
La Carta de Naciones Unidas renoce a un país agredido el derecho a una autodefensa proporcionada, hasta que el Consejo de Seguridad pueda detener la agresión. Una guerra de agresión es un crimen contra la paz. La asistencia al agredido es, pues, legítima, sin por ello dejar de explorar soluciones diplomáticas.
Lo cierto es que EEUU ha armado en los últimos años a Ucrania con armamento ofensivo, por valor de 2.500 millones de dólares, armas que Kiev utilizó para reconquistar parte del Donbás, justficación para Rusia de su ataque.
En la situación actual armar a Ucrania es legítimo y lo están haciendo muchos estados europeos, que entienden que es el momento de parar a Putin. Además, la UE ha puesto a disposición de sus socios un fondo de 450 millones de euros para financiar las armas con destino a Ucrania. Es un paso de enorme importancia, que covierte a la UE en una potencia geoestratégica. Poca importancia tiene enviarlas directamente o a través de la UE porque en definitiva se va a utilizar esa financiación y los menismos de coordinación europeos.
Conviene volver la vista a la Historia. En España durante la Guerra Civil, desde los primeros días Franco tuvo el armamento alemá e italiano más moderno. Mientras, Francia y el Reino Unido montaron el Comité de No Intervención, que, con la esperanza de no extender la guerra y no incendiar Europa negó al legítimo gobierno repúblicano las armas que necesitaba para defenderse.