BBC: No digas en el blog lo que no puedas emitir


La BBC endurecerá su política editorial con mayor exigencia de imparcialidad y restricciones al lenguaje inapropiado

La BBC revisa cada cinco años sus Editorial Guidelines, pero antes de de que entre en vigor la nueva versión el próximo junio, el Trust (máximo órgano de gobierno representante del interés público) ha hecho público el borrador y ha abierto una consulta popular entre los contribuyentes que financian con el pago del canon el servicio.

Las Editorial Guidelines son las normas de buena práctica que todo el personal de la BBC, incluidos sus directivos, debe respetar. Estructuradas en 19 capítulos, regulan con un espíritu pragmático y bastante detalle la actividad de la  Corporación con el fin de que sus programas e informaciones se ajusten a la función de servicio público. Estas directivas (traducidas por la Asociación de la Prensa de Madrid) son un espejo de buen periodismo.

Las novedades más polémicas de la nueva versión (borrador, pdf) se refieren a la imparcialidad y la precisión (accuracy) y a las conductas intrusivas en la vida privada, la sátira humillante o el lenguaje obsceno. En todos estos supuestos, los profesionales deberán seguir una normas más estrictas y serán sometidos a un mayor escrutinio.

El caso Bowen

Hasta ahora estas normas se habían aplicado de un modo más flexible a la información en línea en sus distintos formatos y plataformas. Ahora se pretende que las reglas en BBC Online sean tan estrictas como en la radio o la televisión. Esto es, no digas en tu blog, foro o noticia online lo que no emitirías en un programa de radio o televisión.

Esta aplicación más estricta se conoce ya por los medios británicos como «la regla Bowen». Jeremy Bowen es actualmente el editor de Oriente Próximo y previamente corresponsal en Jerusalén. Personalmente, he seguido su actividad desde los días del sitio de Sarajevo (por entonces no tenía todavía el pelo blanco) y me ha parecido uno de los exponentes del mejor reporterismo británico, que sabe combinar el riesgo, el relato impecable y la información de fondo.

Bowen chocó la pasada primavera como el aparato propagandístico de Israel. En una pieza de contexto para BBC  Online sobre las consecuencias de la Guerra de 1967, el periodista escribió que el Estado de Israel no reconoce otra interpretación del derecho internacional más que la suya propia y que el sionismo tiene una tendencia irrefrenable a empujar la frontera. Ambas afirmaciones fueron juzgadas por el Trust como violaciones a las reglas de imparcialidad. Tras una investigación, se consideró que eran imprecisas y requerían la referencia a otros puntos de vista. Bowen fue reprendido, pero la BBC resistió las presiones para destituirle como editor de Oriente Próximo.

On Line vs. On Radio, On Television

La publicidad institucional de la BBC explota ahora el eslogan «On Line, On Radio, On Television». La Corporación insiste en un mismo servicio (una misma información con la misma coherencia editorial) en las tres plataformas. La decisión de aplicar los criterios editoriales con el mismo rigor se enmarca en esta política. Pero el lenguaje y la naturaleza de los mensajes es muy distinto y aplicar los mismo criterios alos programas de radio o televisión -dirigidos a un público masivo e indiscriminado- que a un blog puede encorsetar la información en línea.

La participación del público

Será la primera vez que estas directrices editoriales se hagan teniendo en cuenta la opinión del público. Por supuesto, no es más que un proceso abierto, en el que el Trust podrá seguir o no las sugerencias, pero no deja ser un paso más en la participación ciudadana en los medios masivos.

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Directrices editoriales: la referencia de la BBC


La BBC es sinónimo de buen periodismo y para muchos periodistas españoles es la referencia obligada en cualquier debate sobre la calidad de la radio y la televisión. Como todos los estereotipos tiene mucho de verdad, pero no estaría de más que sus defensores conocieran a fondo su programación y modo de funcionamiento.

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A este modo de funcionamiento nos podemos aproximar a través de sus Guidelines. La Corporación ha desarrollado un importante corpus de directrices editoriales (para radio, televisión y contenidos en línea), directrices y estándares técnicos y directrices para el desarrollo de productos y servicios en línea. Además, existen normas para los proveedores y los procedimientos de suministro y específicamente para los colaboradores (freelancers). No son, por supuesto, normas cerradas, sino en continua actualización e interacción con los profesionales a los que se dirigen y el público al que garantizan una calidad de servicio. En conjunto, impresiona la normalización y previsibilidad de todas las actividades de la Corporación, siempre con un doble objetivo, el mejor servicio del público y la gestión más eficaz.

La Asociación de la Prensa de Madrid ha editado ahora en castellano las directrices editoriales (pdf). Se abren estas directrices con unos principios editoriales generales, que luego se detallan en otros 17 capítulos. El detalle de estas indicaciones superan el de las normas deontológicas y -a mi entender- constituyen un catálogo de buenas prácticas informativas.

Enrique Peris, corresponsal en Londres de TVE hasta hace unos meses, asistió a la presentación el pasado 11 de febrero. Esta es su crónica:

  

La accuracy, es decir, la exactitud, la precisión, el rigor a la hora de elaborar la noticia, es más importante para la BBC que la rapidez. Así lo decía David Jordan, responsable del cumplimiento de los criterios editoriales de la corporación británica, y sus palabras sonaban como de otro lugar, y, desde luego, de otra époa: como el enunciado de esos principios casi sagrados que constituían la base del periodismo serio y honrado en los tiempos gloriosos de esta profesión.

Jordan acudió este lunes pasado a la sede de  la Asociación de la Prensa de Madrid, que ha tomado la feliz iniciativa de publicar en castellano el libro que contiene las directrices editoriales de la BBC, una especie de manual de estilo en el que se ponen por escrito esos criterios y esas líneas de actuación que la radiotelevisión pública británica proclama como propios y que quiere ver reflejados en el trabajo de sus profesionales. 

Veracidad, imparcialidad, honradez en relación con lo que no se sabe de una noticia o de un hecho, seriedad y profesionalidad a la hora de tratar y presentar los temas, respeto por la intimidad: todo un catálogo de valores y normas éticas para el tratamiento de la información.

Un código ético que, como se dijo en la presentación de esta versión española del ideario profesional de la BBC, sería en sentido estricto, «de imposible cumplimiento»,  pero que para la cadena británica es una referencia en la tarea diaria de sus informadores; y eso es, en definitiva, junto a su independencia en lo político y lo económico y su envergadura empresarial (la BBC es un negocio de tres mil millones de libras esterlinas, que tiene 25.000 empleados, como recordó David Jordan)  lo que ha convertido a la cadena británica en un modelo de respetabilidad y credibilidad. 

Por lo demás, la BBC tiene un riguroso sistema de controles y una serie de fórmulas para recibir respuestas y quejas por parte de la audiencia, y un considerable sentido de la autocrítica que, entre otras cosas   –como subrayó Jordan, en respuesta a las preguntas de algunos de los periodistas españoles que escuchaban su exposición y a los que el asunto interesava vivamente–,  permite a sus profesionales (of course!) criticar pública y abiertamente las informaciones de la cadena o las decisiones de sus responsables si consideran que no se ajustan al ideario o a los criterios éticos que rigen su actividad.

De todos modos, curiosamente, en el coloquio que siguió a la presentación, el asunto dió pie a más preguntas y más intervenciones, y el que más tiempo ocupó, fue, con mucho, el del terrorismo y  por qué en las informaciones de la BBC no se llama «terroristas» a grupos como ETA o a sus activistas, que es algo que aquí en España llama mucho la atención y suscita controversias apasionadas y un tanto exageradas, a veces.

Las directrices de la corporación pública británica son bastante claras al respecto: se rechaza el adoptar el lenguaje de otros como propio, y en este sentido se considera inadecuado emplear palabras como «liberar» o «ejecutar» utilizadas en relación con grupos armados, pero tampoco el término «terrorista» es considerado adecuado. «Nuestra credibilidad se ve socavada por el uso descuidado de palabras que conlleven juicios emocionales o de valor  -se dice en el capítulo dedicado a Guerra, terror y emergencias-. La palabra «terrorista» en sí misma puede ser un obstáculo, más que servir de ayuda para entender lo acontecido. Deberíamos evitgar este término, a no ser que se ponga en boca de alguien. Deberíamos informar sobre los hechos tal y como los conocemos y dejar las valoraciones a otras personas».  Son bastantes los medios británicos, no solo la BBC, que tienden a no llamar terroristas a organizaciones como ETA, porque consideran que el terrorismo no es, en sí mismo, un objetivo o un fin para esos grupos, sino un método, por muy reprobable y condenable que sea.

Durante la presentación del libro de valores y criterios de la BBC, varios de los asistentes  -con alguna opinión discordante-  expresaron con rotundidad su opinión en el sentido de que terroristas son indudablemente todos los que practican el terrorismo o cometen actos terroristas, y de que ETA es, sin discusión, una organización terrorista. David Jordan explicó como pudo el criterio de su empresa en este terreno tan escabroso, quizá algo sorprendido de la sensibilidad que despierta el asunto entre los periodistas y los políticos españoles.

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