2010


A estas alturas todo el mundo ha hecho su resumen del año que se acaba. (Recomiendo  el resumen internacional de Yolanda Álvarez en los telediarios de TVE). Pero parece imposible evitar ese ejercicio de mirar atrás para presagiar lo que viene.

2009 ha sido el año en el que los responsables de la crisis han olvidado sus buenas intenciones y vuelven por donde solían. Ya han levantado el paréntesis al capitalismo que cucamente pusieron para beneficiarse de las ayudas del Estado. Y los estados, sepultados por la deuda, no parecen dispuestos a responder a los problemas reales. Si como se pronostica vamos hacia una fase de estancamiento o mínimo crecimiento, agravada por la inflación generada por deudas gigantescas, el pacto social en el que se sustentan las sociedades europeas puede romperse. Lo peor es que, más allá de explosiones sociales puntuales, todo apunta hacia el fortalecimiento del populismo.

El año que termina ha mostrado la voluntad de los Grandes de arrumbar el sistema de Naciones Unidas. Tanto el G-20, como el G-2 de la Conferencia del Clima, son intentos de buscar formas de gobierno mundial sobre la base de los intereses de las grandes potencias. Y mientras una ONU cada vez peor dirigida y dotada tiene que hacer el trabajo de mantener en funcionamiento las instituciones del sistema internacional sin el que nuestro mundo colapsaría.

Del cúmulo de acontecimientos internacionales me quedó con Irán. No vivimos una «revolución verde», sino una crisis del régimen provocada por la progresiva toma de conciencia de la sociedad civil. El año que viene Jamenei y Ahmedinejad aumentarán la represión, pero pasado un cierto punto la situación puede ser incontrolable. Me recuerda a la España del año 73. Pero ni siquiera la muerte de Jamenei conllevaría el cambio de legitimidad que supuso en España la muerte de Franco.

Los periodistas hemos seguido este 2009 completamente desconcertados. La crisis de los medios nos ha dejado sin cobijo. Hay muchas formas de reinventar el periodismo, pero no todos los periodistas pueden experimentar con empresas sin ánimo de lucro o convertirse de la noche a la mañana en animadores de redes sociales. La mayoría quiere comer y pagar sus facturas.

En España aumenta la presión para que el Estado corra en ayuda de la prensa, pero me temo que las organizaciones de periodistas (para ser claros, la FAPE) apoya esa ayuda con pocas condiciones a cambio. En 2010 la gran  batalla será si la información en la Red sigue siendo gratuita o pagaremos por ella, como quiere Murdoch (por mi parte no pienso pagar nada a este señor).

En el mundo de la televisión 2010 nos trae el regalo de la desaparición de la publicidad en TVE y un panorama privado más concentrado y menos plural. Después de varios meses de mantener una encuesta abierta en este blog, 25 lectores creen que la supresión de la publicidad es una oportunidad para poner la televisión a los servicios de los ciudadanos, mientras que otros 22 piensan que la televisión pública a la larga perderá recursos y audiencias. Mis sentimientos están divididos como los de los lectores. Temo esa pérdida de recursos y audiencias y las perspectivas no pueden ser peores, con el sistema de financiación recurrido por las Telefónicas y cuestionado en Bruselas. Pero al mismo tiempo quiero dar un voto de confianza a la nueva programación, que juzgaré más adelante.

También 2010 nos traerá el apagón digital. Cadenas informativas como 24 Horas o CNN+ tienen una gran oportunidad sin son capaces de potenciar sus programaciones y superar el boletín eternamente repetido.

Me ha salido una entrada tan gris como el día que hoy ha amanecido en Madrid. Tampoco es cuestión de titular, como hizo una revista de la transición en una primera plana en negro, «feliz año peor».

Levantemos el ánimo.  2010 será en gran medida lo que queramos que sea y construyamos entre todos.

FELIZ AÑO.

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