
Superada la pandemia la cita de los ricos y poderosos del mundo en la montaña suiza de Davos- la montaña mágica de Thomas Mann– ha vuelto a celebrarse en enero, cuando las bajas temperaturas y la nieve, garantizan un mayor aislamiento de los participantes, propicio para los negocios discretos.
Como el pasado año, el gran tema es la desglobalización o decoupling. La pandemia ha demostrado la necesidad de una independencia en productos estratégicos a nivel nacional y de grandes bloques geopolíticos. A nivel empresarial, como demuestra el caso de Apple y el iPhone fiar toda la producción a China supone una enorme vulnerabilidad.
En el último año, para afrontar la crisis energética y de inflación, EEUU y la UE ha puesto e marcha grandes proyectos proteccionistas de sus industrias. El de la UE ha sido presentado por la presidenta Van der Leyen en Davos. En la propia Unión las tensiones proteccionistas entre Estados crecen, con Alemania dedicando, gracias a sus superávits hasta 200.000 millones de euros en ayudas a sus empresas.
Intermon-Oxfam ha llevado a Davos un problema central de justicia y supervivencia económica: la desigualdad. En su informe La ley del más rico recoge los datos de la creciente desigualdad: El 1 % más rico ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global (valorada en 42 billones de dólares), casi el doble que el 99 % restante de la humanidad. De esta manera desparecen las clases medias, se destruye el estado del bienestar y aumenta la desafección hacia unas democracias, que no enfrentan el problema
Recojo algunos datos
Durante la última década, los súper ricos han acaparado el 50 % de la nueva riqueza generada, cifra que acaban de superar.
La fortuna de los milmillonarios está creciendo a un ritmo de 2700 millones de dólares al día, al mismo tiempo que al menos 1700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países en los que la inflación crece por encima de los salarios.
Solo la Justicia fiscal puede revertir esta situación, Con la aplicación de un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios y milmillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares anualmente, lo que permitiría que 2000 millones de personas salieran de la pobreza.
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