Imágenes de un siglo en España: recobrar la memoria


Pocas imágenes representan mejor la triste y pobre España de los primeros 60. Eleuterio Sánchez conducido por dos guardias civiles después de su captura, tras fugarse de un tren en marcha.  Tres miradas en la instantánea que convirtió al Lute en un mito. La del joven fuera de la ley, segura y determinada, como la del que nada tiene que perder. Y las de los guardias, con la pobreza, el sometimiento, pero también con la prepotencia de la «autoridad».

La del Lute es una de las 100 fotos que pretenden reflejar 100 años de la historia de España, en una exposición de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Imágenes de un siglo en España: una mirada a la historia y la vida, instantáneas escogidas por Alfonso Armada de los fondos de EFE y que puede verse en el Jardín Botánico de Madrid.

Siempre que voy a una exposición de fotografía dejo que me hablen las imágenes. En este caso, las instantáneas correspondientes a los últimos 20 años me resultaban tan vivas, tan presentes -¿era posible que hubiera pasado tanto de Bosnia o Ruanda- que, aunque muchas me emocionaron (como la de ese voluntario que abraza al naúfrago de una patera) no despertaron mi memoria. Tampoco las de la monarquía de Alfonso XIII ni las de República, que tampoco viví.

Me hablaron las del franquismo y la primera transición.

Esa tienda de ultramarinos, que me hizo recordar el olor a aceite mezclado con bacalao rancio…

Los discursos de fin de año de Franco en la televisión, también un olor rancio…

Franco subido en un escabel para asomarse al balcón de la Plaza de Oriente, lo ridículo de ese poder que nos atenazó casi 40 años…

La pobreza en las calles, con ese padre e hijo pidiendo limosna…

El potente grupo de Einsehower y Franco, con Castiella (el único civil, un caballero a la antigua usanza que conocí en un curso de doctorado en sus últimos años) y Vernon Walters (el general que lo sabía todo) y los dos líderes anticomunistas, el caudillo dictador y el general democrático, abrazándose sinceramente satisfechos del trato logrado (cesión de soberanía por reconocimiento)… Aquel 22 de diciembre de 1959 mi madre me llevó a la calle Princesa a ver pasar el cortejo. El frío húmedo calaba las huesos… Volví a sentir el frío y comprendí que aquel abrazo sigue marcando nuestra política exterior…

El primer Primero de Mayo legal. En la primera fila, viejos luchadores desaparecidos como Simón Sánchez Montero o Carmen García Bloise. Carrillo con su gabardina, su cigarro y su frialdad. Felipe González, con la mirada del que pronto se desmarcará… Detrás Ramón Tamames jubiloso (quién le ha visto y quién le ve) y el cura Llanos adoctrinando a un interlocutor… Los trabajadores recobraban legalmente la calle, después de habérsela ganado con la presión a Fraga (por cierto, tonante en otra foto saliendo del agua en Palomares)… Y hoy esa conquista  que tanto costó se ejerce con desgana…

La cola de los hombres que iban a trabajar a Bélgica, los primeros emigrantes que serían uno de los pilares del «milagro español», con sus maletas de madera y sus trajes raídos y replanchados, esperando sumisamente subir al tren…

-Ve que curiosos iban, no como esos que nos llegan ahora a nosotros – me dijo espontáneamente una mujer de unos 7o años.

Se ve que hemos olvidado muy pronto.

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