10 de diciembre. Termina el plazo dado por la ONU para que Serbia y los albano kosovares alcanzaran un acuerdo sobre el status final de todavía formalmente provincia serbia, pero protectorado internacional de facto desde hace 8 años. Y como era previsible la negociación ha fracasado.
El proceso arrancó después de que en el verano resultara evidente que el Consejo de Seguridad no iba a aceptar el plan Ahtisaari, sobre todo por la oposición frontal de Rusia. En esencia, el mediador internacional proponía una independencia de facto tutelada internacionalmente. El gobierno serbio consideró que, por fin, iba a tener la posibilidad de negociar cara a cara con los kosovares, pues consideraba que el plan Ahtisaari era una pura imposición.
Nadie se hacía ilusiones sobre el resultado. Las posiciones de partida eran irreconciliables, pero es que en realidad ninguna de las partes (sobre todo los kosovares) tenían ningún incentivo para negociar de verdad. Los kosovares tenían el apoyo cerrrado de Estatados Unidos (lo que había que hacer, esto es declarar la independencia, se haría dijeron reiteradamente Bush y Rice) y sabían que lo único que tenían que hacer era celebrar unas elecciones lo más homologables posible y esperar al calendario marcado desde Washington. Los serbios tenían el aval de Moscú y su derecho de veto en la ONU, de modo que sabían que la independencia podría imponérseles, pero en ningún caso recibiría el respaldo por una resolución del Consejo de Seguridad. Con todo, fue Belgrado quien más concesiones hizo admitiendo una autonomía tan próxima a la independencia que lo único que reservaba al estado central era la defensa, el control de fronteras y la diplomacia y esto admitiendo incluso una representación kosovar propia en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional. Los kosovares no se movieron: o independencia o nada.
En realidad este fracaso no se explica sólo por las condiciones de la negociación. Desde la ocupación de la provincia, después del acuerdo de Kumanovo (capitulación serbia) y la resolución 1244, que reconocía a Kosovo como parte de Serbia, nada serio se ha hecho para reconstruir los lazos con Serbia, favoreciendo un estado democrático, descentralizado y con respeto a los derechos de las minorías. El plan Ahtisaari ofrecía garantías a los derechos de las minorías, pero -como se quejaba el ministro serbio de exteriores Vuk Jeremic en una entrevista con TVE- quién garantizaría ese respeto si tenemos en cuentra que durante el periodo de control internacional absoluta los serbios han sido ostigados permanentemente.
El resultado será que una frontera europea cambiará sin acuerdo de uno de los países afectados, un cambio con su causa en una acción bélica, la campaña de la OTAN, en respuesta a la limpieza étnica lanzada por el régimen de Milosevic. La Unión Europea va a ser el garante de esa independencia, a pesar de que países con problemas de irredentismo como Eslovaquia, Hungría, Chipre, España, Grecia… estaban en principio en contra -pero todo sea por el consenso. Estados Unidos será el gran beneficiado, con otra base fiel en los Balcanes, y sin apenas coste de ningún tipo. Rusia convertirá la cuestión en arma de confrontación al menos dialéctica. Por mucho que se diga que Kosovo es un caso único sienta un precedente que para Moscú resulta ambivalente: puede invocarlo en territorios como Abjasia u Osetia del Sur para intentar desgajarlos de Georgia, pero también tiene un potencial explosivo dentro de la propia Federación Rusa donde otros territorios podrían utilizarlo como precedente para impulsar sus aspiraciones secesionistas. (Veánse los intereses estratégicos de Rusia en este informe del Instituto Elcano)
Está por ver si la nueva doctrina tiene que consecuencias en el conjunto de Europa. Lo que parece muy probable es que tendrá consecuencias en los Balcanes. ¿Como impedir que la zona de Kosovo al norte del río Ibar no termine por unirse a Serbia?. ¿Qué hara la comunidad internacional si la República Srpska acude al precedente para separarse de Bosnia y unirse a Serbia?… Bosnia-Herzegovina explotaría, con parte de la Herzegovina uniéndose a Croacia. Y desde luego la solución tendrá consecuencias en Serbia. ¿Considerarán los serbios una contraprestación suficiente la promesa de ingreso en la UE o entregarán el gobierno a los ultanacionalistas?.
Milosevic envileció a Serbia, pero desde su caída Europa no ha hecho lo suficiente para que Serbia renazca como un estado próspero y democrático.
martes, 11 Dic 07 a las 1:24 pm
[…] énfasis en el asunto. Kósovo o Kósova subyugado por los serbios, que consideran esa región como cuna de su cultura eslava y ortodoxa. El mariscal Tito sujetaba diversos territorios con historias varias bajo su puño de […]