado con Flores.

Marc Riboud – Dalmacia, 1951
Marc Riboud. Dalmacia. Las imágenes de Riboud nos muestran un mundo rural, cerrado, pobre. En el ferry de Split a Trogir dos mujeres enlutadas. Quizá hoy podría capturarse la misma imagen en el mismo barco, pero al abrir el plano el bullicio de los turistas lo llenaría todo.