Rendición de Ucrania


Trump y Putin en su mano a mano en Anchorage, donde Trump tendió la alfombra al ruso, que deja de ser un pararia internacional, como lo ha sido durante tres años. Foto Reuters. Fuente BBC.

Hace más de tres años me atreví a avanzar los elementos que podrían ser negociados para conseguir una paz en Ucrania. No ha habido un vencedor claro. Putin no logró conquistar Kiev en su «operación militar especial«, pero está ganando la guerra de desgaste en el este del país, con superioridad de soldados y armamento. En esta situación de empate táctico, Trump se ha rendido a Putin con la esperanza de lograr cualquier acuerdo que pudiera avanzar pasos hacia su anhelado premio Nobel de la Paz.

Por lo que sabemos parece que a Zelenski, se le va a hacer (en el estilo mafioso de Trump) una oferta que no va a «poder rechazar», so pena de dejar recibir armas de Washington, ignorando que si así lo hace violaría la Constitución de Ucrania y se convertiría en traidor y quedaría en una muy difícil situación interna (quizá uno de los puntos secretos del acuerdo es sustituir a Zelensky por un gobierno prorruso ) Lo que sabemos de ese acuerdo, que los europeos quieren moderar :

**Ucrania entrega Crimea, invadida subrepticiamente y sin disparar un tiro en 2014. Una región históricamente rusa que Jhruchesv entregó a Ucrania en 1959, pero que forma parte de las fronteras reconocidas internacionalmente de Ucrania. En una verdadera negociación se podría haber intercambiado la entrega permanente a Rusia del puerto de Sebastopol, sede de la flota rusa, a cambio de un referendum limpio y justo sobre la soberanía de la península. Otras partes del acuerdo Putin-Trump:

**Después de una guerra, en la que Ucrania ha puesto los muertos y un país destrozado, los europeos han impuesto unas sanciones que ha dañado sus economías, todo eso para reconocer a Rusia todas sus reivindicaciones máximas, sin ni siquiera negociar.

**Rusia unilateralmente declaró constitucionalmente parte de la federación rusa a las repúblicas de Lugans y Donetsk, cuyos territorios Rusia ocupa completamente, pero también Jerson y Jarkov y Zaporiya, que solo ocupa parcialmente. Es la única concesión que parece dispuesto a hacer Putin es congelar la líneas de frente, renunciando a incorporar a la Federación rusa esos territorios.

**Ucrania no podría ingresar en la OTAN (algo que la alianza tampoco creo que desee sinceramente), pero recibiría garantías de seguridad, semejantes al art. 5 del Tratado del art. del Tratado del Atlántico Norte) esto es,»formalmente» un grupo de estados europeos, con armas compradas a EEUU y con su coordinación se comprometen a defenderla si fuera atacada.

**Rusia no quiere un alto el fuego, sino una negociación global, que afronte las «causas profundas del conflicto», esto es el derecho de Ucrania a existir fuera de la esfera imperial de Rusia. En cualquier caso, la congelación de las líneas del frente (única concesión rusa) no sería más que una pausa, puesto que como el acuerdo no es satisfactorio para las pretensiones de ninguna de las dos partes, en cuanto se recuperaran volverían los combates.

Estamos ante un nuevo Yalta. Sin que Putin haya ganado ninguna guerra, Trump reconoce a Rusia implícitamente su propia área de influencia (todos los países que formaron parte de la URSS o del imperio de los zares, especialmente los ortodoxos). Seguramente Trump habrá reservado para EEUU el aprovechamiento de los recursos de Ucrania y para sus empresas inmobiliarias el negocio de la reconstrucción.

Desde que el Tratado de Westfalia de 1648, declarara las fronteras intangibles y cada vez que una potencia las ha violado Europa ha entrado en un ciclo de guerras. Entregando Ucrania a Rusia, Putin amenaza directamente a Moldavia, Georgia, Estonia, Polonia y Finlandia (por algo el país nórdico con una eficaz defensa propia habrá ingresado en la OTAN).

Además es echar fuego en un continente donde abundan las reivindicaciones territoriales y los irredentismos étnicos, sin que sea exhaustiva y sin ordenar, aquí la lista de estos posibles conflictos:

**Húngaros/rumanos

**Húngaros/eslovacos

**Croatas/eslovenos

**Polacos/alemanes

**Italianos/austriacos

Serbia/Kosovo

**Macedonia del Norte/Grecia

**Kosovo/Albania

**Macedonia del Norte/Albania

**Bulgaria/Macedonia del Norte

**Serbia/Hungría

Si el mal ejemplo prende, Trump volcado en su rivalidad con China dirá que ese es un conflicto que tienen que resolver los europeos, con su solución mágica, comprar armas a sus industrias de armamento.

La guerra de broma de Trump y la seguridad de Europa


Viñeta de Riki Blanco publicada en El País el 24b de junio de 2025

La drôle de guerre, la guerra de broma, es como llamaban los soldados franceses desplegados en la línea Maginot y a lo largo del Rin a los limitados choques con los alemanes desde el comienzo de la II guerra mundial, en septiembre de 1939, hasta la gran ofensiva alemana de mayo de 1940. Ni que decir que lo que vino después no tuvo nada de broma, dejó millones de muertos y Europa en ruinas.

He recordado estos días la expresión escuchando a Trump decir que no sabía si atacaría a Irán y que tomaría la decisión en dos semanas, mientras Israel atacaba unilateralmente a Irán con el pretexto de eliminar sus armas atómicas. Nadie ha demostrado que los ayatolás tengan armas atómicas o estén condiciones de lograrlas a corto plazo. El New York Times explica cómo se gestó la decisión de atacar a Irán: cambios de opinión. engaños y secretos.

No hace falta ser militar para comprender que no se puede amenazar con atacar en dos semanas (parece la guerra de Gila) en este caso se trataba de evitar que Irán activase sus defensas y para eso también se usó otro señuelo: enviar otro grupo de aviones furtivos F2 hacia el índico, con los transpondedores encendidos para poder ser localizados, mientras que los que volaban hacia Irán los llevaban apagados y eran ilocalizables. Pero el enemigo no es tonto, así que tuvo tiempo sobrado para trasladar el uranio y el equipamiento que pudiera haber en el búnker de Furdó a otras instalaciones.

El siguiente episodio de esta guerra de broma, pero macabra (desde que Israel comenzó sus ataques unilaterales contra Irán han muerto al meno 800 personas, 200 israelíes y 600 iraníes) fue el ataque iraní a la base estadounidense de Doha, avisando previamente a Qatar, una forma de salvar internamente la cara, sin arriesgar un mayor ataque de EEUU.

El régimen iraní

El régimen de los ayatolás es uno de mayores violadores de los derechos humanos del mundo (como denuncia Amnistía Internacional). Es el país en que más penas de muerte se ejecutan y por medios tan crueles como ser colgado públicamente en una grúa (posiblemente se ejecuten más en China, pero no se tiene constancia oficial). El régimen es especialmente cruel con las mujeres: no llevar el hiyab y mostrar el cabello puede se motivo de detención y malos tratos, o incluso de pena de cárcel.

Pero el régimen sigue siendo contando con la adhesión de las clases populares. El rechazo y eventuales protestas de estratos ilustrados de Teherán no quiere decir nada. La rebelión contra la tiranía del shah fue absolutamente popular y entregó el poder a una clase clerical. que toma sus decisiones piramidalmente en el que el líder supremo posee el poder del discernimiento (después de un largo proceso de formación con maestros santos y sabios) que no puede ser cuestionado; el andamiaje de un estado, como asamblea parlamentaria, presidente o gobierno está sometido a ese líder supremo. (Sobre el régimen iraní consultar el trabajo de Rafa Fraguas «bazas iraníes frente a Estados Unidos»).

Asesinar al líder máximo, el ayatolá Jamenei, ya muy anciano, pero que no ha designado sucesor, sería un golpe mayor para el régimen; pero no significaría su caída. Aparte de que se activaría ese estado formal, ahora poco relevante, el poder sería tomado por los «aparatos de fuerza»: además del poderoso ejército, el mayor de Oriente Próximo (350.000 tropas, que pueden llegar a 960.000); está la Guardia Revolucionaria los pasdarán, un ejército paralelo, cuya misión es proteger al régimen; por ultimo, los basiyes (polícia interior, encargada de mantener la pureza religiosa y moral). En todas estos cuerpos de fuerza, los miembros son mayoritariamente antiguos campesinos, muy conservadores, emigrados a las ciudades que deben todo a la revolución islámica.

No hay que olvidar tampoco la resiliencia de la secta chií, cuyo acontecimiento fundador es el martirio de Alí. el yerno de Mahoma y que los fieles recuerdan cada año con procesiones de latigazos.

Está claro que el régimen no va a caer con bombardeos, para eso Trump tendría que poner tropas sobre el terreno e involucrarse en una «estúpida» guerra como las de Irak o Afganistán, que tanto denunció cuando era candidato.

No estaríamos aquí si el presidente no se hubiera retirado en su primer mandato del acuerdo alcanzado laboriosamente para controlar el programa nuclear iraní. Ahora será imposible que Teherán acepte un acuerdo que Trump quiere que sea de rendición.

En esta guerra de broma es el anuncio por Trump de un alto el fuego entre Irán e Israel, que pocas horas después el propio presidente ha anunciado que ha sido violado por ambas partes.

La «guerra de broma» y la seguridad de Europa

El Majlis. la asamblea legislativa iraní, ha decidido cerrar el estrecho de Ormuz, una decisión que corresponde en última instancia al líder supremo. Jamenei no ha ratificado esta medida. Por Ormuz circula el 25% del comercio mundial de petróleo y el 20% del gas. Su cierre sería un shock energético mundial que perjudicaría sobre todo a Europa y a China, muy poco a EEUU, prácticamente autosuficiente, aunque el galón podría subir algunos céntimos. Tendríamos otra crisis inflacionaria y una posible recesión.

Es evidente que Europa no es más segura gastando más en armas, sino trabajando por un contexto geopolítico más estable. La exigencia de un gasto de un 5% en armamento es externalizar la industria de defensa a Estados Unidos. Por mucho que la amenaza rusa haya aumentado, la industria europea no tiene la tecnología ni la capacidad para satisfacer esa demanda.

La UE tiene que apostar por un mundo más equilibrado y no apoyar cerradamente al estado genocida de Israel. Europa tiene que seguir adelante con proyectos tecnológicos, como IRIS la red europea de satélites alternativa a StartLink. Para financiar esa armas, además habría que recortar el Estado del Bienestar. lo que fragmentaría nuestras sociedades, que serían más inseguras.

Por si fuera poco, Poltico nos advierte de que Trump nos puede cortar Internet cuando quiera, sin que tengamos alternativa. Nuestra seguridad reside en buscar alternativas y no gastar en armas un porcentaje arbitrario.

POST SCRPTUM 25.06.25

El presidente iraní Masoud Pezeshkian asegura que la guerra con Israel ha terminado. Veremos si Netanyahu se contiene y no ataca a irán.

Según la BBC, Trump se niega a aceptar los informes de sus servicios de inteligencia, que aseguran que la instalación nuclear iraní de Fordó no ha sido completamente destruida.

Ataque de EEUU contra Irán


Un bombardero B-2 de las Fuerzas Aéreas de EEUU (el único avión que puede operar bombas como las lanzadas sobre Irán)
SSGT BENNIE J. DAVIS III / AP (tomada de El Periódico)

El ataque de Estados Unidos contra el laboratorio nuclear de Fordo, en Irán, lleva el conflicto de Oriente Próximo a una nueva dimensión.

EL EEUU de Trump se alinea penamente con Netanyahu en la lucha por la hegemonía regional israelí, alegando que hay que evitar que Irán alcance el arma atómica. Un argumento que recuerda al inicuo de destruir las «supuestas» armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, que dio lugar a una guerra que causó enorme sufrimiento y destruyó un país, que todavía no se ha recuperado.

¿Tiene Irán armas nucleares?

Puede, pero por el momento, enriquece uranio al 60%, cuando necesitaría combustible al 90%. Pero no es solo cuestión del grado de enriquecimiento. Hay que conseguir que haya detonantes que inicien la reacción en cadena. Y hay que miniaturizar el conjunto para incorporarlo a un vector, normalmente un misil balístico de los que Irán posee todavía 3.000.

La instalación atacada es el laboratorio de Fordo, al sur de Teherán, un conjunto de túneles blindados, a 80 metros de profundidad, semejante a la del túnel del canal de la Mancha. Estas instalaciones solo pueden ser alcanzadas con bombas MOP, DE 3.000 kgs. que solo posee EEUU y que solo pueden ser operados por los aviones B2 (por su forma de raya indetectables por lo radares) (aquí la información de la BBC sobre la operación).

Según el comunicado estadounidense las instalaciones han sido destruidas, pero no hay una verificación independiente. Tampoco sabemos si se ha producido contaminación nuclear lo que sería no sólo un problema para Irán, sino para toda la región.

Nadie sabe lo que viene ahora (véase el análisis de Anna Bosch en rtve.es).

¿Cómo responderá Irán. Es seguro que más tarde o más temprano habrá una respuesta donde más daño pueda hacer a EEUU («el Gran Satán») o Israel («el pequeño Satán») o a Occidente en general (por ejemplo, cerrando el estrecho de Ormuz y generando una crisis energética). Pero lo que está claro es que con estas operaciones no van a hacer caer el régimen de los ayatolás, que incluso se puede reforzar. Si Irán implosionara el caos de Irak quedaría pequeño.

Bye, Bye Globalización


Portacontenedores Loreto, el mayor del mundo. La globalización no hubiera sido posible sin estos grandes barcos, que en la últimas décadas ha reducido exponencialmente el coste del transporte marítimo.

Esta entrada no pretende responder a las cuestiones abiertas por la guerra arancelaria desatada por Trump. No soy economista ni adivino. Pretendo, simplemente, explicar lo que ha significado la globalización. Y razonar porque Trump puede haberla dejada herida de muerte.

Primero unas experiencias personales.

En primer viaje a Estados Unidos, en 1975, para realizar un reportaje biográfico del sociólogo Juan Linz (para el programa Nuestros Cerebros de Fuera) me llamó la atención que en el área semi urbana-semi rural en que vivía, cerca de New Haven (Universidad de Yale) proliferaban los Volvo, pero nuestro sociólogo tenía un Chrysler. Hablando de las peculiaridades de EEUU, Linz me dijo que los profesores apostaban por la seguridad de los Volvo, pero él prefería un vehículo nacional, con una tecnología fiable, probada y más asequible; el obrero norteamericano se sentía orgulloso del producto que fabricaba y los volvos y otros vehículos europeos se veían como el capricho de una élite.

Veinte años después volví a EEUU para seleccionar un sistema de gestión informática de una redacción de televisión. Mi interlocutor estadounidense tenía un Honda. Los coches japoneses -me dijo- son mejores y más baratos y gastan menos. No se había deslocalizado la industria, pero se había sustituido el producto por otro más competitivo y en el proceso se habrían perdido puestos de trabajo y el orgullo de los trabajadores, al que 20 años antes se refería Linz.

Mi primer televisor fue Phillips (b/n) y el segundo Grundig (color) ambas marcas europeas y duraron bastantes años. Cuando quise sustituir el Grundig por una pantalla plana y más grande dudaba entre un Sony y un Samsung; el vendedor me dijo, siempre mejor un japonés que un coreano. Ahora mi televisor es Samsung.

Mi última experiencia. Viajando por los países del este y centro de Europa, que iban a ingresar en la UE, era visibles por toda Europa las ruinas industriales de empresas cerradas por ineficientes.. En el bloque soviético no había competencia entre empresas o países, sino una especialización en la producción. Así, por ejemplo, en la hoy disputada Kromatorsk, en la guerra de Ucrania, se fabricaban entonces los misiles balísticos. En Polonia visité una fábrica de Roca (un proceso de deslocalización, visto desde España; una inversión desde la perspectiva polaca). Uno de los trabajadores era un antiguo minero; se ganaba menos -me dijo-pero era más seguro y confortable que el carbón.

Con estos ejemplos vemos como en la globalización los productos menos competitivos nacionales se ven sustituidos por otros más competitivos extranjeros, con pérdidas de puestos de trabajo y daños para las comunidades locales; y cómo países con una tecnología limitada (Corea) superan pronto a otros más avanzados (europeos y Japón. Y como una deslocalización dañina para el país de origen es beneficiosa para el de recepción. La globalización no hubiera sido posible sin el abaratamiento del transporte en grandes buques portacontenedores. Si sumamos los procesos de automatización y robotización tenemos masivas pérdidas de puestos de trabajo y peores condiciones de trabajo.

La producción está integrada en cadenas que abarcan a todos los países, buscando que cada componente se fabrique allí donde hay una ventaja competitiva.

La ventaja puede ser tener un gran mercado interior y una unidad normativa (UE); un gran mercado interior y una mano de obra barata (China) o una tecnología punta, generada por la inversión estatal y desarrollada por empresas muy ágiles (EEUU). El sistema de ciencia pública de EEUU que llevó al hombre a la luna y puso las bases de internet y que ahora Trump y Musk (uno de sus beneficiarios) parece dispuestos a destruir.

En una globalización humana los destinatarios últimos tendría que exigir en cada paso de la cadena el cumplimiento de requisitos medioambientales y derechos humanos. En caso contrario, la cadena se romperá por los eslabones más frágiles. Si Trump vuelve a las energías fósiles, la UE puede adquirir una nueva ventaja competitiva desarrollando energías limpias.

En cada paso se incrementa el valor; los ganadores son los que mayor valor añaden a la cadena. El problema de este sistema de largas cadenas de suministros es que es muy difícil lograr una autonomía en productos básicos, como demostró la pandemia. Antes del caos mercantil ya se hablaba de desacople para que cada país pueda adquirir una autonomía estratégica, sin descartar medidas proteccionistas, siempre en el marco de unas reglas. Será muy difícil reconstruir el sistema después de la guerra comercial desatada por Trump.

La globalización solo puede funcionar en un sistema de libre mercado, con aranceles cero 0 y acuerdos comerciales entre bloques y un órgano de arbitraje la Organización Mundial del Comercio (OMC), por cierto, bloqueada por EEUU desde el primer mandato de Trump. El proteccionismo no solo es más ineficiente desde el punto de vita económica; además el proteccionismo aumenta la posibilidad de guerra por razones comerciales. La primera guerra mundial fue un conflicto entre el Imperio Británico (librecambista) y los imperios centrales (proteccionistas). Al fracaso de las conversaciones comerciales entre EEUU y Japón siguió el ataque a Pearl Harbour.

En esta globalización, Estado Unidos ha sido el suministrador de tecnología, China la fábrica de productos baratos y la UE la potencia normativa, más preocupada por la calidad de vida que por la competitividad de sus productos. Una división del trabajo que puede cambiar pronto. Como razona T. Friedmanen el texto recogido más abajo, China está batiendo en tecnología a EEUU y Europa; de modo que los chinos pueden aportar la tecnología y estadounidenses y europeos realizar las tareas de menor mayor añadido.

En la izquierda siempre se ha presentado a la globalización como el origen de todos los males. Es cierto que ha empobrecido a las clases trabajadoras y medias del Norte, pero también ha sacado de la miseria más absoluta a millones de desheredados del Sur. El problema es que la eficiencia aportada por este sistema solo se han trasladado a las cuentas de resultados de las multinacionales y no al bienestar de los que la han hecho posible ni en el Sur ni el Norte. Para eso hay que cambiar la teoría dominante neoliberal y dar a los estados medios para luchar contra los dientitos modos de elusión fiscal y poder ofrecer los bienes públicos que no suministra la globalización.

Son muchos los elementos en un equilibrio inestable roto por Trump. Y será difícil reconstruirlo. Puede que en lugar a un sistema de libre comercio puro se construya uno de acuerdo entre bloques. Pero. reitero, no soy adivino.

ALGUNAS LECTURAS

Thomas Friedman«: el futuro de la globalización «Acabo de ver el futuro y no estaba en EEUU» New YorkTimes, 3 de abril de 2025.

Juan Torres López «Y si lo de Trump no es una simple locura personal» 4 de abril 2025.

Daniel Fuentes Castro «No es el comercio, es el capital» El Pais, 3 de abril de 2025.

Nacho Álvarez «Europa ante el abismo arancelario» El País, 8 de abril de 2025

Vivir en las esferas de la posverdad


Captura del ominoso vídeo «Riviera Gaza» Netanyahu y Trump en un supuesto resort Trump Gaza. Realizado con Inteligencia Artificial. Un ejemplo de un «deep fake» para construir una burbuja de posverdad.

Sumario

Como la entrada ha quedado muy larga incluyo aquí un pequeño sumario.

En las esferas de la posverdad, verdad o mentira son irrelevantes, de lo que se trata es de compartir experiencias emocionales que refuerzan nuestra adhesión a los nuestro/los nuestros. El llamado periodismo ciudadano no ha democratizado la comunicación, pero ha contribuido a debilitar al periodismo profesional. Las redes sociales han fragmentado más la esfera pública y al almacenar nuestros datos han hecho posible ataques para manipular nuestra conducta con fines políticos . La única solución es la alfabetización mediática.

(Por favor leed la entrada, aunque sea en diagonal)

La posverdad

La realidad ya no existe. No se trata del «cristal con que se mire», sino de crear hechos alternativos. No se pretende que creamos que son verdad; su objetivo es reforzar mediante experiencias emocionales la adhesión a una causa o a un personaje público.

Las redes sociales y las esferas de posverdad fragmentan la esfera pública comunicativa, de modo que cada vez es más difícil mantener un espacio de reflexión social compartido en el que se construya la opinión pública. Las esferas de posverdad se construyen en torno a fracturas sociales.

Con el vídeo «deep fake» (realizado con Inteligencia Artificial) Riviera Gaza no se pretende tanto mostrar un programa inmobiliario en el que las empresa de Trump ganarían millones, como deshumanizar a los palestinos (danzarinas barbudas) y masas a las que se apacigua lanzando desde el aire billetes. El objetivo último es legitimar la expulsión de la población, un elemento más en el proceso del genocidio contra los palestinos.

Cuando Trump dice que los refugiados haitianos se comen las mascotas en la pequeña ciudad de Sprinfield no pretendía que nadie creyera un bulo tan evidente, sino encuadrar la campaña en el tema de inmigrantes y refugiados. Kamala Harris entró al trapo, lo que no favoreció su campaña porque tuvo que jugar en un campo delimitado por su rival. De paso, el bulo hizo la vida más difícil a los haitianos de Sprinfield.

Medios y organizaciones han creado sistemas de verificación para combatir a los bulos: pero de nada valen porque no se trata de conocer la verdad o la mentira sino de adherirnos a causas y personajes y desahogar frustraciones o anhelos. Ya se puede recomendar que no se reenvié ninguna información de la que no conste su verificación. Daremos al botón de compartir siempre que refuerce nuestras ideas o intereses.

Para que una sociedad se divida en burbujas de posverdad es necesario que esa sociedad esté profundamente fracturada y que personajes públicos (políticos, empresarios, líderes religiosos) quieran explotar esas fracturas.

De nada valen las normas restrictivas. La única solución es la alfabetización mediática. George Lakoff, el padre la teoría del encuadre, propone neutralizar las mentiras de Trump simplemente dejando de discutir sobre él.

La falsa promesa del periodismo ciudadano

Muchas veces los que hemos trabajado en televisión fuimos recibido en una cobertura al grito de «Televisión manipulación». Más allá del rechazo de un medio concreto, el grito reflejaba la desconfianza de cierto sectores a los medios profesionales.

La alternativa ofrecida a partir de 2005 era el llamado periodismo ciudadano. En el marco de un movimiento más amplio de rechazo a las mediaciones sociales (periodistas, profesores, políticos y, en mucho menor medida, sanitarios, porque con las cosas serias no se juega) se piensa que con los nuevos medios tecnológicos, cualquier persona puede contar en Internet lo que ve: incluso mostrarlo visualmente, usando primero cámaras sencillas y luego los llamados teléfonos inteligentes, con dispositivos de fotos y vídeos más potentes que los profesionales.

«El periodismo ha muerto» se proclamó. Todavía me duele que mis alumnos que teóricamente querían ser periodistas profesionales. de un día para otro, decúan que lo que ellos querían era citizen journalists. Es cierto que en algunos casos testigos presentes hacen notables coberturas, donde no hay medios profesionales. El caso más temprano que ahora recuerdo es el ataque terrorista contra los hoteles de Bombay en 2008. El periodismo ciudadano no ha tenido nunca los requisitos de calidad del periodismo profesional, ni desde el contenido, ni desde la forma y menos desde las exigencias éticas.

Muchas coberturas que se presentan como periodismo ciudadano son en realidad relatos de parte, como ocurrió en la guerra de Siria, en la que los grupos yihadistas usaban sus vídeos como propaganda., mostrando decapitaciones y obligando a sus cautivos. algunos de ellos periodistas a repetir consignas e incluso a compartir sus crímenes. A Siria era imposible ir porque los periodistas eran objetivo principal de los yihadistas.

Quizá el caso más noble de periodismo ciudadano ha sido la cobertura realizada por periodistas y vecinos locales en la guerra de Gaza, puesto que Israel prohibió la entrada en la Franja a los medios internacionales. Ellas han sido los testigos del genocidio y nuestros ojos en la Franja.

Ahora Musk enardece a las bases republicanas invitándoles a utilizar X y diciéndoles que ellos son los medios, mientras la masa abuchea a los periodistas. Trump ha señalado repetidamente como el enemigo a los medios (el único contrapeso, ahora que domina todas las instituciones).

El fraccionamiento de la esfera pública

Jürgen Habermas (Escuela de Fráncfort) desarrolló a partir de 1981 el concepto de esfera pública, el espacio de deliberación libre en el que en una sociedad democrática se constituye la opinión pública. En esta esfera pública las organizaciones sociales y los medios de comunicación de masas tienen una función esencial. En concreto, los medios de comunicación aseguran que la esfera pública sea un ágora común.

Cuando nos encerramos en una burbuja de posverdad, la esfera pública se fragmenta y el diálogo social es imposible. Internet prometía una esfera pública sin límites de tiempo ni espacio, ni censuras ni públicas ni privadas. El primer síntoma de que esta utopía comunicativa no funcionaba fue el abuso de los comentarios que todos los medios añadieron a sus informaciones y que pronto se convirtieron en espacios de insultos y desahogos personales que nada tenían que ver con el asunto de la información.

Las redes sociales

Nacidas teóricamente para comunicarnos con contactos conocidos a lo largo de la vida (y con sus contactos, que, en teoría pueden conectarnos con cualquier habitante de la tierra en tres saltos) pronto se convierten en un vehículo de información con trascendencia política y social, aunque no necesariamente se presenten como tales.

El objetivo confesado de las redes es obtener beneficios vendiendo publicidad y para ello buscan el mayor número posible de clics y para eso el tráfico está dirigido por algoritmos opacos. Cuanto más emotiva o más ofensiva sea la información más posibilidades de ser remitida será.

El algoritmo nos conoce y nos enviará la información que más acorde esté con nuestras ideas y personalidad. En realidad el negocio más potente es almacenar nuestros datos y venderlos perfilados para manipular nuestro comportamiento.

Estas eran la reglas de las redes desde su nacimiento. Pronto profesionales del marketing comercial y político crean falsos perfiles (bots) que interactúan automáticamente fingiendo ser personas. Los bots fueron esenciales en las campañas de intromisión rusa en las elecciones norteamericanas y en el referéndum del Brexit (caso Cambridge Analytica, al final de esta entrada hay un vídeo incrustado sobre este caso).

Los mensajes de las redes son cortos, lo que no favorece la reflexión, sino la confrontación. Como dan prioridad a los mensajes polarizadores y cuestionadores del sistema, son un terreno propicio para el cuestionamiento de la democracia (como sistema establecido) por la extrema derecha.

Los jóvenes viven en un universo de pantallas, en el que juegan, se divierten y se relacionan. Según algún estudio entre los 25 y 34 años hasta un 65% se informan exclusivamente por las redes sociales. De modo que, la fragmentación de la esfera pública no solo es ideológica, sino muy señaladamente generacional.

La Inteligencia Artificial nos ofrece la posibilidad de crear falsos vídeos («deep fake») lo que hace más fácil hacer pasar por verdad los «hechos alternativos» y denigrar o ridiculizar al adversario. El espacio digital es cada vez más un espacio para la guerrilla y la confrontación y menos apto para la interacción civilizada.

Los «deep fake» ya han llegado a la política española, lo que no augura nada bueno para la convivencia democrática.

La burbuja de Putin

Putin ha roto la esfera pública persiguiendo la libertad de expresión. El relato oficial es que Rusia sigue siendo la «nueva Roma» que preserva la civilización occidental del desorden democrático y de la degeneración de la «teoría de género» y la extensión de la homosexualidad.

Rusia es el faro de Eurasia y su destino es reagrupar bajo su liderazgo a los pueblos que formaron parte del Imperio de los zares o de la URSS. Disentir de tal relato puede llevar a la cárcel o las nuevas formas de Gulag.

El país solo puede ser gobernado por un «hombre fuerte», apoyado en el «aparato de seguridad». Rusia está rodeada de enemigos, que quieren imponerla el desorden de la democracia y reducir su esfera de influencia. De cortejar a la UE y a la OTAN como socios, se pasó a considerarlos enemigos (sin perjuicio de que como explica Jeremy Sachs Occidente ninguneara a Rusia)

Ya hemos citado las interferencias rusas en las elecciones norteamericanas y su lanzamiento de bulos como el pizzagate (que Hillary Clinton dirigía una red de pederastas desde una pizzería de Washington). En el caso del apoyo a Trump parece claro que se buscaba un presidente más dócil; pero en la posible intervención en el Brexit solo se buscaba crear división; sería también el caso de Cataluña; o el de convocar en las redes sociales a través de bots una manifestación supremacista blanca y otra contra el racismo.

La burbuja de Trump

El relato de Trump es bien conocido «Hagamos Grande de Nuevo a América» (MAGA, en sus siglas en inglés.

Las líneas de fractura son históricas. La más importante la racial, de donde derivan las demás. Recomiendo la lectura del ensayo «La gran fractura americana» de Cristina Olea (corresponsal de TVE en Washington). No hay que olvidar que los negros no consiguieron sus derechos civiles hasta los años 60 del pasado siglo, tras un gran movimiento cívico. En las cárceles sigue habiendo un porcentaje desproporcionado de afroamericanos.

Además está la fractura entre la ciudad y el campo. Y más decisivo entre las élites cultivadas y las clases populares, víctimas de la globalización. Trump encarna como nadie esa brecha, magnate inmobiliario tosco e inculto; estrella mediática que pone es espectáculo sobre todo y que gobierna como si se tratara de un reality show…

Y que tiene una relación especial con otro hombre fuerte, Putin. Está dispuesto a conducir las relaciones internacionales con el regreso a un imperialismo con métodos mafiosos. Por cierto, Martin Barron (que fue director del Washington Post en su libro «Collision of powers» sugiere que los servicios secretos rusos tienen del presidente de Estados Unidos lo que en Rusia llaman un kompromat un dosier comprometedor que mostraría alguna perversión sexual, que podría estar sirviendo a Putin para hacer chantaje a Trump.

La burbuja nacional

Me cuesta entrar en este tema. España ha sido un país dividido, al menos desde la Ilustración. Todas estas fracturas condujeron a la Guerra Civil, propiciada por militares que dieron un golpe fallido contra la república democrática. Siguieron 40 años de una dictadura que pulverizó nuestros derechos, con épocas más crueles y otras más débiles.

A la muerte del dictador, todos enterraron las ofensas y después de una transición que no se hizo en los reservados de los restaurantes, sino gracias a la presión de las fuerzas populares en la calle, lo que les costó a estas fuerzas decenas de muertos.

Finalmente en 1978 pactamos una Constitución, en la que todos cedieron y parecía que a todos nos albergaba. Creo que fue un Constitución progresista difícil de conseguir hoy. Pero quedaron flecos sin cerrar.

Se olvidó que miles de represaliados por el franquismo yacían todavía en las cunetas y que merecían reparación. Y que a la amplísima autonomía reconocida a las comunidades históricas, muchos de sus dirigentes aspiraban lisa y llanamente a la independencia, con el chantaje en el País Vasco del terrorismo de ETA, espada que ha pesado sobre la democracia española durante 4 décadas.

La Constitución hace un desarrollo garantista de los derechos civiles., pero los derechos sociales quedaron reducidos a directrices de la política económica y social; lógicamente en situación de crisis económica estos derechos se ven reducidos.

Resumo las brechas españolas:

  • Franquismo/antifranquismo. Nadie defiende abiertamente la dictadura, pero muchos la blanquean e incluso hay quien se atreve a decir que el gobierno de Sánchez es una dictadura peor que la de Franco.
  • Españolismo/separatismo. La deriva del catalanismo del pactismo a la confrontación ha sido el mayor efecto polarizador de la vida nacional.
  • Desigualdad económica/igualitarismo. Una fractura en relación a la política económica y muy destacadamente la fiscal y los servicios públicos. La crisis de 2008 rompió el bipartidismo con un partido más a la izquierda (Podemos), otro de Centro (Ciudadanos) y otro de extrema derecha (Vox)
  • Tradicionalistas /cosmopolitas. Como en otros lugares hay una división entre los partidarios de los valores tradicionales y los que apuestan por valores como la ayuda al desarrollo o la lucha contra el calentamiento global.
  • Feminismo/Antifeminismo. Sorprendentemente un porcentaje de varones jóvenes piensan que el feminismo ha llegado demasiado lejos. Hay una fractura hombres/mujeres. Ellas son mejores estudiantes, pero siguen teniendo la carga de las obligaciones familiares,
  • Integración de extranjeros e inmigrantes/En contra de la inmigración. Como en otros países, en estos momentos es una de las fracturas más importantes.

No necesariamente estas fracturas se ordenan en el eje izquierda derecha. Muchos hombres jóvenes son igualitaristas, pero antifeministas.

El escándalo de Cambridge Analytica en CNN en Español.

La entrega de Ucrania


Reunión de Putin y Trump en la cumbre del G20, en Hamburgo en julio de 2017. A la salida Trump desacreditó la versión de sus servicios secretos, según la cual, Rusia había intentado influir en las elecciones. Dijo que la negativa de Putin le parecía más creíble.

No sabemos los detalles de la conversación telefónica de 90 minutos, de hace una semana. Pero por las manifestaciones de sus representantes en Europa parece que lo que han pactado ambos presidentes es entregar Ucrania a Rusia, que Moscú consolide sus conquistas territoriales en Ucrania. Ahora las conversaciones en Ryad darán forma a ese acuerdo telefónico (sin participación ni de Ucrania ni de la UE) y sin que se negocie a partir de los intereses legítimos de ambas partes (véanse elementos para la paz en Ucrania).

El pacto de Múnich de nuestra generación. por su contenido y por el lugar donde han ido conociéndose algunos de sus datos (En la Conferencia de Seguridad de Múnich).

No parece exagerado comparar el acuerdo Trump-Putin con el Pacto de Múnich. En septiembre de 1939 se reunieron en Múnich Hitler, Mussolini y los primeros ministros de Francia y Reino Unido, Daladier y Chamberlain para decidir la suerte de los Sudetes, una región checa de mayoría germano parlante. Francia y Reino Unido pensaban que entregando esta región a Hitler evitaban la guerra con Alemania.

Cuando aterrizó en Londres un exultante Chamberlain proclamó que había logrado la «paz para una generación». El apaciguamiento no sirvió más que para Hitler se creciera y siguiera con su rearme. En marzo del 39 invadió Checoslovaquia. Francia y Alemania no hicieron nada y el 1 de septiembre del 39 Hitler atacó a Polonia y Reino Unido y Francia no tuvieron más remedio que declarar la guerra a Alemania.

Es el momento de recordar que Europa no provocó la invasión de Putin a Ucrania. Juan González lo explica en este hilo de Twitter.

La prevista entrevista entre Trump y Putin puede ser una reedición de la conferencia de Yalta, porque además de entregar Ucrania podrá servir para repartirse esferas de influencia: Eurasia para Rusia; Oriente Próximo e Indo Pacífico para EEUU y por supuesto también su tradicional patio trasero (América Latina); África quedaría como un territorio en disputa entre China, Europa y Rusia. Ni que decir que este reparto sin contar con China sería inestable y fuente de conflictos.

¿Qué vas a conseguir en una negociación si de entrada ya das a la otra parte sus máximas reivindicaciones? En el futuro de Ucrania, los europeos no tendrán ningún papel más que pagar la reconstrucción, pero EEUU ya se reserva una parte importante del pastel de lo que quede de Ucrania, un alto porcentaje en la explotación de las tierras raras. (No descartaría que Trump reservara para sus empresas un lucrativo papel en la reconstrucción mil millonaria, pagada por los europeos).

Consecuencias de la entrega de Ucrania:

  • Ambos bandos están exhaustos. La diferencia es que Rusia tiene más capacidad de reclutamiento y la vida de sus soldados cuenta poco.
  • Más que un acuerdo de paz será un alto el fuego. Rusia y Ucrania (si sigue existiendo) volverán a la guerra en cuanto se recuperen. Ucrania no puede aceptar que un 45% de su territorio le sea arrebatado.(Crimea, el Donbás y parte de Jersón, Jarkov y Zaporiya). Rusia puede lanzar nuevas operaciones militares para hacerse con toda Ucrania, un Estado que consideran artificial por ser parte esencial de la Santa Rusia.
  • En lugar de un nuevo ataque militar contra Ucrania, es más probable es que Putin promueva una rebelión contra Zelensky, en un país desangrado y frustrado, para instalar un gobierno títere en Kiev.
  • Las fronteras dejarán de ser sagradas. A partir de esa victoria, Putin amenazara a toda Europa, sobre todo a los territorio menos integrados y divididos como Moldavia o Georgia. Aumentará su influencia en lo Balcanes orientales, que se alejarán de Bruselas.
  • Las democracias europeas se verán hostigadas por la alianza de extrema derecha de Putin y Trump.
  • No podría descartarse tampoco una operación militar contra el corredor de Suwalski, que une Lituania con Polonia. Si se cortara este corredor, el enclave ruso de Kaliningrado podría unirse con Bielorrusia, el estado vasallo de Rusia.
  • Europa se queda sola, EEUU deja de ser aliado, para convertirse en adversario comercial y político, que interfiere para fomentar a la extrema derecha. Europa tendrá que rearmarse, ahora estará entre la presión de Rusia y EEUU. China ya se ofrece como socio fiable.
  • La OTAN está virtualmente muerta. Construir un ejército europeo tendrá un enorme coste, tanto si se financia nacionalmente, como mancomunadamente por la UE. En esta opción «cañones en lugar de mantequilla» padecerán los servicios públicos y las clases populares. Crecerá el malestar social.
  • La adquisición de armamento favorecerá a EEUU. La industria europea no está en condiciones de rivalizar, pero en lugar de buscar armas ultra sofisticadas Europa debiera desarrollar armas defensivas más sencillas (Una lección militar de la guerra de Ucrania es la importancia de los drones, relativamente baratos, comparados con los cazabombombarderos)
  • EEUU pierde su reputación de gran potencia. Deja de ser un aliado fiable. Europa tiene que buscar nuevas alianzas con Brasil, la India, Sudáfrica, Canadá o Australia. China es una autocracia rival en lo ideológico y en lo comercial, pero con la que podrían encontrarse áreas de cooperación, como, por ejemplo, la lucha contra el calentamiento global.
  • Putin dejará de ser un paria internacional y su dictadura será más fuerte.

POST SCRIPTUM

Añado aquí un relato muy distinto, el de mi amigo Javier Sáenz, convencido de que la OTAN es responsable de la guerra por sus provocaciones a la seguridad de Rusia. Puede verse en este enlace «el acercamiento USA-Rusia y la patética Europa». No estoy de acuerdo, pero tiene que haber pluralidad de puntos de vista.

Regreso al pasado


Judíos de Centroeuropa deportados «voluntariamente» por los nazis. Fuente Yad Vashem.

Bajo el título «regreso al pasado» hoy pensaba hablar de un tema nacional, la escasez de vivienda hoy como ya ocurriera después de la guerra y la miseria que llevaban consigo las viviendas hacinadas, que denunció Buero Vallejo en su obra «Historia de una escalera», estos días puesta en escena en el Teatro Español, el escenario en que se estrenó en 1949. Pero, la propuesta de Trump de vaciar «voluntariamente» Gaza para convertirla en la Riviera de Oriente Próximo, me ha traído a la memoria otro plan disparatado, el llamado Plan Madagascar

El Plan Madagascar fue una de tantas fantasías nazis. La sección de asuntos judíos del Ministerio de Exteriores pensó que entre las condiciones impuestas a Francia en la capitulación podría estar la entrega de la isla del Índico para reasentar allí a los judíos centroeuropeos, que dadas las condiciones naturales de la isla supondría su exterminio. El bloqueo naval británico hizo inviable tal plan y en su lugar se puso en marcha el plan genocida de la Solución Final. Era más fácil y económico crear guetos en los países ocupados y engañar a los concentrados ofreciéndoles el traslado en tren a supuestos «campos de trabajo», prometiendo mejores condiciones; en realidad, el destino final eran «campos de exterminio» a escala industrial.

Trump no pretende mandar a los palestinos a campos de exterminio, sino proseguir su destrucción como pueblo, que ya empezó con la Nakba en 1947-48, cuando los militares judíos expulsaron de sus hogares a 700.000 palestinos, que tuvieron que huir a los países vecinos. Lo que Trump propone es la reedición de la Nakba (muchos de los gazatíes son descendientes de refugiados que tuvieron que huir de lo que hoy es el norte de Israel). Esos refugiados palestinos siempre fueron un estado dentro de los países de acogida, desde los que lanzaban ataques contra Israel. Tanto Jordania, como Líbano se vieron desestabilizados por esta situación.

No es raro que ningún país árabe quiera apoyar la fantasiosa propuesta de Trump. Aunque la «calle árabe» ya no es lo que era, las protestas y la desestabilización estarían aseguradas.

El plan es una apuesta inmobiliaria, en el estilo de Trump, una provocación para «enmarcar» el relato de un proceso de negociación y que se puede retirar cuando haya conseguido determinados efectos. En este caso creo que trata de dinamitar el proceso de paz en Gaza y dejar manos libres a Israel para que siga con su limpieza étnica en Cisjordania. Si su plan no es aceptado, tanto Trump como Netanyahu dirán que con los terroristas palestinos, a los que se les ha ofrecido un futuro radiante no se puede negociar y solo cabe exterminarlos, nada de dos Estados.

Caen los muros para detener a la extrema derecha


Trump y Musk: Los multimillonarios gobiernan directamente, sin necesidad de intermediarios

Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta por su participación en el fondo de inversiones Berkshire Hathaway, lo dijo paladinamente hace unos años:

«Por supuesto que hay lucha de clases y la mía ha ganado esa guerra»

La victoria de los superricos entra en otra dimensión. Ya no necesitan intermediarios ni gobiernos títeres. Ahora, prometiendo políticas de la ultraderecha, el multimillonario Trump vuelve a la Casa Blanca y con él el payaso tecnológico, Elon Musk, el hombre más rico del mundo por el valor en bolsa de sus empresas. (Por cierto, ya veremos cuanto tardan en chocar estos dos egos gigantescos).

Desde los gobiernos los multimillonarios pueden cambiar legislaciones para favorecer sus empresa y negocios. O, indultarles de sus delitos, como hará Trump o presionar a los jueces, como hacía Berlusconi. Los gobiernos dejan de ser neutrales.

Trump ha ganado prometiendo perseguir al inmigrante y hacer «América grande de nuevo» (MAGA, por sus siglas en inglés) un nacionalismos, que, ahora sabemos (nada se había dicho en la campaña electoral), podría incluir acciones como ataques a los carteles del narcotráfico en México, la toma militar del canal de Panamá o Groenlandia recursos minerales y estratégica para las rutas navales según se va deshelando el Ártico) o la presión económica sobre Canadá para convertirlo en un estado de la Federación estadounidense. O la expulsión masiva de mexicanos (esto fue una de las promesas estrella de la campaña).

Y con los multimillonarios llegan al poder el nuevo fascismo 3,0, el de las fronteras y los muros, que está ganando la batalla del relato para estigmatizar los derechos humanos y el respeto de las diferencias como una ideología censora (woke) que lucha contra los valores nacionales para proteger a los inmigrantes y al las familias antinaturales en lugar de las naturales y la mentira del cambio climático.

Injerencias de Musk en Europa

Desde su altavoz en su red social X (antes Twitter) Musk apoya a la ultraderecha europea. Para él solo Aternativa para Alemania (AfD) puede salvar Alemania o Maine Le Pen Francia,

Las injerencias de Trump no son nuevas. Durante su primer mandato, Steve Bannon, intentó cuajar un internacional de movimientos ultraconservadores. Aunque ese intento contaba con abundante financiación, era un movimiento de organizaciones elitistas, mientras que ahora se trata de un ataque desde una popular red social desde la que puede crear desinformación viral.

Libertad de expresión y manipulación

Musk es libre para defender las ideas que quiera y donde quiera y apoyar a las opciones políticas que desee. Lo que no puede hacer es manipular el algoritmo de su red para favorecer estas opciones.

Los magnates tecnológicos siempre han defendido que sus plataformas no son medios y que, por tanto, no deben estar sometidas a las mismas normas de responsabilidad que los medios; razonamiento que salta por los aires cuando su propietario hace campañas políticas, además cabalgando sobre bulos y desinformación.

La Unión Europea ha intentado dar una respuesta a estos problemas con su Ley de Servicios Digitales. que afecta a los plataformas digitales, incluidas las redes sociales, que superen los 45 millones de usuarios mensuales en todo el territorio de la UE, Estos servicios están sujetos a un sistema de rectificación rápida, so pena de multas millonarias.

Tanto Twitter, como Meta (Facebook, WhatsApp, Instagram) tenían sistemas de monitorización de bulos o informaciones delictivas (terrorismo, pornografía, pederastia) sobre la base de normas establecidas por ellas mismas. Cuando Musk llegó a Twitter (que no llegaba a ese número de usuarios en Europa) desmontó este sistema. Y ahora hace lo mismo Meta.

Dicen que la alternativa son las notas de aprobación y contexto de la comunidad. Difícilmente estas notas pararán los bulos de la ultraderecha, Las redes sociales son «cajas de ecos», que nos hacen llegar lo que queremos oír. Sus algoritmos propalan los bulos y las opiniones más extremas. Y la injerencia de Rusia y China no tienen un papel no menor en estas campañas de desinformación, que intentan desacreditar a las democracias,

Así que las redes sociales en manos de multimillonarios serán cada vez más el caballo de troya de la ultraderecha en nuestras democracias.

La soberanía europea

Ya sabemos el poco aprecio de Trump y Musk por Europa y la UE, pero ahora gobiernos, como el de la neofascista Meloni abren grietas en el bloque europeo.

Meloni está dispuesta a contratar con Musk un sistema de comunicación encriptada. a través de SpaceX o lo que es lo mismo poner en manos del magnate un sistema vital para la soberanía nacional. Es cierto que ahora no hay una alternativa en operación; pero la UE va a poner en marcha IRIS2, una constelación de 260 satélites por valor de 10,000 millones de euros. Si estos proyectos se confían a empresas estadunidenses, Europa seguirá siendo un enano tecnológico.

La UE sigue siendo la mayor potencia normativa. Uno de los ejemplos más importantes son las directivas medioambientales. Con la nueva directiva CAFE las emisiones de los coches tienen que bajar de 115,1 mg de CO2 a 93,6. so pena de pagar elevadas multas Como los fabricantes europeos siguen empeñados en fabricar vehículos de combustión, para rebajar la media de esas emisiones un pool de fabricantes europeos se ha aliado con Tesla, fabricante de coches eléctricos para bajar así la media de emisiones.

De modo que, por no optar por la innovación. hay que aliarse con una con una compañía estadounidense y desnaturalizar la norma europea que la ultraderecha, negacionista del cambio climático o por lo menos retardataria en cuanto la urgencia de las medidas para luchar contra él presenta como una barbaridad. Su derogación puede ser una de las ofertas electorales estrella de la extrema derecha.

En la medida en que más gobiernos europeos caen en manos de la ultraderecha más se difuminan los valores universales de la UE.

Desaparecen los cordones sanitarios

Cada vez en más países, la derecha democrática pacta con la extrema derecha y hasta algunos socialistas para controlar gobiernos, como en Holanda, Austria, varios landers alemanes de Este y comunidades autónomas españolas. Una cosa es sacar adelante medidas concretas y otra gobernar juntos con los mismos valores. Se rompen así los llamados cordones sanitarios, todos juntos contra la ultraderecha. En una situación de dispersión del voto, cada vez es más difícil mantener el aislamiento de la extrema derecha.

Sin llegar a gobernar juntos. El Fascismo 3.0 ha ganado el relato y ha contaminado a la derecha democrática con sus valores y políticas: persecución de la inmigración, nacionalismo, retardismo climático, antifeminismo, desprecio de la diversidad sexual y prioridad de la tradición sobre los derechos humanos.

Persecución de los gobernantes de centroizquierda

En una vida política cada vez más polarizada derecha y extrema derecha someten al gobernante de centroizquierda a campañas de bulos que le desgastan hasta su dimisión o salida de la vida política que se convierten para ellos en completamente tóxica. No se trata de la crítica del adversario, sino de la cacería humana del enemigo. Ahí está el caso reciente de Trudeau ( Canadá) o el más antiguo de Jacinta Arden ( Nueva Zelanda).

Peor es cuando estas campañas se dirigen contra las instituciones, como ocurre ahora con cacería, sin precedentes, contra el Fiscal General del Estado. Cuando la pieza política cae, la institución queda dañada para siempre.

Implicaciones internacionales de la victoria de Trump


Putin el arquetipo de «hombre fuerte» con los que a Trump le gusta negociar. Ambos en la cumbre de Helsinki de 2018. donde mostraron reiteradas imágenes de complicidad

Siguiendo la línea de mis últimos posts presento aquí una síntesis de lo que puede suponer el regreso de Trump a la Casa Blanca. No es un análisis original, sino una síntesis de mis lecturas en: El País; The Economist; The New York Times; Foreign Affairs; BBC, En el caso de las publicaciones extranjeras solo leo el lead de la información.

Los entrecomillados que incluyo a partir de aquí son palabras más o menos literales del presidente electo.

No hay ninguna certeza, sobre todo teniendo en cuenta la imprevisibilidad del personaje y que en este mandato no quiere asesores profesionales, sino seguidores entregados,

Desprecio al sistema multilateral. Trump no cree en las organizaciones internacionales. Concibe las relaciones internacionales como un toma y daca de suma cero. Negocia como si fuera un negocio inmobiliario. Esas negociaciones directas con «hombres fuerte» pueden dar sorpresas para bien o para mal, como cuando llegó a un a acuerdo con Kim Jong un («el hombre cohete») Así que puede esperarse que abandone de nuevo organizaciones del sistema de Naciones Unidas, como Unicef o la OMS, Incluso la OCDE, vital para resolver disputas comerciales. En cambio impondrá aranceles, que conducirán a guerras comerciales («las guerras comerciales son estupendas y se pueden ganar fácilmente»). Estas guerras comerciales herirán de muerte a la globalización,

Ucrania. Racionará la ayuda militar y forzará una negociación en la que Ucrania tendrá que aceptar importantes pérdidas territoriales. La guerra terminaría en poco tiempo, Lo que parece un servicio a la paz. Sería una guerra cerrada en falso, que Ucrania reabriría en cuanto tuviera fuerzas. Además se legitimaría que cualquier país con reclamaciones territoriales pudiera invadir a su vecino. Las fronteras dejarían de ser sagradas y Putin amenazaría a los países de la antigua URSS.

Apoyo a las autocracias. Trump, junto con Putin impulsarán las autocracias, dominadas por hombre fuertes, que tanto les gustan a ambos. Impulsarán las internacionales conservadoras. que gestionarán personajes como Steve Bannnon.

El negacionista jefe en la Casa Blanca. Ya ha anunciado que terminará con la dictadura de la ideología del calentamiento. Como hizo en su anterior mandato es casi seguro que abandonará el Acuerdo de París, renunciando al objetivo de no sobrepasar en 1’5 prados la media de la temperatura de la época preindustrial, hito que ya se va a sobrepasar este año. Desarrollará nuevos prospecciones petrolíferas («perfora, cariño, perfora») y sobre todo impulsará el fracking. Que Todo esto lo haga el primer emisor de gases de efecto invernadero tendrá muy negativos efectos sobre el calentamiento.

Barra libre para Israel. La administración Bien ha consentido que Israel perpetrara un genocidio en Gaza, pero ha intentado lograr pausas para la entrada de ayuda y ha trabajado para lograr treguas. Ha sancionado a los colonos más radicales partidarios de anexionar Cisjordania. Ahora no habrá esos pequeños frenos e Israel podrá anexionarse Cisjordania y expulsar o eliminar a sus habitantes. Israel seguirá también con su campaña de destrucción salvaje de El Líbano.

China, la guerra comercial es segura, pero no habrá exigencias sobre derechos humanos y el apoyo a Taiwan será menos explícito, Esa guerra será especialmente intensa en tecnología.

Desafío a la UE. La Unión encarna los valores que Trump odia y además es un importante adversario comercial de EEUU. Así que, en lugar de buscar formas de cooperación, alentará las divisiones en su seno.

OTAN, más que una alianza, un supermercado para colocar armamento. Desprecia la esencia de la alianza, el artículo 5, que compromete la defensa mutua (si un socio es atacado, el resto le defenderá. EEUU y en especial Trump(«el que no gaste en armas que se defienda solo») exigen un gasto militar de un 20% ( ¿por qué no un 15 o un 30). Así que la Alianza puede se un mecanismo de compra de armas avanzadas, estadounidenses, por supuesto, ya amortizadas por los fabricantes, que colocarían en Europa versiones menos avanzadas.

Irán. Derrocar al régimen de los ayatolás ha sido siempre un objetivo estratégico de Washington, por eso Trump en su anterior mandato rompió el pacto nuclear conseguido con tanto trabajo y promovido por Europa. Ahora Teherán quiere negociar y sus avances nucleares son un ello. Trump puede aceptar la oportunidad o delegar en Israel el acoso militar sobre Teherán esperando la caída del régimen

Reputación y líneas rojas en Siria


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Otra vez el espectáculo de los misiles. El rayo hendiendo el cielo. La retórica de los de los cohetes inteligentes, de la precisión quirúgica. Una vez más el dedo que oculta la luna a la que apunta.

La operación  de Estados Unidos y sus aliados británicos y franceses ni tiene por objetivo terminar con el uso de las armas químicas, ni cambia el equilibrio estratégico de la guerra, favorable a Assad y sus valedores, Rusia e Irán. La razón última es preservar la reputación de los dirigentes y los países.

Antes unas reflexiones sobre el ataque químico en Duma y la legitimidad de la intervención.

¿Existió un ataque químico contra la población civil en Duma el pasado 6 de abril? Salvo, teorías conspirativas, propaladas por medios de la órbita del Kremlin, que sostienen que todo fue un montaje en vídeo, parece fuera de duda que los civiles sufrieron las consecuencias de un ataque con cloro y posiblemente sarín.

¿Quién fue responsable del ataque? No hay respuesta fiable hasta que la misión de la Organización contra la Proliferación de las Armas Químicas (OPCW) pueda realizar su inspección sobre el terreno. No caben más que hipótesis:

  1. Fue el Ejército de Assad el que bombardeó con armas químicas. La ventaja táctica obtenida sería irrelevante, porque el mismo resultado podía obtenerse con bombardeos convencionales, pero en cambio, con la guerra orientada a su favor, el ataque podría desatar, como así ha sido, una intervención. Desde luego, poca ventaja táctica para tanto riesgo estratégico. Por supuesto a Assad le trae sin cuidado la opinión pública de Europa y Estados Unidos, pero es un personaje racional, así que más que un desafío podría haberse tratado de una decisión sobre el terreno de algún mando militar.
  2. Las bombas de Assad volaron un almacén de sustancias químicas que se encontraba en poder de los rebeldes, que todavía controlaban una pequeña parte de Duma.
  3. Fueron los propios rebeldes los que hicieron explotar el almacén y orquestaron la consiguiente operación de propaganda.

Sin un informe experto e independiente no sabemos lo que ocurrió. Lo que está claro es que las supuestas pruebas que dice poseer Francia no existen. Caso contrario se mostrarían, aunque fueran un montaje tan poco afortunados como aquellos vídeos que mostró Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en las vísperas de la invasión de Irak.

Sin ese informe y sin una resolución del Consejo de Seguridad la acción es claramente ilegal. Pero hay quien -sostiene- que es éticamente legítimo ante el bloqueo del Consejo de Seguridad, porque un ataque químico viola las convenciones internacionales y sobrepasa los límites -la linea roja– de la decencia. Para que ello fuera así, primero, la responsabilidad del régimen sirio tendría que estar probada. Segundo, ser proporcionada y eficaz para evitar ulteriores usos de las armas químicas. Y, tercero, exigiría que se hubiera respondido con la misma decisión a gravísimas violaciones de las leyes de la guerra perpetradas por el ejército sirio, como, por ejemplo, el bombardeo desde helicópteros con bidones explosivos.  Eso sin hablar las muertes civiles ocasionadas por los bombardeso rusos y norteamericanos. No, la intervención ni fue legal, ni está legitimada éticamente.

Las líneas rojas no son éticas, son de reputación. Como ya he explicado en otras entradas, a menudo una gran potencia tiene que desarrollar una acción arriesgada que ni siquiera sirve a sus intereses estratégicos para demostrar que su poder es efectivo. La reputación era una idea fuerza de la política imperial de los Austrias. El cálculo erróneo de las potencias centrales al servicio de su reputación llevó a la Gran Guerra.

La principal línea roja en este caso es la de la reputación imperial de Estados Unidos. Rusia e Irán están siendo los vencedores estratégicos de esta guerra y el ataque con misiles no es más que una llamada escenográfica de atención, un aviso de que de esa victoria no pueden extraerse otras consecuencias más allá de Siria. Todo parece indicar que han sido los propios militares los que han impuesto la contención. Las previas declaraciones del Secretario de Estado Mattis, advirtiendo de los riesgos de desestabilización internacional, fueron significativas.

Claro que Donald Trump tenía su propia línea roja, no dar marcha atrás donde su antecesor reculó. En 2013 Obama también estableció la línea roja del empleo de armas químicas. Pero después, a pesar de poner en juego su credibilidad, adoptó una posición pragmática, negoció con Putin y logró un acuerdo multilateral que hizo posible la destrucción del arsenal químico (o buena parte de él) de Assad. Burlarse de Obama (una de sus obsesiones) lanzando «bonitos e inteligentes misiles» era una tentación muy fuere para Trump, pero los militares le refrenaron.

Para el Reino Unido la línea roja era mostrar que seguía siendo el aliado preferente de Washington, ahora, justamente cuando se prepara para romper sus vínculos con la UE. Theresa May no tenía un mayor interés particular, pues la acción puede dañar aun más su débil posición parlamentaria.

Y Macron tenía su propia línea roja: estar en la vanguardia de cualquier acción en la guerra de Siria. Se expresan aquí los intereses de Francia de estar presente en el escenario de Oriente Próximo, especialmente en Siria donde siempre tuvo intereses especiales, pero también los del nuevo De Gaulle que quiere ser el joven Macron.

Afortunadamente, esta intervención inane parece no haber dejado víctimas civiles ni militares.