Tsunami, el acontecimiento global


En el momento de escribir esta entrada, la gigantesca ola producida por el terremoto de Japón recorre el Pacífico y puede haber arrasado ya pequeñas islas, con su muralla de agua de diez metros de alto. Esperemos que los sistemas de alerta temprana instalados en el Pacífico después del maremoto de 2004 sirvan de algo y la población haya podido ponerse a salvo.

Los daños en Japón afectarán a su economía. Su débil recuperación se verá afectada y el gobierno tendrá que establecer un presupuesto extraordinario que aumentará los tipos de interés de la deuda japonesa. Por esa vía, el tsunami tendrá ya unos efectos globales, reduciendo en algunas décimas el crecimiento de los países más industrializados. Así ocurrió ya con el terremoto de Kobe de 1995. Sólo que entonces el mundo no se encontraba en medio de la Gran Recesión.

Puede, no obstante, que en este caso su tratamiento informativo no sea tal global como el del tsunami de 2004, originado en las costas de Sumatra. Afectó, entonces, a territorios altamente poblados de una docena de países. La cifra final de muertos fue de 227.000, un poco que los del terremoto de Haití -lo que da una idea de la dimensión de este seismo. Puede que ahora los daños sean más localizados y el tratamiento menos global.

Que afectara a zonas turísticas en Indonesia y Tailandia en plenas vacaciones de Navidad fue un factor esencial para ese tratamiento global. Los vídeos de los turistas dieron testimonio de la avalancha acuática. En un primer momento, las televisiones occidentales se centraron en sus historias. Un diario israelí llego a titular «Gigantesco tsunami. Dos isralíes muertos».

Luego, la necesidad de socorro y el despliegue humanitario fueron el centro de la información. Pero siempre en los grandes países: Indonesia, Sri Lanka… Apenas nadie informó de lo sucedido en las pequeñas islas o en países que no necesitaron socorro, como la India.

Aquel maremoto tuvo también consecuencias políticas. Forzó que los rebeldes de Banda Aceh aceptaran un  acuerdo de paz. Y en Sri Lanka puso en una posición muy precaria a los tigres tamiles, que fueron finalmente derrotados por el gobierno central.

El tsunami barrerá también con su ola informativa a las revoluciones árabes, que quedarán en segundo plano. Gadafi tiene su oportunidad para masacrar a los rebeldes mientras todos los ojos se vuelven hacia el Pacífico.

(Gran infografía de Chiqui Esteban en La Información)

 

PS. Afortunadamente el tsunami no ha tenido efectos graves más allá de Japón. Ahora aparece otro gran tema informativo, la seguridad de las centrales nucleares. A buen seguro que lo que ocurra en Japón tendrá una influencia notable sobre el debate nuclear y la ofensiva de los grupos nucleares en Europa.

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Corresponsales globales


Los corresponsales han sido tradicionalmente una ventana que sus medios abrían a otro país, a otro realidad. Su trabajo consistía en asimilar y explicársela a sus compatriotras. Su información no se difundía en el lugar en que se captaba, sino en otro país lejano.  Los corresponsales viven en una esquizofrenia entre el «aquí» en el que viven y del que informan, y el «allí», su lugar de origen, para el que informan. Los corresponsales tienen que esforzarse en entender el «aquí» para explicárselos a los de «allí». Cuando un corresponsal se arraiga demasiado en el «aquí», deja de entender su «allí» originario y entonces tiene que ser sustituido. Trabajar a caballo de esos dos espacios tiene sus pros y sus contras… jefes a miles de kilómetros, husos horarios distintos… y una ventaja decisiva: nuestras fuentes hablan con más libertad y los poderes tienen menos conocimiento de nuestra información y menos capacidad de presión.

Ese «aquí» y «allí» desaparecen en el ciberespacio. Y de eso trata la crónica de Anand Giridharadas en el New York Times, que he descubierto gracias a P-es (Periodistas en Español). Giridharadas es un americano (deduzco que de origen indio) que escribe dos veces al mes una columna para el New York Times una columna titulada «Carta de la India». En la crónica citada, el periodista cuenta el caso de unos jóvenes dispuestos a hablar sobre los matrimonios en la India… siempre que sus amigos y familiares de la India no conocieran sus opiniones. Imposible con Internet. Giridharadas observa que, si bien las fuentes son ahora más precavidas y se está más expuesto a las presiones del poder, el público del lugar, del «aquí» es el mejor controlador de la información, detectando errores que a un editor de internacional de «allí» le pasarían completamente desapercibidos.

Internet ha hecho la información global, pero antes, la televisión por satélite hizo posible ver las informaciones de los corresp0nsales extranjeros en los países en los que se originó la información. Así ha ocurrido, por ejemplo, con el Canal Internacional de TVE. Las crónicas de sus corresponsales han tenido una enorme influencia en Latinoamérica y han servido para que los latinoamericanos se vieran en otro espejo. Y antes de los satélites, la televisión española se ha vista siempre en el norte de Marruecos, lo que ha complicado la vida a los corresponsales, escrutados con lupa por las autoridades marroquíes. Ahora, cualquier corresponsal tiene que integrar sus experiencias del «aquí» y el «allí».

Globalización mediática


Estos días estoy leyendo Democratizing Global Media: One World, Many Struggles, una obra colectiva editada por Yuerzhi Zhao y Robert. Su subtitulo es un homenaje al Informe McBride (Un solo mundo, voces múltiples). Aquellas voces múltiples que hace un cuarto de siglo pugnaban por hacerse oir siguen sin reconocidas ni nacional, ni internacionalmente. Pero muchas de ellas siguen luchando y sus luchas son importantes experiencias de democratización de los medios.

Recojeré aquí algunas de las ideas que vaya descubriendo.

Por lo pronto, la globalización de los medios en seis notas. Es una síntesis realizada por Yuerzhi Zhao y Robert A. Hackett en uno de los capítulos introductorios.

1. Predominio de las empresas y mercados transnacionales

Merced a los procesos de concentración, una decena de grupos multinacionales, con conexiones locales y nacionales, dominan la producción y difusión de información y entretenimiento a nivel mundial.

2. Extensión mundial del modelo comercial

La comercialización de la información y la estructura comercial de los medios se ha impuesto en todas partes, con la relativa excepción de los servicios públicos de radiotelevisión europeos, rara avis en peligro de extinción.

3. El flujo de información está dominado por grandes empresas occidentales

La información sigue fluyendo del rico norte al pobre sur, pero algunas producciones del sur se globalizan y se incorporan a ese flujo unilateral.

4. Globalización de las experiencias de socialización

Las experiencias de los públicos de los países centrales se replican en los periféricos; es la manifestación actual del  «imperialismo cultural», descrito por Herbert Schiller en 1977.

5. Extensión mundial del modelo regulatorio occidental

Mediante el influjo de organizaciones como la OMC o el FMI se han impuesto los modelos desrregulados de los países anglosajones.

6. Las redes alternativas también son globales

Los movimientos que responden a este proceso de comercialización empresarial se organizan también en redes globales.

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