Como era previsible, la Comisión declara contrarias al art. 12 de la Directiva de los Servicios Electrónicos estas tasas, por considerar que no financia los costes regulatorios del mercado de las telecomunicaciones, sino el déficit originado en los servicios públicos de la radio y la televisión por la supresión de la publicidad.
Los requerimientos, en forma de dictámenes motivados, dan dos meses ambos a Estados para que modifiquen su legislación. De no ser atendido el requerimiento, la Comisión llevaría el caso al Tribunal Europeo de Justicia de Luxemburgo.
El Gobierno dice estar seguro de la conformidad del sistema con la legislación europea y el presidente de RTVE, Alberto Oliart, avanza que España y Francia pueden ir de la mano en su defensa ante el Tribunal de Luxemburgo.
Las perspectivas de ganar el caso en Luxemburgo son escasas, porque desde su sentencia de 2003 en el caso Albacom ha sentado una jurisprudencia que se resume en este fallo:
» (La Directiva) prohíbe a los Estados miembros imponer a las empresas titulares de licencias individuales en el ámbito de los servicios de telecomunicaciones, por el mero hecho de poseer tales licencias, cargas pecuniarias, como la controvertida en los asuntos principales, distintas de las autorizadas por dicha Directiva y que se añaden a éstas.»
Sea cuál sea el fallo, el problema lo será para el gobierno salido de las próximas elecciones. Si la sentencia es contraria, habría que devolver las tasas recaudada con sus intereses y costas. Zapatero ya tiene bastantes problemas como para rectificar en esta cuestión, pero lo único sensato sería abordar ya un nuevo modelo de financiación.
Manteniendo la tasa sobre las televisiones privadas y la transferencia de la tasa sobre el espacio radioeléctrico las alternativas para sustituir a la financiación de las telefónicas son:
– Canón. Difícil de implantar en plena recesión y con altos costes de administración.
– Elevar la tasa de las televisiones privadas, verdaderas beneficiarias de la supresión de la publicidad.
– Reinstaurar una publicidad limitada. Tiempos limitados, sin posibilidad de interrumpir programas. Serviría también para normalizar el mercado publicitario.
Creo que la solución más apropiada sería una mezcla de las dos últimas alterntativas.
(Otras entradas: Más sobre financiación de RTVE,El calvario de la financiación de los servicios públicos de radio y televisión)