Lunes negro


Bueno, pues ya está aquí la crisis… Gran batacazo de las bolsas europeas y asiáticas. Veremos que pasa mañana en la de Nueva York, cerrada por la fiesta de Luther Martin King.  ¿Son las trompetas de recesión? No sé, que lo digan los economistas, esos especialistas en predecir el pasado. Lo que está claro es que los inversores son -como tantas veces se ha dicho- el rebaño más cobarde, dispuesto a huir en avalancha ante las primeras voces de pánico.

 Si pongo aquí este comentario es porque hoy ha sido uno de esos días -estoy seguro- que han echado humos todas las líneas informativas. Los resúmenes a primera hora de las bolsas asiáticas; luego, la expectación ante la apertura de los mercados europeos; después, la sucesión de «urgentes» avisando de caída tras caída. Entre tanto, anális financieros y económicos… Y al cabo, el precipitado final: un término, «lunes negro»

News.bbc.co.ukLos periodistas crean un término, que, a partir de ahora, servirá para indicar todo un fenómeno: la caída de las bolsas a causa de las pérdidas originadas en las grandes firmas bancarias norteamericanas a causa de la crisis de las hipotecas basuras. En este caso, el término era obvio, una nueva versión de aquel «jueves negro» que abrió la Gran Depresión del 29, y al que siguió un lunes y un martes igualmente negros, que pusieron fin a los «alegres 20». En 1987, un lunes de octubre, Wall Street sufrió la mayor caída de su historia a consecuencia de los bonos basura -vaya, que casualidad ¿por qué la ingeniería financiera termina por castigar siempre a la economía real?

 Los periodistas son creadores de etiquetas como ésta, que sirven para «enfocar», «encuadrar» la realidad. Y a partir de ahora este término puede convertirse en arma arrojadiza, por ejemplo, en la campaña electoral española.

Estos términos tienen un enorme éxito. «Black Monday» registraba 11.100.000 resultados en Google. De la red, recomiendo la lectura del análisis de la BBC sobre las lecciones que pueden extraerse de anteriores crisis. Una relativamente optimista: la globalización incrementa la frecuencia de las crisis financieras, pero no necesariamente su severidad. Y otra, bastante evidente, es que al comienzo de la crisis es imposible predecir su alcance.

El propio término propaga el miedo. Esperemos que al «lunes negro» no siga un «martes negro».