AFP
Ahora que todo está dicho, ahora que los analistas han aportado su luz y los propagandistas su ruido, a mi me queda la mirada de Gilad Shalit.
Sus ojos traslucen un profundo desconcierto, cansancio, ausencia… El difícil reencuentro con la libertad y los afectos olvidados. ¡Que frío el abrazo con su padre!
Ahora le toca lo más difícil: los interrogatorios de los servicios de inteligencia, la recuperación de su lugar en el mundo. Y luego, luchar por no convertirse en un icono, por ser el mismo… o rendirse y aceptar la manipulación del icono.
Gilad es Ofer. Ofer es Uri. Gilad es Abraham.
Ofer es un personaje de la novela de David Grossman «La vida entera». Ofer, un joven israelí a punto de desmovilizarse se incorpora voluntario a una operación militar. Su madre, Ora, huye de su hogar para hacer imposible que le comuniquen la hipotética muerte del hijo. Es el atávico modo de proteger su vida. La novela es una angustiosa recuperación de la maternidad… y de la paternidad de un padre roto -Abraham- después de un cautiverio como prisionero de guerra, que se había negado a aceptar al hijo.
Y Uri es el hijo de Grossman, un joven soldado que murió en la guerra del Líbano cuando su padre estaba a punto de terminar el libro. Grossman, en sus palabras, siguió adelante para escoger la vida.
Llevo varios meses con la «La vida entera» y no puedo leer más de unas cuantas páginas seguidas, porque el dolor de los personaje zambulléndose en la maternidad-paternidad me acongojan de tal manera que no puedo seguir. Por eso para mi Gilad son esos personajes de ficción -Ofer, Abraham- pero también Uri, el hijo muerto de Grossman.
Cuando Shalit fue capturado todavía hacía información internacional. Me negué a utilizar el término «secuestro». No, un militar que es capturado en combate por una guerrilla que lucha legítimamente contra la ocupación de su patria no es un secuestrado, es un prisionero de guerra -aunque fuera capturado dentro de las fronteras reconocidas de Israel. Pero Gilad no fue tratado como un prisionero de guerra por Hamas. No tuvo acceso a sus familiares, a doctores independientes, a sus familiares y vivió todos estos años en total aislamiento. Fue sometido a un cruel secuestro, un verdadero crimen de guerra.
El episodio de este intercambio de cautivos no va a desatascar el conflicto, aunque puede haber establecido canales de comunicación entre Hamas y el gobierno israelí. Pero por lo menos deseo que Gilad Shalit pueda escoger la vida.
[Y para cerrar, esta entrevista de Pilar Requena a Grossman (En Portada, 14.03.2010)
jueves, 15 Dic 11 a las 3:50 am
It’s a plaesure to find such rationality in an answer. Welcome to the debate.
jueves, 15 Dic 11 a las 5:40 pm
dnCftm bnkrfnzkwlbt
viernes, 16 Dic 11 a las 6:41 pm
YIfQQZ eszoxlcymxdn