Así se manipula


 

El objeto de esta entrada es reflexionar sobre un concepto tan elástico como el de manipulación.

Hace unos días las trabajadoras de RTVE (@mujeresRtve) lanzaron la campaña #Asísemanipula. Se trata de contar en primera persona episodios de manipulación en que se hayan visto envueltos los profesionales.  Las mujeres de la radiotelevisión pública han querido aprovechar las redes creadas en torno al 8 de marzo para denunciar la manipulación, justo en el momento en el que el PP ha bloqueado el proceso de selección por concurso de la cúpula de RTVE.

La campaña ha tenido éxito (1,3 millones de impactos en tres días), pero no olvidemos que los mensajes en las redes sociales llegan a los convencidos y que cualquier telediario de La Uno más que dobla esa audiencia. Así que, más impacto tienen los viernes negros, con presentadores y reporteros de negro para exigir que el PP se sume al consenso para aplicar el concurso público.

Lo que hacen los trabajadores de RTVE es denunciar malas prácticas periodísticas.

El testimonio en primera persona tienen mucha fuerza, pero estas malas prácticas están sistemáticamente documentadas en los informes de los consejos de informativos que, lamentablemente, no están directamente disponibles en sus páginas webs.

Antes de la existencia legal de los consejos, los periodistas de TVE y RNE crearon  (1996-2006) distintas instancias alegales (Comité Antimanipulación, Consejo Provisional de Informativos) que denunciaron manipulación ante la prensa. Y siempre existieron denuncias internas, incluso difundidas por los sistemas de mensajería electrónica, desde que en 1988 se instaló el primer sistema informático en la Redacción. De modo que no, los informadores de RTVE no han despertado de repente.  Pero, ahora, están diciendo basta, hasta aquí hemos llegado.

¿Solo existe manipulación en los medios públicos? Por supuesto que no, pero el precio a pagar en los privados por las denuncias puede ser el despido. En los medios públicos el castigo es el ostracismo profesional: arrinconamiento de los profesionales más críticos y, como consecuencia, creación de redacciones paralelas de fieles.

Informar es encuadrar

Que no se escandalice nadie. Informar es manipular en un sentido amplio. La realidad es multiforme y cada uno, tanto en nuestra percepción personal, o como periodistas, nos aproximamos a ella con una serie de filtros: valores personales, profesionales y principios editoriales en el caso de los periodistas. No existe una información objetiva única que pueda encerrar toda la realidad. Y menos en un minuto de telediario.

Para entender la realidad y hacerla entendible los periodistas no tenemos más remedio que enmarcarla o encuadrarla, esto es acudir a una idea central organizadora, que da sentido al acontecimiento y sugiere lo que está en juego (London, 1993). No es lo mismo crimen pasional que crimen machista.

Quizá una de las mejores aproximaciones al encuadre es la de Entman (1993):

“Encuadrar es seleccionar algunos aspectos de una realidad percibida y hacerlos más sobresalientes en el contexto de un proceso de comunicación, de tal manera que se fomente una definición particular del problema, una interpretación causal, una valoración moral y/o la recomendación de un tratamiento para el asunto descrito.”

Entonces ¿no existe la verdad? Claro que sí, los hechos son sagrados, pero no siempre es fácil desentrañar su sentido. Por eso se requiere una información plural, proviniente de distintos medios con distintos principios editoriales (pluralismo externo) y construida profesionalmente respetando la libertad de los informadores y el respeto a sus códigos éticos (pluralismo interno).

Qué es manipular

Manipular es presentar la realidad de forma que no sea reconocible para un observador neutral. Habrá diferencia en las interpretaciones, pero los datos básicos deben respetarse y ser reconocibles, aunque los llamemos y los enmarquemos de manera distinta.

Manipular es:

  • Mentir. Presentar como real algo inexistente. Se puede mentir hasta con fotografías, cuando, por ejemplo, se presenta una captura de un vídeo tutorial sobre intubación como la prueba del estado crítico de Chávez. Se miente también cuando se alteran las imágenes, cuando se cierra el plano para, por ejemplo, mostrar en una pancarta la conjunción euskera «eta», como si fuera un lema de apoyo a la organización terrorista;
  • Ocultar la realidad. Fijarse solo en un aspecto parcial de la realidad que no es representativo de la misma. Un caso clásico: la información sobre una manifestación masiva y pacífica se focaliza en los disturbios provocados por una minoría. Ocultar la realidad es, también, quedarse en lo episódico, en lo banal;
  • Ser parcial.Tomar partido por una de las partes en un conflicto, anulando e igorando al resto. Por supuesto, los medios privados tienen sus principios editoriales, que les legitiman para apoyar a las opciones políticas o sociales que deseen, pero no para anular los argumentos de otras partes relevantes. En el caso de los medios públicos la regla es la imparcialidad. La radiotelevisión pública no puede tomar más partido que a favor de la dignidad humana, los derechos fundamentales y los principios constitucionales;
  • Ser falsamente imparcial. Recoger acríticamente las distintas versiones, sin profundizar, sin mayor esclarecimiento, tratando a todas por igual. Por ejemplo, poniendo en el mismo plano a los contrarios a las vacunas y a la doctrina científica. O, lo que es el mal más generalizado en España, limitando el trabajo informativo a recoger «cortes», «totales» o «tuits» de los partidos que nada aportan (periodismo de declaraciones);
  • Sesgar la información. El encuadre supone una confrontación con la realidad, un esfuerzo por aprehender sus elementos definitorios, por encontrar su sentido y hacerlo de forma comprensible para los demás. El sesgo aparece cuando se sustituye un enfoque trabajosamente construido por un enfoque prefabricado (por nuestros intereses o prejuicios, por las fuentes o por los responsables editoriales) que excluye esa búsqueda de lo relevante; esto es. una pauta impuesta de modo sistemático.

La manipulación opera en la selección del acontecimiento (qué es y qué no es noticia) y su tratamiento (valoración editorial, relieve, duración en el tiempo).

Malas prácticas profesionales

La manipulación se asienta en malas prácticas periodísticas, que es lo que están denunciando los trabajadores de RTVE.

El trabajo informativo tiene una dimensión ética. Desde los años 20 del pasado siglo, las organizaciones de periodistas han codificado los deberes éticos que el periodismo comporta.  Un paso más es concretar los principios éticos generales en catálogos de buenas prácticas y delimitar las malas prácticas que incurren en algún tipo de manipulación o atentan contra la libertad informativa de los periodistas.

En el caso de RTVE, el código ético se encuentra recogido en el Estatuto de Información y las buenas y malas prácticas en su Manual de Estilo. Los informes de los consejos de informativos tienen su referencia normativa en estos documentos. No así, en las denuncias personales de estos días, mucho más libres.

Simplificando, creo que estas denuncias pueden clasificarse en dos categorías:

  • Atentados a la libertad de información y al buen hacer y la dignidad profesional: recibir el argumentario del PP para hacer una información; exigir que se den unas declaraciones y no otras; retirar a un corresponsal de un escenario bélico por presiones externas; ordenar hacer una información sin un elemento sustancial; ordenar que no se verifique una información…
  • Parcialidad, sesgo, encuadre episódico: dar más relieve a las posiciones del gobierno, ocultar los datos que le son negativos, no dar un hecho hasta que no hay réplica gubernamental, llenar los informativos de banalidades…

Percepción de la manipulación

Cada uno tenemos una mayor o menor identificación con los distintos medios, de acuerdo con nuestos puntos de vista y posiciones en la vida. Así que tendemos a considerar que manipulan aquellos medios que no se adaptan a nuestra visión.

Las denuncias profesionales son un buen barómetro de la manipulación. Por supuesto, tienen más valor las documentadas y argumentadas por los consejos de informativos que los tuits de estos días. Pero, en todo caso, en cuanto que agentes del proceso, están cargadas de una ineludible carga subjetiva.

Que no se me entienda mal, doy todo el crédito a estas denuncias, pero para determinar la existencia de manipulación debe acudirse a estudios científicos, análisis de contenido rigurosos que tengan en cuenta el toda la programación informativa: una información puede estar sesgada o no profundizar, pero el conjunto puede ser equilibrado y esclarecedor.

Estudios de contenidos realizan distintos grupos de investigación, pero siempre con muestras limitadas o sobre acontecimientos puntuales. Deben ser los reguladores externos quienes realicen de modo sistemático estos estudios. En nuestro caso, la CNMC, se limita a estudios puramente comparativos de la presencia y el tiempo dedicados a las fuerzas políticas (Informe CNMC cumplimiento servicio público RTVE). En TVE, en 2015 el Gobierno y su partido acaparan un 57% y bajan a un 40% en 2016. En RNE, en 2015 suman un 45%.

Mi percepción -todo lo sesgada que se quiera, en cuanto extrabajador de RTVE- es la de que los informativos de TVE están claramente sesgados a favor del Gobierno, enfangados en lo episódico y lo banal, pero, con todo, son más completos y permiten tener una visión más general del mundo que los de la televisiones privadas.

En cuanto a los informativos de RNE me parecen mucho menos parciales que los de TVE y así lo dejo dicho aquí, rectificando la equiparación que realizaba en la tribuna publicada la semana pasada en El País.

Los espacios de opinión de ambos medios, y especialmente sus tertulias, me parece carentes de pluralismo y son expresión del «pensamiento único»: ortodoxia neoliberal, toda alternativa es populismo, interpretación restrictiva y partidista de la Constitución.

De la manipulación a las fake news

Mal que bien estamos -profesionales y público- acostumbrados a tratar con la manipulación. Conocemos la orientación editorial de los medios, podemos seguir distintos medios si queremos, detectamos la parcialidad, sobre todo si va contra nuestras posiciones.

Las técnicas tradicionales de manipulación se centran en oscurecer la verdad, interpretarla abusivamente, retorcerla… Ahora hemos entrado en un nuevo estadio, el de las noticias falsas, las fake news. Se trata de, invocando el pluralismo, construir otro relato, una «verdad» alternativa, en el que las teorías conspirativas tienen una parte muy importante. La verdad ya no importa.

Las noticias se fabrican para una parte importante de la opinión pública que cuestiona radicalmente a los medios tradicionales, a los que acusan de manipulación sistemática. Se trata de sectores sociales polarizados a la izquierda y la derecha, que requieren respuestas sencillas a problemas complejos. Y una vez fabricadas se viralizan en estrategias perfectamente diseñadas, hasta construir un ecosistema mediático alternativo. Recomiendo la lectura de este trabajo que disecciona el fenómeno en Estados Unidos.

Si difícil es luchar contra la manipulación tradicional, más difícil lo será contra esta manipulación alternativa. La solución, una ciudadanía educada y crítica. No, desde luego, procedimientos de censura que establezcan la «verdad oficial».

 

 

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3 respuestas to “Así se manipula”

  1. Alejandro Perales Says:

    Efectivamente, hay una manipulación profesional de la materia prima informativa, como la que llevan a cabo los manipuladores de alimentos en su ámbito de actividad, que no está reñida con la objetividad, ni con la imparcialidad, ni con la neutralidad, ni con la veracidad. Otro tipo de manipulación es, directamente, mentir.


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