
La zona afectada por los terribles terremotos del sur de Turquía y Norte de Siria no solo es una zona donde confluyan la placas tectónicas que ha causado los devastadores sismos, sino también una zona de fractura geopolítica, con un enorme potencial conflictivo, donde luchan por el poder y el territorio distintas organizaciones, lo que dificulta la llegada de ayuda.
Empecemos por el sur de Turquía, donde se concentra la población kurda, ampliamente partidaria de la autonomía, cuando no de la independencia. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP), principal formación prokurda de Turquía y tercer mayor partido en representación parlamentaria, se enfrenta a la amenaza de ilegalización acusado de ser una extensión del grupo armado PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), considerado terrorista en Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos, Diyarbakir, muy afectada por la destrucción de los terremotos, es la ciudad principal.
En la zona se encuentra la base de Incerlik. vital para los despliegues de EEUU por todo Oriente Próximo. En las crónicas de los enviados especiales puede oírse a gente que se queja de discriminación en las ayudas por ser kurdos. Todo ello puede reactivar el eterno conflicto kurdo y desde luego perjudica las expectativas electorales de Erdogan.
Al sur de la frontera, encontramos una Siria fragmentada (ver mapa). El territorio más extenso y coherente es el controlado por las Fuerzas Democráticas de Siria (milicias kurdo-árabes), que han establecido una administración autónoma que denominan Rogova, con orientación de izquierdas y basada en la autogestión. Fueron estas fuerzas las que derrotaron al Estado Islámico, con el apoyo de la aviación norteamericana y el alistamiento de voluntarios internacionalistas Precisamente estos voluntarios internacionales ha publicado un comunicado en el que denuncian la gestión de la catástrofe por la Turquía de Erdogan, .
Quedan los residuos del Estado Islámico y grupos opositores a El Assad, apoyados por Turquía. Turquía expulsó a los kurdos del cantón de Afrin, lo que aumentó el número de desplazado, que en toda la región supera los 150.000. Además hay que contar con la la presencia militar rusa, en el puerto de Latakia, hasta donde han llegado los efectos del terremoto.
En una zona tan deteriorada y frágil Turquía tiene la llave para abrir o cerrar los pasos por los que tiene que llegar la ayuda a Siria.
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