Tendencias para 2023


Como siempre el cambio de año está dominado por la incertidumbre. Calendario de bloques de madera. Imagen propiedad de Dilok Klaisataporn,

Cualquiera sabe lo que nos deparará el nuevo año a punto de llegar. Como siempre, será el mejor y el peor de los tiempos (Dickens dixit). Y como cada año intento avanzar tendencias. Ni tengo una bola de cristal ni información privilegiada, solo una mirada más amplia sobre la información de dominio público, lo que hace un año me permitió avanzar como principal riesgo geopolítico Ucrania. Este año presento esta reflexión bajo la forma de posibles y muy probables crisis.

Polarización y crisis institucional en España

Mi mirada es esencialmente internacional. Pero creo que en España vamos a vivir meses difíciles, con una creciente polarización de la clase política, que, afortunadamente, por ahora, apenas se ha trasladado a la sociedad,

Con el Tribunal Constitucional convertido, de hecho, en tercera cámara legislativa,y el órgano de gobierno del Poder Judicial secuestrado por el PP la confianza en las instituciones puede evaporarse y arrastrar en, año electoral, a la Junta Electoral. Sería dramático que, por primera vez en cuatro décadas de democracia, alguien pusiera en cuestión los resultados electorales.

En cualquier caso nos esperan meses de campañas electorales en los que la información falsa o engañosa y los mensajes de odio dominarán el escenario comunicativo, sobre todo, cabalgando desbocadas en las redes sociales.

La guerra de Ucrania

Ninguno de los escenarios en la guerra de Ucrania auguran un rápido fin del conflicto, Pero no se puede descartar un nueva ofensiva de Rusia o un error de cualquiera de los contendientes que condujera a la victoria del otro.

Lo más probable es que los ucranianos sigan sufriendo y los reclutas ruso mueran como carne de cañón. Mientras, el resto del mundo tendrá que convivir con el riesgo de conflicto nuclear.

La crisis energética

La guerra de Ucrania ha propiciado restricciones en la llegada del gas ruso a Europa y, en general, un alza de precios de derivados del petróleo.

Europa logró unas reservas notables que, salvo un invierno extremadamente frío, evitarán problemas de suministro. Ello a costa de sustituir el gas ruso por el más caro Gas Natural Licuado, en buena parte procedente del fracking estadounidense. Lo que es un mal negocio económico y medioambiental. Estados Unidos es el gran ganador de la guerra estratégicamente y económicamente.

En 2023, la UE tendrá que perfeccionar los controles de precios energéticos y aumentar el peso de las renovables en el mix energético

Inflación o recesión

Antes de la guerra, la salida de la Covid propició una inflación de oferta (cuellos de botella de los suministros) agravada en 2022 por el alza de precios de la energía.

Los bancos centrales han respondido con sus políticas habituales: subidas de tipos de interés y otras medidas restrictivas. Todo ello -con el riesgo reconocido por los propio banqueros centrales- de propiciar la recesión.

Así que en 2023 estaremos en el filo de la navaja entre la inflación y la recesión. Esperemos que los bancos centrales no se pasen de frenada.

El alza de precios, sumado a las prácticas congelaciones de salarios durante muchos años puede conducir a un invierno del descontento en distintos países europeos, con huelgas como las que vive el Reino Unido estos días.

Covid

Aparentemente, hemos vencido a la Covid. Las vacunas y la inmunidad natural han reducido su letalidad e incluso su capacidad de contagio.

Pero el virus siga activo ; en cualquier lugar puede mutar y una nueva cepa conquistar el mundo. Por eso y por justicia es tan importante que los países ricos financien programas de vacunas en el Sur Global.

China

Las protestas contra la política Covid Cero, que hacía la vida insoportable y arruinaba la economía hicieron reaccionar a la población con protestas inéditas. La respuesta de la dictadura china ja sido a un cambio radical con un levantamiento casi total de las restricciones. Levantamiento del garrote y a cambio un poco de zanahoria, en una táctica que todas las dictaduras aplican ante el disenso.

El problema es que a falta de inmunidad (por escaso contacto con el virus) y una deficiente política de vacunación (las vacunas chinas son poco eficaces y se ha vacunado preferentemente a los jóvenes) conduce ahora a una ola exponencial de contagios y por lo que se sabe a través de las redes sociales a una saturación del sistema sanitario y muertes masivas en las grandes ciudades.

Veremos si cuando se conozca ese tsunami de muertes no se reproducen las protestas, ahora más difíciles porque no se dirigirían contra una política concreta, sino contra el mismo sistema.

China siempre nos puede algún susto apretando el cerco a Taiwan

Irán

Es también una incógnita el recorrido de las protestas en Irán, donde el régimen de los ayatolás parece más inclinado a usar el palo que la zanahoria. La única zanahoria sería ceder en las negociaciones sobre su situación nuclear para que el levantamiento de las sanciones propiciara una mejora económica. En este sentido, es más que probable que las protestas, que tienen muchas semejanzas con las revoluciones de colores, tengan apoyo exterior.

Las protestas son una rebelión de los jóvenes y las mujeres, de los sectores más educados, pero el régimen sigue teniendo el apoyo de las clases populares.

Crisis climática

Es una crisis universal que nos amenaza a todos. El año que termina es el más cálido desde que existen registros y en España la temperatura ha excedido en un 1,6 grados la media de los último cuarenta años.

En la Europa del Sur nos vemos amenazados por la desertización y por fenómenos extremos, sobre todo lluvias torrenciales, sin descartar episodio de frío extremo, como el que vive estos días Estados Unidos por alteraciones en la circulación atmosférica. Peor lo tienen en en Sahel con sequias extremas y temperaturas insoportables.

Esperemos que a partir del 1 de enero, Lula detenga la deforestación del pulmón del planeta, la Amazonia, que Bolsonaro promovió. Si no se salva la Amazonia, perderemos el mayor sumidero de gases invernadero y el calentamiento global se acelerará.

Crisis migratoria

No me gusta hablar de crisis porque es una palabra con connotaciones negativas y pienso que las migraciones en lugar de un problema son una oportunidad. Oportunidad para que los migrantes salven o mejoren su vida, sus países reciban remesas de dinero y a la larga pueda darse un regreso con repatriación de conocimientos. Para los países receptores porque es la única posibilidad de desactivar el declive demográfico.

A pesar de todo, la UE insiste en su política criminal de convertir a Europa en una fortaleza inaccesible y externalizar el control de frontera en países en los que no se respetan los derechos humanos de los nacionales y menos de los emigrantes. Lo que aboca a miles a morir en el mar o lazándose contra los muros fronterizos.

En 2023 los flujos migratorios desde África pueden ser muy importantes. A la crisis climática, se suman una decena de guerras olvidadas y a una situación de pobreza alimentaria, consecuencia de la subida del precio de los cereales y recortes en los suministros de la ONU, debido a las restricciones y subidas de precios ocasionados por la guerra de Ucrania.

Todo ello sin contar los miles que intentarán huir del Afganistán taliban.

SOLO ME QUEDA DESEAROS FELIZ AÑO, BUSCAD LA FELICIDAD EN VUESTRO CORAZÓN Y EN EL AMOR DE FAMILIARES Y AMIGOS.Y cuidado con los deseos que a veces se cumplen.

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2010


A estas alturas todo el mundo ha hecho su resumen del año que se acaba. (Recomiendo  el resumen internacional de Yolanda Álvarez en los telediarios de TVE). Pero parece imposible evitar ese ejercicio de mirar atrás para presagiar lo que viene.

2009 ha sido el año en el que los responsables de la crisis han olvidado sus buenas intenciones y vuelven por donde solían. Ya han levantado el paréntesis al capitalismo que cucamente pusieron para beneficiarse de las ayudas del Estado. Y los estados, sepultados por la deuda, no parecen dispuestos a responder a los problemas reales. Si como se pronostica vamos hacia una fase de estancamiento o mínimo crecimiento, agravada por la inflación generada por deudas gigantescas, el pacto social en el que se sustentan las sociedades europeas puede romperse. Lo peor es que, más allá de explosiones sociales puntuales, todo apunta hacia el fortalecimiento del populismo.

El año que termina ha mostrado la voluntad de los Grandes de arrumbar el sistema de Naciones Unidas. Tanto el G-20, como el G-2 de la Conferencia del Clima, son intentos de buscar formas de gobierno mundial sobre la base de los intereses de las grandes potencias. Y mientras una ONU cada vez peor dirigida y dotada tiene que hacer el trabajo de mantener en funcionamiento las instituciones del sistema internacional sin el que nuestro mundo colapsaría.

Del cúmulo de acontecimientos internacionales me quedó con Irán. No vivimos una «revolución verde», sino una crisis del régimen provocada por la progresiva toma de conciencia de la sociedad civil. El año que viene Jamenei y Ahmedinejad aumentarán la represión, pero pasado un cierto punto la situación puede ser incontrolable. Me recuerda a la España del año 73. Pero ni siquiera la muerte de Jamenei conllevaría el cambio de legitimidad que supuso en España la muerte de Franco.

Los periodistas hemos seguido este 2009 completamente desconcertados. La crisis de los medios nos ha dejado sin cobijo. Hay muchas formas de reinventar el periodismo, pero no todos los periodistas pueden experimentar con empresas sin ánimo de lucro o convertirse de la noche a la mañana en animadores de redes sociales. La mayoría quiere comer y pagar sus facturas.

En España aumenta la presión para que el Estado corra en ayuda de la prensa, pero me temo que las organizaciones de periodistas (para ser claros, la FAPE) apoya esa ayuda con pocas condiciones a cambio. En 2010 la gran  batalla será si la información en la Red sigue siendo gratuita o pagaremos por ella, como quiere Murdoch (por mi parte no pienso pagar nada a este señor).

En el mundo de la televisión 2010 nos trae el regalo de la desaparición de la publicidad en TVE y un panorama privado más concentrado y menos plural. Después de varios meses de mantener una encuesta abierta en este blog, 25 lectores creen que la supresión de la publicidad es una oportunidad para poner la televisión a los servicios de los ciudadanos, mientras que otros 22 piensan que la televisión pública a la larga perderá recursos y audiencias. Mis sentimientos están divididos como los de los lectores. Temo esa pérdida de recursos y audiencias y las perspectivas no pueden ser peores, con el sistema de financiación recurrido por las Telefónicas y cuestionado en Bruselas. Pero al mismo tiempo quiero dar un voto de confianza a la nueva programación, que juzgaré más adelante.

También 2010 nos traerá el apagón digital. Cadenas informativas como 24 Horas o CNN+ tienen una gran oportunidad sin son capaces de potenciar sus programaciones y superar el boletín eternamente repetido.

Me ha salido una entrada tan gris como el día que hoy ha amanecido en Madrid. Tampoco es cuestión de titular, como hizo una revista de la transición en una primera plana en negro, «feliz año peor».

Levantemos el ánimo.  2010 será en gran medida lo que queramos que sea y construyamos entre todos.

FELIZ AÑO.

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