Las otras guerras


Bombardeo saudí sobre una ciudad de Yemen, una de la más terribles guerras olvidadas

Tenemos toda nuestra atención puesta en la guerra de Ucrania y mientras se desarrollan docenas de conflictos devastadores para pueblos enteros. Son las guerra olvidadas o, como las llaman En lo Que Somos, las guerras no televisadas.

Hay muchas razones para que esa guerras no se conozca o se olviden.

Ocurren en otros continentes, son a menudo luchas entre facciones de culturas que nos son desconocidas, son muy complejas, afectan poco a nuestros intereses más directos o es difícil informar sobre ellas, en algunos casos porque los periodistas, ya no es solo que corran riesgos por estar en en el campo de batalla, sino que directamente se convierten en objetivo de los contendientes, como ocurrió en Siria, donde los periodistas fueron secuestrados y degollados ante las cámaras por la distintas facciones islamistas. En cualquier caso, este olvido, es una de las causa de que estas guerras se prolonguen.

La mayor parte de estos conflictos se dan en el sur empobrecido; son guerras inciviles en las que luchan facciones, a menudo sin motivos propiamente políticos, más allá de controlar y explotar un territorio y suelen cursar con graves violaciones de los derechos y/o hambrunas. A menudo el origen se encuentra en los procesos de descolonización o en la intervención de las potencias occidentales, como en Libia. Una vez en marcha, una intervención para detenerla puede traer todavía peores consecuencias, desacreditando la responsabilidad de proteger, doctrina que autoriza la intervención para detener graves violaciones de los derechos humanos. No ha sido raro el caso de que un fuerza pacificadora de la ONU haya terminado por convertirse en un contendiente más, como en en el Congo.

Muchos de estos países solo pueden librarse la hambruna con los programas de alimentos de la ONU, que ahora tienen serias dificultades para suministrarse de grano, por el alza de los precios, consecuencia de la guerra de Ucrania, así que el riesgo de hambruna en todo el Cuerno de África es extremo. Casi todas dan lugar a oleadas de refugiados, de los cuales la mayor parte se quedan en los países vecinos, solo un pequeña parte llega a EUropa, que los acoge con cicatería, cuando no con hostilidad, sin considerar que huyen de guerras y genocidios, de mucha mayor gravedad que Ucrania.

Lo que sigue no es un relación no exhaustiva. (Aquí el resumen de la BBC de los 6 principales)

Etiopía

La guerra de Etiopía empezó hace 16 meses, como una «operación policial» para impedir que se celebraran elecciones en la región norteña de Tigray, sin la autorización del gobierno de Adis Abeba.

Fue en septiembre de 2020, en un clima de guerra étnica entre los ahmara (mayoritarios) y los oromo (minoritarios). Lo que comenzó como un conflicto étnico se ha convertido en una guerra regional.

El primer ministro Abiy Ahmed Ali (premio Nobel de la Paz 2019 por poner fin a la guerra con Eritrea) prohibió las elecciones en la provincia, con veleidades separatistas, del TIgray. Todo indica que Eritrea está interviniendo en la guerra a favor de Adis Abeba. Amnistía Internacional denuncia graves violaciones de los derechos humanos por ambas partes. Según Washington, 900.000 personas han muerto de hambre en estos 16 meses. Las últimas semanas los combates se han detenido, pero la situación humanitaria sigue siendo gravísima,

Yemen

Es uno de los conflictos que tiene su origen en el fracaso de las primaveras árabes. Y hasta que estallara la guerra de Etiopía era la peor crisis humanitaria del planeta, con 5 millones de personas al borde de la hambruna.

La revolución obligó al autócrata Alí Abdalá Salé a entregar el poder a su vicepresidente, Abd Rabbuh Mansur Hadi. Mientras en el sur la población protesta contra las duras condiciones impuestas por el FMI. en el norte se produce la insurrección del movimiento Ansar-Allah, formado por la minoría chíes de los hutíes.

Tras un guerra devastadora, los hutíes terminan por conquistar la capital, Saná. Arabia Saudí y sus aliados suníes del Golfo no pueden consentir que el país sea gobernado por chíes y llevan a Yemen la guerra que libran por todo Oriente Próximo con Irán, con continuos bombardeos de las ciudades controladas por los hutíes, que no desmerecen en su crueldad a los de Rusia en Siria y Ucrania.

La coalición suní recibió apoyo logístico y de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

Siria

Es el conflicto más grave dejado por las primaveras árabes. Bashir el Asad reaccionó con extrema crueldad a las protestas populares pacíficas. Estalló entonces una guerra civil, con la participación de multitud de grupos armados, entre ellos las organizaciones yihadistas, Al Qaeda y Estado Islámico (Daesh); este último llegó a dominar el norte de Siria y el norte de Irak y proclamar el Emirato Islámico.

El Assad, de la minoría alauí y confesión chií, quedó reducido a un pequeño reducto en el norte. Hoy vuelve a controlar prácticamente todo el país, gracias a la intervención rusa y a los milicianos chiíes llegados de toda la región, empezando por los libaneses de Hezbolá.

La aviación rusa bombardeó sin compasión, ciudades como Alepo o suburbios de Damasco, en poder de grupos enemigos. A cambio, ha recibido en el Mediterráneo la base de Tartus. También en Siria han intervenido los mercenarios de grupo Wagner.

Otros actores internacionales han sido Francia, Estados Unidos y de modo muy especial Turquía, que ha llevado a Siria su lucha contra los kurdos.

En más de una década, se han registrado 380.000 muertos y 11 millones (la mitad de la población) ha tenido que huir de sus casas.

Libia

En abril de 2011, como respuesta a la represión por parte de Gadafi de la protestas populares, se organizan en varias ciudades milicias armadas. Gadafi se prepara para retomar el control de la Cirenaica, la parte oriental del país, que siempre le había sido contraria. Para evitar un baño de sangre, las potencias occidentales fuerzan en el Consejo de Seguridad la Resolución 1973 (no vetada por Rusia), que autoriza la intervención y establece una zona de exclusión aérea para evitar graves violaciones de los derechos humanos; la resolución sería más adelante anulada. Los bombardeos de la OTAN y, sobre todo de Francia, terminan con Gadafi capturado e una alcantarilla. Las milicias victoriosas se enzarzan en una guerra de todos contra todos por el dominio del territorio.

Desde entonces, a grosso modo, hay dos polos de poder en Libia, apoyados por distintas potencias, lo que convierte a Libia en un conflicto internacional: un gobierno reconocido internacionalmente en la capital Trípoli, apoyado militarmente por Turquía y en la Cirenaica, el gobierno del general Hafter, un militar depurado por Gadafi, con el apoyo militar de Egipto, los países del Golfo y los mercenario rusos del grupo Wagner y diplomático de Francia.

Los intentos de mediación y elecciones en todo el país han fracasado.

Myanmar (Birmania)

En el verano de 2017 se desarrolla en el estado de Raskhine un verdadero genocidio contra los rohingyas. población musulmana emigrada de Bangladesh.

En febrero de 2021, los militares derrocaron a Aung San Suu Kyi, que había ganado las elecciones con una clara mayoría. El Ejército reprime las protestas y los grupos de la resistencia se arman y comienza una guerra civil, en que tienen gran importancia las milicias étnicas,

Afganistán

Con la retirada de Estados Unidos y el control por parte de los taliban prácticamente de todo el país, han terminado dos décadas de guerra. Pero las sanciones y el aislamiento abocan al país a un crisis humanitaria.

Yihadismo en África

LA guerra de Libia fue un torbellino, que permitió que militantes yihadistas se introdujeran en los países del Sahel, especialmente Malí y Burkina Fasso, explotando las tradicionales diferencias entre la población tuareg y y el resto de las etnias. Para evitar la caída de Bamako, Francia envía un cuerpo expedicionario en la operación Serval, luego seguida de la operación Barkhane. La UE envía misiones de entrenamiento militar en las que participa España. Los militares golpistas de Malí, exigen la retirada de Francia y acuden a los mercenarios rusos de Wagner. Esta misma semana, las organizaciones de derechos humanos denuncian el asesinato de 300 civiles por el ejército y los milicianos.

En el Golfo de Guinea, Nigeria sufre desde hace una década el azote de Boco Haram. más reciente es la presencia de grupo yihadistas en Mozambique en la región norteña de Cabo Delgado.

Congo

Entre 1998 y 2003 el país padeció la que se conoce como guerra del coltán, con al menos 20 grupos armados y la intervención de nueve naciones africanas.

Se calcula que murieron casi cinco millones y medio de personas. Muchos de aquellos grupos armados siguen activos, sobre todo en la Región de los Grandes Lagos.

Sahara

El apoyo a la marroquinidad del Sahara occidental por parte de España augura un reanudación de la guerra. La vergonzosa claudicación del gobierno Sánchez no impedirá que Marruecos siga chantajeando a España, al menos mientras la UE siga externalizando su política migratoria en autocracias como Marruecos, que no puede renunciar nunca a su reivindicación de Ceuta y Melilla, En esta situación, sin apoyos europeos, el Polisario tendrá que hacerse valer con alguna iniciativa militar, tanto para recuperar peso estratégico, como para insuflar algo de moral en los campamentos de Tinduf. Ya en 2020 hubo una ruptura de hostilidades en la frontera con Mauritania.

Sudán

En Sudán se desarrollan al menos tres conflictos:

Darfur. Todavía sigue la guerra étnica en esta región occidental, fronteriza con Chad, que entre 2003 y 2007, enfrentó a musulmanes (ganaderos) y sus terribles milicias yanyauid y a los agricultores negros, sometidos a una política de exterminio, que dejó 400.000 muertos. Con la toma del poder en Jartum por los militares en 2022, el conflicto se ha reactivado.

Sudán del Sur. Después de dos guerras contra el norte, árabe y musulmán, en 2011, las regiones de Sur, negros, animistas y cristianos se independizaron y se convirtieron en el 193º estado de la ONU. En 2013 estalló una guerra civil entre dos facciones, una liderada por el presidente Salva Kiir y su vicepresidente Riek Machar. Como en casi todos los conflictos africanos, las seculares luchas entre etnias son el telón del verdadero conflicto que se libra por el dominio de los recursos, en este caso el petróleo.

Lucha por la democracia. En 2019, las protestas populares logran derribar al dictador Omar al Bashid, el único jefe de Estado procesado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes en Darfur. Se contituye un junta cívico-militar, que dirige un difícil transición, abruptamente detenida por un golpe militar en 2022.

Zonas de tensión

No son en este momento guerras abiertas, pero tienen un enorme potencial desestabilizador.

Palestina

Palestina es un bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento. La población sometida al cruel apartheid israelí y abandonada por sus hermanos árabes puede rebelarse en cualquier momento.

Irán

Si no hubiera sido por la guerra de Ucrania, el acuerdo nuclear, roto por Trump, ya se habría renovado. A Rusia, firmante del acuerdo, comprometida en reciclar el material nuclear, ahora no le interesa la renovación, porque supondría levantar las sanciones y poner en el mercado petróleo iraní, alternativo al ruso. Mientras, Teherán sigue enriqueciendo uranio.

China-Taiwan

Pekín nunca renunciará a la isla de Taiwan, que considera parte histórica de China; así lo admite también la mayor parte de la comunidad internacional. Pero el fracaso del experimento de Hong Kong (un país, dos sistemas), imponiendo Pekín su autocracia en la ex colonia, ha hecho crecer el sentimiento nacionalista en Taiwan. Parece difícil un reunificación voluntaria. Estados Unido está rearmando a Taipéi.

Mientras, China desarrolla una política agresiva en el mar de la China, que le enfrenta con sus vecinos por el dominio de islas y recursos marinos.

El potencial de estos conflictos es altísimo.

China-India-Pakistán

Tres potencias nucleares, Pakistán y China mantienen una histórica alianza contra India, que disputa con China las cumbres del Himalaya.

Corea del Norte

Autocracia nuclear, gobernada por el imprevisible Kim Jong-un, que se esfuerza por demostrar su poder balístico, cuyas pruebas son, según los expertos, puro fake. No puede descartarse, que perfeccione sus armas y ponga en peligro la paz mundial.

Como han demostrado los casos de Irak y Libia, el mejor seguro de los dictadores son la armas nucleares.

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India: victoria del Partido del Congreso y de la estabilidad


Abusando de su generosidad he pedido a Paco Audije un análisis sobre el resultado de las elecciones en India.

Las encuestas se equivocaron y venció la moderación, “el término medio”, dicen allí. En las elecciones indias, el primer partido ha sido el Congreso que obtuvo 206 escaños, en una cámara baja (Lokh Sabah) de 543 diputados. En cualquier otro país, parecería insuficiente, pero no en la India, donde ya gobernaba partiendo de una cifra mucho menor de diputados (145).

Porque desde que terminara el voto, desarrollado en cinco fases a lo largo de semanas, el partido de Sonia Gandhi y de Manmohan Singh ha ido sumando el apoyo de otras fuerzas hasta alcanzar una mayoría de 316 diputados. Otros pueden añadirse aún estos días.

Para el elegante profesor que es Manmohan Singh, de 78 años, es una victoria doble. Porque sus tres predecesores en el cargo, sobre todo Atal Bihari Vajpayee (BJP, conservador), perdieron cuando estaban a la cabeza del ejecutivo.

Es una señal de estabilidad y una sorpresa para los pronósticos, que coincidían en mostrar una Lokh Sabah aún más fragmentada. Y los partidos de casta y regionales, que parecían reforzarse durante la campaña, retroceden.

La fragmentación política no ha desaparecido, pero es menor. Y el electorado ha premiado:

-La imagen de estabilidad, a pesar de los problemas de la coalición anterior por la retirada de los comunistas, tras la firma del pacto nuclear con Estados Unidos.

– La imagen de honradez del propio Manmohan Singh, entre una clase política en gran parte salpicada por la corrupción. India, además, parece aguantar la crisis y Singh sigue mostrándose como paladín de la buena gestión y fiel reflejo de las nuevas clases urbanas.

-El apoyo presupuestario al campo y a la agricultura, donde el endeudamiento de muchos  campesinos, generó antes campañas de suicidios. Esa política también ha dado sus frutos, en las urnas, a favor del Congreso.

-La relativa recuperación  del Congreso como partido intercomunitario e interreligioso, al contrario que el nacionalista hindú BJP, que ha mostrado un líder (Advani) demasiado viejo y aún apegado a sus lemas tradicionales.

-La voz firme ante Pakistán, sin derivas extremistas tras los atentados de Mumbai (Bombay). Ese discurso se ha impuesto a las noticias de la continuación de la insurgencia y el terrorismo en los estados del este y noroeste del país, así como en Cachemira.

Los pronósticos de la prensa extranjera que convertían a la líder intocable (dalit), Mayawati, ministra principal de Uttar Pradesh, en árbitro de la situación no tuvieron en cuenta el daño a su imagen. Se trata de una intocable y se presenta como defensora de los más pobres, pero es megalómana y muestra una riqueza personal insultante para muchos indios. Quizá es ahora la imagen de un cierto reflujo de las fuerzas políticas basadas en la casta.

En aquel “caos que funciona”, nunca se puede estar seguro hasta el final, pero –como ha dicho Le Monde– el mundo ha recibido una buena noticia. Porque, en la mayor democracia, no ha prevalecido el desencanto, a pesar de la acumulación de fracturas.

Y en una región explosiva, los indios han votado por la serenidad y el laicismo. Una lección democrática contra las tendencias de dispersión y el discurso nacionalista puro, que prevalecieron durante las últimas dos décadas, cuando el hinduista Bharatiya Janata, de L. K. Advani, pareció doblegar para siempre a la India de Nehru.

PACO AUDIJE

El ovillo indio


«Los indios están votando en una crucial elección que puede ser la última». A esta desesperanzada y nada profética conclusión llegó un reportero de The Times que cubrió las elecciones indias de 1967. Cuatro décadas después, los indios no han dejado de votar regularmente y lo vuelven a hacer desde el pasado 16 de abril (hasta el 13 de mayo) en unas elecciones clave, no porque en ellas se juege la democracia, sino porque son las primeras en las que India es un actor global claramente reconocido. (Para seguirlas nada mejor que la cobertura de la BBC.)

La corrupción, el clientelismo y la desigualdad son males endémico de la India. Pero ningún otro país ha sido capaz de encauzar democráticamente la diversidad de un país gigantesco. La India es la mayor democracia del mundo, un caos que funciona y que en los últimos años ha sido capaz de generar una próspera clase media. En este sentido, India está mucho mejor preparada que China, con su sistema centralizado, para superar la crisis.

Inicio aquí la práctica de incluir firmas invitadas. Empiezo con Paco Audije, ex corresponsal, secretario general adjunto de la FIP y un verdadero especialista en India. Este es su análisis.

La madeja india

Paco Audije

Impredecible. Una madeja difícil de desenredar. Así describe el actual proceso electoral el semanario indio  Frontline .

Las elecciones y la votación implican a 714 millones de votantes para un parlamento en el que el principal partido –en la Lok Sabha, la cámara baja actual- apenas supera el 27 por ciento de los escaños. La expresión inglesa hung parliament, una cámara sin mayoría clara, es siempre realidad en Nueva Delhi: nunca hay posibilidad de mayoríaabsoluta. Los indios están acostumbrados a tener siempre una especie de permanente “hung parliament”.

La mayor parte de los sondeos favorecen al Congreso, pero incluso si eso se confirmara,  tampoco significaría otra cosa que lo habitual: el partido con mayor número de votos tendrá que negociar con multiples  aliados, algunos poco  fiables.

La fragmentación de los partidos

El panorama del mundo politico indio está ya muy lejos de la muy relativa uniformidad que le proporcionó el Congreso en las primeras etapas de la independencia, durante el período Nehru. La fragmentación es su característica principal. En dos niveles: continúa el reforzamiento de los partidos regionales y aumenta la importancia de líderes que representan  la lucha de las castas bajas, de los intocables o de las etnias y grupos considerados fuera del sistema de castas.

Los dos mayores partidos “nacionales”, el Congreso y el conservador Bharatiya Janata Party (BJP), parecen converger lenta, imperceptiblemente para algunos, en muchos puntos de sus programas. Mientras, las alianzas pueden ser múltiples y contradictorias. Una escisión del Congreso, el Nationalist Congress Party, reafirma que puede pactar en Maharashtra y Goa con el Congreso y –sin que nadie lo perciba como contradictorio- con sus rivales en otros estados, como Orissa. Entretanto, se sigue considerando libre de hacerlo con unos u otros, en la Lok Sabha.

Debates y banderas de la campaña

El Congreso mantiene la bandera del laicismo, de las mejoras económicas aparentemente no tan afectadas como en China por la crisis. El crecimiento sostenido en años pasados en torno al 8 por ciento decae y la bolsa de Bombay puede ver la situación con los ojos de Londres o Nueva York, pero la India agrícola y rural no lo ve de la misma manera. Esos votantes de la India perdida, de la persistente India de las aldeas, siguen votando en función de elementos locales, también de caciques, fracturas lingüísticas o del precio del kilo de arroz. El Congreso promete que lo tendrán a 3 rupias (un euro equivale a 65 rupias indias), el BJP afirma que lo tendrán  a  sólo 2  rupias (ver “714 millions de voix” )  Y aunque sus corrientes internas mantengan sus viejas tendencias prohinduistas (hindutva), el Bharatiya Janata está lejos o ha rebajado su perfil de partido del extremismo  hinduista: durante su paso por el gobierno central tuvo un comportamiento moderado. En esta campaña, sus líderes tratan de hacer al Congreso –retrospectivamente- corresponsable de los enfrentamientos comunitarios que giraron en torno a la destrucción de la mezquita de Ayodhya, hace once años (http://www.hinduonnet.com).

Las fuerzas políticas del llamado Tercer Frente, que agrupa a la miríada de partidos implantados en estados o territorios determinados, denuncian  el envejecimiento de los líderes del BJP y del Congreso, como  el primer ministro Manmohan Singh,76 años,o el propio Lal Krishna Advani, 82 años, que impulsó la destrucción de la mezquita de Ayodhya y un movimiento antimusulmán  que llevó al BJP al gobierno de la Unión India entre 1998 y 2004.

Los terrorismos y las elecciones

En términos indios, no hay grandes escándalos de corrupción y tras los atentados de Bombay,  en noviembre, otros recuerdan los que sufrió el país cuando el BJP ocupaba el poder. La seguridad es tema de preocupación, pero no está teniendo un impacto decisivo en el debate de las elecciones. No delimita divergencias fundamentales, ni está reforzando la desconfianza entre las distintas componentes comunitarias o religiosas.

Las diversas facciones del terrorismo maoista o naxalite (de Naxalbari, el lugar en el que actuaron por vez primera) actúan en diversos estados del golfo de Bengala, desde hace unas tres décadas. Un atentado acabó con la vida de 18 personas el pasado 16 de abril. Esas acciones se pierden en la galaxia dispersa de la India, tanto como otras insurgencias. El ULFA, United Liberation Front of Assam, está activo desde hace 30 años en el estado de ese nombre. Durante las largas campañas y los largos procesos de voto, esos grupos –apoyados permanente u ocasionalmente por los servicios de los países enemigos de la India- incrementan sus atentados. Forma parte del guión.

Evolución en Cachemira

En este sentido, hay que mirar hacia la evolución del problema de Cachemira. La política de Estados Unidos  ha tomado hace tiempo distancias con respecto a Pakistán (antes aliado; ahora aliado y problema serio para EEUU). Ese giro estadounidense –que tiene su origen en la guerra contra los talibanes y Al Qaeda- ha  favorecido a una India que si no ha resuelto el problema de Cachemira, puede al menos empezar a verlo en términos más políticos que militares (“Demain, la paix au Cachemire?”, Le Monde Diplomatique, abril 2009).

Dinastías políticas, liderazgo y tercera alternatiiva

Lo extraordinario del proceso indio es que Manmohan Singh y Advani son contemplados como líderes “provisionales”, cada uno por razones distintas. Singh mantiene, de todos modos, gran parte de su prestigio como gestor equilibrado, a pesar del ejercicio del poder.Y durante la campaña ha mostrado que puede responder agresivamente a su principal rival. Ha dejado ver que no es sólo el intelectual alejado  de los navajazos de la arena política india . Advani aparece ante buena parte de los indios como un dinosaurio, un Fraga de la  política india que conserva la fidelidad de los sectores más conservadores.

Pocos defienden abiertamente la vigencia de las dinastías, pero haberlas haylas. No solo la dinastía de los Gandhi-Nehru, sino también otras dinastías familiares que son parte esencial de la India en varios niveles.

El analista Hariraj Singh Tyagi afirma estos días: “Está muy difundida en el país la idea de que Sonia Gandhi es la líder de mayor talla política en esta elección y que el Congreso es el mayor partido, con sus puntos de vista moderados y situados a medio camino”. Las más recientes elecciones para asambleas de varios estados, a finales de 2008, dieron como resultado un refuerzo del Congreso con respecto al BJP (“Why India’s state elections matter”).

Regateo político mientras se vota

El Estado indio moviliza a dos millones de soldados y policias para que el voto tenga garantías de seguridad. Terminado el proceso en una parte del territorio, gran parte de esas unidades se desplazan a otro. La elección tiene lugar en cinco fases territoriales (hasta el 13 de mayo) en un total de 828.000 colegios electorales.

Naturalmente,  durante ese desarrollo, las fuerzas políticas siguen negociando y mirando de reojo los resultados. De modo que alguien como el Comunist Party of India (Marxist), que se distanció del Congreso en Delhi por discrepancias sobre lo que consideró cesiones a Estados Unidos en el tratado nuclear, y que gobierna en Bengala Occidental, Tripura y Kerala, puede decir que tienen  tiempo aún para derrotar el Congreso y formar esa Tercera Alternativa aún no creada formalmente. Algunos medios, especialmente occidentales, están haciendo de la líder Mayawati Kumari, llamada “reina de los intocables” y jefa del gobierno de Uttar Pradesh (182 millones de habitantes), la tercera en discordia (“India vota durante un mes para elegir nuevo Gobierno”, El País, 17 abril 2009).

Pero con tantas variantes y en unas elecciones tan complejas, el regateo y los cálculos políticos no terminan en la primera fase del voto. La democracia es negociación múltiple, casi inacabable. El Congreso es favorito, pero la forma en la que se desenredará el ovillo es díficil de anticipar. La mayor democracia del mundo vuelve a fascinarnos desenredando su caótica madeja sin perder su imperfecta imagen de estabilidad.

Mensajes en los atentados de Bombay


No es la primera vez que India sufre graves atentados terroristas de raíz islamista. Matanzas masivas, como las ocasionadas por bombas en los trenes de Bombay, siguiendo la estela de los atentados de Madrid y Londres. O ataques simbólicos, como el registrado contra el Parlamento de Delhi. Pero ninguno ha sido tan complejo y con tanta trascendencia.

El terrorismo no pretende tanto un resultado concreto sino hacer llegar a una población aterrorizada un mensaje que cambie su percepción del mundo en el que vive. Estos mensajes pueden ser muy directos y brutales o entrañar un conjunto de signos y significados dirigidos a distintos destinatarios. Los atentados de Bombay pertenecen a esta segunda categoría.

Mensaje comunal. Alguno de los terroristas ha manifestado que los ataques eran «una respuesta al mal trato de los musulmanes en la India«. Desde la partición, la minoría musulmana se ha quejado de discriminación, pese a que muchos de sus miembros ocupan relevantes posiciones sociales. Periódicamente se registran en India explosiones de violencia sectaria entre las distintas comunidades, hindús, sijs, musulmanes… La radicalización hindú propiciada por el Baratiya Janata aumentó la presión sobre la comunidad musulmana, presión ha disminuido con el Partido del Congreso en el gobierno. El mensaje, por tanto, busca la radicalización de los musulmanes y la adhesión de los jóvenes a la causa jihadista. Pero puede tener la respuesta de progroms contra los musulmanes.

Mensaje político. Las fuerzas de seguridad han sido puestas en evidencia. «Podemos desafiar al poderoso estado indio». Este mensaje puede tener consecuencias políticas, con el reforzamiento del Baratiya Janata y su política de mano dura en las próximas elecciones.

Mensaje internacional. «Si los musulmanes estamos perseguidos, nuestros hermanos de todo el mundo deben ayudarnos en nuestra lucha». Es un mensaje dirigido a recoger la solidaridad de la umma islámica. Pero también pone de manifiesto las implicaciones internacionales. Las autoridades indias han denunciado -como era de rigor- conexiones exteriores, que no pueden ser otras, claro está, que Pakistán y sus servicios secretos. Los atentados son ataque contra el proceso de normalización entre India y Pakistán, que sufrirá un enfriamiento e incluso se paralizará totalmente en el caso de una victoria del Baratiya Janata.

Mensaje social. Los ataques iban dirigidos contra el corazón de la India británica: la Puerta de la India, la estación Victoria. El mensaje es «India tiene que sacudirse su herencia británica» y «vosotros, los ricos anglófilos, ya no estáis seguros en vuestros refugios de lujo». Las raíces británicas son muy profundas, como para erradicarse con estos atentados. Los ricos, seguramente, fortalecerán la seguridad privada.

Mensaje económico. «Podemos paralizar la capital económica y financiera». La vitalidad de Bombay es tal que los atentados no supondrán una amenaza para su pujanza; si acaso, una nube más en la crisis que amenaza a las economías emergentes.

Mensaje global. Como en el ataque del hotel Marriot de Islamabad o los atentados contra turistas en Egipto, Indonesia o el Magreb el mensaje es «las tierras del Islam son peligrosas para vosotros, infieles;  no implantaréis vuestro modo de vida y vuestra globalización fracasará«. Sin duda, el turismo se verá afectado, pero India seguirá siendo un destino atractivo y difícil (por la vivencia de la pobreza) para los occidentales.

En definitiva, los hechos de Bombay son todo un desafío a la emergencia de la India como potencia global. La riqueza, diversidad y potencialidades del país continente terminarán por imponerse a la violencia terrorista.

(Un enlace a Open Democracy «What to make of the Mumbai attacks»)

La India poliédrica de Raghu Rai


Casa Asia ha traído a España una exposición del fotógrafo indio Raghu Rai, compuesta de dos colecciones, una en color, que por el momento sólo se puede ver en Barcelona, y otra de 35 fotos en blanco y negro, que es la que puede contemplares en Madrid hasta el 27 de abril.

Muelles de Calcuta - Raghu Rai

Esas 35 obras son una ventana a una India poliédrica…

Una India en continuo movimiento y contemplación a la vez… La multitud en movimiento y en medio unos hombres leyendo el periódico en Churchgate Station (Bombay)… Una India de trenes parados, como ese camino de Djaerling…

Una India de festivales religiosos, llenos de vida y erotismo… Una India de santones que han renunciado hasta su propia materialidad…

Una India de los monzones, en la que la tierra se vuelve líquido…

Un India de pobres, que duermen en la calles, y de ricos, retratados en sus coloridas bodas…

Una India de modernidad construida por la fuerza manual de trabajadores que siguen utilizando técnicas de la época de los faraones para edificar rascacielos…

Una India de mujeres que trabajan y consuelan…

Una India de mujeres fuertes y determinadas… Indira Gandhi y Teresa de Calcuta…

Entierro de un niño v�ctima de la catástrofe de Bhopal - Raghu Rai La trayectoria de Raghu Rai es la de un fotoperiodista y alguna muestra del género encontramos en la exposición, como esta terrible de un niño, víctima de la intoxicación masiva de Bhopal. Pero el conjunto de lo que podemos ver en Madrid es más la instantánea de la vida cotidiana que del acontecimiento noticioso. El grano de las impresiones en InkJet da toda su materialidad a esa India poliédrica.

Esperemos que podamos ver en Madrid la colección en color, que ahora se expone en Barcelona. Por el momento, recomiendo la exposición de Madrid.

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