España en Guerra


¿Qué tendrá la Guerra Civil para que sigamos dándola vueltas? En aquel estallido de violencia nuestros antepasados intentaron ventilar injusticias, diferencias de clase, sí, y en esto nuestra guerra no es más que un caso más de la Guerra Civil Europea, entre democracia y fascismo, entre capitalismo y comunismo. Pero, más allá de las diferencias de clase, había otras divisiones ancestrales en torno a lo que significa ser español, que la guerra exacerbó y que todavía nos persiguen. Los hijos de los que la hicieron nos definimos llegado el momento desde la experiencia recibida de nuestros padres, bien para asumir su herencia, bien para rechazarla. Pero nuestra experiencia era casi de primera mano; nacimos en la postguerra y el recuerdo de la lucha fratricida estaba muy vivo en nuestras familias. La transición intentó basar en el olvido y la reconciliación una nueva convivencia. Quedaron injusticias pendientes, muertos sin enterrar que ahora piden paz y justicia. Pasadas tres década, cuando las opciones económicas y políticas sustanciales son cada vez más indistinguibles, los partidos buscan en el sectarismo la diferenciación. El fantasma de la Guerra Civil vuelve a hacerse presente. Los nietos no tienen miedo ni están atados por compromisos para pedir justicia para los abuelos. Los jóvenes vuelven la vista atrás y se encuentran más relatos míticos, de un lado y de otro, que verdades históricas.

Francisco Rodríguez Pastoriza me autoriza a reproducir su colaboración el el suplemento del sábado 13 de febrero en el Faro de Vigo. Repasa en este artículo las últimas publicaciones históricas, con la especial aportación de la reivindicación que, desde los documentos, hace Ángel Viñas de Negrín. Y reseña la última novela de Muñoz Molina, revisionista de muchos mitos de la izquierda.

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