Todo empezó en Kosovo


Esta tarde de domingo, Kosovo se dispone a declarar su independencia.

Kosovo fue la pieza que descuadró todo el rompecabezas yugoslavo, con importanteslíneas de ruptura todo él. Kosovo fue el catalizador de unas tensiones que no esperaban más que un motivo para expresarse violentamente.

Kosovo se convirtió en el corazón cultural y religioso de Serbia durante el reinado de Stefan Nemanja, a principios del siglo XIII. Del XIII y el XIV datan los maravillosos monasterios ortodoxos que jalonan el territorio. En 1389, en Kosovo Polje, el campo de los mirlos, el Zar Lazar comandó una coalición de príncipes cristianos que fueron derrotados por los otomanos. Los turcos extendieron su gobierno por los Balcanes del sur y la batalla quedó fijada en el imaginario serbio como elemento esencial de su identidad. Esa identificación con la derrota y los siglos de sufrimiento y, sobre todo, humillación que siguieron es esencial para entender la cultura y la sociedad serbia.

Vecino a Albania, los albaneses se extendieron por Kosovo durante el imperio otomano. Albaneses cristianos aliados de los ejércitos austriacos atacaron Kosovo en el siglo XVII. En general, la islamización tanto de albaneses como de parte de los serbios, favoreció su asentamiento en el territorio. La larga agonía del imperio otomano enfrentó a serbios ortodoxos y albaneses musulmanes. Todos los pueblos de la región practicaron lo que hoy llamamos limpieza étnica durante las guerras balcánicas, prólogo de la I Mundial. Durante la primera Yugoslavia, en el periodo de entreguerras, la población albanesa declinó. Durante la II Guerra Mundial, Kosovo pasó a formar parte del estado títere albanés, dependiente de Mussolini. Los serbios sufrieron una terrible limpieza étnica. La segunda Yugoslavia, después de la II Guerra Mundial, la Yugoslavia de Tito, reconoce los derechos culturales a los albaneses. En 1974, la Constitución reconoce una amplia autonomía a Kosovo, dentro de la República de Serbia, en el marco federal yugoslavo. La mayor natalidad convierte a los albaneses en clara mayoría.

Visité Pristina como turista en 1976. La capital de Kosovo tenía un aire polvoriento y artificial. Al final de su calle principal, el airoso minarete de la mezquita rivalizaba con un hito escultórico de la nueva universidad. El gran almacén, con sus escaleras mecánicas, estaba bien dotado y no le faltaban televisores en color. Las barberías turcas estaban presididas por el retrato de Tito, en sus últimos años de vida. No se adivinaba más tensión que la de las vociferantes comitivas de hinchas futbolísticos. El Gran Hotel, un edificio digno de la Rusia de Stalin, era el único alojamiento posible. Con los años se convertiría en el cuartel general de los paramilitares serbios.

En los primeros 80, coincidendo con la muerte de Tito, se suceden manifestaciones y huelgas de albaneses, reprimidas por la policía. En el marco de la tradicional rivalidad y agravios históricos entre serbios y albaneses, el crecimiento demográfico de los albaneses y los derechos específicos que a éstos da la autonomía hace sentirse acorralado a la minoría serbia.

Este malestar será explotado por Milosevic para presentarse como el defensor de los serbios, residan donde residan. A finales de los 80, poco después de tomar el poder en Belgrado, Milosevic realiza una visita a Kosovo. Le siguen los medios de Belgrado. Ante las cámaras, escucha las quejas de ancianos serbios y les promete que «nadie volverá a tocaros». Es su consagración. Uno de los periodistas que sigue la escena será años más tarde asesinado por la policía política de Milosevic. En 1989 se celebra en quinto centenario de la batalla de Kosovo Polje, convertido en la gran reafimación de Serbia. Milosevic amenaza: lucharemos militamente por Yugoslavia. La autonomía de Kosovo es abolido y los votos que tenía en la presidencia colegiada yugoslava son asumidos por Serbia. Todo ello será detonante para la ruptura de Yugoslavia, querida por los digentes eslovenos y croatas, y que los serbios decían querer combatir. En Kosovo, Ibrahim Rugova lanza una campaña de desobediencia cívica y los albaneses construyen una red de instituciones que se convierten en un precario estado paralelo.

Todos los políticos, croatas, serbios, eslovenos, bosnios… se lanzan a la carrera nacionalista. Los dirigentes serbios confían en su fuerza militar y en su demografía y convencen al pueblo de que es la hora de la Gran Serbia. Todos cometen crímenes, pero los cometidos en nombre de esa ahistórica Gran Serbia se convierten en verdadero genocidio en Bosnia.

Las victorias militares del principio de la guerra de Bosnia no pueden convertirse en victoria política. El nacionalismo serbio resulta contenido por los acuerdos de Dayton, pero ve reconocido su dominio sobre territrorios en los que ha realizado una terrible limpieza étnica. En el 96,97… parecía que Milosevic había tenido suficiente, pero en el 98 se embarca en una represión salvaje de una pequeña guerrilla kosovar. La represión radicaliza a la juventud, que se alista en la guerrilla. El moderado Rugova se ve desbordado. Los paramilitares serbios comienzan la limpieza étnica. Después de muchas vacilaciones, la OTAN, sin la legitimidad de una resolución de la ONU, lanza su campaña de bombardeos sobre Kosovo y Serbia. El acuerdo de Kumanovo pone fin a la presencia del ejército serbio en el territorio.

Desde 1999 Kosovo es un protectorado de la OTAN. La fuerza política dominante es la sucesora de la guerrilla. Los serbios han quedado reducidos a enclaves como Gracanica y el más importante, al norte del río Ibar, con la ciudad de Mitrovica. Los serbios, sobre todos aquellos aislados en pequeñas localidades han sufrido el acoso de sus vecinos albaneses. Kosovo ha vivido de la ayuda internacional y, sobre todo, de la inyección económica que supone el contingente militar desplegado.

Ahora, Kosovo, va a ser independiente mediante una declaración unilateral y merced al apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea (por mucho que algunos de sus miembros, como España, no vayan a reconocer al nuevo estado). Se aplicará el plan Atthisari escrupulosamente. Se evitará cualquier veleidad de Gran Albania, que pondría en pie de guerra a Montegro, Macedonia y Grecia. No creo que se produzca una integración de los serbios. Puede que, incluso, los territorios al norte del Ibar proclamen una indepencia no reconocida por nadie.

Los Balcanes de hoy no son los de los 90. El odio persiste, pero todo el combustible bélico se quemó en la gran hoguera. Pero si Kosovo fue el principio de todo, con esta solución unilateral ¿será el fin de todo?.

(Actualizo esta entrada con el enlace al trabajo La independencia de Kosovo a la luz del derecho a la autodeterminación, de los catedráticos de Derecho Internacional Público Romualdo Bermejo y Cesáreo Gutiérres, en el Boletín nº 100 del Instituto Elcano. Copio una de las frases que me parece clarificadora:

« El problema se encuadra en el debate sobre si se puede aplicar a los pueblos nacionales un derecho pensado para los pueblos coloniales. Mientras que éstos lo tienen reconocido -autodeterminación externa-, los primeros sólo tienen reconocido el derecho a una autonomía -autodeterminación interna- que les impida ser perseguidos o excluidos del gobierno. La falta de esa autonomía fue la que provocó los bombardeos de la OTAN sobre Serbia hasta que aceptó su concesión por la fuerza.»

El trabajo analiza las distintas fórmulas existentes en el Derecho Internacional para una solución definitiva)

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4 respuestas to “Todo empezó en Kosovo”

  1. Alberto Marinero Says:

    Fuera se hacen muchos paralelismos entre Kósovo (y Metóhia) y España. Aquí (Madrid), no tanto; pero veamos: tenemos a Slóbodan Rajoy, a un Ángel, Acebes Seselj. ¿Pero quien es el inútil útil Rugova? Más importante: contaba Serbia o cuenta España con algún Gerry Adams o Helmut Kohl?
    Puede parecer una visión personalista de la Historia, con mayúscula; pero sin personajes, nunca la hubo.El Márketing elctoral, aunque también con mayúscula para los que creen en él, es un placebo que en la Historia se le llama impostura. De lo auténtico, se entiende, de lo que se debe ser y hacer. La reivindicación de autenticidad, ni siquiera su presunta certeza son suficientes: también hay que actuar de forma identificable. Si no, es una Franquicia, otra plaga del sistema capitalista, referente, se entiende, a la política. Después será Historia, y ésta siempre va con mayúsculas y sin maquillajes. Conviene recordarlo.
    En Kósovo (y Metóhia) se está haciendo Historia. Las valoraciones en blanco y negro o en colores pueden variar, pero es eso: Historia, y como protagonista vemos a Hashim Taçi. Su currículo indica que es auténtico y además actúa como tal. Si solo puso la cara a una apuesta geoestratégica – todos sabemos que la República de Kosóva (en albanés) también es deuda de otros intereses – y pronto será la caricatura de lo que pensamos (y vemos) de él, el tiempo lo dirá. Pero de momento, todo es coherente. Veremos. Mientras tanto, vale la pena aprender la lección.
    No puedo terminar sin hacer mención de la noticia de hoy: Fidel abdicó. Auténtico y protagonista de la Historia, los que querían dejarlo en una muestra genética de dictador latinoamericano, ahora lo tendrán más difícil. Los que vendrán a decir/gritar que se trata de Márketing del otro lado del telón, no tendrán mas remedio que sentarse a ver. Lo que es seguro, es que el paso que acaba de dar, lo reposiciona en la Historia, porque estar, ya está en ella. Porque es Auténtico

  2. Pcbcarp Says:

    Impecable resumen de los hechos. Mi opinión personal es que esto no es el final. Ahora ¿quién les va a dar la más mínima razón a los serbios de Kosovo o a los de la República Sprska que no pueden independizarse de sus respectivos engendros seudoestatales? Por no hablar de los colgajos de la Unión Soviética tipo Transdniester, Osetia del Sur, Abjazia, etc. Y por no hablar menos aún de nuestros inefables etnonacionalistas de aquí.

  3. rafaeldiazarias Says:

    Interesante la teoría de los «Auténticos» como hacedores de Historia. El problema es que a veces la Historia hecho por los Auténticos resulta peligrosa para las gentes comunes. Además, mucha de la autenticidad de estos personajes es construida. A partir de un hecho extraordinario innegable se construye un relato mítico en torno al personaje.

    En cualquier caso, no vendrían mal unas gotas de autenticidad a nuestos políticos modelados por el marketing.

  4. Adiós a Paisly « Periodismo Global: la otra mirada Says:

    […] era uno de esos “auténticos”, de los que Alberto Marinero hablaba en un comentario en este blog. Se marcha tras haber logrado el poder, pero el Ulster que deja no tiene ya nada que ver con el que […]


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