Ofensiva contra los medios públicos


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Si los suizos deciden el domingo eliminar el canon (billag) la rtv pública desaparecerá de Suiza

Este domingo 4 de marzo los suizos deciden en referendum si eliminan el canon con el que se financia la SRG-SSR, la radiotelevisión pública. Si la iniciativa impulsada por el ultraconservador Partido Popular (SVP-UDC) prospera será la muerte del servicio público en Suiza y un golpe mortal para sistema de financiación por canon, que está en el núcleo de la radiotelevisión pública en Europa.

La ofensiva contra los medios públicos se recrudece conforme el fascismo 3.0 gana posiciones en Europa. Si la manipulación y el control gubernamental es una especie de maldición en la Europa del sur, ahora los servicios públicos del centro y norte de Europa ven en peligro su independencia y su estabilidad financiera. Se borran las fronteras en los modelos de Hallin y Mancini: el modelo noreuropeo (corportivista democrático) cada vez se parece más al mediteráneo (pluralista polarizado).

Allí donde llega al poder la extrema derecha, o los partidos conservadores abrazan las tesis xenófobas, la radiotelevisión pública se ve atacada. Se acusa a los periodistas de los medios públicos de ser de izquierdas y a las empresas de ser demasiado grandes (después de décadas de adelgazamiento financiero y organizativo), ser un peligro para la libre competencia y, sobre todo, obligar a la gente a pagar por algo que pueden no querer consumir.

Los ataques se concretan en:

  • Críticas, tanto generales a la insitutión como presiones muy concretas a determinados periodistas o responsables editoriales, amenaza y presentación de querellas por parte de políticos y ministros (Austria);
  • Cambios en los órganos de gobierno, órdenes de tratamiento informativo favorable, autocensura y dimisiones (Finlandia);
  • Reducción presupuestaria prácticamente en toda Europa;
  • Medidas para eliminar el canon y, consiguientemente, la financiación pública (Suiza);
  • Control absoluto de los medios públicos y oligopolio de medios privados controlados por los amigos del gobierno (Hungría, Polonia).

Suiza

El servicio público se encomienda en Suiza a una sociedad anónima la SRG-SSR, que se financia con un canon recaudado por otra sociedad anónima, Billag S.A, de ahí que populamente se conzca el canon como billag.  Tradicionalmente, el hecho imponible era la posesión de aparatos de radio y/o televisión, con una modalidad conjunta prácticamente universal. Las últimas reformas obligan al pago a todos los hogares, empresas y establecimientos (con las lógicas exenciones).

El monto está en los 450 francos anuales (unos 390 €). Las propuestas parlamentarias de la derecha para reducir el canon a la mitad han fracasado y de ahí la iniciativa que se pone a referendum para la eliminación de la licencia. Otro referendum anterior no lo consiguió por unos pocos votos, así que el resultado del domingo es incierto, con los cantones francofónos partidarios de mantener el canon y los alemanes de eliminarlo.

Para la derecha, la SRG-SSR ha sido incapaz de autolimitarse y, por tanto, solo cabe su destrucción. La iniciativa considera abusivo obligar a pagar por un producto cultural que no se haya elegido. A favor del canon, voces como la de este economista que recuerda que el servicio público es un espacio común, que produce unas externalidades (económicas, pero sobre todo culturales, sociales y políticas) que deben ser financiadas por todos, aun por los no consumidores.

Si el canon se aboliera Suiza sería el primer país europeo fetén (modelo democrático corporativista) en eliminar el servicio público. El conservador griego Samaras cerró la ERT en 2012 y Tsipras la reecuperó en 2015, pero ya se sabe, los manipuladores mediterráneos (modelo pluralista polarizado) somos menos importantes en eso de los rankings democráticos. Además, Ginebra es la sede de la UER-EBU, así que el organismo que agrupa a las radiotelevisiones públicas europeas podría residir en un país sin servicio público.

Del caso suizo se pueden extraer algunas lecciones sobre el canon:

  • Una empresa privada recaudadora puede ser muy eficaz, pero desde luego hace que la financiación del servicio público se vea como un negocio para la misma (los recaudadores privados, empezando por los publicanos, nunca han sido muy populares).
  • El hecho imponible no puede seguir siendo la posesión de aparatos, que deja fuera todo el consumo digital. Un impuesto directo a los hogares es más lógico, pero tampoco será muy popular. En Europa se ensayan también sistemas como el recargo en el recibo de la luz.
  • El sistema más justo parece un tipo progresivo (creciente según el nivel de renta) a integrar en el impuesto sobre la renta.

Por último, comparar esos casi 400 € de Suiza con los 39 € anuales que les cuesta a los españoles RTVE y los canales autonómicos.

PS. Los suizos rechazaron la iniciativa por un 71,6%. En el resultado fueron decisivas las campañas del gobierno y de los medios locales (también beneficiados por el canon), que lograron contrarrestar una previa tendencia a la abolición.

Finlandia

En Finlandia, que tantas veces se pone de ejemplo en materias como la educación, también se ha cuestionado la independencia de la radiotelevisión pública.

YLE recibió presiones del primer ministro conservador Sipila, en relación a un escándalo en el que se vio implicado. Spila envió un email a un reportero y al editor jefe quejándose del tratamiento informativo recibido. «No tengo ningún respeto a YLE, el mismo que YLE me tiene a mi» -escribió.

Como consecuencia, hubo autocensura y tres periodistas abandonaron YLE. El caso se convirtió en el YLEGate, radiografiado por los periodistas disidentes en un libro. Un informe independiente ha concluido que la radiotelevisión pública dio un tratamiento favorable al primer ministro y que la empresa reaccionó arrogantemente a la llamada de atención del regulador finlandés, pero que, con todo, el proceso editorial garantiza la independencia.

Austria

La ultraderecha del Partido Liberal, ahora en el gobierno, ha declarado la guerra a la ORF. El videcanciller Strache usa la misma táctica de Trump, acusa la radiotelevisión pública de propagar «falsas noticias». Su principal objetivo es el presentador Amin Wolf, un entrevistador incisivo. Lo más grave es que el gobierno de coalición del Partido Popular y los liberales tiene ahora mayoría suficiente en el Consejo de la ORF (modelo como el alemán de un consejo parlamentario con representantes de los partidos y de la sociedad) para destituir al Director General.

Hungría y Polonia

En Hungría Orban controla todos los medios, los públicos y los privados. Destruyó primero la anterior MTV (varios periodistas estuvieron en huelga de hambre) y construyó una nueva corporación, MTVA, con absoluto control gubernamental. Al mismo tiempo, ha favorecido el oligopoplio de los medios privados, en manos de magnates amigos (como Putin en Rusia).

En Polonia, el gobierno conservador del PIS no tiene un control institucional tan absoluto de la RTP, pero sus periodistas son hostigados continuamente, en la calle y en las redes sociales, haciendo cada día más difícil su independencia.

Estas democracias iliberales -como algunos las llaman, yo dudo de que sean democracias- no entran en los modelos de Hallin y Mancini (su libro es de 2004), pero lo grave es que ahora son el ejemplo que parece estar siguiéndose en Austria.

Estados Unidos

Poco tiene que ver el sistema norteamericano con el europeo. Los medios públicos (PBS y NPR) se financian preferentemente mediante las subvenciones de fundaciones privadas, pero la aportación pública del presupuesto federal es decisiva en el balance final.

Trump ha propuesto un recorte de 480 millones de dólares, que la presidenta de la CPB (que agrupa PBS y NPR) asegura que no hay modo de cubrir ese agujero. Los recortes pueden eliminar populares programas infantiles. Un niño se convirtió en una celebridad cuando dijo en la televisión que Trump quería quitar PBS Kids para construir el muro con México.

España

Y, finalmente, last but no least, España. De censura, autocensura, manipulación lo sabemos todo, así que el caso finlandés se nos parece, pero con una diferencia importantísima, allí hay un regulador independiente. El caso es que el poder legislativo se muestra incapaz de hacer efectiva su propia ley, mientras el Sánchez se permite burlarse de los diputados -«voy a estar más que Matusalén».

En la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, otrora ejemplo de independencia, JxCat y ERC se reparten los cromos sin ningún pudor, para ti la corporación, para mi informativos. para ti la radio, para mi la televisión. El Consejo Profesional denuncia este vergonzoso mercadeo, triste copia de la vieja lottizzazione italiana. Al menos el reparto partidista de la RAI suponía un cierto pluralismo ideológico, lo de radiotelevisión catalana es mera rebatiña entre dos aliados que desconfían uno de otro.

En fin, malos tiempos para los servicios públicos audiovisuales. Malos tiempo para la democracia.

(DESCARGA DEL LIBRO DE HALLIN Y MANCINI)

 

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Imre Kertész, el hombre sin destino


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Ya sé que llego tarde, pero quiero dejar aquí mi pequeño homenaje a Imre Kertész, fallecido ayer.

Cuando mostré mi deseo de entrevistarle, nuestro traductor húngaro se extrañó. Era 2001, y un equipo de TVE rodaba por Centroeuropa un reportaje sobre la nueva Europa que traería la ampliación. Kertész no era en ese momento un escritor popular en su país y desde luego no podía ser considerado como representativo de la vida literaria húngara.

Pretendía con el reportaje presentar los retos de la nueva Europa y para ello, además de presentar el perfil de cada uno de los países (Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa), era necesario focalizar esos desafíos en personas y lugares concretos, más allá de su propia nacionalidad. Así que para la ineludible cuestión del Holocausto, además de la visita a Auswitch recurrí a Kertész, del que acababa de leer su novela Sin destino.

Un adolescente de 16 años, como el propio autor, es deportado, como otro casi medio millón de judíos húngaros, a Auswitch. El horror no es truculento, es frío, absurdo. El joven sobrevive, vuelve a Budapest y desde que sube al tranvía se siente ajeno. No queda nadie de su familia, la vida sigue alrededor como si su experiencia no hubiera existido. El muchacho -al fin el propio autor, aunque el relato sea expresamente no autobiográfico- entra en un extrañamiento que durará toda la vida de Kertész. Ha perdido su destino.

La posguerra reforzará si cabe ese extrañamiento. El régimen comunista le fuerza a ganarse la vida con trabajos intelectuales de baja monta y Sin destino se publica en 1975 sin pena ni gloria.  Pocos años antes de la caída del Muro consigue un cierta estabilidad como traductor, lo que le abrirá la puerta de los circuitos culturales alemanes, que serán muy importantes para su posterior reconocimiento.

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El joven regresa a Budapest en la versión cinematográfica de Sin destino  de Lajos Koltai

En Kertézs la narración es básicamente un vehículo minimalista para las ideas. La emoción se esconde en lo más profundo del alma. Y, sin embargo, su novela Kaddish por el hijo nacido es uno de los libros más desgarradores que he leído.

Cuando le conocí, Kertéz había tenido todavía muy poco contacto con los medios. Amable y educado, prácticamente salió de la cama, convaleciente de una gripe, para la entrevista en un café de Budapest. Fue una larga e interesante entrevista. Fuera de cámara recuerdo como abominaba de un Auswitch convertido en museo, mientras que mantenía que en Birkenau el espíritu del Holocausto todavía se podía palpar.

Desgraciadamente, en un reportaje de 50 minutos (5 países) la entrevista con Kertézs quedó reducida a un un minuto que recupero más abajo en el vídeo. Lástima que TVE no acudiera ayer al archivo para recuperar parte de la entrevista y despachara el obituario en 30 segundos.

La lucidez de Kertész se echa de menos en esta Europa de los muros y en la Hungría xenófoba de Orban. Como el propio autor declaró más de una vez cada vez es más evidente que no hemos aprendido nada.

Extracto de La Europa que viene (En Portada, TVE, 2001)

 

Josef Koudelka, nacionalidad dudosa


Praga – 1968 – Josef Koudelka

La invasión de Checoslovaquia fue uno de los acontecimientos que al final de la adolescencia despertaron mi interés por la política internacional. No puedo decir que guarde en la memoria una imagen en particular, pero si alguien ha forjado nuestro imaginario sobre aquellos días en los que las botas de los soldados del Pacto de Varsovia hollaron la utopía del «comunismo con rostro humano», ese es Josef Koudelka.

Emocionan todavía esas fotos cuando se visita la exposición de Koudelka en la Fundación Mapfre de Madrid. Durante varios días el joven Koudelka tomó frenéticamente instantáneas de unas tropas desconcertadas por la resistencia pacífica de la población (¡Les habían dicho que iban a liberar a los checoslovacos del fascismo¡). Koudelka hizo buena la máxima de Capa («si la foto no es buena es porque no te has acercado lo suficiente») y con su objetivo angular capta el dramatismo de cada escena al tiempo que las expresiones de soldados y héroes anónimos. ¡Qué maravilloso ejemplo de civismo el de las gentes de Praga aquellos días!

Sus fotos no se vieron hasta un año después. Koudelka abandonó Checoslovaquia y como no pudo renovar su pasaporte durante muchos años en su documentación apareció el sello de «nacionalidad dudosa». Ciertamente Koudelka es hijo de la cultura visual checa (véanse sus comienzos con la fotografía teatral), pero también es un ejemplo de un exilio permanente, de alguien que no es de ningún lugar y al tiempo de todos. Justamente lo contrario de lo que son hoy los países del centro y este de Europa, faro de cultura en el período de entreguerras y hoy estados sobre si mismos, celosos de identidades, reales o ficticias.

Eslovaquia – 1966 – Josef Koudelka

Me encanta esta foto. Transmite vida y es uno de los grandes ejemplos del uso del gran angular por Koudelka: ahí está todo, lo personal y lo colectivo. Y nos explica el mundo gitano en el centro y este de Europa, al que Koudelka se dedicó desde el 64 hasta el 70. Gitanos, romas, cíngaros, secularmente marginados y al tiempo imprescindibles con su música en cualquier fiesta familiar o popular. Los gitanos son húngaros, checos, eslovacos o rumanos, pero son una comunidad propia por cultura y segregación.

El primer ministro eslovaco, el socialdemóctrata Robert Fico, se niega a acoger refugiados porque Eslovaquia es -dice- una sola comunidad. ¿Qué hay de los gitanos, de los húngaros, de los checos?. He visto pueblos eslovacos donde los gitanos no pueden ser enterrados en el cementerio cristiano. Orban por su parte quiere hacer ciudadanos de la República de Hungría a los húngaros de cultura de los países vecinos. Todos se niegan a acoger a refugiados que no sean cristianos y la República Checa, denuncia la ONU, somete a los refugiados a trato vejatorio. ¿Qué fue de la rebelión pacífica del 68, de la Revolución de Terciopelo del 89?

Demasiada afirmación identitaria, demasiada soberbia de nuevos ricos, demasiada xenofobia.

  España – 1971 – Josef Koudelka

Con su dudosa nacionalidad a cuestas Koudelka desarrolló entre 1968 y 1994 el proyecto exilio, recorriendo España, Francia, Italia, Irlanda. Si bien acude a muchas romerías y fiestas populares no pretende documentar tradiciones o costumbres; busca momentos de expresión genuina y como dice que le dijo en una ocasión su mujer es capaz de capturar en cada instantánea de un modo natural la alegría y la tristeza. Es la visión del exiliado, del que mira desde fuera con empatía, queriendo comprender.

«La visión de Ulises» -Delta del Danubio – 1994

Esta última foto pertenece al último proyecto de Koudelka, «Caos». En los últimos años el checo trabaja con una cámara panorámica para fotografiar territorios devastados, minados, divididos. Esta imagen corresponde al rodaje de la maravillosa película «La mirada de Ulises», de Theodoros Angelopoulos. Una gigantesca estatua de Lenin navega por el Danubio. Los símbolos del totalitarismo se desmontaron rápidamente, en algunos casos se llevaron a cabo depuraciones hasta el nivel de funcionarios de poca categoría (las «lustraciones» en Polonia) y en otros no (como en Rumanía). Pero en ninguno de estos países se ha enfrentado al pasado como una catarsis, como lo ha hecho Alemania.

Demasiado patriotismo. Mejor una identidad dudosa.

(Koudelka dará una conferencia en la Fundación Mapfre de Madrid el 19 de noviembre a las 19:30. Dejo aquí esta entrevista realizada por Andrea Aguilar)

(Añado el punto de vista de Monica Zgustova, que en su «Crónica de la otra Europa» señala el sentimiento de victimismo como una de las causas del rechazo de los refugiados)

Los muros de Europa


Como millones de europeos he disfrutado de mis vacaciones en el Mediterráneo. Mientras, centenares de miles trataban de superar el muro líquido. Miles han muerto en el intento. Nuestra pasividad es culpable. No basta sentir compasión. Voluntarios y ongs (Médicos Sin Fronteras rescatando naúfragos) no pueden salvar la responsabilidad de todos. Es hora de que la indignación fuerce un cambio de política en los estados y en la Unión Europea. Pero al menos en España todo el mundo está en campaña electoral y no parece que la acogida de los que, simplemente, buscan una vida digna, vaya a estar en lo alto de la agenda.

Que salvado el Mediterráno los muros y las fronteras se multipliquen de un país a otro es un fracaso de la Unión Europea. Es consecuencia de la falta de una política de asilo e inmigración común.

La inmigración económica no se detendrá mientras la brecha económica entre las dos orillas sea gigantesca. Promover desarrollo y democracia son las soluciones a largo plazo para que nadie se vea forzado a buscar un futuro mejor lejos de su tierra. Pero ahora el motor de la crisis son las guerras de Libia, Irak, Siria, Sudán, Afganistán, Eritrea.

En el caso de Siria se ha dejado a los países vecinos, sobre todo a Jordania y Líbano, con una enorme carga. No es que la política europea fuera muy eficaz en las guerras de la antigua Yugoslavia, pero al menos hubo acogida y ayuda. Ahora, la Unión Europea tendría que estar dando asistencia a los países de acogida y crear en los campos de Turquía, Jordania y Líbano oficinas para solicitar refugio. Todo menos esos terribles peregrinajes para finalmente queda varados en una estación húngara.

Es paradójico que el gran Orban haya levantado un muro de espino en la frontera con Serbia. En el verano del 88 fueron los policías húngaros los que cortaron las alambradas que separaban de Austria, para que puedieran pasar los miles de alemanes orientales que habían decidido aprovechar las vacaciones para saltar a Occidente. Aquella avalancha, favorecida por los comunistas reformistas húngaros, fue el principio del fin del muro de Berlín.

Recorrí en el otoño del 2001 la frontera entre Hungría y Serbia. En el reportaje «La Europa que viene» de En Portada queríamos contar como sería la nueva Europa a la que iban a incorporarse los países ex comunistas. Uno de los temas, que decidimos centrar en Hungría, era el de la gestión de las fronteras exteriores. Entonces, lo que se planteaba era la relación con los países de la antigua Yugoslavia que acababan de terminar un ciclo de guerras. Así, la perspectiva era conectar dos autopistas, una húngara, otra serbia, que terminaban abruptamente a pocos kilómetros de la raya fronteriza (Tito siempre temió una invasión soviética desde Hungría). Catorce años después hay un nuevo muro de separación.

En Hungría revisamos también los irredentismos históricos. La nostalgia de la Gran Hungría, el territorio previo a la desmembración que supuso el Tratado del Trianón después de la I Guerra Mundial, ha sido un motor constante de la política húngara. Orban ofrece pasaporte a todos los nacionales de países vecinos húngaros de origen. Identidades, pasaportes, yo y el otro. Justamente, en el sur de Hungría estos sentimientos identitarios son más fuertes y la acogida de los refugiados más difícil. Orban finalmente está actuando con total desprecio para la dignidad de los que que buscan llegar como sea a Alemania -al final más generosa que los «solidarios» mediterráneos. La mala gestión de la crisis por parte del gobierno húngaro está estallándole en pleno centro de Budapest.

No sé si los que llegan a nuestras fronteras quieren ser europeos, pero perciben a Europa como un lugar de paz y dignidad. Y los estamos defraudando.

(Dejo aquí el vídeo de la «Europa que viene»)

 

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