
Es un lugar común decir que la sanidad española es la mejor del mundo.
Para mi lo ha sido porque el equipo de Nerología del Ramón y Cajal me salvó la vida después de un ictus y me devolvieron al mundo sin daño cognitivo, pero con una hemiplejia izquierda, en la que trabajo para recuperarme. Todo ello sin pagar exorbitantes seguros ni tener que hipotecar la casa para satisfacer el copago después de la estancia hospitalaria, como les ha ocurrido a muchos pacientes de covid en Estados Unidos.
Tiene que ser una buena Sanidad para superar 6 olas de esta inacabable pandemia, que, no obstante, ha puesto de manifiesto sus puntos débiles, la falta de una política de salud pública y una atención primaria, muy debilitada por recortes y la prioridad a la atención hopitalaria. Tenemos una Sanidad eficaz y barata. España dedica poco más de un 6% del PIB, cuando la media de la UE está en el 7% y Estados Unidos en un estrastosférico 16,8%. (Ver los datos en STATISTA o en el Ministerio de Sanidad). Me pregunto si estos datos tan favorables no pueden explicarse por la precariedad de los profesionales.

Esta reflexión es fruto de mi experiencia como paciente (el que padece y el que espera).
Una sanidad muy buena en curar, pero no en cuidar
Cuando se supere la pandemia o se mute en endemia será la hora de una revisión estratégica, que sin abandonar la cura de los enfermos críticos, cuide a una población envejecida con patologías de larga duración.
Esta revisión estratratégica debería pasar por las siguientes líneas:
Reforzamiento de la atención primaria
La destrucción de la atención primaria parece una política premeditada de algunos gobiernos autonómicos para que, ante el desastre la población se haga un seguro médico privado.Terminar con la precariedad de los profesionales, realizar convocatorias masivas. Dotar a los centros de salud con más medios de diagnóstico y crear pasarelas rápidas y ágiles hacia la atención especializada, que evite el recurso de saltarse la espera, acudiendo a urgencias. Dedicar más recursos a la prevención desarrollada desde los centros de salud.
Crear centros de media estancia especializados
Para atender la recuperación posthospitalaria. Si no se pueden crear centros públicos, concertar con centros creados por organizaciones del tercer sector sin ánimo de lucro, en lugar de con empresas privadas. Vincular estos centros con la ayuda domiciliaria. Alargar la duración de los procesos de rehabilitación.
Revisar la burocracia y crear sistemas de información digital compartidos
Todavía hay lugares en que para conseguir una cita hay que hacer largas colas y hospitales que no pueden ver las pruebas realizadas en otros. Y que el paciente tenga acceso a su historia clínica.
Formar a los pofesionales en cuidados
Al sistema le queda mucho en la humanización de los procesos. Es necesario cambiar protocolos, que pongan al paciente en el centro y educar al profesional en la empatía,