Imágenes de la globalización: la nueva gripe


La pandemia ya está aquí. Viene del cerdo, y no de las aves, y de América, y no de Asia, como nos habían anunciado. Todo está ya dicho y hasta la saciedad de esta nueva gripe. Sólo quiero aquí incidir en dos aspectos: su dimensión global y su tratamiento informativo.

Dimensión global

Por definición, una pandemia es una enfermedad contagiosa que se extiende por el mundo entero o por amplias regiones. En la Antigüedad se desarrollaron un buen número de ellas, colonizando el mundo conocido merced al comercio y las guerras. En la Edad Media, en el siglo XIV toda Europa se ve castigada por la peste negra, quizá un tipo de peste bubónica, quizá una forma de fiebre hemorrágica tipo Ébola. La peste negra causó enormes pérdidas demográficas y un estallido de religiosidad popular. Durante toda la Edad Moderna Europa sufrió el azote de las plagas. En el siglo XIX las olas de cólera se sucedieron. En la década de 1890 el cólera mató en España a 120.000 personas. La gripe española en 1918-1919 mató a 40 millones de personas en todo el mundo.

La mayor parte de estas olas han viajado de Este a Oeste, de China e India a Europa, de Europa a América. Los españoles llevaron sus enfermedades a América, la gripe común y la viruela, que diezmaron a las poblaciones indígenas. De América vino la sífilis, con un primer infectado, Martín Alonso Pinzón (aunque otra teoría afirma que la enfermedad ya existía antes en Europa). Ahora, América es origen de una nueva pandemia.

Las pandemias han advertido desde siempre de la unicidad del género humano, sometiendo a las misma amenaza a todos, sea cual fuera su lugar y su riqueza. La velocidad de transmisión ha ido creciendo conforme el mundo, merced a transportes más rápidos y frecuentes, ha ido empequeñeciéndose. Si algo nos enseña la Historia es el fracaso de las estragias de aislamiento de ciudades o regiones.

Todas las pandemias han sido seguidas de graves dificultades económicas, muchas fueron acompañadas de tumultos y disturbios. A menudo la pandemia cambió los valores y la cultura de las sociedades afectadas. En este caso, puede que la nueva gripe no tenga más trascendencia que la de cualquiera de las gripes habituales. Pero en aún en ese supuesto, en el actual estado previo, las consecuencias económicas ya están ahí. Caída del valor de las acciones de compañías turísticas y de aviación, elevación del precio de los valores de las compañías farmaceúticas. México, como otros países emergentes, está sufriendo con retrasos las consecuencias de la crisis económica. La gripe, sin duda, agravará esta tendencia.

Las pandemias encienden todas las alarmas. Pero la humanidad convive con epidemias, como la malaria que castiga a las poblaciones más pobres o empobrecidas (el dengue en Argentina), sin que los recursos movilizados alcancen el punto crítico para erradicar estas enfermedades.

Tratamiento informativo

¿Gripe mexicana, gripe porcina, gripe nueva, gripe A? La propia denominación de la enfermedad se ha convertido en una cuestión controvertida en los medios de comunicación. De acuerdo con la teoría del enfoque o framing etiquetar los nuevos fenómenos es una de las formas más evidentes de interpretarlos. En un primer momento, predominó el término de gripe porcina, indicando su origen. Esta es la tendencia dominante en los medios anglosajones, que no han dejado de usar desde el principio el término swine flu. Pero como las denominaciones no son nunca neutras, los productores de cerdos protestaron por tal etiqueta, considerando que podría perjudicar a su negocio. Algunos medios, por ejemplo, Telecinco, empezaron a usar gripe mexicana, denominación que no deja de estigmatizar al país de origen. Por cierto, que estos días hemos oído comentarios «patrióticos» quejándose de que la gripe de 1918 se calificara de española… Así que se ha ido asentado el término de nueva gripe, como denominación políticamente correcta. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud propone una designación más técnica, gripe A, que hoy ya veo reflejada, por ejemplo en los periódicos franceses.

El otro debate, más decisivo, se refiere al nivel informativo y el grado de alarma que se puede generar. La población necesita información completa, pero la saturación informativa y sobre todo el amarillismo pueden crear un estado de pánico. En general, la información ha resultado responsable, nada alarmista, pero sí excesiva y reiterativa. Cómo se preguntaba ayer Iñaki Gabilondo, ¿qué sucedería si fueramos contando caso por caso de la gripe común?

Este debate se refleja en el blog de los editores de la BBC. Informar de lo que se sabe, pero también de lo que se ignora y de las incógnitas, es el principio que dicen haber seguido. Interesante también el blog abierto por la Asociación Mexicana de Derecho a la Información. Aimée Vega Montiel se pregunta porque siguen muriendo personas en México de una enfermedad por el momento bastante benigna. Larespuesta -dice- es obvia: por la brecha de desigualdad global, reflejada en el empobrecimiento brutal de la mayor parte de las personas que habitamos este planeta.

(Actualizo esta entrada con la referencia a la información de Periodistas En Español que recoge una guía de recursos para informar de la pandemia)

(Nueva actualización 2-5-09. Manuel Castells publica hoy en La Vanguardia su Observatorio Global bajo el título Pandemia. Lo siento, no está en la edición en línea. Su tesis es  que la pandemia es una consecuencia más de una alimentación químico-genética-industrial que nos expone a cualquier contaminación que se produzca en un punto de la cadena.)

(Otras entradas de la serie Imágenes de la globalización: Piratas del Índico, Refugiados, Sri Lanka, Pakistán)

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Repensar tiempos y tratamientos


Newsweek prepara un cambio de concepción que liberará a la revista de la revisión semanal de la actualidad

Según The New York Times, la revista quiere afrontar sus crecientes pérdidas concentrándose en una audiencia más reducida que pague más por la suscripción. En algo más de un año, la circulación ha caído de 3, 1 millones a 1,5 millones y lo que paga cada suscriptor es cada vez menos debido a una política de promociones continuas. Ahora apuestan por un núcleo de 1, 2 millones de lectores. Neewsweek va a reducir circulación, formato físco y espera ganarse el aprecio de un público más selecto dispuesto a pagar más. Por cierto que su página no da acceso a sus contenidos, una renuncia del ciberespacio que me parece una estrategia suicida.

Si traigo aquí este caso es porque a la hora de buscar un producto de más calidad, los editores quieren superar el planteamiento de que la publicación se base en una revisión, profundización y enfoque propio de los grandes temas de la actualidad semanal. Vienen a reconocer que con la competencia de las televisiones y el periodismo digital no pueden aportar nada específico. La cobertura semanal requiere una gran Redacción.  Sus editores pretenden potenciar la opinión, las grandes firmas y los reportajes en profundidad, sin la compulsión de la cobertura semanal.

Los diarios de pago no pueden ser una sucesión de breves, como los gratuitos

Paco Audije me envía el enlace al blog del periodista Jean Quatremer (Libération) y a través de él llego a la entrevista de Marcel Guachet en Le Monde. La entrevista no tiene desperdicio. Entre otras cosas sostiene que el hecho de que «todos somos periodistas» demuestra precisamente la necesidad de profesionales que nos guien entre esas infinitas voces. En lo que se refiere al tema que trato aquí, Gauchet sostiene que es sucida para la prensa de pago someterse a la actualización permanente de la red, reducir espacio, renunciar a expertos y a tratamientos en profundidad. La única manera de salir de la crisis es apostar por la información en profundidad que aporte discernimiento en el flujo permanente de noticias. Como Quatremer, pienso que el modelo de The Econimist con una perspectiva de ciclo largo es un ejemplo desde luego para las revistas, pero también para los periódicos.

Tiempos y tratamientos

Primero fueron los boletines de radio. Luego los canales  de televisión de 24 horas. Ahora, desde el ciberespacio nos llegan constantes actualizaciones a nuestro ordenador o a nuestro teléfono. El diario y el telediario tendrán que mantener su ciclo temporal y ofrecer un contexto para la actualidad de la jornada. Las revistas se irán liberando de la perspectiva semanal. Pero todos, diarios, revistas, telediarios tendrán que dejar de tomar como valor central la actualización fáctica para centrarse en la información en profundidad, con una perspectiva a largo plazo, para revelar las tendencias que marcan el cambio social.

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