
Siguiendo la línea de mis últimos posts presento aquí una síntesis de lo que puede suponer el regreso de Trump a la Casa Blanca. No es un análisis original, sino una síntesis de mis lecturas en: El País; The Economist; The New York Times; Foreign Affairs; BBC, En el caso de las publicaciones extranjeras solo leo el lead de la información.
Los entrecomillados que incluyo a partir de aquí son palabras más o menos literales del presidente electo.
No hay ninguna certeza, sobre todo teniendo en cuenta la imprevisibilidad del personaje y que en este mandato no quiere asesores profesionales, sino seguidores entregados,
Desprecio al sistema multilateral. Trump no cree en las organizaciones internacionales. Concibe las relaciones internacionales como un toma y daca de suma cero. Negocia como si fuera un negocio inmobiliario. Esas negociaciones directas con «hombres fuerte» pueden dar sorpresas para bien o para mal, como cuando llegó a un a acuerdo con Kim Jong un («el hombre cohete») Así que puede esperarse que abandone de nuevo organizaciones del sistema de Naciones Unidas, como Unicef o la OMS, Incluso la OCDE, vital para resolver disputas comerciales. En cambio impondrá aranceles, que conducirán a guerras comerciales («las guerras comerciales son estupendas y se pueden ganar fácilmente»). Estas guerras comerciales herirán de muerte a la globalización,
Ucrania. Racionará la ayuda militar y forzará una negociación en la que Ucrania tendrá que aceptar importantes pérdidas territoriales. La guerra terminaría en poco tiempo, Lo que parece un servicio a la paz. Sería una guerra cerrada en falso, que Ucrania reabriría en cuanto tuviera fuerzas. Además se legitimaría que cualquier país con reclamaciones territoriales pudiera invadir a su vecino. Las fronteras dejarían de ser sagradas y Putin amenazaría a los países de la antigua URSS.
Apoyo a las autocracias. Trump, junto con Putin impulsarán las autocracias, dominadas por hombre fuertes, que tanto les gustan a ambos. Impulsarán las internacionales conservadoras. que gestionarán personajes como Steve Bannnon.
El negacionista jefe en la Casa Blanca. Ya ha anunciado que terminará con la dictadura de la ideología del calentamiento. Como hizo en su anterior mandato es casi seguro que abandonará el Acuerdo de París, renunciando al objetivo de no sobrepasar en 1’5 prados la media de la temperatura de la época preindustrial, hito que ya se va a sobrepasar este año. Desarrollará nuevos prospecciones petrolíferas («perfora, cariño, perfora») y sobre todo impulsará el fracking. Que Todo esto lo haga el primer emisor de gases de efecto invernadero tendrá muy negativos efectos sobre el calentamiento.
Barra libre para Israel. La administración Bien ha consentido que Israel perpetrara un genocidio en Gaza, pero ha intentado lograr pausas para la entrada de ayuda y ha trabajado para lograr treguas. Ha sancionado a los colonos más radicales partidarios de anexionar Cisjordania. Ahora no habrá esos pequeños frenos e Israel podrá anexionarse Cisjordania y expulsar o eliminar a sus habitantes. Israel seguirá también con su campaña de destrucción salvaje de El Líbano.
China, la guerra comercial es segura, pero no habrá exigencias sobre derechos humanos y el apoyo a Taiwan será menos explícito, Esa guerra será especialmente intensa en tecnología.
Desafío a la UE. La Unión encarna los valores que Trump odia y además es un importante adversario comercial de EEUU. Así que, en lugar de buscar formas de cooperación, alentará las divisiones en su seno.
OTAN, más que una alianza, un supermercado para colocar armamento. Desprecia la esencia de la alianza, el artículo 5, que compromete la defensa mutua (si un socio es atacado, el resto le defenderá. EEUU y en especial Trump(«el que no gaste en armas que se defienda solo») exigen un gasto militar de un 20% ( ¿por qué no un 15 o un 30). Así que la Alianza puede se un mecanismo de compra de armas avanzadas, estadounidenses, por supuesto, ya amortizadas por los fabricantes, que colocarían en Europa versiones menos avanzadas.
Irán. Derrocar al régimen de los ayatolás ha sido siempre un objetivo estratégico de Washington, por eso Trump en su anterior mandato rompió el pacto nuclear conseguido con tanto trabajo y promovido por Europa. Ahora Teherán quiere negociar y sus avances nucleares son un ello. Trump puede aceptar la oportunidad o delegar en Israel el acoso militar sobre Teherán esperando la caída del régimen

