En la guerra ideológica que se desarrolla en las redes sociales lo más grave es la asunción con la mayor alegría por gentes «de orden» de mensajes de odio, dedicados a estimatizar y deshumanizar al diferente, ya sea por su sexo, opción sexual, religión u origen. La mayor parte de estos mensajes se centran en los inmigrantes. La inmigración es el campo de batalla en el que se decide el destino de Europa.
En esta tercera entrada modestamente argumentaré contra algunos de estos mensajes relacionados con la inmigración y la islamofobia. Debo advertir que una verdadera refutación exigiría el uso de datos y fuentes, que superan el objeto de esta entrada.
No, los inmigrantes musulmanes no vienen para conquistarnos e imponernos la sharía. Los musulmanes, como todo migrante hueye de la guerra, la inseguridad, la persecución, o, simplemente, busca una vida mejor y más digna. Circula un mensaje que asegura que conforme crece su presencia en la sociedad, exigen que se respeten sus prácticas, contrarias a una sociedad libre y a la dignidad de la mujer, primero en su comunidad, para terminar imponiéndolas a toda la sociedad. Es la tesis de Houellebecq en Sumisión. En tal mensaje se dan unos porcentajes de musulmanes en países europeos que no se corresponden con la realidad y menos las políticas que se dicen han impuesto.
Sí, la interpretación conservadora que domina hasta el Islam más moderado entra en conflicto con el respeto a la dignidad de la mujer, una concepción no tan alejada de la propia del nacionalcatolicismo. La imposición no es la solución. La raya roja son los derechos humanos y las reglas de la convivencia democrática. Es aceptable el hiyab hasta en la función pública. Es aceptable el burkini y más si de esta manera las musulmanas disfrutan de playas y piscinas. No es aceptable el burka o el nikab, porque anulan la personalidad de la mujer y crea desconfianza en las relaciones en el espacio público. Es perseguible penalmente la ablación porque es un atentado a la dignidad de las menores. Debe castigarse penalmente cualquier forma de matrimonio forzado.
No, en el Islam no existe una autoridad central religiosa como el papado. Ninguna autoridad religiosa o moral de esta creencia puede dar consignas a todos los musulmanes para que invadan Europa.
Sí, existe una corriente islámica, profunda pero minoritaria, que quiere destruir la sociedad abierta europea. Su fuente última es wahabismo gobernante en Arabia Saudí (nuestro aliado y socio comercial) y sus manifestaciones van de Al Qaeda al Estado Islámico, pasando por la proliferación de células espontánteas y lobos solitarios que periódicamente realizan acciones terroristas. Pero como nos ha enseñado la lucha contra el IRA o ETA, contra el terrorismo no hay atajos. La violación de los derechos de los terroristas alimenta una espiral sangrienta. Solo cabe la constante, medida y profesional acción policial y el trabajo de integración en nuestras sociedades, para demostrar a los musulmanes que su religión no es incompatible con la democracia.
Sí, la libertad religiosa supone también derechos para otras confesiones, no solo para la católica. Una consecuencia es, por ejemplo, menús halal en cárceles, hospitales, colegios. ¿Cómo escandalizarse en un país en el que los obispos seleccionan a los profesores de catolicismo que serán pagados por el Estado o en el que las imágenes religiosas reciben honores militares y condecoraciones policiales?.
Sí, la mayor parte de los crímenes machistas son cometidos por extranjeros. Pero no, los medios no deben indicar el origen como dato relevante en estas informaciones porque supondría estigmatizar a estas comunidades.
No, no hemos logrado integrar a la segunda y tercera generación. Por mucho que hablen y se comporten como nosotros siguen siendo el moro, el negrata, el sudaca.
No, los emigrantes no son un peligro para nuestro estado del bienestar. En cuanto que jóvenes hacen un menor uso de los recursos sociales. Aumentan la masa de cotizaciones. Con el crecimiento de la emigración crece el PIB.
Sí, tenemos un problema con la inmigración:
- Porque hay una inmensa brecha entre Europa y África, de riqueza, seguridad y bienestar.
- Porque en el origen de esa brecha está en la esclavitud, primero y el colonialismo, después.
- Porque nuestra demografía es declinante y la del Sur creciente.
- Porque las culturas no se integran fácilmente.
- Porque hemos olvidado que ayer nosotros eramos emigrantes.
- Porque solo permitimos que lleguen como ilegales, y les empujamos a la marginación y la delincuencia.
Sí, tenemos una gran oportunidad con la inmigración:
- Porque es la única manera de rejuvenecer Europa.
- Porque necesitamos la mezcla, el mestizaje, tanto para revitalizar nuestra cultura, como incluso desde el punto de vista genético.
- Porque permite reequilibrar la riqueza entre países y regiones y hacer el mundo más seguro.
Sí, en un mundo global en el que mercancias y capitales circulan libremente, emigrar es un derecho, que tiene que ordenarse:
- Frente a la ilegal, facilitar el asilo y crear pasarelas de inmigración legal. Centros de solicitud de asilo allí donde se concentran los refugiados. Inversión en formación en los países de origen, con oportunidades de emigración para los formados en todos los niveles (formación profesional, técnica, universitaria).
- No, no es una solución comprar a tiranos y sátrapas para que retengan a los que huyen del horror o buscan una vida mejor. Es ponernos en sus manos y permitir que sean ellos los que regulen el flujo migratorio.
- Repartir entre regiones y países los flujos migratorios cuando se produzcan episodios puntuales, como manifestación de la solidaridad nacional y europea.
- Invertir en integración, no permitir que aparezcan guetos, perseguir la discriminación, establecer reglas de discriminación positiva, favorecer la diversidad.
- Exigir el respeto a las leyes y valores nacionales, pero crear organismos de composición y mediación que detecten tempranamente los conflictos.
Terminaré con una estrofa que leí en 1970 inscrita en un pupitre de la Facultad de Derecho de la Complutense. Los versos son de Chicho Sánchez Ferlosio, aunque allí aparecían atribuidos a Miguel Hernández.
Dicen que la patria es
un fusil y una bandera.
Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra.
OTRAS ENTRADAS DE ESTA SERIE
Guerra ideológica (I)
Guerra ideológica. Argumentación contra algunos mensajes sectarios (II)