Una memoria democrática para convivir juntos


Primera rueda de prensa después de la legalización del PCE, el «sábado de gloria» de abril de 1977. con la bandera rojigualda en lugar destacado.

Este es un país mal soldado, atravesado por múltiples cicatrices históricas. Es difícil compartir una visión de España que no esté sesgada por la ideología o los intereses. Por una vez voy a entrar en esas cuestiones que nos dividen, sin obviar asuntos polémicos como la amnistía por el procés. Busco el entendimiento no el enfrentamiento, pero no entraré en discusiones sobre estos temas tan espinosos por el desgaste personal que puede conllevar.

La guerra civil y el revisionismo franquista. La ley de memoria democrática

En España todavía se desconoce el paradero de 114.226 víctimas de la represión franquista (entre ellos García Lorca), según contabilizó el juez Baltasar Garzón en su auto sobre crímenes del franquismo y ratifican las investigaciones históricas.

Pocas normas desatan mayor indignación entre la derecha y la extrema derecha que la Ley de Memoria Democrática (Ley 20/22),, que en su Exposición de Motivos declara:

«La memoria de las víctimas del golpe de Estado, la Guerra de España y la dictadura franquista, su reconocimiento, reparación y dignificación, representan, por tanto, un inexcusable deber moral en la vida política y es signo de la calidad de la democracia. La historia no puede construirse desde el olvido y el silenciamiento de los vencidos.»

Desde el punto de vista práctico, el Estado se compromete directamente en la búsqueda de esos desparecidos, que todavía yacen en cunetas y fosas comunes, y darles digna sepultara, de acuerdo con los familiares. Asimismo, eliminar monumentos que ensalcen la dictadura y si ello no resultara posible reinterpretar estos lugares.

Para la derecha y extrema derecha es la venganza de los perdedores, que quieren falsear la verdad histórica y denigrar a los vencedores y lo único que se persigue es «abrir viejas heridas». ¿Es abrir viejas heridas entregar los restos a familiares, que han esperado 80 años para cerrar el duelo? ¿Cabe pensar que en Alemania o Italia existiera un monumento a la dictadura nazi o fascista en el centro de sus capitales, como es el Arco del Triunfo de Madrid?

Y luego viene la guerra de cifras. Según el historiado Julián Casanova:

«En la guerra civil hubo 600.000 muertos, 100.000 de ellos víctimas de la represión desencadenada por los militares sublevados y 55.000 de la violencia en la zona republicana. Al menos 50.000 personas más fueron ejecutadas entre 1939 y 1946».

La obra de referencia es «Holocausto Español» de Paul Preston (reseña de Juan Cruz). Y por supuesto las obras de testigos privilegiados como «La Forja» de Arturo Barea y «A sangre y fuego» de Chaves Nogales, cuyo subtítulo «Héroes, mártires y bestias de España» lo dice todo.

No hay duda que desde la fragua de la rebelión militar hay un claro propósito genocida de exterminar al enemigo, «sanar» a España erradicando violentamente el «cáncer rojo» y eso es así desde el 18 de julio hasta mediados de los 40, con 50.000 personas ejecutadas, terminada la guerra.

La represión en el otro campo se ha presentado a menudo como obra de incontrolados, sobre todo anarquistas; pero las últimas investigaciones demuestran que en matanzas como las de Paracuellos o el cementerio de Aravaca requerirían un logística en la que forzosamente tenían que estar implicadas las autoridades. Lo que no quiere decir que políticos como Largo Caballero -cuyo gran error fue impedir en su momento la unión de las fuerzas republicanas y socialistas- fuera un asesino y no luchara por evitar la barbarie. Cierto es también que con el aumento de la influencia de la URSS llegan las checas y la represión estalinista.

Hay una corriente revisionista (Pío Moa y compañía) que sostiene que la guerra la empezó la izquierda con la Revolución de Octubre. Para contradecir el argumento me remito a un libro que es una pequeña joya «Tres periodistas en la revolución de Asturias», con las cónicas sobre el terreno de Josep Plá, Manuel Chaves Nogales y José Díaz Fernández.

La revolución ni estaba planificada ni tenía ninguna posibilidad de triunfar. Fue un reacción terrible y sangrienta a la entrada en el gobierno de fuerzas protofascistas, que negaban y combatían los principios y la misma existencia de la República. La revolución fue protagonizada por los mineros asturianos desesperados por sus condiciones de vida, lo que no significa que se pueda justificar esa violencia.

Dejemos de lanzarnos los muertos unos a otros, tomemos como referencia la investigación histórica y reparemos a las víctimas a las víctimas del franquismo, la mayoría ancianos, al borde de la muerte. Es inaudito todavía la crueldad de impedir los memoriales en recuerdo de las víctimas del franquismo, como la prohibición por parte del Ayuntamiento de Madrid del que se iba a realizar en el cementerio de La Almudena, donde se destruyeron versos de Miguel Hernández.

El terrorismo etarra y de los aparatos de Estado. La victoria democrática y la reinserción de los militantes

Desde 1968 a 2011, ETA asesinó a 850 personas, hirió a 2600 y secuestró a 90. Detrás de cada víctima hay las vidas rotas de toda un familia.

Para entender la experiencia de las víctimas del terrorismo recomiendo la lectura de «Salir de la noche» de Mario Calabresi, hijo de un comisario milanés asesinado por las Brigadas Rojas, tras ser acusado falsamente de haber asesinado en comisaría a un anarquista.

Las víctimas de ETA merecen todo el reconocimiento y reparación, pero no pueden tener la patente permanente de lo que es aceptable o no en la política española.

Es un triunfo de la democracia no solo que ETA se extinguiera sin concesiones políticas, sino que sus antiguos militantes, cumplidas sus cuentas con la justicia, pueda participar en política y presentarse a cargos públicos. Ballots no bullets –como se dice en inglés con un juego de palabras, votos en lugar de balas-.

Los reinsertados y en general la izquierda abertzale le deben a la sociedad vasca y española en general algo más que una petición formal de perdón. Nos deben una declaración de que a partir de 1978, España no era una dictadura ni Euskal Herreria un territorio oprimido y que, por tanto, su terrorismo era injustificable moral y políticamente.

Falta también que el Estado reconozca los crímenes -que no fueron pocos- cometidos en su nombre, los «excesos policiales» y la reparación de estas víctimas. Y no sólo en la guerra sucia contra ETA, sino también de todos los abusos policiales durante la Transición, con decenas de muertos y miles de torturados, cuyas acciones en petición de justicia han sido ignoradas sistemáticamente, a menudo en aplicación de Ley de Amnistía de 1977. Tanto en estos casos como en los de la víctimas del terrorismo donde no llegue la justicia penal debe obrar la justicia restaurativa

Los símbolos nacionales

En la foto que abre esta entrada da testimonio gráfico de la primera rueda de prensa del PCE después de su legalización.

En la misma Santiago Carrillo declaró:

“Nosotros somos republicanos, pero aceptaremos la monarquía siempre y cuando ésta apueste por la democracia. Lo importante ahora no es el debate entre Monarquía o República, sino la elección entre dictadura o democracia, y nosotros estamos claramente con la segunda. Si el Rey asume la Monarquía parlamentaria y constitucional, nosotros lo apoyaremos».

En ese «quid pro quo» entraba la aceptación de la bandera monárquica.

El único cambio efectuado por la democracia ha sido la introducción de escudo constitucional. Pero puesto que la monarquía nunca ha sido directamente y separadamente refrendada, la izquierda más reivindicativa ha encabezado sus protestas con la bandera republicana tricolor.

Mientras la derecha, ha monopolizado la bandera no solo portándola en actos políticos contra gobiernos de izquierda, sino que a través de pulseras y demás merchandasing ha convertido los colores de la bandera en signo de identidad, un santo y seña de reconocimiento entre iguales. Recuerdo una vieja canción de Aute con letra de Forges «yo la bandera la llevo en la billetera»

Todavía altos cargos de VOX se presentan con el escudo inconstitucional.

Tampoco ayuda la asociación de los símbolos nacionales y religiosos: las procesiones con escolta militar; el desembarco de la Legión portando el Cristo de Mena, cantando ese himno siniestro que es «soy el novio de la muerte».

Y la relación de la nación con lo militar. Me parece inaudito que la Fiesta Nacional se celebre con un desfile militar y no haya un acto donde se reconozcan los méritos de personas de la sociedad civil en aras del progreso y la convivencia.

La monarquía sigue siendo divisiva. No solo por las tropelías del emérito, tapadas durante décadas en nombre de la concordia democrática. La actual familia real es aparentemente más presentable, pero sus miembros, bien conectados con la élite económica (recordemos aquello de «compi-yogui», mensaje de la reina a un empresario corrupto en dificultades judiciales), parece incapaz de un gesto de empatía hacia los más desfavorecidos (no he visto nunca a ningún miembro de la familia visitando un comedor social o un centro de acogida de refugiados). En lo político, Felipe VI con su discurso después del ilegal referéndum en Cataluña no colaboró a tender puentes.

Resulta que al final los únicos símbolos compartidos son las equipaciones de las selecciones deportivas, sobre todo de la de fútbol, la «roja. No soy aficionado al fútbol y no sé cuando se generalizó esa denominación, pero desde luego con Franco no se hubiera podido llamar a una selección «la roja».

Pediría que la izquierda que use sin complejos la bandera constitucional y si lo desea la alterne con la republicana, que también era la bandera de una democracia española. Y a la derecha que cese de hacer ostentación de banderas y pulseras. Que institucionalmente se busquen y promocionen nuevos símbolos, como en su día fue el monumento a la Constitución en la Castellana.

El Imperio y la leyenda negra

No estamos tampoco de acuerdo en la interpretación de la Historia.

Hay una corriente revisionista de la leyenda negra y exaltadora del imperio en América, cuya figura más destacada es Elvira Roca Barea. Confieso que no he leído su obra, pero en la interpretación que ha hecho circular la derecha solo se presentan las luces de España en América, olvidando los distintos genocidios.

Las Leyes de Indias son un timbre de gloria para el Imperio Hispánico, pero demuestran que previamente existieron agresiones sin cuento a las poblaciones originarias y luego fuero reiteradamente incumplidas. Por eso aunque la petición de disculpas de López Obrador me parece bombástica, no estaría de más reconocer, como han hecho los holandeses, los abusos contra los derechos humanos realizados por los españoles durante la conquista y la colonia. Abusos que empalidecen ante los producidos por las repúblicas americanas después de la independencia.

Escuché a Roca Barea en una entrevista y me pareció más razonable que esa versión simplificadora que circula la derecha. Reconoció que no existe una España eterna e inmutable y que el Imperio de los Austrias era un confederación de Estados propiedad del soberano.

Porque en la Península se han sucedido los imperios, los reinos, las monarquías absolutas, pero hasta las Cortes de Cádiz no existe un Estado Nacional,

No existe la España eterna, definida por el catolicismo. Es hora de enterrar a Viriato, Don Pelayo y el Cid y volver a Cervantes y Machado. Y vivir en el día de hoy mirando al futuro, no al pasado.

La diversidad territorial y social

El mayor problema de convivencia que tenemos es la integración de una España territorialmente muy diversa y muy rica. Llevamos más de dos siglos con el problema. No cuajó la República Federal de Pi i Margall, ni el Estado integral de la II República, en ambos casos más por quiebra general del Estado que por fallos del sistema de integración.

La Constitución reside la soberanía en el conjunto de los españoles y reconoce la autonomía de «nacionalidades y regiones». Recuerdo muy bien el debate en torno al término nacionalidades. ¿Se constituía España como un Estado plurinacional? La respuesta es que nacionalidades quería decir regiones históricas, con signos de identidad muy destacados y que hubieran disfrutado de autonomía durante la República.

Lo que nos demuestra la experiencia de estos 45 años es que territorios como Cataluña y el País Vasco se consideran naciones y-por lo menos minorías significativas de sus poblaciones- no aceptan el sistema autonómico y no cejaran hasta que se les reconozca el derecho a la secesión (mal llamado de autodeterminación). El derecho de autodeterminación solo es aplicable en territorio coloniales o sometidos a una administración externa despótica, lo que no es el caso. No obstante, creo que la salida de este cículo vicioso solo puede hacerse por medio de un referendum pactado en los términos de la ley de Claridad canadiense. Ello solo sería posible modificando con la Constitución mediante un gran pacto de Estado. No me convence la Confederación historicista y foral, que propone Urkullu, y menos su sistema de interpretación constitucional mediante una Convención.

Una última cuestión de actualidad. Los resultados electorales han puesto la gobernabilidad en manos del prófugo Puigdemont (con 7 diputados y 342.000 votos), un nacionalista de derechas, un ególatra que busca su revancha personal y que para empezar a negociar exige un ley de Amnistía.

La cuestión no es si la amnistía es o no constitucional. La cuestión es que no es legitima porque una amnistía se otorga para limpiar las persecuciones de un estado no democrático. Lo cual no quiere decir que no se puedan utilizar otras herramientas de gracia para normalizar Cataluña. Comparto los argumentos de Tomás Quadra-Salcedo (Gracia y Justicia).

Creo que Sánchez ni puede ni debe aceptar esa condición previa porque aun en el caso de que se lograra la investidura. el gobierno pendería de un hilo que Puigdemont cortaría a la menor fruslería. Y eso llevaría a una debacle electoral del PSOE y al gobierno PP-VOX. Más vale rechazar ahora el chantaje. En unas nuevas elecciones seguramente el PSOE mejoraría sustancialmente con el apoyo del electorado al que irritan las demandas independentistas.

Si se podría avanzar en el reconocimiento de España como un Estado plurinacional, especialmente favoreciendo el uso de las lenguas propias a nivel estatal (optativas en Bacillerato y universidades). Cuando hace 60 años escuché a Serrat cantar la «Canço de Matinada», entendí que en España además del castellano había otra lenguas, que también formaban parte de nuestro patrimonio común.

Políticamente creo que hay que seguir avanzando hacia un federalismo cooperativo, reformando el Senado como cámara territorial, clarificando las competencias de las comunidades y el Estado central, reforzando la conferencia de presidentes y las comisiones sectoriales. Pero para eso hace falta un pacto de Estado, que se antoja imposible.

El patriotismo constitucional

Dejemos atrás los símbolos y una historia divisiva para unirnos en defensa de los derechos y principios constitucionales y los servicios públicos que hacen efectivos los derechos sociales. Es lo que Habermas llama patriotismo constitucional y que puede unir a quien se siente catalán, vasco o gallego o asturiano con quien se siente simplemente español. Asumamos las sucesivas capas de identidad que se solapan en en cada individuo.

En el ULSTER me enseñó John Hume -un político católico y republicano moderado, que recibió el Nobel de la Paz- que lo de menos es la identidad de cada uno. Lo importante es trabajar juntos por el progreso común. Menos banderas, menos guerra culturales, más honradez, menos corrupción y más trabajo.

Armas para la guerra


Uno de los dos aviones del Ejército del Aire con el primer envío directo de armamento por parte de España a Ucrania despega este viernes de la base aérea de Los Llanos (Albacete).Manu (EFE)

La Carta de Naciones Unidas renoce a un país agredido el derecho a una autodefensa proporcionada, hasta que el Consejo de Seguridad pueda detener la agresión. Una guerra de agresión es un crimen contra la paz. La asistencia al agredido es, pues, legítima, sin por ello dejar de explorar soluciones diplomáticas.

Lo cierto es que EEUU ha armado en los últimos años a Ucrania con armamento ofensivo, por valor de 2.500 millones de dólares, armas que Kiev utilizó para reconquistar parte del Donbás, justficación para Rusia de su ataque.

En la situación actual armar a Ucrania es legítimo y lo están haciendo muchos estados europeos, que entienden que es el momento de parar a Putin. Además, la UE ha puesto a disposición de sus socios un fondo de 450 millones de euros para financiar las armas con destino a Ucrania. Es un paso de enorme importancia, que covierte a la UE en una potencia geoestratégica. Poca importancia tiene enviarlas directamente o a través de la UE porque en definitiva se va a utilizar esa financiación y los menismos de coordinación europeos.

Conviene volver la vista a la Historia. En España durante la Guerra Civil, desde los primeros días Franco tuvo el armamento alemá e italiano más moderno. Mientras, Francia y el Reino Unido montaron el Comité de No Intervención, que, con la esperanza de no extender la guerra y no incendiar Europa negó al legítimo gobierno repúblicano las armas que necesitaba para defenderse.

La web de Ida y vuelta de un soldado


Captura web

Mi padre, José Díaz Bravo, fue uno de esos jóvenes de la Quinta del Biberón que, además de combatir en la guerra civil, tuvieron que hacer luego una interminable mili.

A su jubilación, en 1986, escribio unas memorias de la guerra y el cautiverio como prisionero en los campos de concentración franquistas. 80 años después de aquellos hechos, recupero y difundo su trabajo.

En el blog ya hice varias entradas, coincidiendo con el fin de la batalla de Aragón (voladura de los puentes de Tortosa) y comienzo de la batalla del Ebro. Dejo en esta página de primer nivel referencia a la web que he construido a partir de sus memorias. Un homenaje a su persona y a todos los que, luchando por sus ideales, o, simplemente por que les tocó, sufrieron y murieron en aquella terrible contienda.

La web tiene las siguientes páginas:

  • Ida y vuelta (página de inicio): introducción y enlace para descargar las memorias
  • José Luis:perfil de José Díaz Bravo (José Luis es su alter ego literario).
  • La retirada de Aragón: José Luis entra en combate en el Maestrazgo y cruza el puente de Tortosa antes de su voladura.
  • La batalla del Ebro: José Luis cruza el Ebro por Flix el 25 julio y es hecho prisionero el 15 de noviembre de 1938.
  • El cautiverio: Como prisionero pasa por la plaza de toros de Logroño, el campo de concentración de Miranda de Ebro y el de trabajo de Son Amoixa. Es liberado el 1 de junio de 1939.
  • La ruta del soldado: mapa de Google de los lugares por los que pasó José Luis.
  • Cronologia: línea de tiempo interactiva con los episodios de la memorias y el contexto de los grandes acontecimientos de la guerra y la escena internacional.
  • 80 años después: mi diario de viaje, 80 años después, a los escenarios de las memorias.

La cronología no puede incrustarse en esta página, pero puede verse en este enlace.

Mapa de la ruta del soldado

Ida y vuelta de un soldado: la batalla del Ebro


25 de julio de 1938, 00:15. Hace 80 años daba comienzo la batalla del Ebro.

Mi padre, José Díaz Bravo, José Luis en su relato Ida y vuelta de un soldado era de los primeros en cruzar el río por Flix.

Valga esta entrada, que forma parte de la serie Ida y vuelta de un soldado, como homenaje a todos los que combatieron, en uno y otro bando, en la batalla más cruenta de la guerra civil. Salvo algún centenario, ya no están aquellos jóvenes que lucharon por unos ideales, o simplemente, porque les tocó. Nos corresponde a nosotros conservar su memoria.

(Ida y vuelta de un soldado se puede descargar aquí)

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La batalla

Después de la retirada de Aragón, el ejército popular podría haberse colocado a la defensiva. La línea XYZ estaba conteniendo el avance de Franco sobre Valencia. Podría haber reorganizado sus fuerzas y esperar desde una posición ventajosa la ofensiva nacional. Pero la República necesitaba una victoria para fortalecer la moral propia, pero sobre todo para convencer a las potencias europeas de que su causa debía ser tomada en cuenta.

» Resistir es vencer». La política de Negrín, presidente del Consejo y ministro de Defensa, de resistencia ultranza se manifiesta en la ofensiva del Ebro, planificada militarmente por el general Rojo.

No era solo cuestión de prestigio. Alargar la contienda podría suponer la intervención de Francia en el marco de una conflagración general en Europa. Durante los días de la batalla se desarrolla la crisis de los Sudetes, pero el acuerdo de Munich aleja cualquier esperanza de internacionalización.

La ofensiva es una acción audaz, bien planificada y bien ejecutada, pero con carencias básicas. La inferioridad en artillería y sobre todo en aviación: los aparatos alemanes e italianos dominan los cielos. La dificultad de los suministros. La falta de transportes.

El Ejército del Ebro mandado por Modesto estaba organizado en dos cuerpos, el V, al sur, mandado por Líster y el XV, al norte, por Tagüeña. Las operaciones se desarrollan en la Terra Alta de Tarragona, un terreno en principio sin mayor valor estratégico, en el arco del río entre Mequinenza y Amposta.

Explotando la sorpresa, el 25 de julio de 1939 el Ejército del Ebro cruza el río. Avanza haciendo en un solo día 4.000 prisioneros. Pero no consigue conquistar sus dos primeros objetivos, Vilalba d`Arcs y Gandesa. El 1 de agosto Modesto ordena ponerse a la defensiva. Han conquistado 300 kms/2, dominan buenas posiciones defensiva, pero están encajonados entre el enemigo y el río.

Franco podría haber seguido avanzando sobre Barcelona, pero opta por aniquilar a lo mejor del ejército de la República. Serán siete contraofensivas, todas ellas frontales. Dos ejércitos, en total 400.000 combatientes, en un duelo de carneros, como se ha comparado a veces, que supone la más larga y terrible de todas las batallas de la guerra.

En la madrugada del 16 de noviembre los últimos hombres de Tagüeña cruzan el puente de hierro de Flix, antes de volarlo. La batalla del Ebro ha terminado.

En total, ambos bandos han tenido 100.000 bajas. Los nacionales han hecho 20.000 prisioneros. Ha sido una terrible carnicería. En la Terra Alta han caído cerca de 20.000 soldados, casi 2/3 republicanos.

Descanso y preparación

Después de pasar a la orilla izquierda del Ebro, la compañía de transmisiones de José Luis se instala en Tortosa. No están mal, si no fuera por los terribles bombardeos nacionales.

La Brigada es trasladada a Lérida, para participar en la ofensiva de Balaguer, que fracasa, y no llegan a entrar en combate.

Son meses tranquilos. José Luis pasa por Tárrega, Tarrés, la Granadella, pueblos de una rica región agrícola, en la que todavía se pueden encontrar alimentos. En Tarrés están instalados en la iglesia. En Granadella pasa revista a las tropas el general Hernández Saravia, jefe del Ejercito del Este.

En julio se acaba la tranquilidad. De nuevo, caminando, hacia el sur, hasta la ribera del Ebro.

El paso por Flix

A las 00:15 minutos del 25 de julio de 1938 el Ejército del Ebro cruza el río por cuatro puntos. Fayón, al norte y Amposta, al sur, dos maniobras de diversión y en el centro, en los ataques principales, por Flix y Ascó, el XV Cuerpo de Tagüeña, y por Mirabet el V de Lister.

José Luis es de los primeros en cruzar por Flix, en la barca del comandate Fidel. A pesar del fuego enemigo llegó sano y salvo a la otra orilla.

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Relato del paso por Flix. Ida y vuelta de un soldado

La batalla del transmisionista

Cuando el frente queda estabilizado, la compañía de transmisiones de José Luis se instala en La Fatarella, en el puesto de mando de Tagüeña.

Desde allí, hacen servicio en una centralita bien protegida de Ascó, pero, sobre todo, reparan las líneas a lo largo del frente. Hay que seguir el cable por el campo durante kilómetros hasta encontrar la rotura y unir de nuevo las dos puntas.

Sufren los bombardeos de la artillería y la aviación y algunas veces llegan a la primera línea, como en el cementerio de Vilalba d’Arcs.

También hay momentos de tranquilidad para escribir a la familia y los soldados aprovechan las provisiones del pueblo de esta zona agrícola.

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Sobre el fondo de la bobina de cobre y el teléfono, elementos del transmisionista, relato de José Luis del combate junto a la tapia del cementerio de Vilalba

Prisionero que no pasado

El 15 de noviembre las últimas resistencias republicanas se derrumban. Es el último día de la batalla.

José Luis es enviado con otros cuatro compañeros a recoger el último cable que comunicaba con el frente. Las unidades de primera línea están retirándose, pero ellos siguen adelante y quedan en tierra de nadie.

Ven llegar a los requetés. José Luis y un compañero salen de su escondite y dicen a los soldados enemigos «nosotros nos pasamos». Los requetés le quitan el abrigo.

Comparecen ante un tte. coronel nacional: «nos hemos pasao, somos de transmisiones». La escena, cuyo relato se puede leer en la imagen, termina con un escalofriante «con estos haced lo que queráis».

José Luis ha sobrevivido a siete meses de guerra, pero le quedan por delante ocho meses de cautiverio.

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Ida y vuelta de un soldado

(Próximamente publicaré una versión interactiva de Ida y vuelta de un soldado)

Ida y vuelta de un soldado: la retirada de Aragón


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Pont de l’Estat (Tortosa), volado por el ejército republicano en retirada la tarde del 18 de abril de 1938. José Luis fue uno de los últimos soldados en cruzar

Hace 80 años por estas fechas terminaba la batalla de Aragón, con pésimo resultado para el ejército republicano. Allí tuvo su bautismo de fuego mi padre, José Díaz Bravo, José Luis en sus memorias Ida y vuelta de un soldado.

En esta entrada recupero los recuerdos de mi padre, que confronto con el relato del jefe de la 3ª División, Manuel Tagüeña en Testimonio de dos guerras un documento imprescindible para entender la guerra y, sobre todo, la evolución de los dirigentes comunistas en el exilio. En una próxima entrada recogeré mis impresiones personales al recorrer la zona ocho décadas después.

La batalla de Aragón

Después de reconquistar Teruel, el ejército franquista lanzó el 7 de marzo una ofensiva que en pocas semanas pulverizó a los republicanos, muy desgastados después de la batalla de Teruel. Tomada Lérida el 3 de abril, Franco podría haber avanzado sobre Barcelona, pero prefirió atacar Valencia, una decisión estratégica discutida por sus propios generales. Los nacionales avanzaron por el Maestrazgo y Alonso Vega llegó a Vinaroz, dividiendo en dos la zona republicana: por un lado, el centro-sur-este y, por otro, Cataluña al otro lado del Ebro.

Para taponar la sangría el mando republicano envía a la 3ª División, al mando del mayor de milicias Manuel Tagüeña. Estaba formada por dos brigadas mixtas, la 31ª y la 33ª y había tenido una actuación destacable en el frente del Guadarrama y entonces se encontraba de reserva. Tagüeña era un joven doctor en Física y Matemáticas, de solo 24 años, perteniciente a las las Juventudes Comunistas, entonces ya Juventudes Socialistas Unificadas.

Hacia el frente

La 33ª Brigada estaba acuertelada en Torrelaguna. En ella se alistó voluntario José Luis el 5 de marzo, justamente para evitar ser enrolado en una unidad de choque. Pero el 16 de marzo la brigada recibe la orden de acudir al frente de Aragón. Se había acabado la diversión y empezaba -dice- José Luis, el viaje de la tragedia.

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Plaza de Torrelaguna. Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

La tropa, mezcla de veteranos y reclutas sin instrucción, parte como si fuera de excursión, cantando cuplés. José Luis habla de autobuses, pero Tagüeña precisa que la 33ª Brigada viaja en camiones Dodge recién llegados, mientras que la 31ª lo hace en viejos camiones rusos, que se averían continuamente. Una breve parada en la plaza de Castelar de Valencia (hoy del Ayuntamiento), donde se reparten latas de sardinas y directamente de ahí al frente. En poco más de 48 horas se traslada toda una división al frente.

La retirada de Aragón

Tagüeña relata el caos que se encuentra al llegar al Maestrazgo. El coronel Menéndez, jefe del Ejército de Maniobra, lo primero que le dice es si sus soldados no saldrían corriendo cuando tuvieran encima 50 aviones bombardeándolos. Tagüeña dice que no y, ciertamente, las dos brigadas tienen un comportamiento ejemplar porque consiguen contener a los nacionales y permiten una retirada más ordenada. Pero los bombardeos de la aviación son para los soldados una pesadilla. José Luis está en la compañia de transmisiones y, por tanto, solo a veces se encuentra en primera línea de fuego, pero relata en sus memorias varios bombardeos terribles y su pavor cuando el cielo se cubría de pavas (bombardeos alemanes Heinkel-111).

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Bombardeo Heinkel-111 de la Legión Cóndor, las temidas «pavas» negras

Prat de Compte

Su compañía entra de noche en Valderrobres y al día siguiente logra el contacto con la Brigada en una vaguada cerca de Prat de Compte. Es un momento crítico. En paralelo, los relatos de José Luis y Tagüeña.

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Sobre la imagen del cruce de Prat de Compte, a la izquierda el testimonio de José Luis, a la derecha el de Tagüeña

Continua la retirada con los soldados en condiciones precarias. José Luis lleva destrozados los zapatos de fina suela de tafilete que compró en Madrid. Las tropas no reciben apenas suministros, pero a veces se encuentran gratas sorpresas.

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Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

Los túneles de Cherta

José Luis participa en un combate decisivo, el de los túneles de Cherta. El 3 de abril establece una línea de resistencia frente a la italiana División Littorio. Tagüeña sostiene que su División consiguió en Cherta evitar la caída de toda Cataluña. José Luis, que elogia la valentía de sus oficiales no profesionales, pasa momentos terribles en los túneles .

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Ida y vuelta de un soldado

Tortosa

En la retirada, la Compañía de Transmisiones se instala unos días en hotelitos, en la orilla derecha del Ebro, junto a unas antiguas cocheras del tranvía de Tortosa. Son días de tranquilidad y buen humor para los jóvenes soldados.

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Tranvías de Tortosa, a comienzos del s. XX. Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

Paso Tortosa

Puente de l’Estar volado el 18 de abril. Extracto de «Ida y vuelta de un soldado»

José Luis se enreda con los cables de la voladura, afortunadamente sin consecuencias. Los transmisionistas se refugian en unas casas cercanas e inmediatamente la gran explosión. José Luis reconoce, otra vez, el valor del comandante (José Luis no usa el tratamiento republicano «mayor») Guerrero, que cubre la retirada. Mientras tanto, Tagüeña ha sido nombrado jefe del XV Cuerpo y no acompaña a sus hombres en el paso del Ebro, porque se encuentra en Falset para hacerse cargo de su nuevo mando.

El Ejército Republicano se fortifica en la orilla izquierda del Ebro. El 25 de julio lo cruzará de nuevo, en lo que será la batalla más cruenta de toda la guerra.

( Ida y vuelta de un soldado se puede descargar aquí. Testimonios de dos guerras, de Tagüeña se puede leer en línea en Scribd)

Ida y vuelta de un soldado


Captura

Portada de las memorias de José Díaz Bravo, ilustrado por él

5 de marzo de 1938.

Hace 80 años un joven de 18 años, José Díaz Bravo, deja su casa del barrio de Estrecho, toma un autobús en la calle de García de Paredes y viajando en la baca en aquel frío día de invierno llega a Torrelaguna para alistarse como voluntario en la 3ª Compañía de Trasmisiones de la 3ª Brigada Mixta del Ejército Republicano. Era lo que le había recomendado un pariente para evitar el alistamiento obligatorio y su envío al frente en unidades de primera línea. Efectivamente, su quinta, la de 1940, fue llamada a filas el 8 de marzo.

Así empieza Ida y vuelta de un soldado, las memorias de guerra de mi padre, escritas casi 50 años después, a su jubilación en 1985. Son solo 119 cuartillas mecanografiadas, escritas con total sinceridad y ingenuidad literaria, propia de quien no tenía más que instrucción primaria. Para ello construye un alter ego, José Luis, su nombre en la partida de nacimiento.

Captura

Llamamiento a filas de la Quinta del 40, tres días después del alistamiento vountario de José Luis – ABC Diario Republicano de Izquierdas, 8-3-1938

De Torrelaguna, a la batalla -mejor dicho, a la retirada de Aragón. Luego la batalla de Ebro. Después prisiones y campos de concentración en Alcañiz, plaza de Toros de Logroño, campo de concentración de Miranda de Ebro y campo de trabajo de Son Amoix (Mallorca). El diario termina el 1 de junio de 1939, con el regreso a casa, donde su familia no sabía si estaba vivo o muerto. Después, recorrerería los cuarteles de media España, como tanto jóvenes de la Quinta del Biberon, durante casi un lustro.

En su momento leí el texto sin darle mayor importancia, porque todo aquello se lo había oído contar muchas veces, sobre todo en las cenas navideñas. Poco después murió de cáncer y el diario quedó olvidado. Ahora, llegado yo también a la jubilación, lo recupero un tercio de siglo después y quiero compartirlo desde esta modesta tribuna.

Con más tiempo libre quiero ensayar una narración multimedia a partir del diario. Confrontar su testimonio con otros testimonios (en primer lugar el de Manuel Tagüeña, el comandante de su División), hemerotecas, obras históricas y visita a los lugares descritos.

Podría hacerlo y no compartirlo. Si lo hago es porque creo que para saber quienes somos debemos saber de donde venimos.

Hay miles de diarios de combatientes de ambos bandos, hay testimonios de las víctimas de la represión, de los españoles en los campos nazis. Esta historia, en cambio, no tiene nada de heroíca.

No se trata de un luchador por ningún ideal. Simplemente de un joven que trata de sobrevivir con dignidad. Que mira con respeto a sus compañeros de filas comunistas- él, apolítico- y sin rencor hacia los nacionales que le confinaron en campos de concentración y le maltrataron. Que había perdido a su padre, muerto por un obús disparado por los nacionales desde el cerro Garabitas un año antes. Que soportó las penurias de la posguerra, el duro régimen laboral del franquismo, emigrante a Venezuela, beneficiario del desarrollismo. Nunca franquista, nunca antifranquista. Contento con la democracia, votante socialista. Uno de tantos que construyeron las mínimas condiciones materiales para que mi generación, la primera sin la experiencia de una guerra, pudiera convertir a España en un país democrático con un aceptable estado del bienestar, que ahora muestra sus grietas.

Recuperar y compartir el diario es un homenaje y una manera de mantener su memoria.

DESCARGAR Ida y Vuelta de un Soldado

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La maleta mexicana: el tiempo descongelado


Una serie de peripecias casi novelescas permitieron recuperar una maleta llena de negativos de tres de los grandes fotoperiodistas de la Guerra Civil, Capa, Taro y Chim.

Un tesoro para los estudiosos del fotoperiodismo y un regalo para los amantes de la fotografía que nos devuelve a un episodio esencial de nuestra historia, que queramos o no no, sigue pesando sobre el presente. Esa serie de «instantes decisivos» apresados hace 75 años cobran nueva vida. El tiempo preservado en la maleta se descongela.

Periodismo Global acoge de nuevo un texto de Francisco Rodríguez Pastoriza, en este caso sobre la maleta mejicana, originalmente publicado en los Sábados del Faro de Vigo, el pasado 5 de noviembre (PDF)

Aquí dejo los enlaces a la exposición que puede verse en el Museo Nacional de Arte de Cataluña hasta el 12 de enero (¿vendrá a Madrid?), al blog desarrollado en torno a la exposición y al documental dirigido por Trisha Ziff.

(¿Mejicana o mexicana? Paco Audije me recuerda que la grafía que recomienda la RAE es mexicana, pues «Aunque son también correctas las formas con j, se recomiendan las grafías con x por ser las usadas en el propio país y, mayoritariamente, en el resto de Hispanoamérica.». Vale. Lo cambio).

Chim (David Seymour). Federico García Lorca, Madrid, abril de 1936. © Estate of Chim (David Seymour) / Magnum Photos

LA MALETA MEXICANA

 

Se publican las 4.500 fotografías de la guerra civil española descubiertas en México después de 70 años desaparecidas

Un documental de Trisha Ziff cuenta todo el proceso del hallazgo de las fotos

Francisco R. Pastoriza (*)

En 1995, un visitante a una exposición de fotografías de Robert Capa en Ciudad de México se dio cuenta de que aquellas instantáneas, su estética, su composición y los escenarios en los que se desenvolvían sus protagonistas, se parecían a los de una colección de negativos que una tía suya le había dejado hacía años como parte de una herencia. Los organizadores de la exposición se quedaron atónitos cuando aquel hombre, un cineasta mexicano llamado Benjamín Tarver, les enseñó una muestra de su colección de negativos. Pertenecían a un tesoro que muchos investigadores habían estado buscando durante sesenta años: más de 4500 negativos de fotografías de la guerra civil española hechas por Robert Capa, su compañera Gerda Taro y el fotógrafo David Seymour, Chim. Estaban guardados en tres cajas en las que fueron transportados desde Europa, aunque cuando hablaban de ellos, los investigadores siempre se referían a una maleta. De ahí que a la colección se la conozca como La Maleta Mexicana. En 2007 Tarver entregó la totalidad de los negativos a la Fundación de los tres fotógrafos, entonces presidida por Cornell Capa quien, poco antes de morir, pudo ver cumplido el sueño de contemplar la tan buscada obra de su hermano.

La tía de Tarver resultó ser una hija del general Francisco J. Aguilar, embajador de México en Francia durante el régimen de Vichy, a quien alguien, no se sabe por qué, decidió confiar las tres cajas que contenían los negativos para ponerlos a salvo de los nazis. Capa ya había intentado sacarlos de París sin conseguirlo y cuando salió de Francia en 1939 encargó a su amigo Emérico Chiki Weisz su custodia. Cuando el ejército alemán entró en París Weisz consiguió huir llevando consigo las tres cajas de negativos que Capa le había confiado. Todo el material está muy bien conservado gracias al clima seco de Ciudad de México, pero aún así se emplearon las técnicas más modernas para desplegar los rollos. La editorial La Fábrica acaba de publicar la totalidad de estas fotografías en La Maleta Mexicana. Las fotografías redescubiertas de la guerra civil española de Robert Capa, Chim y Gerda Taro, dos volúmenes que recogen además artículos y comentarios de historiadores, investigadores y expertos en fotoperiodismo, que contextualizan las circunstancias de tan fabulosa colección. Estos días se estrena en España el documental La maleta mexicana, de Trisha Ziff, realizadora británica afincada en México, en el que se cuenta todo el proceso del rescate de las fotografías y se aborda también el apoyo de este país a la República española durante la guerra civil.

LAS CLAVES DEL TESORO

Los 4500 negativos cubren todo el desarrollo de la guerra civil española y además son un testimonio impagable de la metodología profesional de los primeros reporteros de guerra. Su trabajo no estaba pensado para mostrarse en exposiciones de museos y centros culturales, como viene haciéndose últimamente, sino dirigido a los lectores de diarios y revistas de los emergentes medios de comunicación gráficos. En la guerra civil española estuvo el germen del fotoperiodismo moderno y estas fotografías lo demuestran. Capa, Taro y Chim se convirtieron en estrellas del periodismo gráfico gracias a las imágenes captadas durante esta contienda. Una parte de las fotografías de la Maleta Mexicana habían sido publicadas en conocidas revistas de aquellos años: las francesas Vu, Regards y Ce Soir, las norteamericanas Life y Weekly Illustrated, la alemana Die Volks, las británicas Picture Post y London Illustrated… pero de sus negativos nunca más se supo. Hasta ahora. La única frustración de los investigadores fue la de constatar que tampoco en la Maleta Mexicana estaba el negativo de la famosa fotografía de Capa del miliciano herido de muerte en Cerro Muriano.

UN PAÍS EN GUERRA

Las fotografías son un testimonio de los frentes de guerra, de las ciudades sitiadas y bombardeadas, de muertos y heridos, de las penurias de los combatientes y de la población civil, de los refugiados en los campos franceses… Hay desfiles y grandes batallas, retratos de autoridades políticas y líderes revolucionarios, tanques reventados y ruinas humeantes. Pero el objetivo de los fotógrafos se preocupó también por registrar las escenas de la vida cotidiana en tiempos de guerra: gente poniendo la mesa, hombres leyendo el periódico, niños jugando, campesinos recogiendo las cosechas… violencia y tensión mezclada con la continuidad de una vida que se manifiesta en su normalidad. A veces la guerra inunda la cotidianidad, como cuando los soldados ayudan a los campesinos en la cosecha del trigo: hombres, mujeres, niños y soldados pertrechados de horcas y trillos, acompañados de asnos y perros, entremezclados en las labores del campo.

A veces se hace difícil asignar una autoría certera a algunas de estas fotografías (muchas de las publicadas estaban firmadas por Capa & Taro) ya que para los fotógrafos éste era un asunto secundario, pero algunas tienen el sello inconfundible de sus autores. Unas 800 fueron hechas por Gerda Taro, que estuvo en los frentes de Valencia y Córdoba, en la sierra de Madrid y en la batalla de Brunete, en la que perdió la vida. Suyas son las fotos de la ciudad de Madrid sitiada (entre ellas la de la estatua de la Cibeles fortificada para protegerla de los bombardeos), las de los soldados republicanos marchando al frente y las últimas de la batalla de Brunete, justo antes de su muerte. En la Maleta se incluyen también las fotografías que Capa inmortalizó de la batalla del Segre, su reportaje más extenso y dramático, las de la batalla de Cataluña, que cubrió impostado en el Quinto Cuerpo del general Líster, y sobre todo los 17 rollos de fotografías de la batalla de Teruel, en la misma secuencia cronológica en que fueron captadas, en la que acompañó a los dinamiteros que minaron las murallas de la ciudad e inmortalizó sus rostros para siempre. Y los de los soldados republicanos en plena lucha, casa por casa, para hacer salir de sus escondites a las tropas franquistas. Y las del asalto al cuartel de la guardia Civil.

En la maleta se guardaban también las fotografías de un episodio poco conocido de la guerra civil, las que Chim hizo a las fuerzas regulares indígenas, marroquíes captados por el bando franquista, a quienes se hizo creer que luchaban en una yihad contra los infieles rojos. Soldados anónimos que lucharon por una causa que no era la suya, que fueron utilizados como carne de cañón, murieron por miles y que, tras la victoria de Franco, fueron deportados en masa y devueltos a su país con una ínfima pensión. Chim inmortalizó también los sucesos de 1937 en el País Vasco y Asturias, hizo fotografías de Guernica antes y después del bombardeo, de niños jugando en las ruinas de Gijón, de mujeres de mineros asturianos ocupándose del trabajo de sus maridos mientras estaban en el frente.

LAS PRIMERAS FOTOS DE REFUGIADOS

Aunque la Primera Guerra Mundial también había provocado desplazamientos masivos, los de la guerra civil española fueron los primeros que cubrieron extensamente los medios impresos y audiovisuales. Capa, Taro y Chim fueron los autores que ilustraron el nacimiento gráfico del refugiado moderno, con sus fotografías del éxodo de miles de personas cruzando los pasos de montaña en los Pirineos, caminando sobre la  nieve, arrastrando sus enseres, hasta su hacinamiento en los campamentos improvisados que acogieron en Francia a los republicanos que huían de la persecución fascista. Campos de refugiados de Argelès-sur-mer, les Bacarès, Bram… donde se hacinaban miles de hombres, de mujeres y de niños en condiciones miserables y en donde morían diariamente decenas de refugiados (el día que Robert Capa llegó a Bram había aquí 17.000 refugiados y 44 fosas abiertas en el cementerio cercano para acoger los muertos de ese día). Las fotografías de Capa contribuyeron a sensibilizar las conciencias de todo el mundo ante el nuevo fenómeno y consiguieron movilizar a gran parte de la izquierda europea y americana en ayuda de los refugiados.

Hay también fotos inéditas de personajes conocidos: posiblemente las últimas de Federico García Lorca, otras nunca publicadas de Pasionaria, de Líster con Hemingway y con Malraux, de Largo Caballero, de Ilya Ehrenburg, de Alberti y María Teresa León, de Companys…

UN REGALO INESPERADO

En la Maleta Mexicana se encontraron también algunas fotografías inesperadas y desconocidas de Fred Stein, otro fotógrafo, amigo de Capa, Chim y Gerda Taro, prisionero de los nazis en diferentes campos de concentración en Francia, y que triunfó en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellas, muchas hechas a  Gerda Taro que seguramente Capa había guardado con los negativos de la guerra civil española en recuerdo de su amada, muerta hacía unos meses en España. Es la colección que recoge más fotografías de Gerda como nunca la habíamos visto, en diferentes escenarios y en actitudes inéditas: leyendo, escribiendo a máquina, haciendo muecas, guiñando un ojo, con su habitual cigarrillo, acompañada de amigos… y algunas de las pocas que se le hicieron en compañía de Robert Capa, en el Café du Dôme. En una de ellas, Capa y Gerda Taro se cruzan una mirada llena de ternura. Fueron hechas en el intervalo entre la subida de Hitler al poder en 1933, que provocó un éxodo de ciudadanos judíos procedentes de Alemania y los países centroeuropeos (el propio Stein huyó con su esposa Lilo) y el comienzo de la guerra en España. Además hay otras de escenas cotidianas, tomadas por la cámara de Stein en las calles de París, de músicos callejeros, de exiliados judíos en los cafés de Montparnasse, de muros cubiertos de carteles de propaganda política, de un ambiente en el que ya se avizoraba el fantasma de la guerra.frpastoriza@wanadoo.es

(*) Profesor de Información cultural

      de la Universidad Complutense de Madrid

España en Guerra


¿Qué tendrá la Guerra Civil para que sigamos dándola vueltas? En aquel estallido de violencia nuestros antepasados intentaron ventilar injusticias, diferencias de clase, sí, y en esto nuestra guerra no es más que un caso más de la Guerra Civil Europea, entre democracia y fascismo, entre capitalismo y comunismo. Pero, más allá de las diferencias de clase, había otras divisiones ancestrales en torno a lo que significa ser español, que la guerra exacerbó y que todavía nos persiguen. Los hijos de los que la hicieron nos definimos llegado el momento desde la experiencia recibida de nuestros padres, bien para asumir su herencia, bien para rechazarla. Pero nuestra experiencia era casi de primera mano; nacimos en la postguerra y el recuerdo de la lucha fratricida estaba muy vivo en nuestras familias. La transición intentó basar en el olvido y la reconciliación una nueva convivencia. Quedaron injusticias pendientes, muertos sin enterrar que ahora piden paz y justicia. Pasadas tres década, cuando las opciones económicas y políticas sustanciales son cada vez más indistinguibles, los partidos buscan en el sectarismo la diferenciación. El fantasma de la Guerra Civil vuelve a hacerse presente. Los nietos no tienen miedo ni están atados por compromisos para pedir justicia para los abuelos. Los jóvenes vuelven la vista atrás y se encuentran más relatos míticos, de un lado y de otro, que verdades históricas.

Francisco Rodríguez Pastoriza me autoriza a reproducir su colaboración el el suplemento del sábado 13 de febrero en el Faro de Vigo. Repasa en este artículo las últimas publicaciones históricas, con la especial aportación de la reivindicación que, desde los documentos, hace Ángel Viñas de Negrín. Y reseña la última novela de Muñoz Molina, revisionista de muchos mitos de la izquierda.

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