Como cada año mi última entrada está dedicada a adelantar las perspectivas para el año siguiente.
Leídas las de 2024 para 2025 casi se podría reproducir para 2026. En mis «previsiones» para 2025 faltaba un cisnes negro (suceso sorpresivo de gran impacto político o socioeconómico), con los que no contábamos, y alteran profundamente la Historia. En 2025 el cisnegro ha sido el ataque terrorista de Hamas contra Israel, que desencadenó una represalia israelí contra Gaza, convertida en un genocidio, en el que han muerto más de 70.000 palestinos (más varios miles en Cisjordania) y que ha convertido a la Franja en un un territorio de ruinas tóxicas invivible.
Además, ha propiciado una reorganización geoestratégica de Oriente Próximo bajo hegemonía israelí: con apoyo de EEUU: caída del régimen de El Assad, destrucción del «eje de la resistencia», relativa contención del programa nuclear iraní (en realidad no se sabe el daño que los bombardeos de Israel y EEUU han hecho a las instalaciones nucleares de los ayatolás).
Como siempre las tendencias están claras, pero sus desarrollos son inciertos. Empiezo por los dos escenario bélicos calientes: Gaza y Ucrania.
POST SCRIPTUM. Leo después de publicar esta entrada el análisis de John Simpson. el legendario reportero de la BBC: «he cubierto 40 conflictos, pero nunca han sido tan sangrientos y desestabilzadores como los de 2025«.
GAZA Y PALESTINA
El acuerdo de alto el fuego no ha signficado el fin del genocidio. Desde el 10 de octubre más de 300 personas han muerto por disparos del ejército israelí y el conflicto está lejos de haber terminado. Además, faltan las más elementales infraestructuras. Las casas, las escuelas y hospitales son ruinas; no hay suministro de agua potable, ni entrada libre de alimentos ni ayuda humanitaria -un claro incumplimiento del acuerdo de alto el fuego. Las tormentas del invierno han convertido los campamentos de desplazados en charcas. Hamas tampoco ha detenido sus ataques contra los soldados israelíes.
Israel ha trazado una línea amarilla -que parece va a ser la nueva frontera de hecho de la franja- que reduce aún más el minúsculo territorio. Todo indica que en 2026 seguirá un genocidio silencioso, ahora que el mundo mira a otra parte. Como ya se ha hecho la demolición, la parte más costoso de un proyecto inmobiliario, seguramente se favorecerá el establecimiento de asentamientos de colonos judíos en el norte, en la misma zona en que los quitó Ariel Sharon. Según el acuerdo de alto el fuego (aquí su texto íntegro) se creará una Fuerza internacional de Estabilización a la que el Ejército israelí irá entregando el territorio poco a poco, con una autoridad presidida por Trump y con Blair como gestor.
Un plan complejo, que confiesa perseguir convertir la franja en una una zonaeconómica especial, a modo de Dubai. Y para eso sobran los palestinos, que teóricamente no pueden ser obligados a marcharse. En el horizonte aparecen múltiples conflictos para que el alto el fuego se convierta en un proceso de paz real. Se adivina que lo que importa es desarrollar un negocio inmobiliario, sin importar mucho el futuro de la gente ¿cómo reconstruir en un lugar donde la población vive entre las ruinas sin obligar a grandes desplazamientos?. Por eso mi previsión es que en Gaza seguirá el genocidio sin necesidad de grandes bombardeos.
El gobierno Netanyahu parece dispuesto a seguir colonizando Cisjordania y expulsando a su población. Al tiempo que destruye pueblos y hostiga a sus habitantes, aprueba nuevos asentamientos, que hacen imposible el establecimiento de dos estados o simplemente la vida de los palestinos en Cisjordania.
UCRANIA
En 2026 se cumplirá cuatro años desde la invasión rusa a gran escala y doce desde la anexión de Crimea y el comienzo de los combates en el Dombás. No parece que ninguno de los dos combatientes esté en condiciones de ganar la guerra; pero la posición de Ucrania es muy débil por la retirada de la ayuda de Washington y ahora depende de que la UE sea capaz de asumir un empréstito común para financiar su resistencia y el funcionamiento del estado.
Sobre la mesa hay dos planes para terminar la guerra. El de Trump, que en la práctica es una capitulación y una reserva de la explotación de minerales para Washington. Y, por otro, «el plan de la victoria» de Zelensky que en resumen, pretende congelar el frente de combate, renuncia a ingresar en la OTAN, a cambio de garantías de seguridad acordadas bilateralmente con países europeos , con un valor semejante al art. 5 del Tratado Atlántico y mantener un ejército de 80.000 efectivos financiado por los europeos.
Cualquier renuncia territorial sería sometida a referendum. El plan ha sido acogido tibiamente en Washington y en las capitales europeas, a pesar del compromiso de emitir deuda conjunta para financiar a Ucrania. Mira por donde la Europa federal se fortalece con esta herramienta en un momento de debilidad.
Lo previsible para 2026 es un recrudecimiento de los combates para buscar una mejor posición de cara a la negociación. Las posibilidades de un acuerdo de paz y ni siquiera de un alto el fuego parecen remotas y la guerra corre el riesgo de enquistarse | ojalá me equivoque!.
LA GUERRA TIBIA
La guerra de Ucrania es la manifestación más sangrienta de un «guerra tibia»(me permito esta denominación parafraseando la de «guerra fría») que ha roto el modelo de relaciones internacionales basado en reglas. Imperante desde 1945, el EEUU de Trump ha decidido que este modelo globalizador ya no sirve a sus intereses.
Hemos pasado a un mundo dividido en esferas de influencia en las que las potencias predominantes en cada esfera imponen su hegemonía por la fuerza. Ya no vale el principio de respeto a la soberanía nacional (vigente desde la Paz de Westfalia de 1648).
Para los EEUU de Trump ya no hay naciones aliadas por intereses compartidos, sino alianzas personales entre autócratas. La diplomacia se sustituye por negociaciones transaccionales. De ahí la caprichosa guerra comercial a la que ha sometido al mundo.
Sus intervenciones internacionales pueden fundamentarse en bases ideológicas preconcebidas para satisfacer a sus bases electorales (como la del genocidio de cristianos en Nigeria, que el propio gobierno africano niega), con poco riego y nula efectividad mientras se reduzcan a disparar misiles. O el bulo de que los blancos sudafricanos son objeto de genocidio.
EEUU ejerce un imperialismo digital poniendo en el centro de su política internacional la defensa de sus empresas tecnológicas y los intereses de sus propietarios y usando esas empresas y su dominio sobre las herramientas del sistema financiero internacional para sancionar a quien no no se pliega a sus políticas (los jueces del Tribunal Penal Internaciomal) que no pueden ni pagar un café con una tarjeta cuando son sancionados por Washington. Lo mismo le ocurre a Francesca Albanese enviada de la ONU a Palestina. El premio Nobel de la Paz para Albanese sería una gran noticia en 2026; pero es altamente improbable, mientras tenga la oposición del lobby judío.
En el caso de EEUU se reserva un poder total en el hemisferio occidental, en una reedición de la «doctrina Moroe«. No puede descartarse en 2026 el conflicto por Groenlandia y Panamá. En este contexto es muy probable el ataque militar a Venezuela con la excusa de la lucha contra el narcotráfico, pero con el fin de derrocar a Maduro y revertir las expropiaciones de Chávez sobre compañías estadounidenses. Pero no encaja que para ese fin sea necesario desplegar la mayor armada del mundo. Seguramente en los próximos días de enero se producirá el ataque, pero con Trump nunca se sabe.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU declara roto el lazo transatlántico. Considera que la civilización europeas está en trance de desaparecer y enuncia su apoyo a los movimientos de ultraderecha, que califica de patrióticos. Si Ucrania cayera en manos rusas, la UE se vería sola frente a Moscú. Putin ya ha dicho que no quiere una guerra, pero que no la descarta. Rusia ha desarrollado diversos episodios de guerra híbrida: intoxicaciones informativas, espacios aéreos invadidos por drones (docimental guerra híbrida unidad investigación Unión Europea de Rtv).
Europa se ha quedado empaderada entre EEUU y Rusia; y China puede ser una potencia colaboradora puntual, pero es rival global económica e ideológicamente (no deja de ser una autocracia capitalista) Europa tiene que asumir su propia autonomía estratégica. Además, de la evidente amenaza rusa, otra es el «patio de atrás» del Sahel, donde ha arraigado el estado islámico después de su derrota en Oriente Próximo.
Desde que Trump en su anterior presidencia dejó caducar los acuerdos de limitación nuclear no ha habido ningún avance; por el contrario, las dos grandes potencias se han lanzado a una carrera para mejorar los vectores de sua armas nucleares.
Otra carrera es la espacial. EEUU ha renunciado a que el sector público lidere este esfuerzo y lo confía a las empresas de sus amigos; mientras China y Japón realizan grandes avances y Putin anuncia un proyecto que pone los pelos de punta: colocar una central nuclear en la luna.
En esta situación, Europa piensa en el rearme y no descarta incluso volver al servicio militar. Estos cambios producirán retrocesos en los servicios públicos, vitales para el estado del bienestar europeo y previsibles movimientos de protesta.
Las guerras comerciales que hemos vivido en 2025 forman parte de la guerra tibia. China sigue con su lenta y tranquila política de imponer una tecnología cada vez más avanzada y un comercio no siempre equitativo.
Pekin no descarta tampoco el «poder duro». Como todas las potencias comerciales a lo largo de la Historia construye la armada más grande después de la de EEUU. A su sempiterna reivindicación de Taiwán y otros territorios en el Mar de la China se suma ahora una tensa relación con Japón desde la llegada del poder a Tokio de una primera ministra nipona ultranacionalista.
Así que no hay que perder de vista el mar de China una región potencialmente capaz para que la guerra tibia se convierta en caliente.
SUDÁN Y LAS GUERRAS OLVIDADAS
Mientras la atención se dirige a los grandes conflictos que cambian los equilibrios entre potencias. Hay otras guerras olvidadas, pero bien reales; con armamento sobrante de otros conflictos. Guerras en las mueren miles de personas y cientos de miles o millones son desplazados de sus hogares. Guerras manipuladas por las potencias mundiales o las regionales. La más importante es la de Sudán, un verdadero genocidio.
En el este de la República Demcrática del Congo (RDC) se ha vivido en 2025, con 7.000 muertos, se ha vivido un recrudecimiento de una guerra, que dura ya tres décadas y que tiene su origen en el genocidio de lo hutus contra los tutsis. Desde entonces, el gobierno de Kigali interviene en la RDC y financia a grupos que más que guerrillas son bandidos, siempre detrás de la riquezas minerales.
Y hay situaciones peores que las de las guerras olvidadas: los estados fallidos.El caso más característico de estado fallido es Haití (Forges: no olvidemos Haití). Más de 300.00 niños requieren ayuda humanitaria. pero la inseguridad crónica impide hacerla llegar. Es difícil que la situación cambie en 2026, pero nadie hablará de ello.
Otros puntos calientes pueden ser las fronteras entre Pakistán y la India y Tailandia y Camboya.
Trump segurá reivindicándose como gra pacificador, por su participación en algunos altos el fuego, y exigiendo el Nobel de la Paz. Esperemos que el comité sueco del Nobel tenga el coraje de no ceder a las presiones.
DETERIORO DEMOCRÁTICO Y NEOFASCISMO
Podríamos decir que en lugar de que «el mundo esté cambiando de base para hundir el imperio burgués», como enunciaba con optimismo La internacional. No solo es que -como reconocía en 2011 el financiero Warren Buffet– los ricos hayan ganado la guerra de clases. Ahora los multimillonarios y destacadamente los tecnocratas digitales le han declarado la guerra a la democracia. Y para ello usan la maquinaria de la mentira de las redes sociales, propiedad de los plutócratas digitales. La sociedad tiene que ser gestionada como una sociedad anónima y ellos se proponen como los máximos ejecutivos.
En Estados Unidos la aliaza entre millonarios tecnócratas, nacionalistas y fundamentalistas religiosos ha producido el movimiento MAGA (Make America Great Again) o en la práctica America First (EEUU primero). El movimiento se ha encarnado en Trump, un multimillonario inmobiliario, ególatra, ignorante, hortera y adicto al sexo, que en condiciones normales ofendería a sus bases religiosas, pero que -como paladinamente declaró-podía matar a gente en la Quinta Avenida y el electorado le votaría igual.
En el país de la democracia formal, los contrapesos están saltando uno tras otro y el freno final (el Tribunal Supremo) no funciona porque mediante la manipulación de los nombramientos al final de la presidencia de Obama los republicanos se aseguraron una mayoría de 6 a 3. En 2024 el Tribunal Supremo concedió a Trump una impunidad parcial
Una gran noticia en 2026 sería que el Tribunal Supremo revertiera alguna decisión importante de Trump. por ejemplo en materia de emigración donde las violaciones de los derechos humanos son palmarias.
En 2026 se celebran las elecciones legislativas de medio mandato. La economía no va tan mal, como la política de aranceles hacía pensar, pero sobre la cabeza de Trump pesa la espada de Damócles de sus relaciones con el pederasta Jeffrey Epstein. Hasta ahora los archivos revelados no han dado pruebas concluyentes de acciones criminales de Trump en la red de pederastia. De revelarse alguna conducta inaproropiada o criminal está por ver si tendría efectos negativos en las elecciones.
Otra incognita es si el electorado MAGA puede castigar que Trump esté rompiendo su promesa de no realizar operaciones militares en el exterior. Mientras todo se recuduzca a disparar misiles sin tropas en el terreno no creo que Trump pierda votos.
En 2026 Trump empezará a buscar los subterfugios legales para presentarse a las elecciones presidenciales de 2028. Si no aceptó su derrota frente a Biden es lógico pensar que ahora no aceptará los límites legales, lo que podría llevar a EEUU a una grave crisis constitucional.
Otro cisne megro de 2025 ha sido la elección del alcalde Nueva York Zohran Mamdani, demócrata, musulmán y socialista. Está por ver si puede revitalizar al dormido y desunido Partido Demócrata y generar un movimiento popular que contrarreste a Trump. Las elecciones de medio mandato podrían ser un momento propìcio.
El asalto a la democracia es un fenómeno mundial, aunque desde EEUU se apoyen todos los movimientos antidemocráticos, en a modo de Internacional Iliberal.
En Europa la crisis financiera de 2008 empobreció a la población especialmente a los jóvenes; Introdujo recortes en los servicios públicos, el corazón del Estado del Bienestar. Todo ello supuso un cuestionamiento de la política por los jóvenes y una oleada de movimientos reivindicativos moderadamente anticapitalistas (15-M, Occupy Wall Street).
El pédulo ha cambiado de sentido. La ruptura del ascensor social; el fortalecimiento del movimiento feminista, sentido como un peligro por muchos varones jóvenes; el cuestionamiento de prácticas agrícolas tradicionales exigidas por Bruselas para paliar los efectos del cambio climático…. Produce una sensación de inseguridad que afecta, sobre todo a las clases medias. Como en los años 30 del siglo XX ante la inseguridad se busca autoridad y un enemigo externo sobre el que se pueda proyectar el miedo.
Todo ello unido a movimientos nacionalistas frente a distintas expresiones nacionales internas (España, Bélgica) o de los países vecinos (Hungría) da lugar al nacimiento de partidos o movimientos de extrema derecha, que culpan de todos los males a la inmigración, aunque pueden reconocer su necesidad a efectos económicos, siempre que no se les reconozca derechos. Estos partidos y movimientos crispan la vida política y social -afortunadamente la violencia casi nunca pasa de ser verbal, porque a diferencia de hace un siglo no hay movimientos paramilitares poderosos.
Hasta hace poco en Europa funcionaba un cortafuegos para que la derecha no pactara con los partidos neofascistas. Ese cortafuegos ha saltado por los aires y lo peor es que los partidos de la derecha tradicional han asumido el programa de la extrema derecha.
El caso más grave es el de la UE donde el Partido Popular Europeo pacta medidas con los grupos de extrema derecha en materia de inmigración y cambio climático. Para 2026 es previsible un recorte en los objetivos de la UE en cambio climático y un endurecimiento -aún- mayor de las políticas migratorias.
Es muy probable que en en Francia haya elecciones adelantadas por un Macron muy débil y que el delfín de la ultraderechista Marine Le Pen sea presidente de la República. No creo que Francia abandonara la UE , como prometía Le Pen hace unos años – la crisis del euro demostró que fuera de la UE hace mucho frío-, pero se paralizaría la federalizaciónque en los informes Letta y Draghi consderan vitales para la competitividad de la Unión.
Si en Alemania hubiera elecciones anticipadas -poco probable- podría ganarlas la ultraderechista AfD ( Alternativa para Alemania). Si hubiera elecciones en el Reino Unido las ganaría el partido de extrema derecha Reform y con el sistema mayoritario británico esa victoria sería apabullante.
Otra eleción donde la extrema derecha puede ganar una plaza decisiva es Brasil. Lula se enfrentará a alguno de los miembros de la dividida familia Bolsonaro o al ultraderechista gobernador del estado de Sao Paulo.
En España en el ciclo de eleciones regionales las encuestas predicen crecimientos espectaculares de VOX. Para gobernar el PP aceptará sus políticas migratorias y negacionistas en materia de emergencia climática y violencia de género.
Lo peor no son las políticas reversibles, sino el cuestionamiento de la propia democracia. Una cuarta parte de los jovenes dice que en determinadas condiciones puede ser mejor un régimen autoritario.
En esta deriva autoritaria la rebelión de la Generación Z pone un poco de esperanza. En cada país los levantamientos han tenido causas distintas, pero lo positivo es que además de denunciar la corrupción y pedir mejores condiciones materiales reivindican la democracia. Otra de las incógnitas para el próximo año es saber si estas revueltas seguirán adelante.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Respecto a la Inteligencia artificial (IA, en sus siglas inglesas) se seguirá reflexionando si algún día podrá sustituir a la humana. Científicos y filósofos seguirán discutiendo el mismo concepto de inteligencia. Los creadores exigirán que las tecnológicas reconozcan sus derechos y paguen por sus creaciones.
Los sociólogos nos dirán el número de puestos de treabajo de alto nivel destruidos. Cada vez resultará más evidente las limitaciones del modelo. Los gigantescos centros de datos consumen ingentes cantidades de agua y electricidad. La carrera de países y regiones por los centros de datos o por las minas de las tierras raras necesarias para la transición a las energías verdes es una carrera suicida. Pese a ello seguiremos viendo en 2026 una carrera de subvenciones y choques políticos por unas inversiones insostenibles.
Lo que puede ser un acontecimiento que marque el año y los venideros es la explosión de la burbuja de la IA. Los valores de la empresas tanto de hardware como de software están sobrevalorados, porque se basan en unas expectativas de ganancias que no se están cumpliendo. Todos los inversores ven el peligro de una explosión de una burbuja, pero nadie sabe cuando dejar de invertir. La situación recuerda a la burbuja de las punto.com y publicaciones como The Economist ya calculan el daño que para la economía mundial podría suponer el pinchazo de la burbuja IA. Esperemos que no se convierta en el acontecimiento protagonista de 2026.
AGOTAMIENTO DEL CAPITALISMO
La desigualdad creciente y la financiaciración de la economía niega los recursos de vida más elementales a amplias capas de la población. Un hogar propio es un sueño imposible, aunque sea una casa en alquiler; en propiedad es completamente imposible.
Esta situación es una de las causas de la desafección política de los jóvenes. En todas partes se anuncian planes para que la vivienda digna vuelva a ser un derecho. La novedad de 2026 es que la UE ha decididido asumir competencias en materia de vivienda y dotar un plan como el de Next Generation, financiado con empréstitos- esos que la UE no asumiría mientras viviera Angela Merkel, fuera del poder hace ya unos años y cuyo rigor intelectual a veces echamos de menos.
EMERGENCIA CLIMÁTICA
En 2025- el año más cálido en una serie de los últimos cinco años todos los más cálidos- hemos sufrido dos manifestaciones extremas y trágicas del calentamiento climático: la dana valenciana con sus 230 muertos y los fuegos del verano que han calcinado centenares de miles de hectáreas de la España vaciada.
Todavía hay quien niega el calentamiento climático: ignoran los datos científicos – no solos los estadísticos que cubren unas décadas o los estudios de los anillos de los árboles que dan datos de miles de siglos- con relatos literarios o la memoria propia («de pequeño también pasaba mucho calo»r). O si aceptan que el calentamiento existe defienden que la economía no puede contraerse para salvar el mundo.
Esperemos que en 2026 el clima no nos castigue con fenómenos tan extremos o por lo menos que no llegue un evento irreversible que cambie los equilibrios atmosférico, como temen los científicos sin posibilidad de pronosticar el momento.
2026 será también el momento para evaluar hasta donde llega la marcha atrás en políticas verdes de la UE, pactadas por el Partido Popular europeo y los grupos de ultraderecha en el parlamento europeo.
RESUMEN DE ESTA LARGA ENTRADA
Tendencias y previones para 2026
- Genocidio ignorado en Gaza
- Difícil alto el fuego en Ucrania a cambio de dolorosas concesiones de Kiev. Como consecuencia, posible caída de Zelenky.
- Segirán las guerras olvidadas o los genocidios invisibles, comolos de Sudán.
- Crecimiento del. intervencionismo del Imperio estadounidense. Intervencionismo militar y digital.
- Improbable derrota de Trump en la elecciones de medio mandato.
- Crecimiento de la ultraderecha en el mundo, con el viento a favor de la mentira de las redes sociales y la inseguridad económica y la desigualdad. Posible que el delfín de Le Pen se convierta en presidente de la República francesa.
- Vaciamiento de la UE de sus valores de solidaridad y respeto de los derechos humanos. Reducción de los objetivos de lucha contra el cambio climático.
- Implantación de la Inteligencia Artificial. Conflictos con lois centros de datos por sus consumos de agua y electricidad y la pérdida de empleos cualificados.
- Probable pinchazo de la burbuja de la Inteligencia Artificial, que desequilibraría las finanzas y con gran poder destructor sobre la economía real.
- Acontecimientos naturales destructivos debidos al cambio climático.
A pesar de estas previsiones pesimistas os deseo:
FELIZ 2026. LO MEJOR PARA EL NUEVO AÑO. CUIDADO CON LOS DESEOS QUE A VECES SE CUMPLEN.



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