
Mapa del desorden informativo
Olvidémonos de las fake news. Dejemos de referirnos a ellas. No porque hayan dejado de circular noticias falsas o porque en castellano tengamos un término tan potente como bulo.
No, no utilicemos ese término porque los grandes manipuladores, los grandes mentirosos, los grandes productores de noticias falsas, Trump y sus adláteres, se lo han apropiado para lanzarlo como arma arrojadiza contra cualquier información que no les guste y, en general, para deslegitimar a los medios y a los periodistas.
Vivimos en un desorden informativo, donde cada vez es más difícil distinguir verdad y mentira. La esfera pública, fragmentada, se organiza en comunidades a lo largo de líneas de división. Atrás quedó la tecnoutopía que prometía la democracia universal merced a la hiperconexión.
El desorden informativo muta constantemente. En este blog he reflexionado sobre estos fenómenos (ver las referencias al final). En esta ocasión me limitaré a reseñar libremente una guía para entender esa transformación acelerada, el libro de Claire Wardle Understanding Information Disorder (pdf) publicado por First Draft, una organización estadounidense sin ánimo de lucro contra la desinformación, con interesantes herramientas de verificación, también en español. Así que si no tienes tiempo o ganas de leer las 60 páginas en inglés, aquí tienes un resumen analítico en español con algunas reflexiones propias y ejemplos españoles.
Información errónea, información falsa, información manipulada
La imagen que abre esta entrada es el mapa del desorden informativo, tal como se expone en el libro. La falta de verdad y la intención maliciosa de engañar se cruzan dando lugar a tres subconjuntos que en el libro se denominan misinformation, disinformation, malinformation. No tenemos en español términos tan concluyentes, pero propongo los de información errónea, información falsa e información manipulada.
- Información falsa (disinformation). Es la información intencionalmente falsa creada con una intención maliciosa, para ganar dinero, lograr ventaja e influencia política o promover alguna forma de desorden.
- Información errónea (misinformation). Información creada sin intención maliciosa, pero que incurre en errores, por descuido en el caso del público, o malas prácticas en el caso del periodismo profesional, y la información satírica que es tomada por verdad y compartida por el público.
- Información manipulada (malinformation). Información basada en la realidad, pero que se deforma o encuadra maliciosamente.
Los motores del desorden informativo
Los generadores de este desorden informativo son los grandes poderes políticos y económicos: gobiernos, empresas, partidos, servicios de inteligencia y, sí, también ONGs y movimientos sociales.
En el ecosistema mediático siguen utilizando la técnicas tradicionales de propaganda y relaciones públicas (compra y participación en medios, influencia sobre los periodistas, gabinetes de comunicación).
En el ecosistema digital utilizan armas mucho más poderosas: páginas falsas con apariencia profesional, cuentas zombies en las redes sociales, fábricas de noticias virales para logar el clic, explotación de datos para segmentar sus mensajes, fomento de teorías y comunidades conspirativas.
El gran motor del desorden es la instrumentalización de la viralidad. ¿Por qué compartimos una información? Primero, porque atrapa nuestra atención al despertar en nosotros emociones, sobre todo de indignación o superioridad moral; porque nos presenta una imagen de nosotros con la que nos identificamos. Y luego, porque queremos mostrarnos con esa imagen ante nuestra comunidad, ante nuestra tribu.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016 fueron casi la ocasión inaugural de estas técnicas. Para el libro quizá el fenómeno más relevante desde entonces es la sofisticación de la desinformación. De la pura falsedad a la verdad manipulada:
«Los agentes de la desinformación han aprendido un contenido genuino -reencuadrado de forma nueva y engañosa- es menos probable que sea detectado por los sistemas de comprobación basados en la Inteligencia Artificial»
Fuente Understanding information disorder (2019)
Recordemos que las plataformas tecnológicas, si bien siguen basando su modelo de negocio en promover los contenidos más divisivos en cuanto que son los que más interacción generan, no han tenido más remedio que responder a las amenazas de regulación estatal con sistemas de autocontrol basados en una mezcla de Inteligencia Artificial y control editorial, que eliminan cuentas falsas, bots, sistemas automatizados y contenidos que vulneran «sus políticas», en un nuevo sistema de censura privada y corporativa.
Organizaciones de verificación, como First Draft, también usan herramientas de Inteligencia Artificial para rastrear la Red y verificar contenidos. Así que los agentes de los nuevos Ministerios de la Verdad orwellianos prefieren cargar de sentido malicioso la verdad, sin por ello dejar de fabricar mentiras.
El libro reseñado, con vocación de guía práctica para entender el desorden informativo, estudia la casuística de los distintos tipos de desinformación, de menos a más peligrosos: sátira, conexión falsa, información engañosa, contexto falso, suplantación de fuentes, información manipulada e información fabricada.
Sátira y parodia
Se dice en el libro que la sátira o parodia no tiene intención de causar daño, pero tiene potencial para confundir. Yo distinguiría entre la sátira genuina, por ejemplo, la que desarrollan cómicos profesionales, básicamente en teatros, programas de radio, televisión o vídeos y las cuentas parodia, las páginas webs o perfiles en redes sociales creados para ridiculizar a un personaje, idea u organización, a menudo utilizando imágenes o elementos manipulados del agente al que se quiere satirizar, que quizá encajarían mejor en el tipo suplantación de las fuentes.

Recogido en Verifica RTVE
La parodia es una manifestación de la libertad de expresión, pero cuando los contenidos satíricos se comparten fuera de su contexto por páginas y perfiles polarizados pueden llevar al receptor a tomar por verdaderos hechos que no eran más que una parte de la burla.
El libro recoge el caso de «las manos sucias de Macron». Una web satírica Le Gorafi hace una falsa entrevista a Macron, en el que se le hace decir que siente que se siente sucio cuando estrecha la mano de un pobre. Páginas partidistas de Facebook usan esa supuesta declaración y añaden un vídeo de Macron visitando una fábrica. El vídeo se hace viral y, finalmente, cuando Macron en campaña acude a una fábrica es increpado por los trabajadores, que habían tomado por cierta lo que no era más que una burla del elitismo de Macron. El caso fue analizado en este artículo de Le Monde.
Aquí recojo (imagen lateral) el caso de la cuenta parodia @sanchezcasrejon, con capacidad para crear contenido engañoso potencialmente muy viral y verificado en la plataforma CrossCheck (Maldita.es y First Drft)
Conexión falsa
Cuando los titulares, pies de foto, rótulos de televisión o imágenes no concuerdan con la esencia de la información. La información puede ser amplia, contrastada y tener matices, pero los elementos retóricos, siempre llamativos y a menudo partidistas, la simplifican y la dan un sentido distinto.
Es una vieja práctica del periodismo sensacionalista, en la que los tabloides británicos han batido todos los récords. Pero en el ecosistema digital se ha convertido en modo habitual de lograr el clic (clickbait) en muchos de los nuevos medios digitales, sobre todo dirigidos a milennials y generación Z, pero al que no han hecho tampoco ascos los supuestamente medios «serios».
En el libro se subraya que aunque esta técnica a corto plazo atrae tráfico, puede ser penalizada por los algoritmos de las redes sociales y a medio y largo plazo daña la credibilidad del medio y, en general, la confianza del público en la información profesional.
Aporto como ejemplo este vídeo reciente de RT, el canal de noticias ruso, que es un nodo (respetable) en la red del desorden informativo promovido por el Kremlin. En este caso, la pieza analiza las similitudes de los métodos de protesta en HongKong y Cataluña, algo evidente, en la medida en que los propios organizadores de la protesta contra el procés han declarado que han tomado como ejemplo las movilizaciones de HongKong. Digamos, por tanto, que el contenido de la información no es cuestionable, pero el rótulo con el que se presenta el vídeo para su reproducción en YouTube (??Barcelona=HongKong??) cambia el sentido y hace aparecer ambos conflictos como semejantes.
Información engañosa
Aquella información que, intencionadamente o no, altera elementos que pueden llevar a engaño. En el libro se citan, como ejemplos, gráficos estadísticos distorsionados, donde alguna de las variables se presenta desproporcionadamente (práctica en la que, por cierto, incurrió frecuentemente la TVE dirigida por José Antonio Sánchez, pero de la que parece que no se libra The New York Times, según ejemplo recogido en el libro), las citas amputadas de partes sustanciales o la fotografía reencuadrada.. todos ellos casos característico de lo que tradicionalmente hemos llamado manipulación informativa.
En el libro se recoge la interesante cuestión de si la Intelegencia Artificial será capaz de detectar estas informaciones engañosas, que no son verdaderas o falsas, blancas o negras, sino llenas de matices. Para ello tendría que entender el significado de la pieza (la cita, la imagen, el gráfico estadístico), reconocer el fragmentado alterado, descifrarlo y establecer si el cambio parcial altera el significado de conjunto… Por el momento, solo podemos hacerlo los humanos, con los sesgos que llevamos de serie y los que hemos ido adquieriendo a lo largo de la vida, lo que explica lo polémico que es cualquier trabajo de análisis o verificación de la información de actualidad.
Contexto falso
Se describe aquí también una vieja práctica. Consiste en utilizar algo genuino, generalmente una fotografía, que lleva consigo una presunción de veracidad, con textos que modifican su contexto y, en definitiva, su significado final.

Recogido en El Periódico 23-08-19
Por ejemplo, por citar un clásico, los cormoranes cubiertos de petróleo que se nos presentaron como víctimas de un vertido de petróleo de Sadam Hussein en la I Guerra del Golfo, cuando en realidad eran aves atrapadas en la mancha de crudo vertida por el Epson Valdez en Alaska.
En este blog he reflexionado sobre la verdad y la mentira de las imágenes y la capacidad de manipularlas, como puede verse en las entradas que se recogen al final de esta.
Lo que ahora cambia es que ese contenido al que se ha dotado de un falso contexto se convierte en viral y alimenta fobias y filias. Se recogen en el libro ejemplos recientes. Por mi parte aporto un caso reciente, detectado por AFP Factual con ocasión de los incendios en la Amazonia.
Suplantación de fuentes

Fuente Understanding information disorder (2019)
La credibilidad de las informaciones depende de la credibilidad de sus fuentes. Hacer pasar por difundida por un determinado medio -suplantar la fuente- es hoy uno de los mecanismos habituales para hacer pasar por verdadera una falsa información.
En el anterior ecosistema mediático no resultaba nada sencillo presentar falsamente una información como proveniente de un medio: habría que realizar tiradas por limitadas que fueran de ejemplares de periódicos o emitir en las ondas con los indicativos de radio o televisiones. En el ecosistema digital es sencilla la réplica de los elementos distintivos de un determinado medio: basta copiar una información, mantener los elementos de estilo de la página e introducir la información falsa. En la imagen que se muestra, recogida del libro, se copia la plantilla del diario belga Le Soir, con la falsa información del apoyo de Arabia Saudí a Macron. En este caso se cuidó que todos los vínculos de las barras de navegación dirigieran a la web del diario.
Información manipulada

Recogido en Verifica RTVE
En el libro se incluye en esta categoría a la imágenes (fotos y vídeos) alterados digitalmente. Las redes sociales están inundadas de personajes que aparecen donde no estuvieron o acompañados por con quien no estuvieron, todo ello merced a PhotoShop y un montón de aplicaciones todavía más sencillas. A la manipulación de fotos ha seguido la alteración de vídeos, mediante, por ejemplo, la ralentización, para que la persona aparezca como si estuviera borracha.
Información fabricada
Un contenido que es 100% falso, creado expresamente para engañar o dañar. Vamos, «una mentira falsa de toda falsedad», si me permite la broma.
El bulo, consustancial a la lucha política desde la más remota antigüedad, ha sido profusamente recogido -cuando no creado-por los medios sensacionalistas, desde el bulo fabricado por los periódicos de Hearst y Pulitzer (el crucero Maine volado por los españoles) para declarar la guerra a España, hasta las mentiras sobre el Brexit amplificadas por los tabloides británicos, pasando por las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein que compraron todos los medios estadounidenses o la participación de ETA en los atentados del 11-M, que con tanto ahínco defendió la Brunete mediática.

Ejemplo de información fabricada – Fuente Understanding information disorder (2019)
Los bulos periodísticos tradicionales no entrarían en esta categoría de material fabricado, la última que propone el libro comentado, en cuanto que el bulo tradicional requiere la manipulación de los elementos de la realidad y su continuidad en el tiempo, para conformar una campaña que modele la opinión pública.
En cambio, estas informaciones completamente falsas (a menudo tan burdas como el tuit anunciando el apoyo del Papa Francisco al candidato Trump), son diseñadas para convertirse en virales y crear un impacto inmediato. Son facilmente desmontables y, por tanto, en principio con una influencia efímera. En principio, digo, porque sin embargo, estas informaciones falsas, después de una primera explosión de viralidad tienen una larga estela (long tail) con una distribución muy activa a lo largo del tiempo y con frecuentes repuntes.
Mi conclusión
La taxonomía del desorden informativo propuesta por este libro guía es discutible, porque puede ser difícil establecer si un determinado caso se ajusta a una u otra categoría. Por ejemplo, en los llamados deep fakes, informaciones fabricadas con herramientas de inteligencia artificial (véase el vídeo explicativo de El HuffPost que cierra esta entrada) lo más frecuente es suplantar a un personaje, haciéndole decir en un vídeo lo que declara u hace otro personaje. ¿Estamos ante la categoría de información falsa o suplantación de fuentes?
El valor de este trabajo reside en sistematizar estos mecanismos en una escala de mayor a menor capacidad de engaño y efectos nocivos. Va dirigido a los periodistas, pero la mayor parte de las redacciones ya han establecido sus equipos de verificación, propios o en colaboración con otros medios (como CrossCheck). A este respecto quiero destacar aquí el magnífico trabajo de La Vanguardia Fake news en la crisis catalana: la verdad es un bien escaso entre los disturbios.
Desgraciadamente ni la verificación posterior ni la alerta temprana en las redes sociales pueden detener la mentira, si acaso, hacerla menos dañina y, desde luego, evitar su amplificación y legitimación por los medios de comunicación.
La clave está en cada uno de nosotros. Muchas de estas informaciones satíricas, erróneas, descontextualizadas, manipuladas o falsas son bastante burdas y debieran de suscitar la sospecha de cualquier persona medianamente informada y, sin embargo, se comparten y convierten en virales. Quizá sean desmontadas pronto, pero introducen un ruido que ensordece y contamina la conversación pública.
Y todavía puede ser peor. Hasta ahora los vídeos fabricados con inteligencia artificial intercambian acciones o declaraciones de personajes de manera poco creíble, pero ¿qué ocurrirá cuando lo que diga un político en uno de estos falsos vídeos sea un matiz que marca una diferencia política importante y la manipulación no se advierta a simple vista y solo se pueda desmontar utilizando herramientas de inteligencia artificial?
Contemos hasta 10 antes de compartir una información. Dejemos en suspenso nuestra indignación moral; moderemos el deseo de influencia; preguntémonos sobre la credibilidad, el interés, la utilidad del contenido y quién lo ha creado, por qué y para qué. Renunciemos al clic compulsivo. Solo desactivándonos como nodos de la desinformación podemos luchar contra el desorden informativo.
Guías de verificación
- UNESCO (2018):_Journalism, Fake News & Desinformation. Handbook for Journalism, Education and Training (pdf).
- First Draft (2019): Guía de Verificación Visual – Fotos (pdf).
- First Draft (2019): Guía de Verificación Visual – Videos (pdf).
Otras entradas en este blog sobre desinformación y manipulación
- Contra la desinformación: por una burbuja informativa responsable, plural, reflexiva, reposada (25-12-19)
- Así se manipula (4-3-18)
- Verdades, mentiras y periodismo (28-9-18)
- Noticias falsas ¿sobrevaloradas? (20-2-18)
- El beso de Doisneau no miente (1-11-16)
- ¿Medios = Manipulación? (14-11-1)
Un clásico, las 10 estrategias de manipulación
- Cicom (2019): Manipulació informativa: 10 estratègies (pdf) del francés Sylvain Timsit, falsamente atribuidas a Noam Chomsky
Otras fuentes
- Redondo, Miryam. “Desinformación. Pulsa aquí y te sorprenderá”. Cuadernos de Periodistas nº 36, octubre 2018. (pdf)
Deep Fake
Fuente El HuffPost, 2-7-19.