Barack Obama es virtual candidato demócrata a la Casa Blanca. John McCain es un buen candidato republicano, con una trayectoria de independencia que le aleja -a pesar de defender la permanencia en Irak- del cliché de «tercera presidencia Bush», que le atribuye Obama. La contienda final será dura y resulta aventurado pronosticar un vencedor, por mucho que las encuestas den ventaja al candidato demócrata.
La ola de entusiasmo que levanta Obama recuerda la que llevó a John F. Kennedy a la presidencia. Mientras el joven aspirante demócrata peleaba con el corrosivo Nixon, entonces vicepresidente de Eisenhower, el stablishment trabajaba para dejar las cosas atadas y bien atadas. La CIA preparaba la invasión de Cuba. Llegado el momento, el nuevo presidente no tuvo casi otra opción que la de autorizar la operación de Bahía Cochinos (Playa Girón para los cubanos), mal preparado y peor ejecutada. El régimen de Castro se alineó con Moscú. Un Kennedy, ya menos bisoño, tuvo que lidiar con la crisis de los misiles. Los grupos cubanos movieron los hilos de la conspiración que terminó con el asesinato de Kennedy.
Jimmy Carter también suscitó grandes esperanzas. Su política de exigir el respeto de los derechos humanos en las relaciones exteriores permitió, por ejemplo, que los sandinistas pudieran derrocar al tirano Somoza. Pero la Unión Soviética invadió Afganistán y Carter cayó en la trampa. Washington promovió a los mujaidines, los guerreros de Alá, presentados como luchadores por la libertad. En el humus creado por los servicios secretos creció Bin Laden. Aquellos mujaidines son hoy los señores de la guerra.
Obama ofrece hablar con todos, hasta con aquellos que Bush etiquetó como eje del mal. Para Irán, unas conversaciones directas y abierta con Estados Unidos ya serían un logro estratégico. Pero el presidente Ahmedinejad puede sentir la tentación de, tras hacerse la foto, impedir cualquier avance, que le debilitaría mientras fortalecería a sus enemigos moderados. Por si acaso, el primer ministro israelí Olmert y sus ministros de exteriores y transporte amenazan con atacar las instalaciones nucleares iraníes. No es una amenaza como para tomársela a broma -ayer viernes 6 de junio las declaraciones del ministro de transportes, Saul Mofaz, dispararon (más todavía) el precio del petróleo- aunque haya que encuadrarla en la lucha por el liderazgo del partido Kadima. Lo que está claro es que Israel no puede dar ese paso sin la aprobación de la administración Bush. Sería el último servicio de Bush a la causa del caos. El bombardeo generaría una onda expansiva que demolería todos los equlibrios de Oriente Próximo. Irán intentaría cerrar el estrecho de Ormuz y el crudo se podría a ¿200 dólares?. La trampa se cerraría y Obama, envuelto en la bandera, enterraría su oferta de diálogo.
lunes, 09 Jun 08 a las 11:21 am
McCain no es a Bush, como Obama es a Zapatero. Y la administración estadounidense, y sus inercias en política exterior, no son del mismo tipo que las de Madrid. De modo que acepto el pesimismo y el petróleo a 200 dólares (pero el euro seguirá subiendo, por ahora)…
lunes, 09 Jun 08 a las 12:29 pm
Ecuación posible:
BUSH es a su amigo AZNAR, lo que OBAMA es a ZAPATERO. Variante transversal de la ecuación:
La inercia del peso de las tendencias anteriores en la Administración de Washington y en su política exterior, que predominan sobre la inercia de la trayectoria y campaña
del ocupante de la Casa Blanca, antes candidato…
sábado, 14 Jun 08 a las 11:45 am
«Los grupos cubanos movieron los hilos de la conspiración que terminó con el asesinato de Kennedy». Esla primera vez (perdón por la ignorancia) que leo que detrás de la muerte de JFK están los cubanos… No estaría mal un artículo sobre el tema.
sábado, 14 Jun 08 a las 11:53 am
Deshacer el entuerto creado por la política exterior de la Administracion Bush va a costar algo más que una simples conversaciones… Es ahora cuando más necesarío resultaría un líder (EEUU) que capitaneara a todos (ONU) con el objetivo claro de solucionar lo que claramente se presenta como una crisis internacional (alimentos, petroleo, terrorismo, programas nucleares…). Y la clave tampoco está en las recurrentes intervenciones militares. Obama (espero que no gane McCain) tendrá una dificilícima papeleta exterior (por no hablar de los problemas internos que ha de solucionar (crisis financiera, guerra de Irak…)