La revolución de Twitter… La revolución de Facebook… La revolución de YouTube… No, la revolución del pueblo egipcio. (¿Revolución? Dejo esa discusión para otra entrada).
Que los medios sociales han tenido un papel relevante en la revuelta en Egipto es evidente. Tan evidente como que el ciclostil y la pintada fueron herramientas de movilización social y política en la España del último franquismo. Como indiscutible es que Al Yazira ha sido la ventana por la que la mayoría de los egipcios han accedido a la imagen de la movilización callejera.
El papel de los medios tradicionales y de los medios sociales (y su interrelación) en estos acontecimientos requiere de una investigación seria. No sé si algún académico egipcio o extranjero la está ya desarrollando.
Los medios sociales son herramientas insuperables para la interacción y por tanto para la movilización para un objetivo concreto, ya sea manifestarse, reunir firmas, hacer un boicot a un producto o comprarlo. Los medios sociales promueven conductas instantáneas y acciones «líquidas». Los medios sociales están siendo el catalizador y el acelerador de las revueltas y llenan el vacío dejado por la censura en los medios de masas.
Pero desde la revuelta popular hasta la democracia hay un largo camino, una transición, que requiere grupos homogéneos, organizados en torno a ideas e intereses, con liderazgo, que representen amplias capas sociales. Esa acción consciente, comprometida, a medio y largo plazo, con objetivos y planificación se realiza en el terreno de la acción política clásica: reuniones, debates, afiliación, congresos etc. Y son esos grupos organizados los que terminan por crear opinión pública en los medios de comunicación de masas, que construyen el relato social que comparte la mayoría.
Dejo aquí algunas piezas de información que pueden servir para entender el papel de unos y otros medios en estos acontecimientos.
The New York Times ha producido este vídeo del ambiente en un piso de El Cairo desde el que un grupo de jóvenes alienta la revuelta desde las redes sociales. Nada que ver con la conspiración internacional que vende el régimen.
La segunda pieza de información viene de Media Tenor. Es un breve estudio (pdf) sobre la información de dos cadenas de televisión occidentales (CNN y BBC) y dos panarabes (Al Arabiya y Al Jazira) sobre Egipto y Mubarak antes del estallido de las revueltas. El resultado es que las televisiones occidentales fueron muy críticas de Mubarak, con un 50% de las informaciones sobre el «rais» de carácter negativo. En cambio, las televisiones árabes dieron de él una imagen positiva.
Media Tenor llega a la conclusión de que no se puede acusar a las televisiones occidentales de connivencia con la dictadura y que las televisiones árabes están mucho más vinculadas y condicionadas por los poderes locales. Habría que hacer una análisis cualitativo para ver si detrás de las informaciones negativas de BBC y CNN hay verdadera crítica o sólo perjuicios occidentales. Pero de lo que no cabe duda es de Al Jazira ha educado a las sociedades árabes en el debate, base de cualquier democracia.
Vuelvo al principio. Esta es la revolución de los egipcios, pobres y clases medias, jóvenes y maduros, religiosos y laicos, musulmanes y coptos. Itxa en su blog está recogiendo ese pálpito popular. De ella tomo este vídeo de Nawal El-Saadawi vieja luchadora feminista, que encarna como nadie la resistencia del mejor Egipto.
(Una última actualización. Según el News Coverage Index (PEW Project for Excellence in Journalism) la revuelta en Egipto es la noticia internacional con mayor seguimiento en los últimos cuatro años y en este período ocupa además el cuarto lugar entre todas las noticias, nacionales e internacionales. Sin más análisis los datos indican la importancia que para sus intereses estratégicos conceden al acontecimiento los medios de Estados Unidos.)