El 16 de junio desparecerá definitivamente de las pantallas «Sálvame», el programa insignia de Telecinco durante más de una década. Las circunstancias en que desaparece, sustituido por un nuevo programa de Ana Rosa Quintana (la reina de la manipulación y activa beligerante contra el gobierno de coalición y la izquierda en general) parece, sin duda, una operación política y una reorientación de T5 a la derecha. Las últimas informaciones aseguran que los informativos quedarán fuera de este giro.
Se ha producido, así, un cierto movimiento de solidaridad con este programa de «rojos y maricones» (Jorge Javier Vázquez, su alma mater, dixit). Ana Rosa es letal a corto plazo para la izquierda, pero «Sálvame» ha sido un veneno lento para la sociedad española. T5 durante años ha creado una burbuja autorreferencial. con personajes y situaciones creados en el programa que llenaban horas y horas de programación. Millones de personas han vivido en esa burbuja, fuera de la realidad, entonteciéndose cada día.
Los estudios académicos han analizado la importancia de las televisiones de Berlusconi en su éxito político. Habría que estudiar el papel de la televisión basura y, en concreto de «Sálvame» en la desmovilización política de los españoles.
Yo, por mi parte, no derramaré ni una lágrima por «Sálvame».


