El mundo de Enrique Meneses


Enrique Meneses para Jot Down

El reportero débil con los débiles, fuerte con los fuertes

La frase resuena en el espacio rotundo del viejo depósito de agua. «Sed débiles con los débiles, fuertes con los fuertes». El consejo dirigido por Meneses a los jóvenes es todo un precipitado de ética periodística. Impresiona escuchar otra vez esa voz, rodeado de sus fotos expuestas en la Sala Canal.

Meneses, cargado con su bombona de oxígeno, pasó sus últimos años recorriendo las universidades españolas alentando a los jóvenes a convertirse en reporteros. Haced como yo -venía a decirles- buscar vuestra Sierra Maestra.

En 1957 Enrique pudo pasar cuatro meses en la guerrilla con Fidel y el Che, sacar sus carretes en la enagua de una guajira, vender las fotos y colocarlas en la portada de París Match. Hoy, el joven reportero que llegara a Sierra Maestra se encontraría a Fidel tuiteando y al Che cargando vídeos en YouTube, gracias al teléfono satélite suministrado por una embajada. La portada de Paris Match sería para Carla Bruni y Sarkozy, en páginas interiores encontraríamos un foto y en la edición digital una galería de los «barbudos». Por 10 fotos la revista pagaría 250 €.

El contexto del periodismo hoy es otro, pero el oficio sin los reporteros muere. El testigo de Menses lo han tomado esos jóvenes reporteros españoles jugándose la vida en Siria a 50 € la crónica. Enrique Meneses vivió su vida como una aventura y convirtió el reporterismo en su religión. Fue el reportero que hubiéramos querido ser (como Legineche, como Cuadra-Salcedo, éste más aventurero que reportero). Un gran contador de historias.

De Meneses nos queda su testimonio de entrega y honradez profesional… y sus fotos, un testimonio potente de mundos que ya no existen.  Meneses fue reportero multimedia avant la lettre. Utilizó los lenguajes a su alcance, los de la foto, el texto, el cine, la televisión. No era un fotográfo técnico ni con pretensiones artísticas. Sus fotos son directas, pero no son fotos de oficio, cada una de ellas es una tarea única, un soplo de vida. Meneses estaba donde había que estar, presto a apretar el disparador. Y allí está un pedazo de vida, un fragmento de historia, un instante decisivo.

Los mundos de Meneses

Los tiempos de Meneses fueron los de la Guerra Fría: el egipto de Nasser, la revolución cubana, la guerra de Biafra, los derechos civiles, el asesinato de Kennedy, las bodas de Fabiola y Balduino, y Juan Carlos y Sofía y el glamour de Dalí y Dominguín.

El mundo árabe laico y nacionalista

No localizo ahora ninguna de las fotos del Egipto de Nasser, en el que Meneses se inición como periodista y fotógrafo. Pero la exposición se encuentran algunas instantáneas magníficas del culto al Rais, de muchachas vestidas a la occidental por las calles del Cairo. De aquel mundo no queda nada. La modernización y el socialismo se convirtieron en corrupción clientelista. Las derrotas del nacionalismo propiciaron el ascenso de islamismo social y finalmente, la victoria y derrota de los Hermanos Musulmanes. Hoy el dictador Al Sisi, que se pretende un nuevo Nasser, gobierna tiránicamente un Egipto desestructurado con la bendición de los poderes occidentales.

Los Castro

Castro a la luz de una vela, una de las fotos de las que Meneses se encontraba técnicamente más satisfecho

Son los únicos supervivientes de la Guerra Fría. Más de medio siglo después, Raúl negocia con Estados Unidos y reconoce que Obama es un hombre honrado. Las fotos de Sierra Maestra catapultaron a Meneses a la primera categoría del periodismo, pero nunca volvió a Cuba ni se dejó a seducir por la dictadura en que mutó la revolución nacionalista. Grandes fotos, como la de la coqueta Vilma Espín sonriendo a la cámara o Castro leyendo Kaputt de Curcio Malaparte.

Los derechos civiles

«I have a dream» – 28 de agosto de 1963 – Dylan, Baez y Seeger en el Lincoln Memorial

Para mi la mejor época fotográfica de Meneses. La foto de Luther King es antológica, pero me quedo con la de estos tres juglares de los derechos civiles. Son las canciones de mis quince años. Seeger, el activista que venía de la luchas de la Depresión murió hace mucho. Baez a los 70 mantiene la frescura. Y Dylan… el ego mata el arte. El movimiento de los derechos civiles cambió Estados Unidos y tuvo sus réplicas en Irlanda, en cierto modo en el Mayo francés. Hoy un negro está en la Casa Blanca, pero Estados Unidos sigue dividido por una fractura racial.

El glamour

Meneses estaba allí «Estaba siguiendo la temporada de Dominguín, yo no soy fotógrafo de toreros… Pero se abrió la puerta y apareció Picasso»

Las celebrities de los 60 y 70 eran famosas por que había logrado relevancia en alguna actividad. Meneses cultivó a esa jet set. Dominguín, Dalí -grandes fotos de lo que llamaríamos hoy un making of de una sesión fotográfica de Dalí con Avendon. Eran los tiempos de los paparazzi. Meneses no tenía que robar ninguna foto porque estaba allí y era capaz de darlas un valor periodístico. Nada que ver con el mundo actual de las exclusivas.

Juan Carlos de Borbón

Compromiso oficial – Lausana, 13 de septiembre de 1963

Si en la exposición hay un instante decisivo es éste. La poderosa Federica aleccionando a su futuro yerno, el buena pieza de Juanito. Ya sabemos que fue de la romántica pareja.

Cabría seguir. El África virgen que Meneses recorrió del Cairo al Cabo y que hoy es un territorio devastado por las guerras, sin santuarios vírgenes…

Para terminar, os dejo el documental de Georgina Cisquella «Oxígeno para vivir» e inserto la introducción a la exposición de su comisario, Chema Conesa.

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Picasso y David Douglas Duncan: «Yo pinto, tú haces fotos»


Cuarenta años después el nonagenario David Douglas Ducan todavía se avergüenza.

David Douglas Duncan

Tenía la confianza de Picasso, desde aquel instante capturado mientras el genio se bañaba. Había logrado lo que nadie antes, fotografiar su intimidad. Podía fotografiar los fondos que el pintor atesoraba en el desván de su casa La Californie, en la Costa Azul.

«Había tanto polvo que no tenía más remedio que pasar un plumero por la superficie de los cuadros antes de hacer las fotos». El plumero acarició un autorretrato en carboncillo que llevaba treinta años sin fijarse y la imagen se difuminó.

El fotógrafo bajó demudado al comedor. Cuando Picasso supo lo que había ocurrido se limitó a gritar «Jacqueline ¿qué hay de comer?». Después de la comida ambos subieron a ver el desastre.

«Yo pinto, tu haces fotos» -digo Picasso, y se limitó a dar una patada al cuadro.

Es uno de los momentos mágicos relatados en el documental que acompaña la exposición «Picasso crea. A través de la cámara de David Douglas Duncan», que puede verse en el Museo Picasso de Málaga. Lástima que no esté accesible más que en la propia exposición. Porque el relato de Douglas Duncam es toda una lección de creatividad.

Sí, el fotógrafo y el pintor crean, pero el primero mantiene un vínculo visible con la realidad que representa, mientras que el segundo la reinterpreta -y nadie como Picasso- en función de sus códigos artísticos y personales, permitiéndonos entrar en otra dimensión que no es evidente para el resto de las miradas. Pero en esencia ambos tratan de capturar lo propio, lo específico, lo que debe ser contado… el fotógrafo congelando el «instante decisivo», el artista dilatando el tiempo.

Un ejemplo. El fotógrafo captura la intensidad de la mirada del pintor. El pintor reacciona convirtiendo esa mirada en parte de un búho.

David Douglas Duncan

La exposición recoge una pequeña muestra de los miles de fotografías realizadas durante veinte años. Es el mundo del último Picasso, sabio y seductor, viviendo en medio del caos de su creación.

David Douglas Duncan

David Douglas Duncan

En el documental, David Douglas Duncan también reflexiona sobre el oficio de fotoperiodista.

«Ah, esa mirada al infinito… Cuántas veces la he visto en muchachos en un descanso del combate» -dice refiriéndose a las instantáneas de soldados, anulados por la fatiga y la tensión, por el miedo, tiritando de frío, insensibles al sufrimiento…

David Douglas Duncan

David Douglas Duncan

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